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| Imagen Gemini |
El primer mandamiento de la ley de Dios, de esa decena de preceptos entregados al profeta Moisés en el monte Sinaí, es: Amarás a Dios sobre todas las cosas. ¿Pero que es amar? ¿Y Cómo se ama a Dios?
El amor es un sentimiento complejo que involucra afecto, conexión y compromiso, manifestándose en múltiples formas como el amor romántico, el familiar o filial, el de amistad y el amor propio.
Desde el punto de vista biológico, el amor está asociado con la liberación de dopamina y oxitocina, que generan sensaciones de placer y recompensa, mientras qué desde una perspectiva más amplia, es uno de los valores humanos más importantes (si no el principal), que impulsa compasión, lealtad, generosidad y convivencia. Implica enlace y apego, cuidado y respeto, es un profundo afecto y deseo de proteger y apoyar a otra persona. También es un motor que mueve la humildad, la empatía y el compromiso. En los mecanismos cerebrales, el amor está relacionado con las emociones positivas y desactiva otras asociadas al miedo y al juicio crítico. Esto último es clave y me encanta.
En la función evolutiva, el amor de pareja y el amor filial, es fundamental para la supervivencia de la especie, ya que fomenta la reproducción y el cuidado de las crías, aunque por allí también están apareciendo seres, que a veces creo son extraterrestres, quienes dicen que la familia como estructura ya no tiene sentido; pobre gente.
Hay formas de catalogar el amor. El romántico, la atracción sexual y relaciones de pareja. El filial, el existente entre padres e hijos. El fraternal, afecto entre hermanos o amigos. El amor propio, valoración y respeto hacia uno mismo, y el platónico, es ese idealista, espiritual y para nada sexual; Platón creo que ya tenía problemas con lo otro. Podemos conseguir muchas otras categorizaciones, dependiendo de la distancia, del “número de participantes”, del lugar, su duración, etc. También está la biofilia o petofilia, amor a los animales o las mascotas, la dendrofilia, amor a los árboles y tenemos la mecanofilia, que no es el amor al mecánico (aunque así nombren algunos a su cuchicuchi en el celular) describe el amor a los vehículos y estaríamos horas aquí agregándole el “filia” a cuanta vaina se nos ocurra y creando sustantivos infinitos que pudieran o no describir amor por alguien o algo, real e imaginario, de este planeta o de otro.
Eso me lleva a preguntarme: ¿Que es realmente el amor? ¿Una sensación? ¿Un pensamiento? ¿Una acción o una decisión? Es bien difícil definir algo que no se puede medir, ni tocar, que no tiene color, así pinten corazones de rojo, tampoco olor, ni es posible degustar o sentir su temperatura, ni percibir su nivel de suavidad, dureza o rugosidad.
Muchos has descrito el amor en poemas, canciones, películas, obras de teatro, pero también lo lanzan en miradas, besos, en un abrazo, una caricia, en un gran ramo de flores o en una simple rosa, cualquier cosa que entregas, que regalas, físico o no, puede representar o ser amor.
El amor es un concepto tan variado y complejo, que es imposible cualquier definición única; su naturaleza es tan personal que cada individuo experimenta y tal vez comprenda su propio significado.
Aquí es donde me pregunto: ¿Cómo puedo yo saber, a pesar de conocer lo que siento, percibo o regalo, si realmente amo a Dios? ¿Por el hecho de cumplir los mandamientos ya amo a Dios? El soldado puede obedecer al pie de la letra las ordenes de su sargento, pero eso no significa que lo ama, solo obedece.
Yo creo en Dios, porque siento que existe. Yo confió en Dios, porque me ha apoyado cuando lo he necesitado, he sentido que está allí y que no me engaña. Creo y confío en Dios porque si, porqué me da la gana. ¿Pero cómo puedo saber que lo amo? ¿Como mido eso? ¿Es solo con pensarlo y sentirlo que lo compruebo? ¿Basta con cumplir con lo que pauta mi religión? ¿Es ayudando a mi hermano, al prójimo que demuestro mi amor por Dios y por mi prójimo? ¿Pero a quien se lo demuestro, a los demás o a mi mismo? ¿Estoy seguro de que Dios me está viendo y anotando esos puntos a mi favor y es eso lo que le demuestra a Él que lo amo? ¿Es más, de verdad Dios necesita que yo lo ame? ¿Le hace falta a él para vivir, para ser feliz? ¿Se deprime Dios cuando Él siente o comprueba que no lo amo? ¿Seré yo tan importante para Él? ¿Cómo saber que amo a Dios sobre todas las cosas? ¿Seré yo capaz de entregar mi vida por defender a Dios?
Todo lo anterior son muchas preguntas que cada persona, que cree en Dios, responderá de manera diferente, única. ¿Y los que no creen en Dios, sienten, comparten y viven con amor? Por supuesto que sí. Hay seres muy malos, malvados como dicen en las películas, delincuentes y depravados, que sin duda aman a sus hijos, a su manera; ¿O es que hay alguna forma de saber que eso no es así? ¿Quién lo mide y nos pasa ese reporte? Es un tema complicado, de todos los días, porqué si algo hace falta en este mundo, es amor.
Cada persona tiene sus colores y sabores preferidos y así mismo tiene amigos con quien quiere compartir más que con otros. Los amigos tienen diversos niveles: algunos están lejos y aun cuando su ausencia se siente, están allí siempre. Otros están cerca, siendo unos pocos compañeros constantes y otros con comunicación frecuente, pero la intimidad menor. El resto, aquellos que están a la espera de un momento, quizás no pasen de ser meros conocidos.
Ser conocido o ser amigo, son tan diferentes como el querer y el amar de la canción cantada por José José: “El querer pronto puede acabar, el amor no conoce el final. Casi todos sabemos querer, pero pocos sabemos amar”.
En una anécdota que leí o escuché, un señor le quita la vida de un disparo a un ladrón que se metió en su casa, pero él no tenía permiso para portar la pistola que utilizó. Muy nervioso, llamó a un primo abogado y le comentó lo ocurrido. Ante semejante hecho, este le recomendó que llamara a la policía y se entregara, que él luego pasaba por la comisaría para tratar de ayudarlo. Como no quedó convencido con ese ofrecimiento, llamó a un gran amigo y este le dijo: ” NO hagas nada, ya voy para allá” y en 15 minutos se apareció con dos palas, cuatro galones de cloro, más varios pares de guantes y le dijo, tranquilo amigo mío, aquí estoy para ayudarte.
En esa historia, que es solo eso, no una invitación a comportarse de una forma u otra. ¿Quién mostró más empatía?: ¿El primo o el amigo? ¿Cuál de los dos se siente más cercano? ¿Quién se expone más, por el simple, pero maravilloso hecho de ayudar a su amigo? El amigo está dispuesto a sufrir, el primo no quiere compromiso, es más, ni siquiera se ofreció a acompañarlo.
El vínculo filial no define un mayor amor. Hay amigos con los que contamos más que con nuestra propia familia; eso es una verdad tan grande y fuerte como los rayos del Catatumbo.
Yo no le temo a Dios, porque un Padre amoroso no le hace daño a su hijo. No le temo a Dios, porque un verdadero amigo siempre está o se siente cercano y me apoya. ¿Si Jesús entregó su vida para salvarnos, que mayor muestra de amor real y sincero queremos? Y además nos dejó su Santo Espíritu, para guiarnos y protegernos. Yo no le temo a Dios, porque Dios es amor y el amor siempre es bueno, sea cual sea su forma, tamaño o condición.
A Dios le tengo respeto, como debemos hacerlo con todo buen padre, madre, abuelo, tío o amigo. La Primera Epístola de Juan dice: 1 Juan 4:8: "El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor". 1 Juan 4:16: "Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él".
La frase "Dios es amor" no significa que el amor sea Dios, sino que el amor es la esencia misma de la naturaleza y el carácter de Dios. Todo lo que Dios hace está motivado por su amor, que a su vez es Sacrificial, ya que entregó a su propio hijo por nuestra salvación. Es Incondicional y transformador. Si alguien dice amar a Dios, pero no ama a su prójimo, es un mentiroso.
El amor es un atributo esencial de Dios, que define su ser y su interacción con el mundo. Siendo Dios la encarnación del amor, ¿por qué deberíamos temerle y cómo podríamos no amarlo?
La familia se tiene, el amigo se gana. Dios es Padre y Amigo, uno verdadero que NUNCA nos traiciona.
"Dios es único para cada uno, así como única es la forma en que cada quien lo ama."
Eduardo J. León Hernández
BarranquillaNoviembre 23, 2025







