sábado, 5 de agosto de 2017

SER BUENO, ES MALO ??



El hombre es la mayor creación de Dios, es un hecho cierto y que nadie discute. Pero, de verdad lo creemos? A ver, me explico. Si somos lo mejor de la creación, deberíamos ser los seres con el mejor comportamiento, con la mejor actitud, con la mayor bondad, los buenos de la historia pues, pero parece que no lo hemos entendido o no entendemos, que eso es lo que más nos conviene. Alguien dijo una vez, si los malos supieran lo bueno que es ser bueno, el mal desaparecería.


Para esto necesitamos quitarnos la careta, debemos empezar por mostrar realmente quienes somos, no lo que tenemos. Que seamos capaces de sonreírnos con personas de cualquier “nivel social”, que reconozcamos que todos somos iguales, que nacimos de la misma forma y que algún día nos moriremos, lo que no conocemos es en qué condiciones. Lo único que nos diferencia en esta vida, es nuestra actitud ante ella,  nuestra manera de ser, eso sí lo podemos manejar y mejorar. 


En una actividad muy especial a la que asistí hace un tiempo, un amigo Jesuita nos pedía que buscáramos dentro de nosotros, que indagáramos de manera muy privada y personal, cuanto tenemos de Mosca y cuanto de Abeja. Entendiendo que la abeja busca las flores y produce miel, mientras que la mosca va a la basura y reparte enfermedades. Cuanto de cada uno tenemos nosotros ?. En el caso de estos dos voladores, es su naturaleza lo que los lleva a hacer una cosa o la otra, no tienen conciencia de sus actos, pero nosotros sí, fuimos creados con la capacidad de decidir qué hacer. Cuando puedas, mírate al espejo y pregúntate, cuanto de mosca o de abeja tienes? Como está esa combinación en tu vida?


Si preferimos producir miel, en lugar de enfermedades, entonces, parece que si vale la pena ser bueno. El problema es que no nos hemos propuesto esa tarea de tratar de dejar de ser menos infecciosos y más dulces.  Nosotros no decimos que somos buenas personas, parece que nos da pena, ni siquiera decimos que somos, solo mencionamos lo que tenemos, y no es que tener sea malo, todo el que con un sano y dedicado esfuerzo logra tener, poco o mucho, es digno de poseerlo. El asunto es que eso no es lo central en la vida y es lo que nos tiene jodidos.


Además, vivimos con muchas caretas. La careta del licenciado, del médico, del ingeniero, del rico y hasta el pobre se pone su careta. Lamentablemente la sociedad nos ha llevado a separarnos de manera terrible entre sectores que tienen y otros que no tienen. Conozco países que hasta sus legislaciones lo señalan y de esa manera sus ciudadanos son tratados. Viven en “estratos”, por lo que cada quien tiene su careta, creando desconfianza, ya que pensamos que todos los demás (o muchos de ellos) son malos, que nos quieren dañar y no hacemos nada para cambiar esto. 


Muchos ni siquiera sonreímos, somos incapaces de saludar o al menos tratar de poner la mejor cara que tenemos. Sonreír, además de ser un gesto de agrado para con el prójimo, es una de las actitudes que más nos ayuda a nosotros mismos, a nuestra propia salud. 


Ser alegre, ser agradecido, tener una actitud positiva, no son una posesión exclusiva de algunos, es una decisión que todos podemos y debemos tomar, por nuestro propio bien y como aporte a la sociedad y a nuestra propia familia.  Todos tenemos problemas, algunos con más frecuencia e intensidad que otros y no es fácil andar mostrando una sonrisa de manera permanente. No es sencillo sonreír teniendo un fuerte dolor de cabeza, pero, nos ayuda más andar con cara de amargado? 


También es importante que tengamos claridad de que ser bueno no es ser pendejo o tonto. Ayudar a los demás es esencial en la vida. Es una demostración de que realmente nos importa el otro, si nuestra ayuda es tomada con desconsideración o burla, el daño se lo hace el propio malagradecido. En la vida ser útil es lo más importante. Quien se cree más importante, normalmente no es muy útil.  


Estar alegre, agradecer y ser positivos, son la base de la bondad y practicando estos gestos, si practicándolo como cualquier deporte, concientizándonos de que debemos hacerlo, vamos ganando la “habilidad” de ser buenos. Es con nuestra actitud, con nuestro esfuerzo, que nos volvemos mejores personas.


No se nace siendo bueno o malo, hay condicionamientos familiares, culturales y sociales que nos influyen, eso también es cierto, pero cuando se toma conciencia de vida, ser bueno o malo, no es una condición preestablecida, es una decisión. 


Entonces, ser bueno, es malo?.  Tú decides.



Eduardo J. León Hernández 
San Salvador
Agosto 04, 2017   

 

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