Todos tenemos personas importantes en la vida, pero dentro de esas, la
más importante es nuestra madre. Por supuesto que están los hijos y esa mujer
que se lo ha calado a uno toda la vida, que es la esposa (aunque aplican términos y
condiciones), pero quien te trajo al mundo, quien te dio la vida, la que se
desveló por uno, es una sola; de eso no hay duda.
Cada una tiene su particularidad, la mayoría son excelentes
cocineras (y a veces esa es causa de discusión marital, que peo), algunas son
muy buenas costureras (mamá y su máquina de coser, jeje, caso de estudio) y hay un sinfín de
áreas en las cuales cada madre se destaca.
La mía no es policía, pero siempre sabe cuando uno
está metido en algún problema, o no tiene dinero y sobre todo cuando uno
tiene hambre, que en mi caso es mi condición natural, ella lo reconoce e inmediatamente
trata de ayudarme, por eso la mía es como un detective y cumple hoy 77, una pendejada.
77 años de haber nacido en una población del glorioso Municipio Colón
del Estado Zulia, al sur del lago de Maracaibo, tierra de gente humilde y
trabajadora. Lo que bien llaman algunos la “despensa de Venezuela”, por la
riqueza alimentaria que allí existe, gracias a la bondad de Dios y al
trabajo de tanta gente buena. Hija de Flor María Vivas Medina y José Geovaldo Hernández Meleán,
que iba a clases en un cayuco cruzando
el río y que sin tener idea de cómo se hablaba, fue la que desde niño me
impulso a aprender el inglés; pocas visionarias de esa época entendían la
importancia de ese otro idioma.
Hoy cumple 77 años y parece más joven, a pesar de sus
molestias y dolores (en especial los de cabeza que le produce mi papá), se
mantiene, se conserva; está allí luchando con la vida, en especial mentandosela a la narcotiranía cuando no consigue los tintes para el cabello, guardando silencio sobre
sus dificultades y atendiendo, como todas las madres, los problemas de los
demás.
Hoy el cumpleaños de mi madre coincide con la parábola de
Jesús en el evangelio de Mateo, donde narra lo que ocurre con el
sembrador, que lanzaba semillas en diferentes tipos de terreno, pedregoso, árido, con malas hiervas que ahogaban el brote y la tierra fértil, donde las semillas produjeron arboles buenos y de calidad. La vida de mi
madre, a pesar de ser ese árbol hermoso y bueno, ha estado plagada de piedras
en el camino, de aridez y de alguna gente que ha tratado de hacerle daño,
pero que no ha podido. Su talante le ha permitido, a su manera, salir
adelante. Es una mujer a quien todo el mundo quiere y admira, mi primo Jorge Luis Borges dice que es la más decente que él ha conocido (pregúntale a Tiabe), todos sus sobrinos,
amigos, reconocen y han reconocido siempre, lo ejemplar que es como madre, abuela, tía, esposa (aunque papá no lo merezca) y amiga.
Para mí el mes de Julio siempre ha sido de fiesta, Papá
cumple el 14, Mamá el 27 y yo el 21, es un mes en el cual había al
menos tres tortas, había fiesta para toda la familia, además de muchos otros
cumpleaños de familiares y amigos cercanos: Joseito, Edward, Lugo, Cheo, mi queridísima
vecina María Álvarez, Irame, el Padre Thomas, Julio Cesar y otros que no olvido, pero que harían muy larga la lista. En Julio también
nació Bolívar y si, no me lo recuerden, algunas grandes plastas también nacieron en
este mes.
Pero hoy cumple mi madre, a quien no he podido abrazar en
los últimos cuatro años en su cumpleaños, ni el día de las madres y tampoco en
Navidad, eso es muy duro para mí, pero sé que lo es más para ella, que ha visto
como la familia, por causa de la situación país, ha tenido la necesidad de
dispersarse.
Hoy te escribo estas cortas líneas Mamá, son muchas las
cosas que fluyen a mi mente desde mi corazón, pero prefiero no ponerlas aquí, son
cosas más privadas que ya te he dicho, hay algunas nuevas y que solo quisiera decírtelas cuando te
vea, cuando me siente en la mesa de tu casa, en esa silla que sé aún es la mía, que está después de la de Papá y la de Alex, a quien aprovecho para agradecer infinitamente
como los está tratando y cuidando junto a Rita María, ya que yo no puedo; cuando llegue y me coma un arroz asopado o un revuelto de pollo, con plátano
verde y queso, ese día hablaremos un buen rato.
Hoy 27 de julio de 2.018, hay un eclipse de luna, de luna de
sangre, donde ese astro toma un color rojizo producto de la forma como se
refracta la luz del sol y es un evento que se da pocas veces en una década. Así tenías tu el cabello. Una
madre es para un hijo sol y luna. Sol durante el día, ya que le ilumina la
vida, le hace claridad para que no se caiga, para que trabaje o estudie sin
tropiezos, para que pueda ver con sus propios ojos lo que le conviene hacer, lo
que es bueno, para que decida. También es luna, porque en esa parte de la vida, en ese tiempo cuando
nos toca descansar, cuando la luz no nos deja dormir y al cuerpo le hace falta
la oscuridad, refleja solo un poco de la luz del sol, con rayos tenues que
permiten alumbrar al mínimo y no quedarnos en la oscuridad completa.
Te amo Madre y deseo que pases el mejor de tus cumpleaños.
Me imagino que ya fuiste al taller, a hacerte tus retoques, porque como toda
bella mujer, primero muerta que sencilla.
Mamá, hoy quiero decirte que te perdono todos los carajazos
que alguna vez me diste, los correazos, regaños y cotizasos; está bien, yo estoy claro que todos me los gane. Pero lo que nunca, escucha bien, nunca te voy a perdonar, es que tomes Whishy
con Coca-Cola, eso no Mamá, es un sacrilegio!!
Feliz Cumpleaños Iris Haydee. Que Dios te bendiga, la Chinita
te cubra con su manto y juntos te regalen muchos años más de vida, llenos amor, salud y paz, al menos hasta que seas la 99.
Tu hijo
Eduardo José León Hernández
Barranquilla
Julio 27, 2.018