Hugo es contigo. A nadie le puede alegrar la
muerte de otro y siempre que alguien muere, nunca es malo. Yo no puedo juzgar
tu alma, eso solo lo hace Dios, pero si puedo juzgar tu actuar. Que oportunidad
tan grande perdiste Hugo, conseguiste un país ávido de alguien con mano dura
para atacar la corrupción y la inseguridad, no hiciste nada para responder a
esa necesidad. Te llego dinero para que cada Venezolano tuviera casa,
educación, salud y trabajo, tampoco hiciste nada bueno en ese sentido. Solo te
dedicaste a "regalar" a algunos de tus coterráneos unos
"cobritos", una limosna. Te aprovechaste de su candidez y de la
esperanza que pusieron en ti, eso no lo hace quien quiere a su pueblo, ya que
les ofreciste soluciones habitacionales, que solo estaban en los cálculos
electorales. Pero más grave aun, regalaste plata al exterior, buscando apoyo
afuera para que te "quisieran" y te vieran como a un Bolívar, allí
también te equivocaste, te chulearon y lo triste es que no era tu plata. Diste
ordenes de meter gente presa, de cerrar televisoras y emisoras de radio, de
atacar a periodistas, de meter miedo y de echar gas del bueno a quien
protestara, nuevamente pelaste bola.
Acabaste con nuestra industria, con la
producción agrícola, con la propiedad privada y paremos de contar, para
convertirnos en un país parásito, que todo lo importa, porque no produce nada.
Puedo estar escribiendo por horas describiendo tus errores, pero sería
fastidioso, lo que si no puedo dejar de mencionar, es como para lograr tu
cometido absurdo y personalista, dividiste a este país. Sembraste el odio,
separaste a la sociedad. En nombre de la patria, enfrentaste a ricos con
pobres, a blancos con "afrodescendientes". Te fuiste con tus manos
sucias, ya que programaste y profundizaste la rotura de lo más sagrado que
tiene un país, su sociedad, inclusive, muchas de sus familias, que son el
núcleo de la misma, se enfrentaron por tu cizaña, eso no es de un cristiano. Yo
soy un cristiano, con muchos defectos, que ha cometido muchos errores y que ha
pecado también, no soy un santo, ni pretendo venderme como tal, pero no puedo
entenderte.
Esto que te escribo hoy que ya te has ido, ya no te importa, no
puedes leerlo, pero ojalá, ojalá, ojalá, que quienes te siguen y te han
secundado en este comportamiento tan indeseable, vean, escuchen, piensen,
recapaciten y cambien su conducta. Que extiendan la mano pidiendo ayuda, que
ofrezcan su colaboración, que dejen de ofender de entrada en cada alocución y
que piensen en verdad que este pueblo lo que necesita es paz, vida y amor, para
recomponer esta locura en la que se ha convertido Venezuela. Los que no
estuvimos de acuerdo contigo (tampoco con quienes quedan al mando) también
hemos cometido errores, pero estamos dispuestos a tender puentes. Hugo, hoy yo
no te puedo perdonar, tal vez cuando mi mente y mi corazón estén mas
tranquilos, pueda hacerlo.
Tú me quitaste gente a quien quería mucho, que
murieron por tus acciones, directas e indirectas, por actos cometidos por tus
esbirros, por gente que les destruyó o que les quito lo que habían hecho con
sus manos, por las vidas que veo se pierden en los hospitales y en las calles,
por los que están presos, muriendo en vida. Todo eso, producto de tu siembra de
odio. Por eso y por muchas cosas más, que te perdone Dios, hoy yo no
puedo.
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