Dos simples nombres, que ya no
son famosos y muchos usamos como complementos de nombres más modernos, más a la
moda. Pero quienes realmente eran esta parejita?
María es, nada más y nada menos, que la Madre de Jesús, hija predilecta de Dios y esposa del Espíritu Santo.
Hasta aquí, nada nuevo, casi todos sabemos eso. Pero María es hoy día un gran
misterio para muchos, un misterio que nos toca descubrir para conocer
verdaderamente a Dios, recibir a Jesús y permitir que el Espíritu Santo more en
nosotros. Veamos el por qué.
Recién terminé de leer el Tratado
de la Devoción a María y aprendí muchas cosas que no sabía, otras que si
conocía, pero que nunca había mirado de la forma correcta. María fue la
escogida por Dios, pero que de especial tenía ella, cual fue el motivo de su
escogencia entre las tantas mujeres del mundo de hace 2.000 años. Sencillamente
Dios la moldeó así, la hizo así y la mantuvo protegida hasta el momento de
concebir a Jesús. Pero que más tuvo María como humana? Pues FE y obediencia al
Padre.
Muy poco hay escrito de la vida
de María antes de recibir al Ángel con su anuncio, no sabemos de su
comportamiento religioso, ni de muchas cosas, solo conocemos lo mencionado en
los evangelios en los eventos principales de la vida de Jesús, concepción, nacimiento,
crecimiento (o mejor la perdida que se dio en el templo), pasión, muerte y
resurrección, luego su propia subida al cielo y por supuesto el viajecito a
casa de Isabel.
María creyó en Dios y aceptó sus
designios, punto. Eso es FE. Pero María no hizo ningún milagro (al menos eso no
lo dicen las escrituras); pero por qué no los hizo?
En muchos, muchísimos pasajes de
la Biblia dice claramente que quien tenga FE se puede sanar a sí mismo, a los
demás y puede hacer muchos prodigios, podría mover hasta las montañas. Muchos
enfermos se sanaron en esa época y en la gran mayoría de los pasajes, donde se
cuentan estos hechos, mencionan a Jesús, que estando presente les dijo: Tú FE
te ha sanado. Hay otro pasaje, donde se menciona que algunos de los discípulos estaban
de misión, que hicieron muchos milagros y el propio Jesús les dice que él mismo
vio al demonio enfurecido estrellarse contra la tierra. El mismo Dios los revistió
de la fuerza necesaria, sencillamente porque creyeron en ÉL. Tenían algo más
que un grano de mostaza.
Pero alguien con más FE que María?
Creo que no. De pronto José podía estar por allí cerca, pero de él hablamos más
adelante. Creo, es mi forma de verlo, que María tuvo todo el poder del mundo,
con ese Hijo, ese Padre y ese Esposo, difícilmente alguien tendría más poder
que ella. María no tenía unos granos de mostaza, creo que ella era la mata, el
árbol completo.
Allí estriba la calidad de ser de
María, en su humildad, en conocer cuál era su papel, el papel que Dios quería
que ella desempeñara. En su obediencia se confirma su calidad de Madre y su
discreción, su no show. Imaginen a una madre, que ve como sacrifican a su hijo
y no hace nada. Con todo el poder que María ostentaba pudo detener ese evento,
pero ella sabía que ocurriría desde que Simeón le advirtió que una lanza le
traspasaría su corazón. Ese lugar precioso donde guardaba todo lo que acontecía
con su hijo.
Vio sufrir a su hijo, lo vio morir y no hizo nada, excepto llorar,
sabiendo que eso tenía que ocurrir, seguro pedía a Dios que Jesús no sufriera,
debió ser el momento más horrible de su vida, pero también el más importante,
porque entendía que su hijo completaba su misión en la tierra. Por eso hoy
comprendo mejor porque María tenía y tiene una misión especial en este mundo,
nuestro mundo. Ella era la predestinada a traernos al Redentor y de
acompañarlo, siempre. No olviden esto: Siempre!!
Ahora voy con José, mi pobre
José. Cada vez que llegó a una iglesia, si hay una imagen de José, está por un
ladito y a veces sucia y medio rota, excepto que el templo lleve su nombre. Normalmente
lo tenemos en un segundo plano, como de relleno. Pero existió alguien con más
FE que José? Tampoco lo creo. Él y María comparten el podio.
María recibió al Ángel y acepto
salir embarazada, con las consecuencias que eso le podía traer, pero confiada
de que el mismo Dios la protegería. Ella vio al Ángel, lo escucho, un poco
nerviosa me imagino, pero de manera consciente le dio el sí. José no, el pobre no
vio a nadie, solo escuchó al Ángel, en sueños, las veces que este le habló. Como
saber que eso no fue realmente un sueño o peor, una pesadilla.
Me pongo hoy en su lugar, supongo
que mi esposa sale embarazada, alguien me sopla en el oído que eso está
ocurriendo y de pronto me despierto, no veo a nadie, tengo muchos días que no
la he tocado siquiera, pero voy, agarro el celular y la llamo, le pregunto a
ella y sencillamente me lo confirma, así de una me dice que sí, que ella está
embarazada del Espíritu Santo ¡! En esa época (y en esta también) no puedo ni
imaginar que haría. Probablemente le diría: Mi segundo nombre es José, pero no soy
pendejo.
Sin embargo, José no actuó así,
él creyó en Dios, siempre tuvo FE y cumplió con su objetivo en la vida. Para mí,
José también fue un predestinado. El pobre José no hizo sino dar carreras,
buscando un sitio para el parto, escondiéndose de los soldados, caminando para
censarse, siempre de un lado al otro y calladito. La biblia no menciona a José
sino en parte de los momentos cruciales de su hijo: concepción, nacimiento,
presentación en el templo y después de conseguirlo, en la perdida que se dio Jesús
cuando se devolvió al templo, no supimos más de él. Ningún evangelista, apóstol
o discípulo lo menciona luego de ese momento. No sabemos cómo murió, ni de que,
ni donde, ni cuándo. Así como apareció, así mismo se fue.
Pero al igual que María, cuantas
cosas pudo haber hecho José. El nivel de su FE podía haberlo convertirlo en Super
José, pero no fue así, no hay milagros hechos por José, tampoco hay eventos
especiales, no existe ningún tipo de show, solo la mención de un gran hombre
que aceptó la voluntad de Dios, crió a Jesús, lo educó, le enseño un oficio y
sirvió de puente para que un hijo, que no era de él, tuviera su linaje y se cumplieran
las escrituras. Y todo calladito.
María y José, no son unos simples
nombres. Son la base del inicio de la nueva era de la humanidad, quienes
recibieron y acompañaron a Jesús, son el mejor ejemplo
de FE que podremos encontrar. Tampoco son cualquier pareja, son sin duda el mejor ejemplo de familia, que podemos imitar.
Individualmente, María y José son lo más grandes seres de la humanidad, como
pareja, se elevan exponencialmente sus valores.
Si quieres llegar a Jesús, si
realmente quieres tener a Dios en tu corazón y que el Espíritu Santo te
acompañe siempre, apóyate en este par, con seguridad no te van a defraudar.
Dios los bendiga
Eduardo José León Hernández
Agosto 01, 2.016