Chicken Run, titulada Pollitos en Fuga en Latinoamérica, es una película británica/americana de animación del año 2.000 dirigida por Peter Lord y Nick Park. Fue el primer largometraje de Aardman Animations y la primera producida en asociación con DreamWorks. Ambientada en Yorkshire, Inglaterra en 1961, la película narra las aventuras de un grupo de gallinas en su eterno intento por escapar de una granja, hasta que dentro de su camino se encuentran con un torpe gallo llamado Rocky, que les promete ayudarlas a escapar. Hoy soñé con esta pelicula.
Pero entre sueño y pesadilla, apareció un cuento involucrado, el de Mardo. Un oscuro ser que trabajaba en la guardia custodia del rey Charles I, a quien un día decidió eliminar y tomar el poder, pero que en ese intento no pudo lograr su cometido; en el ataque, sus nervios lo traicionaron, lo volvieron gallina. Mardo fue apresado y llevado a una mazmorra-gallinero, pero con algunos hechizos y embrujo, varios años después, le devolvieron su ser y gracias a ciertos traidores y encantadores de pueblo, finalmente se hizo del poder.
Por esas cosas propias de los cuentos, su propia familia y una parte de los súbditos de ese reino, esos que lo adulaban, los que estaban más cerca de él y que empezaron a recibir los beneficios de una terrible faena de robos y triquiñuelas, que arruinó al más esplendoroso de los reinos (ósea, los malos del cuento), pasaron a ser muy ricos. Pero además, por aceptación propia, empezaron a llamarse los Hijos de Mardo. Algunos ya grandes y otros más chiquitos, debido a las condiciones que surgieron en el reino, se fueron vivir con su botín en reinos vecinos, mientras otros se quedaron para seguir exprimiendo las ubres doradas.
Hace 17 años había unos 100.000 venezolanos registrados en el exterior, hoy se calculan en unos 2,5 millones. Nadie en el siglo pasado estaba interesado en vivir fuera del mejor país del mundo, en el año 2.000, con Mardo ya en el poder, se inició nuestra diáspora. Esta palabra, define a “la dispersión de grupos étnicos, políticos o religiosos, que han abandonado su lugar de procedencia originaria y que se encuentran repartidos por el mundo”. Verificando por rebote en Wikipedia hoy me enteré que ya existen doce diásporas claramente identificadas: Judía, Africana, Armenia, Canaria, China, Cubana, Gallega, Griega, Morisca, Turca, Vasca y Venezolana, siendo la nuestra la última diáspora registrada. Normalmente la diáspora se compone de gente de diferentes niveles de la sociedad, que necesita salir de su región para no morir, para tener un futuro y casi siempre salen con pocos recursos económicos, pero con muchas ganas. Ser un forastero no es fácil y sin plata es aún más complicado.
Recientemente se ha empezado a hablar de otros que también han salido de Venezuela, que por cierto no son perseguidos políticos, ni religiosos y tampoco han salido con una mano adelante y la otra detrás. Han salido huyendo de los terribles males que se han generado en el país y que obviamente también los afectan. Se han ido a varias partes del mundo, donde pueden disfrutar de las grandes fortunas que ellos mismos o sus padres han amasado, producto de la corrupción y del narcotráfico. Pero este grupo es enemigo de la diáspora, son los causantes de ella y en estos últimos días, esa diáspora, la que realmente camina por América Latina y por el mundo, ha encontrado a algunos de ellos, los ha enfrentado y abucheado, les han hecho sentir la incomodidad del perseguido, los han encarado, les han dicho sus verdades y han empezado la búsqueda de los demás. No es venganza, tiene que haber justicia. Bueno, eso dejemoslo para otro escrito.
Si diáspora se llama al grupo que sale para evitar la muerte o la tortura, física o mental, para evadir los maltratos y el hambre, para tener servicios médicos y medicinas; si son estos los que huyen del hampa, del policía corrupto, de los jueces y fiscales que los persiguen sin motivo justo y quieren meterlos presos. Si la diáspora está formada por aquellos que quieren vivir en paz, por los que no quieren sobrevivir en la miseria y no tienen plata, como llamamos a los otros?
Que nombre le ponemos a quienes también han salido, que son muchísimos menos, pero que a diferencia de los primeros, viven recorriendo el mundo disfrutando de sus bienes y su dinero mal habido, que disponen de protección personal, gubernamental y diplomática. A esos que pueden estudiar en los mejores colegios y universidades, en esas instituciones donde solo los privilegiados y con mucho dinero pueden asistir. Repito, que nombre les ponemos? A mucho de ellos, a sus padres, hijos y relacionados, les llamamos enchufados, pero para mí ese calificativo ya es muy general. Yo quisiera trabajar en una definición más concreta, en un nombre más específico, ya que este es un grupete es único. Para mí, es el primero que se ha formado en la historia contemporánea, nunca se había arruinado a un país de esta forma, ni los destructores se habían paseado por las mejores y más famosas ciudades de todos los “imperios”, con tanta impunidad y ante la complacencia de los gobiernos del mundo.
Este combo de sátrapas aún tiene fuerza y dinero, pero les está llegando la hora. Pronto van a estar como los Pollitos en Fuga, los Chicken Runners, buscando como salir de su gallinero, que por cierto ya han empezado a llenar de excremento. En un futuro muy cercano, van a empezar a llorar, a cacarear, a pedir clemencia, a suplicar ayuda, a decir que no fue su culpa, que están arrepentidos, que los culpables fueron otros, sus padres. Se escucharán a muchos decir: Yo no sabía!, pero que vaina, si te gastaste los reales. Algunos, que hoy con poder se la dan de valientes, llorarán como los cobardes que son, ya lo han hecho antes. Ya no tendrán a Rocky que los defienda, a ese torpe gallo marote que hizo todo lo que le ordenaron para beneficiarlos y que también tendrá un final no feliz.
A los miembros de este grupete, aún no sé cómo denominarlos. Seguro estoy que muy pronto, a algún creativo o humorista de mi país, se le ocurrirá una frase o nombre que describa a los Chicken Thieves Runners; mientras tanto yo, basado en la filosofía y la genialidad Maracucha los sigo llamando: Los Hijos de Mardo (los más chiquitos).
Eduardo J. León Hernández
Mayo 18, 2.017