Lo que si es cierto es que Adam fue quien nos metió en este lío, no pudo contenerse y le siguió el juego a Eva; como siempre y desde el inicio, las mujeres demostrando quien tiene el poder.
Por eso a Jesús lo conocemos como el nuevo Adan, al que le tocó enmendar la comidita de la manzana, a través de la cual entró el pecado al mundo. Le tocaba a alguien del mismo sexo arreglar el entuerto y traernos el mensaje de salvación; pero que tal si hubiese venido una mujer, aun cuando en los libros escritos antes de la llegada del Redentor, ya se sabía que sería un varón. Ese era el plan de Dios.
Desde los orígenes del mundo, hemos visto que ha sido el hombre y no la mujer, quien ha protagonizado la historia, aunque no son ellos solos los que han hecho todo el trabajo y sin las mujeres no seríamos nada; de hecho sin ellas la humanidad no existiría. Pero se imaginan a Marijose, que así pudo haberse llamado la Redentora, a esa "treintona" tratando siquiera de entrar a un templo en el siglo primero, tomando un papiro y proclamando la palabra. O a Pedro y a su hermano Andrés, parados al lado de su barca y dejándolo todo para seguir a una mujer? A lo mejor la hubiesen seguido, pero buscando otra cosa. Traten de imaginarse esas escenas.
Casi todos los profetas, cuyos libros están en la biblia, son hombres o digamos varones para manejar el término correcto, solo tres hembras aparecen en la lista de los libros que componen el antiguo testamento, Ester, Judit y Rut, para ser más exactos; por supuesto no hay ninguna evangelista. Es que es complicado imaginarse a una mujer hablando con la Samaritana, se imaginan como hubiese sido ese encuentro, de qué manera hubiese empezado la conversa y como habría terminado en cuanto Marijose le dijera todo lo que sabía de ella?. La golpiza entre ambas hubiese sido terrible. Igual pienso en el momento del intento de apedreamiento de la pecadora, al pronunciar la frase “quien esté libre de pecado, que lance la primera piedra”, seguro hubiesen sido lapidadas las dos.
Creo que la forma de como Dios condujo este evento fue para dejarnos muchas lecciones que a veces no vemos, o no queremos ver. Por ejemplo, el comportamiento de José, el padre del Redentor, fue también parte de ese plan para hacernos ver a los varones, que no siempre hay que robarse el show para ser importantes. José tuvo tanta fe y confianza en Dios como María; de hecho, a esta última se le apareció un Ángel y le explicó la película en vivo, con José fue una transmisión radial, puro sonido y para hacérselo más complicado, escuchó todos los mensajes estando dormido. Seguro no fue nada fácil, sin embargo entendió clarito lo que debía hacer. José escuchaba a Dios con su corazón, no necesitaba verlo. En su papel de padre en la Biblia aparece muy poco: cuando el Redentor es concebido, al moverse a Belén, en el nacimiento, en la huida a Egipto, el retorno a Israel, en la presentación del niño y luego, cuando el travieso Jesús se queda en el templo. De allí en adelante nada más dicen de él las escrituras, pero la educación que le dio a su hijo, (que por cierto no era de él) fue ejemplar, de eso no hay duda. El ejemplo de José, no es precisamente el que los varones hemos seguido, hablo de la inmensa mayoría. Pero también les digo que hay muchos varones como José en la tierra, precisamente por hacer su trabajo y dejar la publicidad a un lado, no los conocemos; como que no nos interesan.
María si vio, escuchó el pedido y lo aceptó, había sido preparada para eso, pero además su corazón estaba claro de lo que quería. María salió corriendo a casa de su prima Isabel cuando supo que estaba embarazada y no era en la calle de al lado, aunque seguro tuvo compañía y protección, llevaba en su vientre al Hijo de Dios. No tuvo el menor reparo en ir a atender a su anciana prima, que también iba a traer al mundo a alguien especial. Esta escena me lleva a imaginarme de nuevo a Marijose (la Redentora) en campaña por tres años, de pueblo en pueblo, junto a una cuerda de carajos barbudos, sin bañarse a diario y echándose tragos. Jesús no tenía problemas para ir al baño rapidito a un lado del camino, pero se imaginan a una hembra tratando de hacer lo mismo?. Cuando estuviese en sus días, con los dolores mensuales (si está bien escrito), el tema de la limpieza, de la ropa, el pelo, el baño diario y el maquillaje. Habría sido muy complicado, no había baños públicos en los caminos que ella hubiese podido usar.
El asunto de la estadía en cualquier carpa en el campo, en tantos y diferentes pueblos o el dormir dentro de una barca. Cuantos tipos no habrían intentado abusar de Marijose, que siendo hija de Dios seguro hubiese sido bellísima. Cuantas historias habrían sido inventadas por muchos (y por muchas) contando de sus supuestos amores con ella, de lo que le hacían, con el ánimo de desprestigiarla; cuantos hijos le habrían achacado. La mujer en esa época era prácticamente considerada como un accesorio del hombre, casi un animalito con un poco más de valor, eso era para algunos. Yo he notado que la dupla madre-hijo, se entiende mejor que la de madre-hija, Dios también estaba muy claro en eso.
María demostró (demuestra) a los varones lo que es la entereza, el valor y el verdadero amor, fue capaz de acompañar a su hijo durante su peregrinar, persecución y muerte, nunca lo abandonó, mucho menos lo negó, como si hicieron algunos fuertes y supuestamente valientes. Además, le da una lección a las mujeres, sobre todo a esas que les encanta darle a la lengua (tranquilas, varones hay también), guardando en su corazón todas esas cosas que ocurrían y que debían ser conservadas en secreto. Conozco a varias, que en el supuesto negado de que se les apareciera el Ángel, pondrían una foto en el Facebook antes de escucharlo hablar. Y vaya que María sabía cosas.
Cuantos eventos especiales debió haber visto al lado de Jesús, cuantas travesuras santas y milagrosas habría hecho de muchacho. El milagro del vino en las bodas, fue su primero; yo no dudo que hubo muchísimos más en privado, antes de ese. La respuesta de Jesús a su madre fue: aun no es el tiempo (en público) y ella dijo: hagan lo que Él les ordene; seguro ya María le había visto hacer muchos milagros antes, conocía de sus capacidades, lo tuvo al lado por 33 años.
Dios sabía y sabe muy bien lo que hace y no creo que decidió que fuese Jesús, en lugar de Marijose, por un simple capricho. Él no necesita demostrar nada a nadie, también en la elección del hogar son muchas las cosas que nos enseña. Nos muestra a un hombre humilde, sencillo, callado y nada egoísta. También a una mujer muy valiente, sincera, amable y discreta. Un inmejorable par de personas que tuvieron la misión de recibir, educar y acompañar, nada más que a Jesús al Hijo de Dios. Esa es la dupla a imitar.
Ayer fue el cumpleaños de Jesús, la celebración de esa noche en la que llegó el Salvador y no importa si fue hombre o mujer, ya que fue Dios mismo hecho carne, que bajó a este mundo a mostrarnos muchas cosas, a enseñarnos con sus propias palabras, pero también con sus actos, cuál debe ser nuestro comportamiento, con los demás y con nosotros mismos. A enseñarnos a través de José como debe ser el padre ideal y por medio de María, todo lo que una mujer es capaz de hacer por su hijo, por todos sus hijos, por su familia. Como ser pura y santa, además de no llegar a convertirse en alguien pedante, por el poder que se ostenta. María tuvo todo el poder del mundo, su hijo haría lo que ella le pidiera, pero justamente por tener el corazón amoroso que tiene, nunca se excedió en lo que eran sus deberes.
Ayer llegó de nuevo el Niño Jesús a nuestro corazón, a recordarnos que la navidad es un tiempo de reflexión y de paz. También vino a decirnos lo que no es la navidad, ya que nosotros, en una gran mayoría, no hacemos sino beber, comer y gastar, cosa que en esencia no es mala, puede ser parte de la alegría, pero no el centro de estas fiestas.
Imitemos a la familia de Nazaret y a su hijo Jesús. Ser bueno no es fácil, como nos cuesta; pero tampoco es imposible. Nuestra naturaleza en ocasiones nos lleva a comer lo que no debemos, a mirar para otro lado cuando no nos conviene lo que vemos, a caminar en la ruta equivocada, sabiendo que vamos mal; pero si tenemos fe, si pedimos a Dios su apoyo, al Santo Espíritu su guía, seguro nuestra senda será la adecuada, aunque no libre de obstáculos, como la vida de Jesús.
No importa si fue Jesús o si pudo ser Marijose, lo cierto es que Él ya estuvo aquí y se quedó: lo hizo por ti y por mí.
Feliz Navidad a todos.
Dios sabía y sabe muy bien lo que hace y no creo que decidió que fuese Jesús, en lugar de Marijose, por un simple capricho. Él no necesita demostrar nada a nadie, también en la elección del hogar son muchas las cosas que nos enseña. Nos muestra a un hombre humilde, sencillo, callado y nada egoísta. También a una mujer muy valiente, sincera, amable y discreta. Un inmejorable par de personas que tuvieron la misión de recibir, educar y acompañar, nada más que a Jesús al Hijo de Dios. Esa es la dupla a imitar.
Ayer fue el cumpleaños de Jesús, la celebración de esa noche en la que llegó el Salvador y no importa si fue hombre o mujer, ya que fue Dios mismo hecho carne, que bajó a este mundo a mostrarnos muchas cosas, a enseñarnos con sus propias palabras, pero también con sus actos, cuál debe ser nuestro comportamiento, con los demás y con nosotros mismos. A enseñarnos a través de José como debe ser el padre ideal y por medio de María, todo lo que una mujer es capaz de hacer por su hijo, por todos sus hijos, por su familia. Como ser pura y santa, además de no llegar a convertirse en alguien pedante, por el poder que se ostenta. María tuvo todo el poder del mundo, su hijo haría lo que ella le pidiera, pero justamente por tener el corazón amoroso que tiene, nunca se excedió en lo que eran sus deberes.
Ayer llegó de nuevo el Niño Jesús a nuestro corazón, a recordarnos que la navidad es un tiempo de reflexión y de paz. También vino a decirnos lo que no es la navidad, ya que nosotros, en una gran mayoría, no hacemos sino beber, comer y gastar, cosa que en esencia no es mala, puede ser parte de la alegría, pero no el centro de estas fiestas.
Imitemos a la familia de Nazaret y a su hijo Jesús. Ser bueno no es fácil, como nos cuesta; pero tampoco es imposible. Nuestra naturaleza en ocasiones nos lleva a comer lo que no debemos, a mirar para otro lado cuando no nos conviene lo que vemos, a caminar en la ruta equivocada, sabiendo que vamos mal; pero si tenemos fe, si pedimos a Dios su apoyo, al Santo Espíritu su guía, seguro nuestra senda será la adecuada, aunque no libre de obstáculos, como la vida de Jesús.
No importa si fue Jesús o si pudo ser Marijose, lo cierto es que Él ya estuvo aquí y se quedó: lo hizo por ti y por mí.
Feliz Navidad a todos.
Eduardo J. León Hernández
Barranquilla
Diciembre 25, 2.017
Diciembre 25, 2.017
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