Para muchos
puede sonar fuerte, para otros es solo algo delicado y muy personal, de cada
quien. A un grupo no le importará mucho este tema, pero creo que es un asunto muy
sensible y más frecuente de lo que imaginamos; en algún momento de la vida nos
puede tocar vivirlo o conocerlo muy de cerca.
El aborto
en Colombia es permitido en tres casos: 1.- Cuando peligra la vida o la salud
de la madre 2.- Cuando se presenta malformación del feto incompatible con la
vida y 3.- Cuando el embarazo es producto de abuso, violación, incesto,
transferencia de óvulo o inseminación no consentida. En más de 150 países también se ha despenalizado este acto, con notables diferencias en sus causales; en la mayoría, el tiempo de gestación máximo para ser practicado ronda las 12 semanas.
Recientemente,
una joven mujer residente de Popayán, al sur de
Colombia, interrumpió su embarazo de manera “legal” tras Siete (7) meses de
gestación, porque aseguraba no sentirse preparada psicológicamente para dar a
luz; pero, como hubiese dicho Arsenio Meleán, para lo otro si estaba muy presta. Este evento ha conmocionado a buena parte de la sociedad colombiana, con muchos en contra de la acción, otros a favor, defendiendo el derecho a la
mujer de realizarlo, por ser dueña de su cuerpo y un grupo al que no le importa.
Para darle contexto al asunto, el padre de esa criatura, sana, sin malformaciones, pidió la protección de la vida del bebé (feto, no nacido, no importa cómo lo llamen, estaba vivo) y que permanecía en
el vientre de la joven. El hombre dijo, que si ella no lo quería, él mismo se
encargaba de criarlo; no le pedía ninguna participación a la mujer, solo
que lo trajera al mundo, que lo dejara respirar. Ella insistió y logró
el aborto, mediante la ayuda de una organización llamada Profamilia.
“En Profamilia trabajamos por tus
derechos. Ofrecemos un programa de prevención y atención del embarazo no deseado, que busca promover la maternidad
elegida y evitar las complicaciones médicas y muertes causadas por abortos
inseguros o clandestinos. Hemos diseñado un servicio de aborto, con las opciones
más seguras, modernas y de comprobada
eficacia. El aborto es un procedimiento para
interrumpir el embarazo de una mujer cuando ella así lo decide”. Eso aparece en su página web, pregunto: si están en esa linea de servicio, no deberían llamarse Pro-aborto?
Podemos definir familia como: 1.- Grupo de personas formado por una pareja, que convive y tiene un
proyecto de vida en común, y sus hijos, cuando los tienen. 2.- Conjunto de
ascendientes, descendientes y demás personas relacionadas entre sí por
parentesco de sangre o legal. Yo le agrego, una familia necesita niños, así sean sobrinos, primos o ahijados. Los niños son el presente y el futuro, sin ellos desaparece la humanidad. Los niños son la alegría y el mejor ejemplo de como vivir que tenemos los adultos, punto.
¿Cómo puede
llamarse una institución “Profamilia”, cuando lo que promueve, de forma
soterrada e hipócrita, es acabar con la vida de un ser humano indefenso, con la excusa de
defender el derecho de la mujer? ¿Puede ser normal que un niño, así sea no
nacido, que tenía vida coño, que se “alimentaba y respiraba” a través del
cuerpo de su madre, con siete (7) meses en ese vientre, deba no nacer por una
circunstancia difícil, por la decisión de otros?. Ese bebé no pidió ser
concebido, pero si pudiera pensar o decidir, seguramente no
querría morir.
Si un niño de uno o dos años, que tampoco puede decidir por sí mismo,
pues no tiene conciencia plena de la vida, pero, que se constituye en “una
traba” para la vida de su madre, ya que requiere cuidados y alimentación que no
puede darle ¿tiene esa madre el derecho de quitarle la vida para que deje de
ser una carga?. Puedo entender que, si la vida de la madre está en peligro y el bebe no
va a tener una vida normal, por presentar muy serias malformaciones, habría una causa para provocar un aborto (dije entender, no aprobar, ni estar de acuerdo y se que hay que estar allí para saber como es eso),
pero: ¿un niño, no nacido, de siete meses de procreado y sin problemas de salud,
debe ser abortado? Esto, para mí, es un vil asesinato.
Les cuento
brevemente el caso de una amiga, quien vivía de forma plena con un trasplante
de riñón y a quien medicamente le habían prohibido salir embarazada, por las complicaciones
que podría traerle. Por esas cosas de la vida ocurrió y recibió en su vientre a
un varoncito, los médicos le dijeron que para proseguir con el embarazo debía
suspender el tratamiento que le habían indicado y que eso le podría costar la vida; ella detuvo el
medicamento y decidió tener a su bebe, quien nació muy sano. Tiempo después,
mi amiga enfermó y murió, pero seguramente satisfecha de haberle dado vida a su hijo. ¿No es eso lo que
hace una verdadera madre? Cualquiera puede decir que es una locura perder la
vida así, pero ella prefirió cambiar su vida por la de ese bebé, que hoy día
está siendo criado por su padre. Es una decisión difícil, por supuesto que lo es, pero también es una decisión de amor, la más humana.
Otra forma de verlo. En una familia grande, donde contamos los hogares de todos los hijos,
hermanos, tíos, etc, una de las "niñas" sale preñada, sin haberse casado, sin un
novio conocido, o peor, la criatura es de un hombre que ya tiene familia. Esto genera un lío en la familia, enfrentamientos,
discusiones, llantos, pleitos y recriminaciones; el energúmeno del padre (o la
madre) la bota de la casa. A esa mujer, algunos la apoyan, pero otros le caen encima y le reclaman, la critican y no falta quien opine que debe abortar. La mujer se mantiene firme, enfrenta el vendaval y en medio de esa crisis, nace el niño. Lo que era un
ambiente de tormenta, con cielos grises, rayos, truenos y centellas, se
convierte, en unos casos poco a poco y en otros más rápidamente, en una gran
alegría. Esos días oscuros, toman la luz del sol y la belleza de un claro y hermoso
día de playa. Hay padres o abuelos que tardan más o que no aceptan esto, pero
cuando ven la sonrisa del niño, difícilmente mantienen esa postura severa. ¿Me
equivoco?
En los
casos del aborto como el que me trajo aquí, la decisión de deshacerse
del niño, regularmente está influenciada por alguien cercano a la embarazada
(no es una madre), en ocasiones porque no quieren al padre de la
criatura, por aporofobia, por temas de extremo fanatismo religioso y hasta por envidia, pero en
este caso en particular, hay que ser bien desalmado. Pero para conocer la crueldad de este acto en especifico, ¿saben cómo lo hicieron? y perdonen que les pida que se lo imaginen: le dieron un medicamento a la
embarazada para que ese niño muriera en su vientre, en el
mismo sitio donde vino a la vida y luego le suministraron otro fármaco para inducirle la
expulsión del cadáver. Se escribe en muy pocas líneas, pero a mí me costó
mucho escribirlas sin llorar, sin llenarme de tristeza.
Ese niño pudo haber sido alguien bueno, alguien útil para la sociedad, pero lo más importante,
era una vida que ya tenía siete (7) meses y todo el derecho a mantenerla.
Si tomamos
el asesinato y lo imaginamos como un medidor que va de izquierda a derecha (algo
así como el velocímetro de nuestro automóvil), en un extremo está el aborto y
al final el suicidio, no para medir el nivel de su maldad, mas bien para representar al sujeto de la acción.
Ese otro extremo, el del suicidio, es un asesinato
tipo “yo con yo”, algo personal, propio, decidido, algunas veces pensado o en muchas otras producto de un arrebato emocional, de desesperación. Es una acción en contra de la persona que decide asesinarse a sí misma, acaba con su propia vida. Si bien no lo justifico,
tampoco lo juzgo, aunque por convicción religiosa, mi
vida me la dio Dios y solo a Él le corresponde quitármela. Son muchas las
variantes y motivos que llevan a estas decisiones tan terribles, pero insisto,
tienen una gran diferencia con el aborto.
El suicida acaba con su
propia vida, no jode a otro, aunque ese acto pueda ser devastador para sus seres
queridos y aquí un detalle adicional: ¿sabían ustedes que cierto porcentaje
de los suicidios de mujeres jóvenes, provienen de la depresión que les causa el haberse
realizado un aborto? ¿y que aquellas que no se suicidan, las que no alcanzan a tener el "valor" para tomar esa decisión, durante el resto de su vida, difícilmente alcanzan a
ser felices?. Ese acto, el aborto, esa cruel acción, siempre les
ronda la cabeza, les genera pesadillas y su subconsciente las mantiene en vilo. Muchas buscan acercarse a Dios, a la ayuda terapéutica y les lleva años salir de ese trauma. Si asesinar a alguien nos marca de por vida, imaginen como debe ser por haber matado a un bebe.
Recientemente, mi amigo Vicencio colocó en un chat un mensaje sobre las matemáticas ancestrales, desconozco el autor: “Para poder
nacer, tuvimos que haber necesitado de: 2 Padres, 4 Abuelos, 8 Bisabuelos, 16
Tatarabuelos, 32 Choznos, 64 Pentabuelos, 128 Hexabuelos, 256 Heptabuelos, 512
Octabuelos, 1,024 Nonabuelos y 2,048 Decabuelos. Solamente para las 11 últimas
generaciones, fueron necesarios 4,094 ancestros. Para que puedas estar aquí hoy,
cerca de 300 años antes de nacer.
Piensa por
un instante: ¿cuántas luchas?, ¿cuántas guerras?, ¿cuánta hambre?, ¿cuántas
dificultades?, pero también.. ¿cuánto amor?, ¿cuánto cariño?, ¿cuántas
alegrías?, ¿cuánta esperanza?, ¿cuánta fuerza?, tuvieron que vivir todos estos
antepasados para que tú puedas estar vivo. Nosotros sólo existimos gracias a
todo lo que cada uno de ellos pasó. Gratitud a todos los antepasados, sin ellos
no tendríamos la felicidad de conocer lo que es la vida.
Quienes toman la decisión de abortar o de apoyar el aborto de alguien, pueden estar
acabando con al menos 4.094 descendientes, por esa sola decisión, si aplicamos a la
inversa la cuenta que está en el párrafo anterior. Si la madre de alguno de esos ancestros hubiese decidido abortar,
no estaríamos con vida, se hubiese roto esa cadena. Lo mismo habría ocurrido, si alguno de ellos
hubiese tomado la decisión de suicidarse, antes de haber procreado el eslabón
que nos une.
Utilizando
algunas frases del Papa Francisco, “el quinto mandamiento se yergue como una
muralla defensiva del valor de la vida” “¿Cómo puede ser terapéutico, civil, o
simplemente humano, un acto que suprime la vida inocente e indefensa en su
inicio, en el seno materno, en nombre de otros presuntos derechos?” “Pensemos a
la llegada de un niño enfermo, esta situación puede ser dramática, pero como
cualquier persona necesitada y vulnerable, más que un problema es un don de
Dios, que nos puede sacar de nuestro egoísmo y hacernos crecer en el verdadero amor”.
Dios permitió la muerte de su propio hijo y
Jesús, consciente de ello, la acepto y permitió que fuera sacrificado en la
cruz. Dicho así, alguien podría interpretar que Jesús decidió dejarse matar, aunque al no hacerlo por su propia mano, no fue un suicidio; ese acto de amor fue una entrega, un sacrificio. Tampoco Dios permitió que otros asesinaran a su hijo, sabía que era la tercera
parte de la Santísima Trinidad, que volvería a la vida, pero fue el más
sublime ejemplo de puro Amor, al entregarlo por los otros, por nosotros. Eso, creo, no lo hemos entendido.
Mientras
sigamos permitiendo o aceptando el aborto, como algo natural o necesario,
estaremos de espaldas al Amor y a lo que Dios quiere para nosotros. Si no
entendemos que el aborto y el suicidio, son los dos extremos de un acto
terrible, vil e inhumano, como lo es el asesinato, que debemos hacer algo como
sociedad para evitarlo, nunca tendremos una verdadera paz.
Para
aquellos que defienden el aborto, busquen a un niño de su familia, a un
sobrino, primo, nieto y si no tienen, llamen a ese pequeño vecino, al de ojos
vivaces, alegres y miren en la profundidad de ellos. Luego pídanle que sonría, que les dé un
abrazo y después de percibir todo ese amor puro, amor de niño, imagínenlo muriendo a los 7 meses de gestación.
No
es mi costumbre juzgar a los demás y pido perdón si luzco muy severo, pero en este caso no puedo evitarlo; les dejo esta sentencia que vino a mi mente, justo cuando revisaba la edición de este escrito:
“La madre
que entrega su vida para salvar a su hijo, es una heroína. Aquella que permite
que su hijo muera, para salvar la propia, es una asesina”.
Pido a Dios por todos esos niños no nacidos, también por la conciencia, por el perdón, para quienes a diario abortan y para quienes apoyan o permiten ese acto.
Eduardo J.
León Hernández
Barranquilla
Febrero 26,
2020
PD: A mis
amigos Rafito y Roberto, gracias por sus comentarios, creo que la
síntesis mejoró.