Desde que llegué a Colombia, muchas personas me hacen las mismas preguntas: Por qué esa gente aún está en el poder en Venezuela? Por qué los Venezolanos no hacen nada?
Para poder explicarlo voy a hacer un poco de historia. En la década
de los 50, gobernó en Venezuela un dictador llamado Marcos Pérez Jiménez, quien
fue conocido por su mano férrea contra la delincuencia y por la gran cantidad
de obras de infraestructura como carreteras, hospitales, puentes, vías de
penetración al campo, grandes complejos urbanísticos, etc., que hizo en nuestro
país. Económicamente fue una época de oro, pero también fue algo terrible
contra las libertades individuales y generales de todos los venezolanos,
quienes, si no estaban de acuerdo con el gobierno, sencillamente eran desaparecidos,
encarcelados o exiliados.
Venezuela era llamada la Suiza de América. Esto está en
muchos escritos y documentos y yo particularmente recibí esta información,
bastante detallada, como muchos venezolanos, de las voces de mis padres y abuelos,
quienes aun cuando no estuvieron de acuerdo con la forma de accionar de esa
dictadura, decían que en esa época se vivía con las puestas abiertas y nadie se
metía en las casas. Con el derrocamiento de esa dictadura en 1.958, comenzó la época
democrática de Venezuela.
En las décadas de los 70, 80 y 90, los gobiernos de Venezuela
le dieron la espalda (o mejor dicho, aprovecharon) a un tema extremadamente
sensible y poderoso, la corrupción. A pesar de que durante esos tiempos de democracia,
se lograron avances en las áreas educativas y de salud, en el desarrollo de la
industria en general, la agro-industria y el campo, los enormes recursos
petroleros y otros, como el hierro y el oro, auparon, por su abundancia y la
mala utilización de los recursos obtenidos, esa plaga que se ha esparcido por
todo el mundo, llamada corrupción. Una descarada corrupción.
Ante esta situación, los venezolanos, querían un cambio.
Había comida y buenos servicios, pero se quería un mejor manejo de los recursos, se buscaba
un nuevo líder, alguien fresco, no comprometido con los partidos políticos del
estatus y como por arte de magia y guiado por la perversidad de los tiempos,
aparece un grupo de militares golpistas, cuya cara visible, fue el cobarde que
se escondió en el museo militar. Para desgracia nuestra, como la gente quería “una
gorra”, una mano dura como la de Pérez Jiménez, el innombrable llegó al poder y
lo más triste, aupado por los grandes canales de televisión y la prensa, que
ahora se arrepienten de haberle dado tanto apoyo. Pero eso era lo que el pueblo
quería, un militar y escogieron al peor.
En sus inicios chavez se mostró como
un demócrata, llamaba dictador a castro y se vendía como un progresista, hasta
que logró el cambio de la constitución y fue haciéndose del resto de los
poderes, allí empezó la debacle. Apareció el populismo, la siembra del odio, se
empeñó en dividir al país entre ricos y pobres, recalcando a estos últimos que
los otros eran los culpables de su pobreza, mientras él y los suyos empezaron
el más grande desfalco que haya sufrido país alguno en la historia de la
humanidad. Así logró hacerse chavez del poder, comprando jueces, militares y a
cuanto funcionario que era necesario, dentro y fuera del país, para llevar
adelante el perverso socialismo del siglo XXI.
En todo este periodo que empezó en 1.998, la robolución empezó
a ofrecer dádivas al pueblo. Becas, inventó miles de trabajos en ministerios y
empresas del estado, los cuales por cierto, se multiplicaron hasta por cuatro,
es el país con más ministerios. Creó misiones para todo: educativas, de salud, agrícolas,
militares, políticas, artísticas, etc. También “inventó” la ruta de la
empanada, las areperas socialistas, los gallineros verticales y pare usted de
contar la cantidad de estupideces creadas para engañar al pueblo. Poco a poco fue
jugando con la esperanza de los más necesitados y poco a poco fue arruinando el
país, destruyendo sectores completos de la economía mediante expropiaciones (robos
descarados) y la creación de los elefantes blancos que le pareció. Siguió regalando plata o distrayendo a la gente con sus misiones, jugando con
la esperanza.
Les pongo un solo ejemplo de como se juega con la esperanza:
En un barrio de un pueblo o ciudad, buscan tres chavistas y levantan un censo
de quienes no tienen casa, gente que habita en lo que llamamos "ranchos",
viviendas muy precarias y les ofrecen casas nuevas. Luego colocan una enorme
valla donde dice que construirán cientos de casas, finalmente hacen cuatro
casas, tres para sus partidarios y la otra para esa viejita, a quien todo el
mundo quiere en el barrio. El resto de la gente, se queda con la esperanza de que
pronto vendrá su casa nueva. Al llegar alguna elección, construyen tres o
cuatro más y así los van llevando. Así estos seres mantienen la esperanza.
Sin embargo, como ahora no hay dinero para seguir haciendo todo
esto, ni tampoco quieren elecciones, la represión ha hecho su aparición, que no
es nueva, pero se ha endurecido enormemente en estos últimos años, siendo los más represivos
de toda nuestra historia y todos aquellos que levanten la voz contra el
gobierno, son desaparecidos, encarcelados o exiliados, lo mismo que hacía Pérez
Jiménez, copiaron lo malo, como siempre. Ahora la represión, el hambre, las
colas por comida, sustituyeron la esperanza.
Ya para finalizar, hay gente que me dice, “si chavez estuviera
vivo la situación fuera otra”, no soy adivino, pero puedo garantizarles que el origen de este desastre en el que está sumido mi
país tiene un creador, ese megalómano que se creía la reencarnación de Bolívar
y que pensó tener el derecho de hacer lo que le dio la gana y lo hizo, destruyó
el país y de paso lo dejó en manos de otros seres, que aprovechando la coyuntura,
el sentimentalismo de parte ese pueblo embrujado, el control militar y las trampas
del consejo nacional electoral, pudieron quedarse otro periodo en el gobierno. Perdieron
estrepitosamente las elecciones parlamentarias y no ganarán una elección más en
Venezuela, eso espero.
El populismo se regó por américa latina y está apareciendo en
otros continentes, pero en esta parte del sur parece que ha empezado a desvirtuarse un
poco. Argentina y Perú son dos ejemplos, Ecuador está próximo a salir en unas
semanas y Bolivia pronto también despedirá a morales. Brasil con su onda expansiva
de corrupción, primero en Petrobras y ahora con las comisiones de Odebrecht
movió del poder a otros populistas y debería enderezarse. Pero me preocupa
Colombia, los acuerdos políticos inmersos en los acuerdos de paz y las últimas
noticias de corrupción que involucran a la alta dirigencia política, me ponen a
pensar. Colombianos, pueblo y clase dirigente, no opino en política, no debo, no estoy
en mi país, pero si les muestro este espejo, les muestro esta reseña sobre mí país.
Por favor, piensen, actúen bien, tienen un gran país, nunca elijan otro Pérez Jiménez.
Eduardo J. León
Hernández
Marzo 14, 2.017
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