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| Imagen tomada de Internet |
Estos últimos meses han trastocado totalmente nuestra vida. Restaurantes, hoteles, viajes, lugares de esparcimiento, centros comerciales, cines y todos esos sitios que nos acostumbramos a visitar para divertirnos, no están operativos, no podemos recorrerlos y ha tocado buscar diferentes maneras de pasar el tiempo, además de la televisión, para los ratos libres y fines de semana. Los que aun tenemos trabajo, al menos podemos llevar un ritmo de vida aceptable, pero para quienes han perdido su fuente de sustento, debe ser un calvario.
Mis nietos mayores, que una o dos veces al mes nos visitaban y salíamos al menos comer un helado, ya están cansados del encierro. Los dos menores, son mas pequeños, aun no captan lo que ocurre y viven en una casa con espacio suficiente para hacer alguna actividad. Si así les ocurre a los niños, ¿que estará pasando con los jóvenes y los adultos responsables?, cada uno de ustedes tiene su propia respuesta.
Hace ya algunas semanas, en el día que la normativa de la cuarentena me permitía salir a la calle, fui a un centro comercial a hacer las compras de rigor, en un mall con enormes estacionamientos en sus sótanos. En la búsqueda de un puesto cercano a la puerta de ingreso, pasé por varias vías internas y observé que en algunos vehículos había gente, la mayoría de esos carros tenían vidrios polarizados que no daban mucha visibilidad hacia dentro, pero se notaban las figuras y mi muy buena vista de auditor, sumado a mi amplia experiencia de fotógrafo usando mi cámara mental de la vida real (algunos dirán de averiguador), me permitieron detectar que los ocupantes de al menos dos vehículos no estaban de compras, creo que ejercían actividades de intercambio de caricias.
Eso trajo a mi sana y limpia mente la pregunta: ¿Qué estará pasando con los amantes, amigos con derecho, los peor es nada, arrejuntes, con los bacalaos, como dice mi amigo WO, o como quiera que se denominen a esas personas, que se buscan para estar a solas y compartir esos sentimientos secretos? Está muy complicado con moteles cerrados y dificultades de movimiento, ya que, al menos en las grandes ciudades, la cuarentena no permite a las personas responsables, estar fuera de casa cuando quieren.
Las llamadas telefónicas o los mensajes de texto, para aquellos que
tienen una relación seria, llamémosla legal, conservadoramente constituida,
donde viven los dos en la misma casa o lo que el mismo filosofo WO denomina, que están viviendo con “la
canasta”, pero que necesitan comunicarse con su curruña externa, imagino que están muy complicadas; si ya lo era antes, no me lo imagino ahora. Tener que bloquear los teléfonos, la dificultad de
utilizar continuamente la excusa de escribirle o comunicarse con “mecánicos,
estilistas o con el odontólogo”, genera cada vez más suspicacias, discusiones y rupturas. Son tiempos de guerra y paz o al revés, dependiendo de la ubicación.
Más de uno o una (ojo, aquí si vale la aclaratoria del correcto uso de este
pronombre por separado, en buen uso del castellano), habrá tomado ya su maleta
o se la habrán preparado y lanzado por el balcón.
Esos panas que se veían en el quinto piso, ala izquierda, tercera puerta del hospital (adivinen cual, jeje), lo deben tener más complicado ahora. Además, con ese poco de uniformes y protecciones, el asunto debe ser incómodo. Los baños públicos también están clausurados y al no haber cines, es difícil sentarse en ese último puesto de la fila trasera. Todo esto ha incrementado el inapropiado uso de los sótanos de centros comerciales, edificios de oficinas o residenciales, donde por norma de seguridad está prohibido quedarse en el vehículo, sobre todo con el motor encendido.
Los constantes cambios en la vida genera nuevas oportunidades de negocios y esta, por supuesto, que no ha sido la excepción. Los alquileres por hora de un cuarto de apartamento, debidamente desinfectado, los vigilantes que permiten el acceso a los sótanos, así como mediante el ingreso a pie a los moteles, con clientes vestidos de jardineros o de albañiles, que están haciendo “labores de mantenimiento”, policías incluidos, son una nueva fuente de ingresos. Una demostración más de que podemos llevar la creatividad al máximo. ¿Sabían ustedes que hay del nuevo negocio con las ambulancias? Cuando vean alguna estacionada, sin chófer, moviéndose hacia los lados, no es que tienen allí a un loco amarrado, son dos y hasta tres, que pudieran estar bailando o haciendo un movido intercambio de fluidos.
Me cuentan (siempre he tenido muy buenas fuentes) que un señor salió a hacer su compra en un conocido automercado, pero que realmente hizo el pedido a una empresa que se dedica a hacer esas compras y llevarlas a donde se les indique. Muy astuto él, hizo el pedido, bien grande, con muchas bolsas de comida y por supuesto tardó varias horas "comprándolas"; además le dijo a su esposa que no lo llamara, si necesitaba algo más que le escribiera, porque contestar el teléfono con los guantes puestos y hablar con el tapabocas, más la careta protectora era un problema. Los alimentos y demás artículos, los recibió el vigilante del edificio donde él y su consorte estaban descansando intensamente; al terminar la faena los tomó, junto a la factura, no sin antes darle su propina la vigilante y salió a su casa. Dos días después, la esposa observó que uno de los productos estaba vencido, ella de forma muy diligente, tomó el artículo y la factura que estaba en el sitio donde esos papeles se colocan. Era el día que según las restricciones ella podía salir y decidió ir a comprar algo para llevarle a su mamá. La dama llegó al automercado cercano a su casa y entregando la factura solicitó el cambio. Sorpresa para ella cuando la cajera le dice, que esa compra se realizó en un local del otro lado de la ciudad y que además, según la forma de haber sido facturada, lo habían comprado a través de Rappi; se imaginarán el mierdero que se armó cuando volvió a casa.
Sacar el perro a “hacer del cuerpo”, como decían los viejos en mi pueblo, es una tarea que ahora todos quieren hacer; los perros de esta ciudad no habían visitado el parque tantas veces en un día. Mientras el perro desecha sus excedentes y camina un poco, la persona que tuvo el turno para sacarlo, se comunica con su peor es nada (o mucho) y a veces he escuchado cada cosa. Yo no soy averiguador, pero tengo la audición muy desarrollada y en mis ejercicios nocturnos en el parque, aclaro que yo voy con mi hija, pero ella trota y yo camino, es imposible no escuchar estas conversaciones. Respuestas a los reclamos, las quejas de este lado y hay dos frases que he escuchado con mucha frecuencia: 1.- Esto pronto pasará y volveremos a ser como antes y 2.- Coño, como te envío dinero si me rebajaron el sueldo?.
También están los jóvenes, los novios, esa gente sin
compromisos ni ataduras, que antes se veían a diario y ahora no pueden hacer la visita o ir
a algún café a conversar, primero por las restricciones, pero también por la
inconveniencia de estar tan cerca y transmitir el virus de una casa a otra, en
caso de estar infectado alguno de los dos. Muchos de los contagios han venido
de estas citas furtivas, que algunos llamarán irresponsables, para otros son inevitables.
La inconveniencia de abrazar a los hijos, nietos y amigos, es una condición muy dura que todos estamos padeciendo, los abrazos y las muestras de cariño son necesarias para todos los seres. Cantar el cumpleaños vía whatsapp, skype o zoom ya era jodido para quienes hemos emigrado, ahora ni siquiera a los que tenemos cerca podemos recibirlos en nuestras casas. Ciertamente esto pasará, probablemente no con la misma rapidez que aumentan nuestras expectativas, pero va a pasar y tendremos una nueva normalidad.
Lo que mencioné, con algo de sarcasmo o de sátira, no es para descubrir métodos de escape, deben haber decenas de maneras de hacerlo que desconozco y los humoristas, en sus chistes y rutinas, nos los darán a conocer en el futuro, como lo hicieron en su momento El Conde del Guácharo con el carro accidentado y la grúa o Piter Albeiro con el uso de la tiza del billar. Creo que es una oportunidad de hacer visible como estas situaciones pueden hacer daño a nuestras familias, yo solo menciono dos razones. Una, el posible contagio de un virus asesino, que no deja pasar un descuido para saltar de una familia a otra. Dos, el hecho de que esta situación, debe hacer pensar a quienes están en situaciones de amor compartidas, que deben revisarse, tomar conciencia del daño que hacen y que se hacen a sí mismos. Es una oportunidad para aclarar o sincerar su vida, de tener el valor suficiente para quitarse esos dos sacos de cemento que llevan en cada hombro, pesan y hacen un daño enorme; esto va igual para hombres y mujeres, aunque en la imagen siempre está un hombre.
Hay una canción de una banda musical venezolana, Caramelos de Cianuro, los he mencionado en otras oportunidades, que quiero compartir con ustedes y se titula Rubia Sol, Morena Luna, en parte de su letra dice así:
“Si uno es soledad y dos son compañíaTres es como jugar a los espías
Contra la KGB y la CIA
Ni a cuál soporto menos
He sido un mentiroso un infiel
No estuvo bien, pero sí estuvo bueno
Rubia Sol Morena Luna, mi tragedia es mi fortuna
Amar a dos es igual a no amar ninguna
Rubia Sol Morena Luna”
No tiro piedras a tejados de cristal, solo quiero aportar, soy humano y también me he metido en camisas de once varas y espero que estas letras nos ayuden a reflexionar a todos, en especial a quienes por su irresponsabilidad siguen esparciendo el virus, al no tener cuidado cuando se reúnen con otras personas y también a quienes mantienen relaciones, que en lugar de llenarlos de felicidad, solo le agregan mayor cantidad de angustia.
Hay situaciones en la vida, que por muy duras que sean, nos traen lecciones que debemos aprender; ademas, son oportunidades para tomar decisiones radicales, tristes y dolorosas, pero necesarias.
Eduardo J. León Hernández
Barranquilla
Agosto 09, 2020
Aquí el link del vídeo de la canción en YouTube
