Esta última semana de marzo 2.017 ha sido una de las de
mayor movimiento político en Venezuela, la OEA se reunió y 20 países reclamaron
al desgobierno de mi país volver a la democracia, el día de ayer el tribunal
supremo de injusticia (minúsculas) finalmente derroca con una sentencia al
parlamento y se consuma formalmente la dictadura. Hoy, para enredar más la
cosa, la fiscal general de la nación, dice que eso es inconstitucional y hace
un llamado a volver a la cordura y restituir el estado de derecho. Luego el
miserable sale y dice que él no sabía nada.
Eso anterior es un pequeño resumen para algún lector que no
esté al día con los últimos eventos que han “oficializado” la dictadura en
Venezuela y que ojalá despierte nuevamente al pueblo. Pero este escrito
no es con el fin de hacer un análisis político de la situación, no, es para comentarle a la gente mi parecer de su comportamiento en las
redes sociales.
Regularmente en las redes vemos gente, como yo, que estamos
en el exterior, preocupados por el país y escribimos sobre lo que ocurre, damos
apoyo y ánimo a quienes están sufriendo en Venezuela. Esto lo hacemos muchos.
Hay otros que estando dentro del país ni siquiera se pronuncian contra el
gobierno, no sé si es el culillo que les invade y disculpen mi franqueza, pero
así pienso, otros no lo hacen porque creen que no hay impacto con eso y muy por
el contrario puede traerles problemas (más??).
Les comento que mi hijo menor, mis padres, hermanos, tíos y
muchos primos y sobrinos y grandes amigos a quienes estimo enormemente aún están en Venezuela y muchísimos de ellos, por no
decir todos, padecen a diario para llevarse la comida a la boca, ni hablar de
conseguir medicinas. Cada día que me siento a comer, me invade una gran
tristeza; no es fácil llevarse algo a la boca sabiendo que los tuyos padecen
hambre. Cuando entro a una farmacia o cualquier tienda y veo a la gente
comprando lo que quiere, es inevitable recordar a mi país y en especial a mi
gente que padece. Me es imposible no recordar la emergencia del Hospital
Universitario de Maracaibo, a la cual asistí regularmente por años e imaginarme
a la gente más pobre, viendo morir a los suyos. Vivir en el exterior es muy duro,
estás fuera, pero tu cabeza está en Venezuela.
Hay algo, que es la parte central de este escrito, que sí me
parece extraño, contradictorio o digamos, medio dudamel. Es el comportamiento
de alguna gente que está en Venezuela, que día a día postea en redes fotos de fiestas,
paseos, desayunos, almuerzos, parrandas, etc. No hablo de esas que corresponden
a la graduación de un hijo, de una boda, de un evento que sea digno de
compartir por su esencia, hablo de los diarios disfrutes, las fotos de sonrisa
diaria, el yo estoy bien y me importa un carajo lo demás. Mira lo que como, que rico está!
Donde vivo, me
preguntan con frecuencia: “Realmente las cosas están tan mal en Venezuela?. En
las redes se ve otra cosa”. Yo simplemente les contesto que hay gente que no
sabe lo que es la solidaridad, que pareciera que esas personas no se han dado
cuenta de que viven en un país con hambre, donde muere más gente que en una
guerra, en un país donde a pesar de no tener un enemigo declarado, vive una
conflagración de hecho y conoce a quienes la dirigen y a los que están
asesinando día a día a nuestra gente.
A veces pienso que son chavistas tapareados a quienes no les
ha tocado una mala hora o que son familia de dudamel y dicen que ellos no
hablan de política. Lo peor de todo, es que cuando alguien que está afuera, comenta en su muro o en cualquier red social, enseguida dicen: 1) Cuando te
vienes a tomar el fusil. 2) Es muy fácil hablar desde afuera. 3) Ven a poner tu
pecho primero. No conocen la historia del que ha salido, no saben lo difícil
que es vivir auto-exiliado, pero más aún, nos atacan como si nosotros fuéramos
sus enemigos, cuando realmente lo tienen muy cerca.
Vivir fuera te permite conocer otras realidades, tener otras
experiencias, aprender cosas nuevas, sobre todo otra gente, adquirir nuevas
habilidades y ser mucho más intuitivo. Conoces nuevas leyes, respeto y sobre todo, puedes
comparar. No es más valiente el que se queda que el que se va. Hay países donde emigrar y volver es muy
común, les invito a estudiar la historia de Irlanda, hay mucho sobre eso. Lo
que si les aseguro, es que cuando esta situación de Venezuela cambie, muchos de
los emigrantes no volverán, se quedaran aprovechando oportunidades diferentes,
pero los que regresen, estarán mucho más formados y curtidos que esos que los atacan en las redes.
Saludos y les digo de nuevo: Venezolanos, despierten, no
pretendan salvar al país criticando en voz baja y viendo Globovisión. El país
es de todos, pero ustedes son los que están viviendo en él.
Eduardo José León Hernández
Barranquilla 31 de marzo de 2.017