Elena o Helena es un nombre propio femenino de origen griego, que significa “antorcha”, por lo que comúnmente también se traduce como brillante, deslumbrante o resplandeciente.
Se asocia con el concepto de la «mujer más bella del mundo» derivado del mito troyano de Helena, también conocida como Helena de Troya, un personaje mitológico, hija de Zeus, una mujer de belleza incomparable según lo que aseguraba la propia Afrodita y que fue persuadida por Paris, príncipe de Troya, para llevar a cabo una fuga juntos, lo que originó la guerra de Troya. Por esta misma historia también adquiere el significado de «mujer amada».
Hay Elenas famosas, empezando por santa Elena de la Cruz o Elena de Constantinopla, quien fue una augusta romana, de quien no se conoce con exactitud la fecha de su nacimiento, pero se estima que fue cerca del año 250 d.C. y es una santa de las Iglesias católica, luterana y ortodoxa. Elena fue la madre del emperador romano Constantino, quien fue una influencia clave para la conversión de su madre al catolicismo, aunque otros escritos dicen que la cosa fue al contrario.
Hizo un gran peregrinaje a Tierra Santa y otras provincias de Oriente Próximo en búsqueda de las reliquias de la cruz de Cristo, la cual algunos sitios mencionan que no solo la encontró, sino que también halló los tres clavos utilizados para la crucifixión.
Igualmente mencionan que ubicó los restos de los Reyes Magos que actualmente se conservan en la Catedral de Colonia, así como los del apóstol Matías, depositados en la abadía de San Matías de Tréveris.
En su búsqueda de la cruz donde Jesucristo murió, ordenó la demolición del templo erigido a Venus y mandó construir un templo allí y otro en el monte de los Olivos. Estas búsquedas y sus hallazgos han sido controvertidos por varios historiadores, quienes aseguran que no fue ella quien los logró.
Como podemos ver, Santa Elena fue una mujer muy decidida, pero igual la describen como una persona muy piadosa, que luchó por abolir terribles acciones que se cometían contra los esclavos. Es considerada patrona de la arqueología, de la conversión y de los matrimonios difíciles.
Hay muchas mujeres famosas con ese hermoso nombre y según @BabyCenterLatino Elena/Helena ocupa la posición #14 entre los 100 más populares para niña y los países donde más se utilizan son España, Rusia y Bulgaria.
Elena también era una vecina muy querida que ya dejó este plano hace unos cuantos años, pero que a una avanzada edad, pasaba los 80, era capaz de barrer toda su casa y doblarse como una bailarina a recoger hojas con sus manos, sin doblar las rodillas y luego levantarse sin sentirse mareada. Parece una tontería, pero traten de hacerlo y verán a que me refiero.
Elena de Borbón y Grecia, cuyo nombre completo es Elena María Isabel Dominica de Silos de Borbón y Grecia, es una infanta española, hija mayor del rey Juan Carlos I y la reina Sofía. Elena ocupa el tercer lugar en la línea de sucesión al trono, después de sus sobrinas, la princesa Leonor y la infanta Sofía, hijas de su hermano menor, el actual rey Felipe VI. A pesar de ser la hija mayor, no pudo escalar a la posición de Reina, porque la legislación que aplica solo permite a las mujeres reinar, siempre y cuando no hubiera un heredero varón. Machismo puro.
En el campo del arte en general, son muchas las actrices, cantantes, escritoras, etc, que llevan ese nombre, destacando para mí Helen Hunt, esa fabulosa actriz y cineasta Californiana, que muchos conocemos por la serie Mad About You en los años 90, con la que ganó varios premios Emmy y en especial por una maravillosa película llamada Mejor Imposible, que protagonizó junto a Jack Nicholson, ganando ambos el Oscar a la Mejor Actriz y Mejor Actor, respectivamente.
Según la revista The Analytical Scientist, Elena Stashenko, profesora de la Escuela de Química, de la Universidad Industrial de Santander en Colombia, está dentro de la lista de los 10 científicos más importantes de toda Suramérica. Nació en Rusia, pero hace más de 40 años llegó a Colombia “persiguiendo el sueño de enseñar y entregar conocimiento al mundo”. Actualmente asegura que ese sueño es algo que cumplió a cabalidad. Es directora del Centro Nacional de Investigaciones para la Agroindustria, además de ser docente de la Escuela de Química de la UIS, el alma máter más importante del nororiente de Colombia. Muchos de sus alumnos hoy día hacen parte de la NASA, la ONU y organizaciones que reúne a los mejores en su campo de acción.
También hay una amiga, que hace un aporte muy importante en un excelente instituto educativo ubicado en Puerto Colombia, de quien en algunas oportunidades recibo elogios por lo que modestamente (realmente los Maracuchos no somos modestos) escribo y que de vez en cuando se lo hago llegar. Tú sabes que es contigo, Elena.
Hay muchas Elenas, en todos los ámbitos de vida, trabajo o acción de este mundo, pero quiero decirles algo de Elena Arleth. Fue una niña que nació hace muy poco en una clínica de Barranquilla, hija de dos amigos que tuvieron que viajar de urgencia a esta ciudad, ya que la condición de salud de su mamá y de ella misma eran muy críticas. Los niveles de la presión arterial de la madre eran sumamente elevados y corría el riesgo de perder la vida, si no lograban controlarla. Sin embargo, el asunto era mucho más complicado, Elenita solo tenía 23 semanas y su peso no llegaba a los 600 gramos.
A los dos días de haber sido internada en la clínica, los médicos decidieron hacer una cesárea, los niveles de la presión de su mamá seguían sin control y en aumento, no podían correr el riesgo de perderlas a ambas. Luego de la intervención, Elenita nació, su diminuto cuerpo fue llevado de inmediato a cuidados intensivos y conectado a los mejores equipos disponibles, con los máximos cuidados que ameritaba su caso. Elenita luchó como una guerrera, usando esa fuerza que muchos bebes sacan de lo más recóndito de su pequeño, pero hermoso corazón y vivió tres días, tiempo suficiente para que sus padres vieran su vida y para impactarnos a muchos otros.
Es increíble como un hecho, que en principio me era ajeno, pudo llegarme tanto. No conocía a su papá, él es hermano de una persona que quiero mucho y trabajó con mi hija Paula. No conozco a la mamá, espero hacerlo pronto, pero es como si hubiera estado cerca de ella en este trance tan duro y complicado.
No tuve la oportunidad de conocer a Elenita, pero hoy la tengo conmigo en mi casa. Los pequeños restos de ella, después de su cremación, los recibí en nombre de sus padres, quienes por esas cosas que deciden quienes controlan el servicio de salud en este país, tuvieron que regresar a su ciudad y estamos a la espera de poder llevarles ese pequeño cofre que tiene algo muy diminuto, pero que nos ha dejado una gran experiencia de lucha y amor.
Nunca le dije al papá que quería ser el padrino de Elenita cuando saliera de la clínica, mi corazón pedía que saliera con bien, pero mi mente me advertía que no me confiara tanto, que siguiera orando por ese milagro, que creo Dios si hizo en esta oportunidad, pero solo Él sabe hasta cuándo.
Dios sacudió mi vida de nuevo y estoy seguro que la de muchos de los cercanos, así como dentro de la tristeza de esos maravillosos padres, a ellos también les ha dejado una linda huella.
Yo imagino a Elenita, como la imagen que encabeza este escrito, una niña linda, con una sonrisa hermosa, su cabello suelto y mirando con ojos de amor, a todos los suyos que desde esta tierra la extrañan, aun sin haberla tenido en sus brazos.
Por todos los niños del mundo, los que nacen y aquellos que no lo logran.
Por amor a Elena.
Eduardo J. León Hernández
BarranquillaAbril 25, 2025