Imagen tomada de Google |
Hay una canción con ese nombre, El Duelo, interpretada por
el grupo chileno La Ley, acompañado por Ely Guerra, la guerrera mexicana que
con su tonalidad de voz le da un gusto estridentemente exquisito. Es de esas
canciones con muy pocas palabras en su letra, pero con mucho contenido y con un increíble
sentimiento. El coro de la canción dice:
Sin dolor no te haces feliz
Sin dolor no te haces feliz
Sin amor
No sufres más
Felicidad (tristeza), Amor (odio) y Sufrimiento
(levantarse), las tres palabras principales de ese coro son las que he separado
en este párrafo, pero colocando a su lado lo opuesto, el antónimo de cada una
de ellas.
El duelo es una “terrible sensación” o dolor que queda luego de una
pérdida. Todos lo hemos vivido. La muerte de un ser querido, es uno de los
duelos más fuertes (pero también de los más normales), la lejanía, el ya no tener a
un amor, hay muchas situaciones que nos hacen sentir en duelo. Pilar Sordo, destacada psicólogo y conferencista chilena, de quien muchos deben haber escuchado o visto
alguno de sus vídeos, ha estudiado y analizado, entre otros, este tema, motivada por las tragedias que generan en el pacifico sur latinoamericano los terremotos y son variadas las recomendaciones que hace sobre
este padecimiento, ofreciendo soluciones prácticas, para que esto no se
convierta en algo patológico y eterno.
La pérdida de alguien cercano, según la
lógica de sus reflexiones, puede (y debe) durar cerca de un año, ya que durante esos 365 días se pasa por todas las fechas importantes, en las que normalmente
compartimos con los nuestros. Cumpleaños, días de la madre y el padre, navidad,
año nuevo, etc., esos momentos alegres en los que disfrutamos cerca de los nuestros, que ahora se han ido y que la memoria trae a nuestro presente. Sin embargo, el duelo
es un periodo muy individual, va a depender de muchas variables, la oportunidad
de haber compartido con la persona que no está, el haber podido o no expresar lo que
hubiésemos querido decirle, perdonarse mutuamente, en fin, son muchas cosas que
van a depender de las circunstancias de vida de cada quien.
El duelo no solo se genera por la muerte
de un ser querido, también por la pérdida o lejanía de un amor, el rompimiento de una
relación, un divorcio, mudarse a otro país y dejar a la familia, a los amigos, los arraigos, eso también produce un complejo duelo. Y en ocasiones, ese duelo
también se mezcla con una extraña culpa, y lo digo por experiencia propia, por
cosas que vivo a diario y con las que lucho también.
Ya tengo varios años fuera
de mi país y veo como cada día la situación es más complicada y difícil, en todos
los ámbitos, pero el de salud y la alimentación son los que más me aterran.
En ocasiones, cuando me siento a comer o a tomarme algo, cuando veo que no
tengo limitaciones y puedo comprar lo que mis recursos me permiten, sin tener
que dar muchas vueltas, teniendo diferentes opciones y poder escoger a mi antojo, en ese momento recuerdo a mis padres, a mis hermanos, a
mis cuñados, a tantos primos, tíos y amigos, que no sé si han comido bien
y eso me genera un poco de culpa (insana, lo sé), pero es difícil de evitar.
Tal vez no sea culpa, puede ser la tristeza de saber que los míos y el la mayoría del país no tienen lo
que deberían. Son sentimientos difíciles de expresar y de explicar, pero que
seguro muchos de quienes están fuera de Venezuela lo entienden.
Por eso trato de no utilizar las redes sociales para mostrar lo que hago, mucho menos lo que puedo comer a diario. Para mi, es como tener una discoteca al lado de una funeraria y subirle el volumen a la música cuando están rezando. Pero no le critico "esta moda" a quien lo hace, aquellos que han tenido que emigrar para buscar un mejor vivir, no tienen por qué eximirse de eso, de vivir bien, para eso emigraron y si quieren mostrarlo, cada quien es dueño de sus actos; además que compartir la felicidad es agradable, debería ser lo normal. Solo se lo critico, y siempre se los lanzo en sus caras, a aquellos que han sido responsables de la debacle de mi país, los que han participado y recibido dinero y hecho negocios con la cuerda de sátrapas que manejan los recursos del estado venezolano. A los hijos de estos, que disfrutan o han disfrutado de bienes mal habidos y negocios sucios, en detrimento de toda una nación, tristemente son ellos quienes más aparecen en la redes.
Por eso trato de no utilizar las redes sociales para mostrar lo que hago, mucho menos lo que puedo comer a diario. Para mi, es como tener una discoteca al lado de una funeraria y subirle el volumen a la música cuando están rezando. Pero no le critico "esta moda" a quien lo hace, aquellos que han tenido que emigrar para buscar un mejor vivir, no tienen por qué eximirse de eso, de vivir bien, para eso emigraron y si quieren mostrarlo, cada quien es dueño de sus actos; además que compartir la felicidad es agradable, debería ser lo normal. Solo se lo critico, y siempre se los lanzo en sus caras, a aquellos que han sido responsables de la debacle de mi país, los que han participado y recibido dinero y hecho negocios con la cuerda de sátrapas que manejan los recursos del estado venezolano. A los hijos de estos, que disfrutan o han disfrutado de bienes mal habidos y negocios sucios, en detrimento de toda una nación, tristemente son ellos quienes más aparecen en la redes.
También conocemos como duelo, a ese enfrentamiento que vemos regularmente entre dos hombres en las películas de vaqueros, cuando “el bueno y el malo”
salen a la calle principal del pueblo, justo frente a la cantina y a la cuenta
de tres sacan sus revólveres, ganando el más rápido o el que tiene mejor puntería.
Similar evento se presenta al enfrentarse por el amor de una mujer o para
defender su honor y de una forma más romántica, los contendores juntan sus
espaldas, empiezan a caminar y a cierta distancia previamente acordada, dan la
vuelta y disparan. Duelo tiene su origen etimológico en el latín dolus (dolor)
por lo que siempre es algo que se siente feo, es sinónimo de luto, de algo que
duele y mucho. Pero en esta su otra acepción, también es un desafío, un reto que puede librarte de algo, pero que conlleva a la muerte, al final siempre duele.
Estos dos significados, están presentes en la vida de cada
venezolano de bien. Tienen un permanente duelo, un enfrentamiento inútil,
innecesario y absurdo al que han sido obligados a vivir. Un duelo con la
sobrevivencia, un enfrentamiento en plena calle, pero con una amplia
desigualdad frente a su oponente; tienen armas muy disimiles y llevan las de
perder. Esa desigualdad, que a veces le lleva hasta a perder la vida, también le
provoca el otro duelo. Sufre ese duelo por tristeza, por impotencia, por
minusvalía, por desesperanza, por no poder hacer nada, sintiéndose acorralados;
se siente terrible participar en un duelo diario y sufrirlo a la vez.
La canción El Duelo, que curiosamente la interpreta La Ley, con
la Guerrera de invitada, me llevó a estas letras. Venezuela, la Guerrera, vive en un
permanente duelo, sin Ley, que produce mucho sufrimiento. Venezuela está siendo
moldeada a fuego, está conociendo de la forma más brutal lo que significa
equivocarse al darle las riendas a quien no debe, por buscar la vía más fácil.
Venezuela está como preñada, está haciendo frente y soportando una gestación muy
dolorosa y aunque estoy seguro que Venezuela sacará la espada y vencerá, el destino la ha llevado a que aprenda la lección con
sangre, para que nunca la olvide.
Pero el amor siempre está presente, también es parte de los desafíos.
El amor y el sentido de supervivencia están en la gente de buen corazón, a quienes Dios nunca abandona. El duelo, el luto, no es eterno, puede durar
años en salir, pero al final termina y solo queda como un mal recuerdo, que
llega en algunas ocasiones, para decir a nuestras mentes que ya pasó y que
hay un futuro por delante, ese otro duelo o reto que la vida nos presenta cada
día, para ser felices, para no sufrir más; para vivir en paz.
El dolor, el duelo, es una parte de la vida, que si canalizas, que si tomas como incentivo, como parte de un sacrificio que te ha tocado vivir, puede impulsarte a salir adelante, más allá de donde te lo imaginas. No le temamos a los duelos, a los retos que nos presenta la vida (son inevitables), debemos enfrentarlos, vencerlos, siempre unidos y con la ayuda de Dios.
El dolor, el duelo, es una parte de la vida, que si canalizas, que si tomas como incentivo, como parte de un sacrificio que te ha tocado vivir, puede impulsarte a salir adelante, más allá de donde te lo imaginas. No le temamos a los duelos, a los retos que nos presenta la vida (son inevitables), debemos enfrentarlos, vencerlos, siempre unidos y con la ayuda de Dios.
Eduardo José León Hernández
Barranquilla