No tengo idea de lo que ocurre cuando alguien muere, por creencia y convicción sé que vamos al cielo o a otra vida mejor, pero hasta que me toque tendré la curiosidad de saber como es ese asunto. Se me ocurre que probablemente exista algún teletransportador o se deba tomar un autobús, un barco para navegar por ese mar de nubes que separa la tierra del cielo o en un avión, donde ya no hay riesgo de tener un accidente mortal. Siendo eso así, ese transporte debe llegar a un terminal y en el caso de mi Papá, que inició su mudanza este martes 11 de julio de 2023, con total seguridad llegó en un bus de Expresos Occidente y lo fueron a buscar: Antonio Correa, José Nicolas Álvarez (no escribo Nico, porque se arrecha), Víctor Reinoso y mi compadre Ascanio Calles, conduciendo a Crispín, su flamante Dodge Dart Blanco que tantas historias tiene.
Un buen amigo que me regaló la tierra donde hoy resido, me envío un escrito referido a la partida de un ser querido, del cual reproduzco aquí una parte:
“La muerte, que difícil es
entenderla y afrontarla para nosotros los seres humanos. Cuando hablo de esto,
es claro que me refiero a la muerte de un ser querido y/o de alguien importante
para nosotros. Incluso, hasta pronunciar la palabra "muerte" nos da
temor, es por eso que hoy, a través de esta reflexión, te quiero invitar a que
veas la muerte desde la perspectiva de Dios, y que recuerdes sus palabras: El
que coma mi carne y beba mi sangre, tendrá vida eterna".
Le decía a mi amigo Billy que esas palabras las he leído y escuchado
muchas veces, pero que no se le percibe el sentido y su impacto, hasta tener que vivir la partida de un ser muy querido, producto de lo más seguro que tenemos que es la muerte, esa lógica y dolorosa verdad que se debe
afrontar al final de la vida.
Mi primo Rodolfo a mi padre lo llamaba Tommy y mi hijo también empezó a llamarlo así, es el diminutivo cariñoso
de José Tomás. Tommy, fue un excelente amigo, compañero de trabajo y en mi caso
personal, un gran maestro, compañero y padre. Me dejó ver casi todos los errores que él había
cometido para que yo no los repitiera, me apoyo de manera incondicional y me
sirvió, de esta manera tan extraña, a ver la vida de una manera totalmente opuesta a
como él la veía, pero coincidíamos en casi todo. Esto no lo sé explicar, éramos
iguales, pero muy diferentes.
Tommy no fue un hombre acaudalado, escasamente clase media baja y en la última rayita, pero tenía amigos de verdad, que lo querían por lo que él era. Tommy siempre fue el alma de las fiestas a las que iba y debo señalar, sin ningún temor a pecar de pajúo, que hasta las carajitas me las alejaba, porque todas querían bailar con él, cuando “me acompañaba a las fiestas para poder llegar tarde a casa”.
Tommy no fue un santo (¿Cuántos hay por aquí?) y sus primeros pasos en el delito callejero, los dio
cuando se llevaba los bombillos del puente peatonal que comunicaba a Santa
Barbara y a San Carlos del Zulia, acto que realizaba estando con el debido alicoramiento. Cuando hacía eso, de manera de inmediata llegaba la policía
a buscarlos en mi casa, ya sabían que él único capaz de hacer eso era Tommy, como también lo hacía su compadre Víctor Reinoso, que en su caso tomaba las coronas que le ponían a la estatua de Bolívar en la plaza que quedaba
diagonal a nuestras casas. Víctor se colgaba su corona y le llegaba a Nellita
gritando: Mi amor, abrí la puerta, que llegó tu cacique.
Tommy era un viajero empedernido, era un callejero nato, aunque lo más
lejos que llegó fuera de Venezuela fue en la zona de tolerancia de Cúcuta. Dada esa condición de callejero, conoció
todos los estados de Venezuela, viajo decenas de miles de kilómetros primero en
su camionetica Hillman Hunter, luego en su Ford Falcon 1.965, el cual destruyó viniendo de un evento de diversión y alicoramiento. Al no tener vehículo propio, empezó a viajar en buses
o en los vehículos de sus amigos de trabajo. Cuando en la Asociación de Inspectores de Sanidad, seccional Maracaibo, debían enviar a alguien a alguna reunión o convención, la pregunta era: ¿Si Jose Tomás no puede ir, quien toma su puesto?. Casi nunca fue otra persona.
Teniendo Tommy unos 40 años, decidió completar sus estudios secundarios e inmediatamente se inscribió en la
Universidad del Zulia, en la carrera de Medicina, en cual llegó digamos hasta un poco más de la mitad, dejándola de forma temporalmente indefinida, para entrar a
competir en política. Esa era un área totalmente ajena para él, pero lucho cándidamente, por al menos dos años, no logrando vencer a las maquinarias, frustrando así su deseo de ser el Presidente de la asociación que agrupaba a su gremio. Esto fue un golpe
del cual nunca se recuperó. No pudo volver a la universidad porque le cambiaron sus
condiciones de trabajo y su horario no le permitía ir a clases en horas del día. Su paso por la universidad lo recuerdan muchos médicos que
fueron sus compañeros de estudio o alumnos de años debajo de él, porque en
los primeros días de clase se aparecía en salones con estudiantes nuevos, haciéndose
pasar por el profesor y fueron muchas las clases que dio en esa condición, teniendo al
titular sentado al fondo del salón. De allí viene la estilla de médico de mi
hija Paula, quien fue para Tommy su sueño realizado.
Tommy, excepto por dos años que practicó esgrima (tengo mis
dudas si eso de verdad es un deporte) nunca practicó actividad física alguna, pero
si caminaba más que un loco perdido en Caracas. Comía lo que recomendaban no
comer, o sea, cochino (cerdo) frito, carne con mucha grasa, suero y mantequilla
que jode, era un desastre, pero resulta que según la nueva onda de la nutrición eso es lo que realmente el
cuerpo necesita. En otras palabras, Tommy estaba en lo cierto, tenía claro que su dieta era la mejor, pero nadie lo
comprendía.
También era amante de la pesca, pero de la comprada en el
mercado, porque ni de vaina se montaba en una lancha para buscarla en el mar.
Era un gran tomador de tragos y en este respecto, estoy obligado a señalar que
fue, junto a nuestro recordado Pamiro, un tomador ampliamente democrático y para nada sectario,
ya que no había bebida que despreciara, ni que le cayera mal; Tommy jamás habló mal
de licor alguno. Aclaro que esto último no es una apología al licor, ni tampoco
una glorificación de ese defecto de tomar en exceso, es solo una alegoría, una mención
honesta de lo que mi padre hacía y que es parte de los vicios aceptados por
nuestra sociedad. Lo que si les puedo asegurar, es que cuando se "prendía" convertía cualquier velorio en una fiesta y cada fiesta en un increíble jolgorio.
Todo el mundo salía a bailar. Una historia culinaria de Papá: El perro de la casa amaba a Papá y recuerdo que en una oportunidad el Sr. Correa, el mejor vecino que pudimos tener, le entregó a mi mamá una
bandeja enorme de huesos de chivo, costillas de cerdo y otros, para que se los
diera de comida a Bobby. Mamá lo colocó sobre la estufa y dejó en el horno el
almuerzo de papá. Esa tarde – noche, llegó con unas copas de más y con mucha
hambre, por lo que decidió darse un banquete con los huesos que consiguió. Doy fe de que los dejó más blancos que conciencia de bebe y mamá no tuvo otra alternativa que darle su almuerzo
al perro. Conocido ese evento, que extrañamente no sabemos cómo se regó, ya que solo los venezolanos y todos los colombianos residentes en Maracaibo se enteraron de esa magistral chupada de huesos, sus amigos dejaron de llamarlo por
su nombre y en su lugar le ladraban o le silbaban como a Bobby!
Tommy enfermó seriamente en enero de este año y estuvo
hospitalizado en una clínica, por primera vez en sus casi 85 años de vida, solo
durante 18 horas. Por estar contagiado de Covid no podían dejarlo y fue
trasladado a su casa. Este capitulo fue muy serio y dudábamos, por lo que señalaban
los síntomas, signos y exámenes, que lo pudiera superar, pero no sucumbió, salió adelante. Luego
de eso se le presentó un Tromboembolismo Pulmonar, seguido de una fuerte Neumonía, en un periodo
de dos meses y ambas condiciones las supero, contra todo pronóstico. Mantuvo
una arritmia cardiaca y en algún momento tuvo un evento que le deterioró su
capacidad de tragar, derivando su alimentación al uso de una sonda nasogástrica.
Todo esto me llevó a representarlo con la imagen que está al inicio de este escrito. Tommy era un Duro de Morir, aunque nunca uso y mucho menos portó
un arma de fuego, su capacidad de sobrevivir a los impactos que sufrió su
cuerpo en seis meses, lo asimilé al excepcional John McClane, uno de mis personajes favoritos, interpretado
por Bruce Willys en la saga Duro de Matar. Cuando le dije esto por teléfono a
Rita, mi única hermana, me dijo riéndose: Vos sois una mierda. Pero yo le dije:
Muéstrale la foto a papá y dile al oído lo que te acabo de decir, seguramente a lo
interno se debió reír, diciendo lo mismo que mi hermana. Tommy era así, un
jodedor nato y a pesar de su desgracia, mantenía el humor, la comedia, la jodedera.
Cierro esto, aunque hay muchas otras cosas que contar de Tommy, que prefiero dejarlas para otro momento, para mis historias. Pero no quiero dejar por fuera que la vida de Tommy fue única, hizo de todo sin tener fortuna, ni recursos y puedo dar total fe que nunca le robo nada a nadie, ese es su gran legado para todos nosotros.
A Tommy le aplica todo lo que
dice la letra de My Way, esa canción que hizo famosa Frank Sinatra, pero hay otra
pieza musical que me encanta: Rubia Sol - Morena Luna, del grupo Caramelos de Cianuro, en cuya
letra hay una estrofa que dice:
No sé a cuál quiero más
Ni cuál soporto menos
He sido un mentiroso, un infiel, no estuvo bien
Pero, sí estuvo bueno
Probablemente mi madre me forme mi lio por algunas liberalidades aquí expresadas, pero que puedo yo hacer, así era Tommy.
Dios te bendiga Papá (aunque si estás allá, imagino que ya no es necesario), en cualquier parte del cielo donde estés, evaluando a quien jorobar o a que puente robarle las luces. Salúdame a mi Chinita y a los panas que te recibieron.
Eduardo J. León Hernández
Barranquilla
Julio 12, 2023