martes, 2 de abril de 2024

LA CULPA MATA MÁS GENTE QUE LA GUERRA

Tomado de www.seamosfelices.com

Hace unos días escuché la sentencia que titula este escrito y me llevó a recapacitar en cuanta culpa hay en el mundo, cuanta culpa hay en mí. La culpa ciertamente es parte de nuestra vida, muchas veces por nuestra "propia" culpa, por la forma alegremente irresponsable y sin sentido como actuamos, por tantas otras razones como culpables hay y especialmente por nuestra incapacidad de arrepentirnos para enmendar la tarea.

Legal, social y familiarmente, la culpa es la asignación de responsabilidades, por un acto realizado, con o sin intención, que afecta a otros o perjudica una actividad. Ante esto puede haber varias consecuencias, que conllevan costos dinerarios, reseñas en sus expedientes laborales y hasta ir a prisión, dependiendo del caso.

Según la RAE, culpa es la "omisión de la diligencia exigible a alguien, que implica que el hecho injusto o dañoso resultante motive su responsabilidad civil o penal" Dicho de otra forma, son las consecuencias de no haber evaluado bien las posibles y pronosticables consecuencias de un acto. 

La culpa que aquí nos ocupa, es el sentimiento que afecta a los seres humanos, producto de una acción, premeditada o no, que pudo haber afectado a otros seres y cuyas consecuencias a veces ni las podemos medir. También hay culpas por acontecimientos que nos han afectado a nosotros mismos, por eventos secretos o actos “escondidos”, a espaldas de los demás, donde por cobardes no damos la cara; en otras palabras, actuando de manera miserable o tal vez muy alegre, haciéndole daño a otros, en algunos casos, sin que estos conozcan al responsable, ni las razones del evento. 

En Psicología la culpa es la sensación, creer, recuerdo o un “simple y turbulento” pensamiento, de que se ha actuado mal. También la culpa viene de lo contrario, del no haber hecho algo en ese momento o circunstancia que lo ameritó, en favor de alguien o de sí mismo. Sentirse culpable, es percibirse sucio, hipócrita, traidor, es una manera terriblemente negativa en la que nuestra propia mente nos cobra esa actuación errónea, que pudiera ser real o irreal, porque a veces magnificamos las cosas, pero que está dentro, puyando, de forma latente. La culpa también se esconde, una veces no está en nuestra visión perimetral, se mimetiza en el subconsciente y suele aparecer en sueños, pensamientos fugaces, en algún déjà vu o puede permanecer oculta por muchos años, fuera de nuestra conciencia, pero haciendo daño a nuestro cuerpo.

Según algunas publicaciones, unas 360 millones de personas murieron en las principales grandes guerras, siendo China la principal aportante con más de doscientos millones en el transcurso de los últimos 12 siglos; de las dos guerras mundiales del siglo pasado, se registran unos 90 millones de vidas perdidas. Hay guerras bíblicas, eternas, como las del Medio Oriente y otras en África, de una continuidad que abruma, por asuntos religiosos que también han sumado millones de fallecidos. DE igual modo están las guerras de odio, conflagraciones no declaradas, que ocurren en varios países y son de menor o mediana intensidad. Un ejemplo es la que se ha vivido en Colombia, que según la web de la Comisión de la Verdad, estiman que han aportado unas 800.000 muertes solo entre los años 1985 y 2018. 

Las desapariciones forzadas, secuestros y asesinatos en países de Centro y Latinoamérica, incluyendo México, producto de la actuación de las guerrillas, los clanes delincuenciales vinculados al narcotráfico y las muertes producidas bajo los regímenes dictatoriales del siglo pasado y los que aún permanecen en Venezuela, Cuba y Nicaragua, son difíciles de calcular, pero aun mal contados, con seguridad pasan de los 10 millones de personas. Esas igualmente son guerras, pero las disfrazan de revoluciones.

Bajo este ultimo renglón que me toca muy de cerca, no solo hay que considerar quienes son asesinados con disparos y golpes, también se deben incluir los que han muerto producto de torturas, hambre y enfermedades, por los altos niveles de pobreza y desnutrición, por la mala vida. Cualquier número que aquí coloque puede ser irreal, pero con seguridad creíble. 

Lo que yo llamo las guerras en la civilidad, no son otra cosa que las discriminaciones, las divisiones, la corrupción, los malos tratos en casa, en el trabajo, escuelas y hasta los enfrentamientos en el tráfico, son señales del odio, furia retenida o las ganas de desahogar represiones y sentimientos malsanos, que muchas veces se convierten en un asesinato, una mutilación o simplemente una vejación que deja a alguien marcado para toda su vida. Eso lo vivimos a diario y aunque creo que ha sido así desde que la tierra existe, pareciera que ha ido creciendo, aumentando la deshumanidad y sus estragos, esos sí que son bien difíciles de calcular. Todo esto crea culpas, frustraciones y mucha tristeza.

Algo de cifras para calentar el ambiente e ir al punto. Según la ONU, la población mundial ha crecido de manera exorbitante en las últimas décadas, pasando de 2.477 millones de habitantes en 1.950 a los 8.000 millones de seres humanos, según registros actuales. China e India se disputan el lugar del país con mayor cantidad de habitantes, y entre ambos, tienen un 35% de la población mundial. 

En 2.022 se produjeron 134 millones de nacimientos y 67 millones de muertes a nivel global y la propia ONU espera que esta tendencia cambie a partir del año 2.086, cuando las defunciones y las nuevas vidas se igualen, producto de la caída de la fertilidad y el envejecimiento de la humanidad. Mi amigo Jairo diría: esto si que va a joder los sistemas de pensiones, pero ya yo no estaré por allí.

De esas 67 millones de muertes, cifra que con seguridad tiene un subregistro importante, la gran mayoría fallecieron por enfermedades no contagiosas, que hoy día constituyen siete (7) de las diez principales causas de muerte en el mundo, cuando en el año 2.000, según la OMS, sólo eran cuatro (4). Esto quiere decir que las pestes o pandemias se han reducido y los eventos mortales no contagiosos han aumentado.

 “La enfermedad cardíaca se ha mantenido como la principal causa de muerte a nivel mundial durante los últimos 20 años y ahora mata más personas que nunca, pasó de 2 millones en 2.001 a 9 millones en 2.019. Las afecciones cardíacas hoy representan el 16% del total de muertes por todas las causas.

La segunda causa de muerte en el 2.019 fueron los infartos cerebrales. Los fallecimientos por enfermedades pulmonares y respiratorias fueron la tercera y la cuarta causa en el mismo año; esto no considera el impacto del COVID-19.

El Alzheimer y otras formas de demencia ahora están entre las 10 principales causas de muerte en todo el mundo, ocupando el tercer lugar tanto en las Américas como en Europa. Entiéndase que el Alzheimer no causa muertes por si misma, sino porqué lleva a un mal funcionamiento de algunos órganos. 

Las muertes por diabetes aumentaron en un 70% a nivel mundial en las últimas dos décadas. En el mediterráneo oriental, los fallecimientos por este mal se han más que duplicado y representan el mayor aumento porcentual de todas las regiones. 

La OMS alerta también sobre el ascenso de las muertes por consumo de drogas en América, la única región donde esta causa se encuentra entre las diez principales de mortalidad y donde los fallecimientos por este motivo se han multiplicado por tres en este siglo.”

Todo lo anterior fue tomado de la página de la Organización Mundial de la Salud, y excluyendo al Covid 19, la gran mayoría de las causas de muerte tienen que ver con nuestra forma de vida, la velocidad de la misma, la falta de paz y yo agrego: el odio, la ira y la culpa. 

Curiosamente, revisando algunos datos de enfermedades causantes de muertes dentro de algunos centros de tratamiento de salud mental, el cáncer, los ictus y los infartos, no son un motivo de defunción en esas instituciones, siendo las intoxicaciones, las peleas con armas punzo penetrantes y el suicidio las que ocupan el podio en estos centros. Hago la salvedad que aquí me refiero a personas que están totalmente fuera de sus cabales, esos que coloquialmente llamamos locos.

Pero también aplica para los que vemos cada vez que pasamos por la calle 30 en Barranquilla y en cualquier caótica calle de otra ciudad. Están harapientos, sucios, casi sin ropa o desnudos, durmiendo en el suelo, algunos cubiertos por cartones, comiendo de la basura y por cierto, ni siquiera acidez les da. Son seres que desconocen quienes son, donde están, ni qué hacen. 

Estos seres viven fuera de sí, en un estado salvaje dentro de nuestras ciudades, pero, seguramente, en su mente, no tienen penas, ni culpas, porque no las recuerdan. En otras palabras, los locos mueren de otras vainas, no de cáncer, ni de ictus, ni de infartos, mucho menos se intoxican, ni les da diarrea, a ellos no los mata la culpa.

Ahora veamos que nos dice este breve resumen matemático: Si de los 67 millones de muertes, digamos que conservadoramente un 50% están asociadas a enfermedades influenciadas o producidas por rencores, culpas o remordimientos (esto científicamente es innegable) y eliminamos un sesgo estimado por exceso dejando solo un 25% de ellas, para no afectar las décadas años anteriores donde hubo menos muertes, tendríamos que producto de las muertes por las enfermedades no contagiosas que nos ocupan, resultaría la bicoca invertida cantidad de 600 millones muertes, solo para los últimos 70 años. Eso supera notablemente todas las muertes registradas en guerras desde hace 12 siglos.  

Hay dos culpas que quiero resaltar: la infantil y la religiosa. La primera es la que causamos en nuestros hijos, cuando con nuestros actos equivocados, comentarios hirientes no justificados, ni mucho menos explicados, hacemos sentir culpables a los niños de una situación o evento que para nada es su responsabilidad. Cuantas veces no escuchamos decir a una madre o a un padre, que no puede hacer esto o aquello porque tiene que cuidar al niño, que el dinero no alcanza por que ya son tres bocas que alimentar. Es tan común llamar bruto o hacérselo sentir, con el solo hecho de no entender que no todos los niños tienen la misma capacidad y haciendo comparaciones odiosas los convierten en resentidos, pero en especial culpables de existir. Estas "culpas endosadas" duran para toda la vida del niño o del joven.

Aquí aclaro algo, no estoy hablando de una “protección especial” como la que estamos viendo con las generaciones de cristal, a las cuales no se les puede decir nada, porque todo es ofensivo y dañino para el niño o el joven, no, muy lejos estoy de eso.

Yo fui criado con carácter, seriedad y respeto, sobre todo respeto por mis padres, tíos, abuelos, maestros y por las demás personas. Les confieso que me gané (bien ganados) mis carajazos cuando excedí las reglas, eso es otra cosa totalmente distinta. Unas nalgadas a tiempo enderezan el camino.

La culpa religiosa es esa que, al menos en la iglesia católica (y hablo por ella, la mía, que es la que conozco y vivo) en la que somos culpables desde el mismo momento de nacer. No me voy a lanzar una explicación teológica en este momento, lo tengo pendiente para otro momento. El tema es que en ella, casi todo lo que hacemos es pecado, y lo que no hacemos es pecado por omisión, que solo los santos están absueltos y para ir al Cielo, tienes que ser como ellos. Muchos me van a caer a piedras y yo les invito a hacerlo, pero recuerden que solo pueden hacerlo si están libres de pecado. 

Resulta que al estudiar la vida de muchos santos, su vida no fue tan santa, lo que supieron hacer fue arrepentirse y cambiar su comportamiento, por el de una buena persona, ese debe ser el mensaje. El hecho de creer permanentemente que estamos en pecado, nos llena de forma constante y creciente de culpas, creando un bucle que es muy difícil de vencer. 

Por suerte hay una muy buena corriente de sacerdotes, religiosos y laicos comprometidos, que están entendiendo el cambio que necesita la iglesia en ese sentido y que hasta algunas oraciones usadas en la misa, más pronto que tarde, deberán ser cambiadas, como ya lo han hecho con muchas otras, porque recordemos, que muy buena parte de los ritos y oraciones fueron creados por hombres, para cubrir circunstancias de una época en especifico. 

Yo estoy de acuerdo en confesar los pecados, las culpas, los remordimientos. Desahogarse frente a un sacerdote realmente libera y sana, lo he confirmado varias veces en vida, aunque eso igual funciona haciéndolo honesta y sinceramente con otra persona. Yo me he quitado pesos enormes de mis hombros, sincerándome con mi esposa, con mis hijos o con cualquier gente a quien deba decirle algo que me causa alguna culpa o pesar, con ese alguien a quien deba pedir dis-culpas. 

Un amigo sacerdote me decía, “habla conmigo que estoy obligado a guardarte el secreto; a los que tienes a tu alrededor, les va a costar mucho no soltar el cuento”. Y comulgar, siempre es algo maravilloso, pero hacerlo después de una buena confesión, solo quien lo vive lo entiende. 

Cada uno de nosotros tenemos nuestro Cielo y nuestro propio infierno, aquí mismo en la tierra y a mayor parte de este último, lo conforman las culpas, los remordimientos. 

“El sentimiento de culpa representa un aviso interno, una suerte de alarma, habitualmente inconsciente, que tiene por finalidad adaptar nuestros comportamientos a las normas del entorno familiar y social. Habitualmente produce angustia y ansiedad y, si es continuado en el tiempo, puede llevar a la depresión”, esas líneas fueron tomadas de un excelente artículo publicado en la Gaceta Unam en 2.022, titulado Si transgredes las normas, la Culpa impide que lo repitas. Este artículo es bastante completo y nos da muchas luces al respecto. 

La culpa no es una enfermedad, pero las genera. Tristemente con frecuencia la culpa no es real o nosotros la magnificamos, en lugar de buscar claridad. Y cuanto pasa a ser cierta, no somos capaces de reconocerlo y pedir disculpas o perdón por lo cometido. Muchas veces por cobardes, prepotentes y orgullosos, preferimos mantenerla, mientras nos hace daño, como ese diente cariado que llegamos a perder o nos produce un mayor dolor en el futuro, por tenerle miedo al odontólogo.

La culpa enferma, mata, inutiliza, nos ralentiza y nos impide vivir la vida a plenitud. Vivir con culpas, es mirar con mucha constancia por el retrovisor, sintiendo un dolor agudo y mudo, profundo y sensible, oculto y a la vez presente encada acto.  

La culpa, sin duda alguna, nos quita vida y mata más gente que las guerras.


Eduardo J. León Hernández

Barranquilla
Marzo 29, 2024


jueves, 21 de marzo de 2024

APRETANDOSE EL CINTURÓN

       

La vida y sus eventos son como los océanos. Algunos están en calma por mucho tiempo, otros, dependiendo de su ubicación y los efectos climáticos, pueden estar más tiempo en movimiento, con turbulencias leves o más agresivas, son siempre un ambiente siempre cambiante.

Los océanos son el origen de tormentas, de huracanes y pueden ser los brazos actuantes de otros fenómenos naturales, cuando se convierten en sunamis, luego de un fuerte terremoto ocurrido en su lecho. Las temporadas de huracanes, tifones, etc, están más o menos definidas, dependen del tiempo que se vive, del impacto de la luna en las mareas, de la actuación o no del niño o la niña y de muchas otras variables. En el caso de los sunamis, la clave está en el comportamiento interno del planeta, del movimiento de las capas tectónicas, hasta de la actividad volcánica, originando enormes olas que simplemente llegan a tierra, destrozando con su terrible fuerza todo lo que encuentra a su paso y luego arrastrándolo, como una maquina en reversa, hacia el océano, por la misma vía por la que entró; es como una terrible herida de entrada y salida, hecha con un puñal de doble filo y acanalado.

Esto anterior, ha ocurrido siempre, durante toda existencia del planeta tierra, solo que ahora lo sabemos de manera inmediata por la velocidad de las noticias. Hoy día ya existen algunos mecanismos técnicos para detectarlos que dan varios minutos para tomar previsiones y salvar vidas.

La vida es así. En los países, las empresas, las familias y hasta en cada uno nosotros estas situaciones cíclicas las podemos ver, en unos casos con más o menos frecuencia y también con efectos de diferentes potencias.

En un mundo globalizado económica y comunicacionalmente, cualquier cosa que ocurre en un país, repercute en otros, en muchos o en casi todos, dependiendo precisamente del vínculo y del evento mismo. Esos efectos pueden ser positivos o negativos y su gradualidad también es relativa a la cercanía o lejanía del origen y del receptor. Cuando un pais depende del petróleo como único o principal ingreso, las fluctuaciones de los precios lo harán “más pobre o más rico”, pero esto también estará marcado por la capacidad de ahorros o de medidas para enfrentar esos avatares del mercado. 

Hace casi dos años escribí un artículo que titulé, El Buen Tiempo No Eterno que es una especie de antítesis de lo que hoy aquí les presento, vale la pena que lo lean. Algunos de ustedes van a entender muchas cosas de las que he dicho en los últimos dos años y como hay que atender las señales de los tiempos. En ese escrito menciono el caso de Noruega, que para mi es emblemático y hago una critica a la cultura Saudita (suicida) de administrar los bienes, sobre todo cuando son de otros. Este país nórdico, que a pesar de estar en los lugares 12 y 8 entre los países productores de petróleo y gas, respectivamente, según lo publicado en la Statistical Review of World Energy  en su 72va edición de 2023, Noruega no padece de forma significativa cuando el precio de esos dos productos que les proveen de sus mayores ingresos caen drásticamente. En principio por su altísimo nivel de ahorro, pero en especial porque ha vivido al menos sus últimas tres décadas en un adecuado orden presupuestal, invirtiendo en lo que realmente es necesario, controlando con mano férrea el gasto público y creando una cultura de no derroche en su población. 

Los indicadores del Producto Interno Bruto (PIB) y de Riqueza de cada país, que no son, ni miden lo mismo, ambos ubican a Noruega alrededor del lugar N° 40, sin embargo, este pequeño país está entre los tres países con mejor nivel de vida, posee el mayor fondo soberano de ahorros del mundo y ha diversificado sabiamente su economía.

Comparar la calidad de vida de un país con otro requiere analizar muchos factores, siendo bien difícil poder tener en cuenta aspectos intangibles propios de cada de cada uno. Noruega cuenta con excelentes índices de seguridad, atención médica, educación, tratamiento a los adultos mayores, contaminación y clima, factores que contribuyen a la calidad de vida, demostrando que no hay que ser el más rico para vivir mejor. Podrá ser aburrido como me decía un amigo, pero ese es otro tema.

Eso mismo ocurre en cualquier empresa. Hay quienes son más juiciosos y hasta conservadores en cuanto al manejo de sus operaciones y sus finanzas, aunque esto le quite velocidad y arrojo para asumir nuevos proyectos o mejoras. Cualquier negocio debe centrarse en su principal producto o servicio, sin dejar a un lado cualquier otra posibilidad de mejorar sus ingresos, con una actividad  alterna o de nuevas vías de inversiones rentables. También debe ser muy cuidadoso de no gastar si no en lo estrictamente necesario para operar de manera adecuada, vigilando la eficiencia, la productividad y todos los indicadores razonables de un buen manejo económico. Podrá parecer simplista, pero manejar una empresa no difiere mucho del hacerlo en una familia. 

Lo anterior no quiere decir, ni para nada es mi interés, que para llegar lejos hay que ser lento y conservador. Mi idea principal aquí es que aun teniendo todos los recursos económicos, si queremos alcanzar nuestros objetivos con la mayor rapidez, no podemos dejar a un lado los controles e hilar fino a la hora de comprar, producir y vender. Y enfatizo que esto es sumamente importante en las zafras, cuando hay muchos recursos disponibles, pero más aun cuando nos apretamos el cinturón, siempre debemos ser sumamente cuidadosos, en especial si sobre nuestros hombros reposa la responsabilidad del manejo de los recursos de un país, de una ciudad o de una empresa de las cuales no somos dueños, sino administradores.   

Tanto en la empresa como en la familia, hay unos ingresos limitados, que son utilizados de acuerdo con un presupuesto establecido, revisando y midiendo a diario, constantemente, la eficiencia de la operación, sus resultados. Para ello es indispensable evaluar y promover el trabajo en equipo, reducir el tiempo perdido en reuniones, promover la rápida y consciente toma de decisiones, el adecuado actuar, etc.

Por otro lado, no desde ahora, sino desde hace muchos años, hay algo que no debe perderse de vista y es el hecho de no quedarse atrás en lo referente a la automatización de los procesos, de hacer más agiles la toma de decisiones, las correcciones a que haya a lugar, hasta la restricción o reducción a tiempo de operaciones que no son convenientes o rentables, no iniciar proyectos sin tener claras sus estructuras y el adecuado manejo. En esta época, las empresas cuyos lideres no entiendan que estamos en la era de la Inteligencia Artificial, en el manejo inteligente y dinámico de los datos, en la generación de modelos económicos cambiantes y constantes, quienes no entiendan la importancia del manejo diario, oportuno y certero de la información, sencillamente en muy pocos años van a quedar fuera del mercado, no van a lograr crecer y si mantienen la forma de siempre para hacer negocios, seguro van a obtener los mismos resultados, mientras que quienes manejen acelerada y eficientemente la información, podrán vender hasta gas y petróleo desde su pequeño computador, de hecho ya lo hacen y ganan fortunas. 

La Inteligencia Artificial NO es solo preparar presentaciones, imitar cantantes o preparar fotos y videos, es el futuro que nos está estallando en el frente, es el manejo inteligente de la información, pero hoy. Quienes la aprovechen esto desde ya, serán los verdaderos ganadores.   

En tiempos de ajustes, cuando toca apretar, hay medidas que son dolorosas, cómo por ejemplo tener que reducir personal, a nadie le agrada enviar gente a su casa; yo mismo he tomado esas decisiones. Unas veces solicitando la lista, en otros casos elaborándola, hacer el duro trabajo de ejecutarla y también el triste momento de estar en ellas e irme a la casa; en otras palabras, en cualquiera de esos cuatro escenarios, también me tocó el momento de apretar el cinturón. Hablando de eso, aquí una ácida comicidad. En lo único que no se parece la administración familiar a la de una empresa, es que difícilmente (no imposible) los padres despiden a un hijo para recortar gastos, aunque se han visto casos. El 30 de octubre próximo pasado, el diario El Tiempo reseñó el caso el de una mujer jubilada de 75 años en Pavia, Italia, que decidió tomar medidas legales contra sus dos hijos adultos, de 40 y 42 años, puesto que se negaban a abandonar el hogar maternal, pretendiendo seguir siendo mantenidos por ella. 

Apretarse el cinturón tiene varias acepciones y líneas para interpretar esa frase. La más obvia, reducir la estructura, recortar gastos y hacer “sacrificios”. Pero también es amarrarse muy bien los pantalones para afrontar lo que viene. Significa que hay que aprender de esa coyuntura, que es necesario interpretar el momento y actuar en consecuencia. Cuando un avión despega o aterriza, se pide a los pasajeros abrocharse el cinturón, pero también es requerido hacerlo aun estando sentado en vuelo, sin turbulencia alguna, porque podemos ser sorprendidos y golpearnos por efectos del brusco movimiento.

Apretarse el cinturón es amoldarse a las nuevas condiciones, es enseriarse, prestar atención a lo que debe hacerse y hacerlo bien, excelente. También es reinventarse, buscar otras formas de actuar, de crear, cambiar de rumbo cuando sea necesario. Apretarse el cinturón es no tener miedo a lo desconocido, es tener el coraje para enfrentar lo que venga, con sagacidad e inteligencia, pero rápido.

El vuelo en avión hoy me fascina, antes le temía. Cuando estamos sobre las nubes, con un sol tenue, que no quema, que no daña los ojos, en esos vuelos que nos permiten ver el mar y cielo a su total plenitud e inmensidad, es maravilloso, se disfruta. Pero, al cambiar las condiciones y escuchamos del capitán o del jefe de cabina, “por favor, abrochen sus cinturones y manténganse en sus asientos, ya que tenemos frente una turbulencia”, además de que vemos a los sobrecargos recogiendo su carrito, tomando sus asientos, nuestra apreciación del vuelo cambia y empezamos a preguntarnos ¿Para que tomé este avión? Justo en ese momento, hasta quienes no creen en Dios lo invocan, los que tienen un poco más de fe (o tal vez menos) empiezan a rezar y hasta sacan un rosario. Finalmente pasa la turbulencia y en cuestión de minutos que a veces parecen horas, estamos de vuelta a la calma o alcanzamos tierra.

Hay países que pasan por momentos difíciles y se recuperan rápido, otros tardan más; en algunos como en el mío, la pesadilla puede durar décadas. Sin embargo, ese no es el ciclo de las empresas, los altos y bajos no duran tanto, los hábiles se ajustan y salen adelante con rapidez, cuando no se ejecuta bien el plan, sencillamente se va a al fracaso. Las personas tenemos una mezcla de país y empresa, podemos vivir apesadumbrados, tristes, angustiados por mucho tiempo o durante toda la vida. No obstante, también podemos tomar la decisión de sacudirnos, enfrentando hábilmente el viento de proa, aprovechando los surcos que se generan entre cada ola y salir adelante. Para ello, debemos apretarnos el cinturón para no caernos, usar el chaleco salvavidas y estar aferrados a la nave, eso nos ayudará a superar la tormenta.

Hay una historieta cómica que transmitían en televisión hace muchos años y su protagonista es la imagen que inicia este escrito; Simbad el marino. Un joven marinero que surcaba los océanos, siempre acompañado de su loro Salado. Simbad tenía un superpoder para defenderse de los piratas y cuando la situación se ponía color de hormiga, ese joven apretaba fuertemente su cinturón, reduciendo su cintura como muchas de mis amigas quisieran, transformando su delgado cuerpo en uno musculoso y con esa fuerza podía detener a los malos.   

El karateca se aprieta el cinturón al inicio del combate y lo hace de nuevo cada vez que cae o siempre que el combate lo amerite. El karateca lucha y no se rinde, nunca rinde, solo se retira cuando termina la pelea, es parte esencial de su vivir; acomodarse el kimono y siempre apretarse el cinturón.

 

Eduardo J. León Hernández

 

Barranquilla

Marzo 21, 2024                                                                                           

sábado, 20 de enero de 2024

BARRANQUILLA SIN ASBESTO

 

Imagen tomada de Internet vía Google

Hace casi 10 años llegué a la calurosa Barranquilla, lugar donde la vida me abrió un espacio para vivir, trabajar, reír, y a veces también llorar. Aquí he conocido gente maravillosa, entre la que hoy día están varios de mis mejores amigos. Barranquilla tiene muchas cosas en común con mi natal Maracaibo y creo que es esa una de las razones por las cuales me he adaptado a la Arenosa, como también la llamamos. 

Recuerdo que ese día en mi vuelo desde Bogotá, había muy buena visibilidad y en el acercamiento al aeropuerto, pude ver muchos techos de viviendas, bodegas, fábricas, su color llamó mi atención, pero en ese momento no capté, ni siquiera se me ocurrió pensar, a que correspondía ese grisáceo, renegrido aspecto que tenían. Solo unas semanas después, cuando pasó el fenómeno de la novedad que se vive en los primeros días luego de una mudanza, fue que pude concientizar que era el color del asbesto. Eso me llevó a pensar en cuantos habitantes tenía esta ciudad y si de verdad había tanta gente conviviendo con este terrible y asesino compañero. 

A continuación voy a reproducir parcialmente lo que escribí y publiqué en abril de 2019, cuyo link les dejo aquí  Glifosato o Asbesto, cual es peor? Ese escrito en principio fue para comparar cual era más dañino, si el uso del Glifosato en la erradicación de las plantaciones de coca o el hecho de mantener este otro enemigo como es el Asbesto sobre la cabeza de tantos colombianos. Allí destaco la forma tan hipócrita y criminal como se ha manejado este tema, pero eso les invito a que también lean ese otro escrito.

El asbesto es un componente orgánico que se ubica como un elemento más en la tierra y se extrae de áreas donde hay altas concentraciones. Las denominaciones Asbesto y Amianto provienen del griego y del latín, respectivamente; la primera significa incombustible y la segunda incorruptible.

El asbesto está formado por fibras largas, muy resistentes y lo suficientemente flexibles como para ser entrelazadas y ser utilizado en la fabricación de techos, tubos para acueductos y otros, además agrega firmeza y capacidad de resistencia a las altas temperaturas, así mismo se ha utilizado para reforzar el cemento y los plásticos, por ser un buen aislante del sonido. Participa en la producción de las zapatas de los frenos y de los discos de embrague de vehículos, así como en pinturas, revestimientos y adhesivos; su uso industrial es muy común y amplio. Debido a su tamaño, todos los tipos de fibras de asbesto son patógenos, o sea, elementos capaces de producir algún tipo de enfermedad.

Las fibras de asbesto llegan al cuerpo humano, principalmente a través de las vías respiratorias y su impacto depende de la cantidad de fibras en suspensión existentes en el aire y del tiempo que dura la exposición. El asbesto afecta al ser humano, por estar expuesto al trabajar con él, en los sectores de la construcción, mantenimiento y restauración de edificios, pero también por tenerlo cerca. 

Sus efectos en el ser humano se detectan mucho tiempo después de haberse contaminado y la razón que me lleva a escribir sobre este tema, es porque sus estragos mortales y crueles atacan a millones de personas, por el hecho de que, como ya dijimos, está ubicado en edificios, canchas deportivas, áreas industriales, estaciones de autobuses, mercados, pero principalmente en casas y escuelas. Si, justo donde pasa tanto tiempo la familia, los niños, en ese techo que nos cubre, que nos protege del sol y la lluvia, pero que poco a poco va contaminando nuestro cuerpo, bajo la maldita lógica de la suerte, ya que no a todos ataca por igual.

La exposición al asbesto puede ocasionar diferentes afectaciones de salud, incluyendo tres irreversibles tipos de enfermedades principales:

  • Cáncer de pulmón: Es la primera causa de muerte relacionada con el asbesto en los pacientes expuestos y es una enfermedad con un período de latencia prolongado.
  • Mesotelioma maligno: Es el cáncer que se forma mediante una capa delgada del tejido que reviste muchos de los órganos internos, en este caso alrededor de los pulmones. 
  • Asbestosis: Enfermedad pulmonar crónica, producida por las fibras de asbesto que penetran en los pulmones e irritan su tejido, lo inflaman y provocan una fibrosis pulmonar, en otras palabras se endurecen los pulmones y las personas mueren por no poder respirar. 

Hace más de 40 años Estados Unidos, prohibió el uso del Asbesto y en 1989 estableció normas que requieren inspeccionar las escuelas y así eliminar o reducir la exposición de los ocupantes mediante el retiro o sellado del asbesto. En Venezuela el asbesto fue prohibido de manera paulatina, más por las exigencias técnicas, documentales y de tipo laboral (protección a los trabajadores) que por una medida firme de un ente de gobierno, ya que no fue hasta 1992 que el Ministerio de Sanidad prohibió su importación y uso en todo el territorio nacional, pero repito, en las década de los ochenta, su reducción paulatina fue constante. 

A diferencia de Venezuela, Colombia si tiene minas de asbesto y por ser un negocio muy lucrativo, tuvo muchos defensores en los diferentes niveles del gobierno y en las asociaciones empresariales. Particularmente no recuerdo haber estado en ninguna casa o instalación en mi país construida con este tipo de material y miren que puedo decir que he recorrido todos los estados de mi país y haber vivido en varias ciudades de este a oeste.

Colombia ha dado pasos muy tímidos para evitar esta desgracia e inclusive el propio estado colombiano ha sido el responsable de que el asbesto esté en tantos techos de la geografía colombiana y en especial el de la gente más pobre, ya que era una exigencia la fabricación de viviendas de interés social utilizando el Eternit, transmutación lingüística del nombre del techo ondulado que contiene el asbesto, por ser esa la marca más famosa, no solo en Colombia, sino en todo el mundo.  

La intención de este escrito no es crear una alarma o pánico entre la población, no tengo ni el alcance ni los medios para hacerlo, pero si crear conciencia entre aquellos que aun no se han dado cuenta del peligro que viven.

Barranquilla sin Asbesto, es una campaña que inicio hoy 21 de enero de 2024, un poco demorada para mi gusto, para en primer lugar explicar y dar a conocer que el asbesto es un elemento cancerígeno terrible, que está sobre la cabeza de millones de colombianos, que si bien es cierto no los afectará a todos, ya que solo una minoría  tendrá la desgracia de estar entre los afectados, hay pruebas suficientes para iniciar una campaña para acabar con él. 

A medida que se desarrolle la campaña, daremos a conocer como identificarlo, que se puede hacer para mitigar su impacto, cuales son las medidas que el estado colombiano está obligado a realizar según lo que señala la reciente legislación que fue aprobada a la fuerza y las recomendaciones de organismos internacionales vinculados al tema. 

También mostraremos estadísticas de los impactos de este enemigo público en otros países, lo oculta que puede estar la información oficial en Colombia y muchos otros aspectos que darán una visión al ciudadano común y a aquellos que se interesen en el tema, para aliviar un poco los impactos que esta enfermedad causa. 

Probablemente, alguna persona que esté leyendo este escrito, un familiar o algún amigo, podrá desarrollar (o ya está haciéndolo) alguna de las enfermedades mencionadas anteriormente, pero no descubrirá su gravedad hasta dentro de unos 12 a 20 años, cuando ya no es posible hacer nada, padeciendo un insoportable sufrimiento que lo llevará, indefectiblemente, a la ruina corporal y mental, a la muerte, además de causar una terrible huella entre quienes lo rodean, dado el horrible deterioro de su cuerpo y la forma de morir. 

Lo anterior no es una exageración, grupos europeos con quienes he creado el contacto para documentarme sobre este tema, lo revelan en sus papeles de trabajo, en las demandas contra empresas y contra los propios estados y también en los esfuerzos que realizan para obligar, aun después de décadas de prohibiciones del asbesto, que se retire o encapsule totalmente, garantizando evitar el mínimo daño y que además se atiendan a esas personas que se enfermaron hace más de dos o tres décadas, para morir sin dolor y de manera decente, ya que en todos los casos, los efectos son irreversibles y la muerte es segura.

Además de recomendarles nuevamente la lectura de mi articulo de 2019, busquen en las redes la Ley Ana Cecilia Niño, impulsada por una incansable luchadora de 42 años, que padeció y murió en enero de 2017 en Duitama - Boyacá, por un cáncer, producto de los efectos del asbesto. Lean todo lo referente a la aplicación de esa ley y lo que está pendiente por hacer por parte del estado colombiano, que es mucho, ya que la ley solo prohibió la explotación y uso, pero está pendiente la ruta de trabajo, las acciones a tomar, para eliminar los miles de millones de metros cuadrados de techos o al menos mitigar el daño mediante su encapsulación. Esta es una tarea titánica, que llevará décadas en completarse, pero que si nunca de inicia, la desgracia silente continuará. 


Imagen tomada de Internet vía Google

Sigan a la senadora Nadia Blel, quien lideró por años el proyecto para prohibir la producción y uso del asbesto en Colombia y empiecen a verificar que tipo de techo tienen ustedes, sus familiares, la escuela de sus hijos, hasta su lugar de trabajo. 


Si encima de esos techos falsos, consiguen láminas onduladas, grisáceas o renegridas, preocúpense, sobre todo si la construcción tiene más de 8 años.

También hay publicaciones, trabajos de investigación y seguimientos que hacen varias universidades en Colombia, así como medios de comunicación social y organizaciones sin fines de lucro, interesadas por la salud del país. Esto lo pueden conseguir en las diferentes redes y medios de comunicación digitales.

Probablemente esta lucha que hoy inicio no tenga la repercusión que yo quisiera, ni la que es necesaria. Algunos me verán como un loco, un estúpido soñador, cosa que muy poco me importa y muchos otros pasarán por alto lo aquí escrito. Sin embargo, si logró que al menos una persona, una familia, sea consciente de este peligro, del daño oculto que tenemos en millones de techos y rincones de Colombia y hace algo para protegerse, me daré por servido, como el pajarito de la fábula.

“Una vez se produjo en la selva un incendio. El fuego amenazaba con devorar los árboles y los acogedores bosques. ¿Qué hacer? Un pajarito corrió hacia el río, se metió dentro y luego se puso a volar sobre las llamas. Las gotas de agua que llevaba en sus plumas las esparcía sobre el fuego intentando apagarlo. Iba y venía del río, repitiendo aquella maniobra. Un zorro le dijo ¿Qué estás haciendo? ¿Crees que con esas gotitas de agua conseguirás apagar ese incendio tan grande?

El pajarito contestó: Ya sé que mi ayuda es insignificante ante ese fuego. Pero no puedo hacer más de lo que hago. Así por los menos sé que estoy cumpliendo con mi deber. Si todos hubiéramos colaborado en apagar el fuego según nuestras posibilidades, las llamas ya se habrían extinguido. Y de nuevo volvió al trabajo”

Por una Barranquilla sin Asbesto. 



Eduardo J. León Hernández

Barranquilla
Enero 20 de 2024

Instagram:  @barranquillasinasbesto 


sábado, 13 de enero de 2024

RADIO ROCHELA, GEORGE HARRIS Y LA NAVIDAD

 

Tomado de Google

En las últimas dos décadas, la migración forzada de muchos artistas, humoristas y periodistas venezolanos ha sido impresionante. Debido a la persecución del régimen y para evitar ser enviados a prisión no han tenido otra alternativa que buscar otros rumbos, empezar desde abajo, inclusive cambiando de oficio y eso ha sido más marcado en el caso particular de los periodistas, junto a algunos escritores. En su gran mayoría les ha costado mucho trabajo ubicarse de nuevo en posiciones similares, otros sencillamente no han podido, sumándole el propio hecho de tener que hacerlo en un país que no es el suyo; el que no ha migrado, no tiene idea de lo que es esto. 

Sin embargo, la explosión en el uso de las redes sociales ha expandido de forma increíble la posibilidad de estar informado, permitiendo otra forma de periodismo, donde no necesitas de un noticiero en televisión, ni de una radio, dos de las actividades empresariales más atacadas y hasta literalmente destruidas en Venezuela.

Mediante las redes conocemos lo que ocurre en cuestiones de segundos y en ocasiones en vivo y directo. Esto cambió el formato tradicional de la comunicación en todo el mundo libre, aunque también ha traído una gran desinformación, por su mal uso, que no es necesario explicarlo. Gracias a estos nuevos medios, muchos de nuestros periodistas han podido superar su difícil situación fuera del país, pero también es una tabla de salvación para aquellos que se quedaron en su tierra, luchando contra las adversidades y saliendo adelante. Hay de todo en este juego malandro.

Con los artistas de cine, teatro y televisión, el asunto no ha sido menor. Actores, escritores, directores, productores y muchos técnicos, no pudieron continuar con el oficio que aman y lamentablemente en sus nuevos destinos muchos no han tenido la oportunidad de rehacerse, otros con  más prestigio y reconocimiento, lo han logrado, luchando duro, a pulso. Seguro estoy que para ellos tampoco es lo mismo, siempre contaron con la libertad de acción y los presupuestos de las televisoras, de grupos radiales de Venezuela, que les permitían ser tan amplios como su atrevida conciencia y capacidad les señalara; muy pocos límites tenían.

Hay un tercer grupo: los humoristas, comediantes y gente vinculada al show, al espectáculo. Un humorista también puede ser un actor y algunos famosos de hoy lo han sido desde niños, como  Amílcar Rivero, quien se inició actuando en la televisión a los 10 años y hoy es uno de los más versados y ocurrentes comediantes; el que vaya a Florida visítelo en el Chiringuito.

La primera vez que escuché la frase de que “No hay nada más serio que el humor” vino de la voz de Pedro León Zapata, para mí el más ilustrado y versátil caricaturista que ha parido la tierra. A través del humor sé es capaz de decir lo que debe, verdades muy duras, no solo críticas políticas, el humor es enriquecimiento del pensamiento humano, siendo capaz de revelar tragedias y transmitir mensajes muy fuertes sin ofender (la verdad es así), devela las más terribles situaciones humanas, pero también suaviza el alma, hacer reír y alegra la vida.

Hago un inciso para mencionar dos hermosos eventos que recién conocí de dos humoristas a quienes admiro. Uno es de Roberto Gómez Bolaños, el famoso Chespirito. En un episodio de Entregrados (véanlo en YouTube), programa conducido por Manuel Ángel Redondo, cuenta Moncho Martínez, creador del Inspector Rodríguez, de Ermo y de Ruperto, que en una visita de la Chilindrina a Caracas, él la invitó a cenar a su casa y en la sobremesa le preguntó por su ídolo Chespirito. María Antonieta de las Nieves le contó a Moncho, que en una oportunidad, en una gira dentro de México, el autobús en el que viajaban de una presentación a otra, debió detenerse en una estación de servicio y un niño de escasos años subió al vehículo para vender dulces. 

Cuando el niño vio quienes estaban dentro (todos iban con la ropa de cada personaje), se llenó de asombro y empezó a buscar al Chavo; al encontrarlo lo abrazó. Luego de un rato en esa posición, se alejó un poco, metió la mano en sus bolsillos y le entregó el poco dinero que había producido ese día, "para que se comprara su torta de jamón". El Chavo tomó el dinero, lo metió en su bolsillo y agradeció con mucho cariño el gesto de ese humilde niño, quien salió feliz, a pesar de haberse quedado sin un peso. Un breve momento más tarde, le preguntaron a Gomez Bolaños, ¿Por qué había recibido ese dinero de un niño que se veía tan pobre? y les respondió: “Yo soy un hacedor de sueños, si lo hubiese rechazado, ese niño hubiera perdido su alegría”.  

La otra experiencia que vi referida a la seriedad del humor en la vida, es el proyecto de una maravillosa e irreverente joven (mejor dicho: señora, si ven su show entenderán) comediante, también mexicana, llamada Sofía Niño de Rivera, quien en una de sus rutinas explica de forma magistral, a su estilo, la delgada línea que separa la tragedia de la comedia.

En una producción del año pasado, Sofia se fue a una cárcel de México y trabajó con tres grupos de reclusos para enseñarles el arte del Stand Up, pero aprendiendo de sus propias miserias, de lo que significa vivir (si así se puede llamar) en una cárcel. Los reclusos cuidadosamente escogidos por Sofia y su equipo, contaban con diferentes crímenes y con historias únicas. Ella cuenta lo afectada que se sintió, sobre todo al inicio de la producción de Libre de Reír, que es el nombre de este trabajo. Al final del programa, un pequeño grupo escogido hace una presentación en un teatro de la ciudad, teniendo como público a sus propios familiares y es todo un espectáculo, que saca muchas risas, pero también muchísimas lágrimas; cosas que solo el humor puede hacer. Búsquenlo, si quieren conocer esa experiencia.

El humor sin duda fue creado por la mano divina de Dios, está en cada ser humano y durante muchos años llegó a todos los venezolanos a través de Radio Rochela, desde 1959 hasta junio de 2007, cuando el régimen eliminó la concesión del canal RCTV que lo transmitía. La Rochela fue el mayor referente del humor, de la comicidad en Venezuela y cada lunes a las 8 de la noche la gran mayoría del país se sentaba frente al televisor, era casi un comportamiento religioso, para divertirse viendo y escuchando las ocurrencias, profesionalmente escritas, pero también genialmente improvisadas, por todos sus integrantes. Tenía como formato el parodiar la situación político-social, la inmigración (Ojo a esto, sobre quienes se iban a vivir a Venezuela), la marginalidad, artistas, telenovelas y concursos como el Miss Chocozuela, trasmitido por Venevisión, su competencia.

Son incontables los momentos felices que nos regaló la Rochela; yo veo algunos programas que están colgados en las redes sociales, así como las historias que cuentan quienes estuvieron allí; es una excelente terapia. 

Pero desde ya hace algún tiempo, un genial caraqueño con nombre gringo pasó, para mi, a cubrir esa gran falta de humor de cada lunes y al igual que esperaba la transmisión de Radio Rochela. Ese primer día de la semana, suben a YouTube el show de George Harris y no saben cómo me lo disfruto.


Tomado de Google
George es el típico mamador de gallo, hijo único, malcriado, mal portado en el colegio, pero que de acuerdo con lo que él mismo dice, corregido a coñazos por su madre, como muchos de nosotros. Habla de la emigración venezolana (pero ahora de los que nos hemos ido, al revés de Radio Rochela), de nuestra comida, de cada una de esas vainas propias de nuestra cultura. De los ridículos nombres compuestos, de las dietas (y por lo tanto de los gordos), en fin de una variedad de situaciones y también de muchas desgracias, que al final del cuento, como todo en el humor, cruza esa delgada línea hasta la comicidad y nos saca las carcajadas, también recordando que muchos hemos pasado por allí.

Su ultimo programa de 2023, estuvo dedicado a la Navidad, a nuestra particular manera de disfrutarla, pero también de cómo la sufren los venezolanos o latinos que emigraron a esos fríos estados del monstro del norte. Habla de las hallacas, la ensalada de gallina y el pan de jamón, de las gaitas zulianas, de los estrenos de navidad y del último día del año. De los rituales, de la ropa que usamos o usábamos, de la manera de compartir, de los triqui-traqui, los cohetones y las luces de bengala. Del arbolito y el pesebre, que muchos quitábamos en marzo o abril. Son muchas las cosas que menciona en ese programa, que quienes no las vivieron, no las van a entender por completo, pero con seguridad se van a divertir.

Aquí hago un reconocimiento especial a George, pero también a Emilio Lovera y Laureano Márquez, Nora Suarez, Nelly Pujol, Rafucho El Maracucho, Erika de La Vega, al monstruo Luis Chataing y “a sus hijos en el humor” Alex Goncalves, Led Varela, Jean Mary, Jose Rafael Guzmán y Manuel Silva, a Nacho Redondo, a Nanutria (el gocho de oro), Alejandra Otero, Jose Rafael Briceño, al muy querido Conde del Guácharo, David Comedia, Jose Ramón el Maracucho, Javier Hala Madrid, Johanna Huasmann, Claudio Nazoa, Honorio Torrealba, Roy Diaz, Juan Carlos Barry, La Coconaza, Alejandro Noguera, El Che Gaetano, Héctor Vargas (El Portu), Félix Granados, Nene Quintana y muchos otros excepcionales humoristas que escapan a mi memoria, pero que no son menores en este mi humilde resumen. Muchos son los humoristas de la Rochela que ya no están y que nos llevaría muchas líneas mencionarlos.


Hago una mención especial de Chucho Roldan, Estefanía León y Daniel Perez, creo que de los más jóvenes de un selecto grupo de humoristas, quienes con su maravilloso podcast El Cuartico, están haciendo un excelente trabajo. Las últimas producciones son verdaderamente una joya.


La Biblia es un libro muy serio, sin embargo hay pasajes que mencionan a Jesús bailando y divirtiéndose con sus amigos, pero en ninguno hay frases que tengan rasgos de humor, pero estoy seguro qué si las dijo. El problema es que quienes escogieron lo que se publicaba no entendían el humor y se las dejo a su imaginación. Coño, quien es capaz de hacer vino con solo tocar el agua, tiene que se de los nuestros, un jodedor. El humor es algo tan serio, que seguro Dios lo ha practicado ayer, hoy y siempre.  


Eduardo J. León Hernández

Barranquilla
Enero 10, 2024

domingo, 19 de noviembre de 2023

AMISTAD, LEALTAD, FIDELIDAD Y JALABOLISMO

 

Tomado de Internet

Nuestro mundo siempre ha estado controlado por la verdad y la mentira, por los gestos sanos y los mal intencionados, por el bien y el mal, es así como todo inició. Es un mundo donde la política, las relaciones entre países, familias y en toda la sociedad, siempre hay dos lados: uno claro, lleno de luz y otro oscuro, con muchas sombras. Esto no es ningún secreto, no estoy inventando el agua tibia, pero si estoy tratando de arrojarla en la cara de mucha gente, para ver si despiertan.

Las relaciones humanas están conectadas por la amistad, la lealtad, la fidelidad y no podía faltar el jalabolismo, deporte practicado por muchos, a veces actuando en automático, sin tener conciencia de que lo hacen o haciéndose los pendejos.

De la amistad sabemos mucho o creemos saber. Una de las definiciones más sencillas puede ser la del Oxford Languages: “Relación de afecto, simpatía y confianza que se establece entre personas que no son familia”. En esta definición destaca lo último, que no hay lazos de familiaridad (ese es otro nicho de estudio), son esos amigos, también definidos como los hermanos que escogimos y con los que no nos une la sangre y su componente especial es la confianza, la posibilidad de contar con esa persona, en las buenas o en las malas. Un día escuché a Dante Gebel, un pastor evangelista (si, a ellos también los escucho, siendo yo un católico practicante) decir a manera de chiste o de metáfora que, “un amigo es aquel que se aparece en tu casa con un pala, cuando lo llamaste pidiendo ayuda porqué, lamentablemente, tuviste que matar a un malandro que intentó hacerle daño a tu familia en tu propia casa”.
 
Tomado de Internet

Un amigo lo es a ciegas, actúa para ayudarte, no importándole las consecuencias. Un amigo es capaz de dar la vida por ti, punto. Por eso es qué muchos, honestos, directos y decididos, dicen que a la hora de la verdad, le sobran dedos en una mano para contar sus verdaderos amigos; las demás personas a nuestro alrededor son solo conocidos.

También están aquellas personas que son leales. La lealtad es la capacidad de seguir la causa de alguien, de la empresa donde trabaja, de una corriente política o de pensamiento. Wikipedia dice que: “La lealtad es un principio que básicamente consiste en nunca darle la espalda a determinada persona o grupo social, que están unidos por lazos de amistad o por alguna relación social, es decir, el cumplimiento de honor y gratitud; la lealtad está más apegada a la relación en grupo”.

Tomado de Internet
Ser leal imprime más apoyo que sacrificio por el otro, es demostrar que estarás allí, siempre y cuando no te lleve a salirse del camino. No se puede ser leal con aquellos a los que te unen principios o acuerdos y luego ellos los rompen; eso no sería lealtad, sería fanatismo o el principio del Jalabolismo.

La Fidelidad es otra cosa totalmente diferente, aunque muchas veces se confunde con la lealtad. El mismo Oxford Languages dice que es “La firmeza, la constancia en los afectos, ideas y obligaciones, en el cumplimiento de los compromisos establecidos”. Desde el punto de vista bíblico, esto deriva de la palabra en latín, fidelitas, que significa servir a un Dios (a uno solo). En su nivel más abstracto implica una conexión verdadera con una sola fuente.

Aterrizando el término, la fidelidad es un sentimiento de uno a uno, no es un asunto grupal. Todos los Cristianos pueden ser fieles a Dios, pero eso es algo sumamente personal, único. Pueden reunirse en su culto, pero la conexión de fidelidad es de cada uno de los miembros directamente con Dios. Ser fiel puede venir de un juramento especial o de una promesa libremente hecha. La fidelidad es total, es blanca como la luz o totalmente negra como una noche sin luna; no es buena, ni mala. La fidelidad no existe un día sí y otro no, tampoco hay tonalidades grises entre el blanco y el negro. No se da por partes, no se puede ser más o menos fiel: Sé es o no sé es fiel; como en el matrimonio.

Santiago Frago, un reconocido sexólogo español, dice que “la diferencia entre la lealtad y la fidelidad es que la primera está relacionada con el vínculo afectivo de la relación; mientras que la segunda se centra en la exclusividad de la misma”. Para mí, la mejor definición de fidelidad y su comparación con la lealtad, la protagonizó Diego Rivera con su esposa Frida Kahlo y que podemos leer en un artículo del Independiente de mayo de 2018. “Cuando Frida Kahlo se casó con Diego Rivera éste le prometió serle leal.

Tomado de Internet
La fidelidad para el pintor mexicano era un imposible y la entonces aspirante a artista asumió ese compromiso como la única manera de vivir con él” En otras palabra Diego era un ferviente seguidor a la causa de Frida, podía morir por ella, pero su instinto sexual no le permitía estar solamente con ella, no podía serle fiel.


Algunos pudieron quedarse con las últimas palabra de dos párrafos atrás en su mente, donde menciono el matrimonio. Es allí precisamente donde más se nota, donde más se ve y se presenta o no la infidelidad, pero no es donde más ocurre.

Dijimos que la fidelidad se da entre dos, que no es grupal, pero la fidelidad también es unipersonal. Ser fiel es comprometerse y cumplir esa promesa, por convicción, porqué sí, simplemente porque es lo que quiero ser y hacer, porque me da la gana. Es no mentir, no engañar, no dejar algo para después, por el simple hecho de que yo voy primero. Fidelidad es sacrificio, es entrega, es amor. Y es precisamente a la persona más importante de nuestra vida a quien cada día somos más infieles, a
quien más le fallamos: a nosotros mismos.

Cada vez que no te cuidas sabiendo lo importante que es para ti, cuando no cumples esa promesa que te hiciste de no comer demás o lo que no te conviene, ese propósito de hacer ejercicio que no cumples, ese interés que tienes en ser una buena persona, pero que tus bajos instintos e intereses te superan. Cuando te mientes a ti mismo, estás siendo infiel con la persona más valiosa de tu vida: TÚ.

Tomado de Internet
Cumplirle a los demás es muy importante, pero ¿por qué no puedes cumplir contigo mismo? ¿Qué razón hay para que te engañes tú y no veas que puedes estarte haciendo un daño? ¿Es que acaso en el fondo te gusta autolesionarte? Si con alguien debemos ser fieles, es con esa persona del espejo de cada mañana, ese mismo que está leyendo este artículo. Esa acción de fidelidad nos da libertad y podemos compartir amistad, lealtad y fidelidad con quienes nos rodean. Ser fiel, consecuente y creer en ti, no te hace una persona egoísta, ni mucho menos creerte autosuficiente, simplemente te convierte en alguien bueno, sano, libre y feliz.

Ahora es el turno de los Jalabolas, también conocidos como chupamedias, sicofante, tesauro, lambiscones, lámeselas, adulador, alabancero, genuflexo, lisonjero, alzafuelles, arrastrado, ayayero, baboso, barbero, cachanchán, cepillero, cornetero, cobista, gato, guata de callo, labioso, lagotero, lambeculo, marrullero, lametón, lavacaras, ñangotado, ortiba, patero, quitamotas, sacasebo, sacón, servilón, sigüí, yoyo, obsecuente, rastrero, servil y unos 25 sinónimos más, que no escribí para acortar la lista. Jalabolas creo que es una de las palabras con la mayor cantidad de palabras equivalentes en la lengua española y utilizadas en toda Hispanoamérica, algunas propias de una sola región o país, pero todas describen lo mismo: Persona que adula a otra por servilismo o interés.

El Jalabolismo es una de las actividades o “profesiones” que mayor rango de democratización tiene, es usado en cualquier nivel de la sociedad, organización, equipo o cualquier tipo de agrupación humana, donde sea “necesario resaltar o generar un beneficio personal o familiar o hacernos notar para ser tomado en cuenta”. Muchas son las características del jalabolas, unos días puede ser bipolar, otros parecer sufrido, como buscando protección y para ello es capaz de llorar, mostrar cara de dolor, dar lastima y hasta vender su alma, a crédito por supuesto, porque en cuanto cobra puede cambiar de objetivo y jalar en otra dirección. Tristemente conozco personas inteligentes, capaces, con estudios y muy buenas ideas, que no le tienen miedo al trabajo, pero que no pueden brillar con luz propia, por siempre tratar de estar bajo la cobija y protección de alguien más, de un nivel superior, comportándose de manera servil. Existen los jalabolas multidireccionales, capaces de prestarse a diferentes causas, de manera soterrada para unos y abierta para otros.

Hay una gran diferencia entre un jalabola y alguien que siente Admiración por otra persona. En muchas ocasiones estamos rodeados de gente más experimentada, con sólidos y amplios conocimientos, con un amplio recorrido y que han triunfado en la vida. Personas que con su sola actitud y no importando su edad, son capaces de inspirarnos, abriendo o cambiando nuestra visión, nuestro horizonte y por eso nos despiertan admiración. De ellas el admirador aprende, tiene una buena referencia, un ejemplo digno de seguir, algo que puede iluminar su camino al éxito y a la paz. Ahora, exceder esos límites, nos convertiría en un fanático o en un buen jalabolas. No confundas admirar y respetar con activar tu modo fan-jalabolas, que, como bien dice Shakira, en algún momento te puede dejar: “bruto, ciego y sordomudo, torpe, traste y testarudo”.

Si te identificaste con las tres primeras definiciones, me siento servido. Pero si estás en la última o si no eres consciente de que estás allí y algo en tu cabeza te resuena, si al verte en el espejo te acuerdas de estas palabras, revísate y trata de cambiar; con seguridad en algún momento, más temprano que tarde, la vida te va a facturar ese comportamiento.

San Pablo a los Romanos (7,18-25) dice: “Sé muy bien que no es bueno eso que habita en mí, es decir, en mis bajos instintos; porque el querer lo bueno lo tengo a mano, pero el hacerlo, no”. “En mi interior me complazco en la ley de Dios, pero percibo en mi cuerpo un principio diferente que guerrea contra la ley que aprueba mi razón, y me hace prisionero de la ley del pecado que está en mi cuerpo. ¡Desgraciado de mí! ¿Quién me librará de este ser mío, presa de la muerte? Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo, y le doy gracias”.



Eduardo J. León Hernández 

Maracaibo
Noviembre 06, 2023

DEL UNICORNIO AL EXITO

Imagen tomada de Internet 

Recientemente participé en un evento muy interesante, una actividad que por semanas unió a más de 100 personas en una ejercicio multitarea, en búsqueda de la excelencia, de un reconocimiento inicial del trabajo, del esfuerzo. Es de ese tipo de eventos donde todos (o casi todos, algunos no, es que somos humanos) tratan de empujar hacia el mismo lado, frente a una especie de bifurcación inversa, donde dos vertientes intentan unirse para hacer un solo rio, pero en contra de la corriente, con el cronometro en las espaldas y frente a un árbitro implacable. Además, como cosa curiosa, es un árbitro contratado y pagado por la organización, para que evalúe la preparación, comportamiento y performance, de ese grupo de personas; pareciera un harakiri criollo.

En este caso, fue una primera certificación, pero de tres líneas a la vez. Fue un trabajo donde hacen falta guías, gurús y gente preparada, con el conocimiento y la fuerza necesaria para enseñar a correr, cuando apenas se empieza a caminar, de esos que nos inician en saltos altos y largos, sin que las piernas estén totalmente desarrolladas y que, como instructor de gimnasia de la china más retardataria, te hacen sentir y hasta vivir, por muchos días o semanas, el contenido de la frase más recordada de Winston Churchill durante la Segunda Guerra Mundial: “No tengo nada que ofrecer sino sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor”.

En la reunión final, en ese momento cuando el árbitro – evaluador daba su veredicto oficial de que la prueba había sido superada, dijo con mucho agrado que, “estaba frente a un Unicornio” y eso desencadenó una andanada de aplausos, risas y una que otra lágrima. Para entender un poco mejor lo que significó el uso de ese símil, veamos que es un Unicornio y como debemos verlo para seguir creciendo y convertirnos en una superestructura, viva y poderosa.

El unicornio es una criatura mitológica del folclore europeo representada habitualmente como un caballo blanco con patas de antílope, ojos y pelo de cabra y un cuerno en la frente. Otras representaciones más recientes lo describen como un caballo blanco, fuerte, poderoso, en algunos casos capaz de volar y con su característico cuerno en medio de la frente. Además, es tan valiente como bondadoso, defensor de la verdad, la justicia y que siempre defiende a los desprotegidos de la maldad.

Pero un unicornio también significa algo sorprendente, surge de un sitio recóndito, de detrás de una fuerte puerta, como un ave fénix, pero para mostrar su poder moderadamente escondido, su sorpresivo actuar y esa manera de decir: Yo puedo más de lo que creen, lo he demostrado con humildad, pero llegó la hora de que me conozcan y de ahora en adelante, creceré más aun, desarrollando tanta fortaleza como un imparable Rinoceronte, buscando convertirme en un Mamut, hasta finalmente, ser un Dragón.

Para algunos el unicornio representa la pureza y el poder, además de ser un animal de buena suerte y símbolo de la justicia. Su cuerno simboliza una flecha espiritual relacionada con la espada de Dios. Para la cultura asiática, anuncia la buena fortuna, el nacimiento de un liderazgo conjunto, así como la representación de fuerzas mágicas, la felicidad y la prosperidad.

Todos sabemos que es un Rinoceronte y conocemos de su fortaleza, de su excelente trabajo en grupo, al igual que los extintos Mamut. Ambos grandes y fuertes de verdad, pero también agiles e inteligentes y aun cuando no tienen vínculos naturales con los reptiles, son un referente para la fuerza imaginaria de un Dragón.

Según la mitología, el Dragón es uno de esos animales fantásticos existentes desde hace miles de años y que además de ser muy fuerte, podía volar y atacar a sus enemigos lanzándoles fuego. Era un símbolo de inspiración y belleza, de respeto y benevolencia, pero también representaba fuerza y temor. 

Una de las cosas que nos dificulta creer en la existencia de los dragones, es el hecho de pudieran volar, ya que aun cuando sabemos que existen reptiles que se trasladan de un árbol a otro, haciendo de planeadores al usar como alas ciertas membranas que poseen en sus brazos, el problema sería su peso y si, ciertamente hay otros animales que producen destellos de luz y hasta potentes cargas eléctricas (los seres vivos estamos hechos de energía pura), es bien difícil lanzar llamaradas de fuego desde el estómago, como lo hace un cirquero tragafuegos. Además, si un animal con esa fuerza y características hubiere existido, difícilmente nuestra raza estuviera en pie en estos momentos.

En la tradición cultural europea, los dragones han sido asociados a alegorías de lucha, pintándolos como devoradores de dioses, mientras que en la cultura china, estos seres son vinculados con seres llenos de sabiduría y respeto. Por aquí por el nuevo mundo, no hemos sabido nada de ellos, creo que los indígenas nuestros se los comieron a todos o los usaron para cocinar o de calefacción, cuando los domesticaron como a Chimuelo.

Leer sobre estas fabulas, historietas o mitos legendarios, tomar las palabras de ese arbitro, sirven para entender la profundidad de ese símil, de esa comparación tan fabulosa como comprometedora, entender que a pesar de ser una institución tan joven, se pudo lograr el objetivo primario, pasar esa primera prueba de fuego y obtener ese informal pero contundente calificativo de Unicornio, que fue todo un logro, pero ahora es un enorme compromiso.

A quien le correspondía responder a esas palabras y agradecer el trabajo, ese esfuerzo y los resultados, no se le ocurrió sino decir, que la institución pasará de Unicornio a Dragón, eso significa que mantendrá el esfuerzo, la dedicación y hasta la pureza. Que el compromiso es irrumpir con mucha más fuerza, con ímpetu, sin miedo, con todo el arrojo del mundo, para convertirnos en una figura poderosa, que no tendrá alas pero volará, que no arroja candela pero su performance derretirá a quien se atreviese en el camino, que su fortaleza seguirá siendo notable y crecerá, pero siempre llena de sabiduría, respeto y que acabará con los falsos dioses como decían las alegorías de la cultura europea.

Eduardo J. León Hernández

Maracaibo
Noviembre 06, 2023

sábado, 18 de noviembre de 2023

TÚ, TUS DOS VERSIONES Y TU VULNERABILIDAD


Tomado de Internet a través de Google 
Un famoso humorista y dibujante argentino, conocido como Willy, fallecido hace más de 50 años, fue un gran creador de contenidos y una de sus más notables creaciones fue, sin duda, “El otro yo del doctor Merengue”. El Dr. Merengue mostraba un individuo convencional, educado, que se comportaba de una manera correcta, un ser humano ejemplar, siempre vestido de punta en blanco, mientras que su "otro yo", dejaba ver sus pensamientos reales, sus verdaderas intenciones y esos deseos retorcidos que destacan en un ser humano, no tan bueno o probablemente sincero; aclaro que ser sincero, no necesariamente está directamente vinculado con ser buena o mala persona, hay muchos criminales que dicen y hacen lo que realmente piensan. Willy, en su época por allá en los años de 1960, representó un retrato psicológico de la sociedad argentina, que mucha gente aceptaba y disfrutaba, probablemente porque se veían reflejados en ese segundo personaje.

En ocasiones decimos que tenemos en cada hombro un enanito. El malo en la izquierda y otro, el bueno, en la derecha y que ellos nos hablan, aconsejan o incitan a actuar de una forma u otra y dependiendo de lo que nuestra conciencia o nuestros instintos determinen, los tomamos en consideración o no. Pienso que la cosa funciona de otra manera, creo que tenemos a más de uno dentro de nuestros centros de poder, en esos sitos donde se toman las decisiones. Muchos, por no decir todos y ofender a quienes no lo son, somos como el Dr. Merengue. Mentimos y ponemos caras o caretas dependiendo de las circunstancias, condiciones y necesidades, pero a veces ese actuar se va convirtiendo en algo normal, de cada día y es de allí donde salen los mitómanos, esa personas que se convierten en una mentira andante y que no pueden comunicarse sin esconder algo o exagerar todo.

Pero hay un “Merengueo” mínimo, digamos que consideramos necesario y que hemos normalizado, que puede ayudar en un momento, pero que sin duda hace daño, porque genera desconfianza y con frecuencia podemos estar pensando que las intenciones del otro no son sinceras, que siempre hay un interés oculto buscando sacar algún provecho a nuestras expensas. Si actuamos así, pensamos que el otro hace lo mismo, conformando un terrible circulo vicioso; solo miren nuestra sociedad y verán. 

Existe un término tan antiguo como volátil que Brené Brown, una excelente investigadora de la Universidad de Houston puso en la palestra publica en la década pasada, cuando en una charla Ted habló de la Vulnerabilidad. En lenguaje coloquial, ser vulnerable es tener y mostrar nuestras debilidades, ser presa fácil de algún ataque. Es estar en condiciones desfavorables ante cualquier evento catastrófico o inusual. Esa vulnerabilidad también es inducida por la propia sociedad o el régimen económico en el que se vive.

Poniendo un ejemplo vivo de Colombia, casi por definición pública, legal y hasta constitucional, quienes viven en los estratos 1 y 2 son más vulnerables que quienes están en el 5 o el 6, por el solo hecho de vivir en casas de menor valor o en zonas determinadas como más pobres. Haciendo un aparte, esto fue hecho para tratar de garantizar ciertos subsidios a las personas de menos recursos económicos, pero no hizo otra cosa que zanjar aún más las diferencias sociales existentes. La condición social o económica, no define a la persona, ni lo que tiene dentro, pero si puede ir forjando diferencias muy dañinas para la sociedad y en especial, para los niños que ven creciendo con esa visión estratificada.

Para Brené, ser vulnerable o dejar ver la vulnerabilidad, es un acto de coraje, de compasión y un medio de conexión. Es no tener miedo a mostrar quienes realmente somos, es no sentir vergüenza por lo que no tengo y hasta por lo que poseo. Es ser digno, ser autentico. Sentirse merecedor de amor y tener sentido propio de pertenencia. A veces en nuestra cotidianidad, dar a conocer nuestros sentimientos es señal de debilidad, según Brené es un acto de demostración de nuestra vulnerabilidad que nos hace más cercanos con nuestro prójimo. No ser o no reconocernos vulnerables, es como si tratáramos de adormecerla, porque ella está allí y contrasta con nuestros verdaderos sentimientos, acciones y pensamientos. El solo hecho de reconocer o ser conscientes de nuestra vulnerabilidad, aun sin mostrarla, ya es un avance para nuestro propio desarrollo.

Ahora ¿Qué tienen en común el Dr. Merengue y la Vulnerabilidad? ¿En qué punto se cruzan la visión de un humorista de mediados de los años 1900 con la de una catedrática de nuestra época? Creo que representan el interés de no mostrarnos como realmente somos, por temor a no ser aceptados, por seguir escondiéndonos hasta de nosotros mismos o simplemente para protegernos de los demás, de esa constante lucha que incluye la competencia, el egoísmo y el siempre querer ser el ganador.

En una de las charlas de Brené Brown que pueden encontrar en YouTube, entendí que ser vulnerable te hace hermoso, quita de tu mente el querer controlar todo de manera individual y así lograr que todo funcione, cuando decidimos actuar de manera grupal, es allí donde la palabra equipo funciona. 

En un momento de su proceso de investigación sobre este tema, cuya etapa inicial duró más de seis años y contaba con miles de historias, centenares de entrevistas y una enorme recaudación de datos socioeconómicos, Brené entró en una encrucijada que fue para ella una verdadera dicotomía. Resulta que su forma de pensar en ese momento no le permitía entender, como abrirse a los demás nos hacía más fuerte y era eso precisamente lo que su investigación le estaba diciendo. Inteligentemente, busco asesoría psicológica, no para ver si tenía algún problema mental o de comportamiento, sino para usar esa parte de la ciencia y poder desenredar la telaraña en la que había caído. Un año después entendió que esa crisis que había vivido era realmente el Despertar Espiritual que su terapeuta le había diagnosticado, así fue como asumió y aceptó las bondades de la Vulnerabilidad. Ser vulnerables es necesario. Es dejar de pensar en cómo creemos que debemos ser y ser lo que realmente somos.

Estar conectados es nuestra razón de ser en la familia, la universidad, el trabajo, en cualquier organización a la que pertenecemos, pero mucha veces la vergüenza, el miedo a que sepan quienes realmente somos y hasta a descubrir nuestra propia verdad, nos lleva a comportarnos como el desdoble del Dr. Merengue, luciéndonos pulcros, impolutos y educados ante los demás y ante nosotros mismos, pero nuestras mentes y deseos son otros y nos seguirán dominando internamente, hasta que no mostremos o al menos encontremos nuestra vulnerabilidad.

Piensa un poco sobre esto. ¿No te sientes bien cuando muestras tus miserias y errores a ese “gran amigo” que te escucha y te aconseja? Eso es ser vulnerable. Si pudiéramos lograrlo con una mayor cantidad de personas, si lo hiciéramos al menos con nuestros compañeros de trabajo, no buscando culpables, sino soluciones. Cuando el esfuerzo sea común, en esa sola dirección que nos conviene a todos. Cuando no importa quien sea el líder (detesto la palabra jefe), quien coordine o dirija, si esas instrucciones son para solucionar, mejorar y avanzar.

La vulnerabilidad funciona cuando hay humildad, sinceridad y respeto. Si tú tienes esa cualidades, no tienes que ser como el Dr. Merengue.


Eduardo J. León Hernández

Barranquilla
Noviembre 18 de 2023

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