lunes, 22 de marzo de 2021

ABORTO Y LOS 40 DIAS POR LA VIDA

El tema de acabar con una vida producto de una decisión propia, por la presión de un tercero o basándose en una ley creada por un diminuto grupo, en un tema espinoso, sensible y macabro. En principio, voy a tratarlo sin meterme por el lado religioso, ya que cerraría de inmediato cualquier posibilidad de discusión.

El 30 de diciembre de 2020, en Argentina se aprobó una ley que permite realizar un aborto de manera fácil, práctica y muy protegida, con todos los gastos pagados por el estado. Sin duda esto es parte de esa corriente comunista, que quiere disfrazarse de “humanitaria” y que se está esparciendo por todo el mundo. Una minoría impone la agenda y la mayoría nos quedamos de brazos cruzados; esto es lo que termina por crisparme. Pero tengamos claras las definiciones.

El aborto es la interrupción y finalización prematura del embarazo o la preñez de forma natural o voluntaria, ocurrida antes de que el feto pueda vivir fuera del útero. Ese niño, llamado feto ya tiene vida, solo que depende de la madre para desarrollarse y poder alimentarse. Es lo mismo que ocurre con cualquier bebe durante los primeros años de su vida. La mayoría de los abortos espontáneos, dónde no participa la acción del ser humano, son una decisión - acción de la propia naturaleza. Pero los abortos a los que aquí me refiero, son los inducidos por la ingesta de pastillas desarrolladas específicamente para este fin, provocando primero la muerte del bebe y luego la expulsión del feto o mediante una intervención “médica”, que se realiza por dilatación y succión o aspirado, del ser que se está formando dentro del útero de la mujer. Coloqué la palabra médica entre comillas, para resaltar que así la definen las propias organizaciones o clínicas especializadas en el aborto. ¿Cómo pueden usar ese término cuando la medicina, en su esencia, busca sanar o salvar vidas, no acabar con ellas?

Para que tengan una idea de lo que ocurre en un aborto provocado. El inducido por vía química, primero mata, asesina, acaba con la criatura que está dentro del útero de la mujer y luego es expelido de su cuerpo. Muchas veces esto ocurre en una clínica de muerte dedicada a ello y en ocasiones, el bebé hasta nace vivo y solo lo dejan a un lado para que muera. También puede ocurrir en la casa de la mujer, quien normalmente está sola, aislada, con un miedo terrible en una sala sanitaria; dependiendo del tamaño de la criatura, la deja ir por el sanitario como cualquier excremento o lo recoge en una bolsa plástica, para deshacerse luego del cuerpo. La otra manera es mediante la introducción de una cánula que va seccionando o cortando por partes al bebe y luego lo succiona.

Por un momento solo cierren los ojos e imaginen: Primero, a ese cuerpecito bajando por la fuerza del agua a la cañería de las aguas negras o lanzado a un basurero, para que se lo coman los animales o llegue hasta un botadero. Segundo, vean esa cánula introducida por la vagina de la mujer, guiada por un aparato que permite ver al asesino donde colocarla mejor y luego empezar a destrozar y a halar ese cuerpo. No piensen que esto solo se hace en las primeras semanas donde apenas se está gestando al bebe, también ocurre en su último trimestre, cuando ya está totalmente formado. ¿Les llegó el mensaje? ¿Si pudieron verlo?

La cesárea es una operación quirúrgica, que consiste en extraer el feto del vientre de la madre mediante una incisión en la pared abdominal y uterina, por dificultades con el parto o la imposibilidad de que este ocurra; pocas veces es utilizada para practicar un aborto, pero dependiendo de las circunstancias y de lo avanzado de la preñez, puede ser necesaria. Me detengo solo un momento en este último procedimiento.

La OMS estima que la tasa de cesáreas debería estar entre el 10 % y el 15 %. En los países pobres o con menos recursos, este porcentaje está muy por debajo de ese recomendado y debido a esto hay un índice mayor de morbilidad y mortalidad. ​Pero siempre hay otros factores que generan porcentajes contrastantes con la realidad de algunos países, como es el caso de México que tiene una tasa de cesáreas del 46 % o de Colombia donde llega al 43 %; la razón del uso excesivo de este proceder, es que económicamente dan más utilidades a las clínicas y hospitales, además de que una cesárea rápida es más conveniente para un obstetra que un largo parto vaginal.

Quise colocar este inciso para, además de destacar el exceso de la práctica de la cesárea en algunos países, también para contar la historia de Inés Ramírez. Una mexicana del estado de Oaxaca, que el 5 de marzo de 2000, se hizo la cesárea a sí misma y sobrevivió, así como su hijo. Se cree que ella ha sido la única mujer que se ha auto practicado una cesárea y ha sobrevivido. Sin duda el gran amor por su hijo y sus ganas de salvarlo, la llevó a realizar algo que probablemente jamás había visto, dado que vivía en una comunidad remota y muy pobre, sin tener la preparación para ello, ni las mínimas condiciones de salubridad, mucho menos instrumentos y recursos que solo en los centros hospitalarios se pueden tener. Por su amor de madre, arriesgó su vida para salvar a su hijo.

Como dije antes, la preñez está definida por algunos como el estado de la mujer o de la hembra gestante (espera, desarrollo y nacimiento de un ser viviente). Con la palabra embarazo se repite un poco esa misma acepción, siendo bien interesante la de “Tiempo que dura este estado, desde la concepción hasta el parto”. La palabra embarazo tiene también otros significados o sinónimos como: Impedimento, estorbo, dificultad, entorpecimiento, obstáculo, tropiezo. Tristemente esto último es lo que pareciera que piensan las mujeres que desean abortar, de esa criatura viva que llevan en su vientre, así como aquellas otras personas que las incentivan y hasta las convencen de cometer ese crimen.

La lengua española es muy rica y permite hacer estas comparaciones muy claramente. Destaca como ella misma descubre o pone la lupa a las perversidades que quieren encubrir con el intento de distorsión del lenguaje. Por cierto, para quienes son médicos en Colombia, he escuchado que usan la palabra “desembarazo” como sustituto del término cesárea. Lingüística y científicamente está mal utilizada. El prefijo des, es echar para atrás, deshacer algo, denota negación o inversión del significado de la palabra a la que va antepuesto. Un embarazo NO se puede deshacer, es un proceso que se inicia en la concepción y termina con el nacimiento, por lo tanto un desembarazo es un aborto. Una cesárea se practica para traer un niño al mundo, un desembarazo es quitarse un problema de encima. Vayan al diccionario.

El aborto provocado es un homicidio y perdonen lo directo. En algunos casos se aduce, que evitar el nacimiento de un niño producto de una violación es justificado, pero ¿saben cuántas mujeres que han pasado por esto, posteriormente no han podido vivir en paz? Puedo entender que, para una mujer, ver o sentir todos los días a una criatura que tiene genes de alguien que le hizo un terrible daño, debe ser algo insoportable, pero: ¿es culpa de la criatura? No quiero juzgar a nadie, es muy difícil estar en esos zapatos, solo pongo el ejemplo y dejo como comparación, las veces que hemos visto noticias sobre una madre que asesina a sus hijos, en venganza contra el marido que la abandonó por otra y que también le hizo un “terrible daño”. Matar a un hijo, antes o después del parto, es la misma vaina.

La ley argentina a favor del aborto, no solo lo permite sin importar la razón, durante las primeras catorce semanas de gestación, sino que lo autoriza en cualquier otro momento frente a estos causales: 1.- Que el embarazo haya sido producto de una violación, con la sola declaración jurada de la mujer. 2.- Que esté en peligro la vida o la salud integral de la mujer o de la persona gestante (esto último no lo entiendo, ¿será un extraterrestre?). En la ley no se aclara y cualquier cosa puede ser considerada como un impacto en “la salud integral de la mujer”, por lo que el aborto sigue siendo automático. También la ley impone un plazo máximo de cinco días para aplicar el aborto, luego de que haya sido solicitado ante la institución hospitalaria, la cual está obligada a practicarlo, so pena de ser castigados con cárcel. Los médicos no pueden aducir razones morales o éticas para evitar hacerlo. Algo similar ocurre en Colombia, aunque no está amparado por una ley, sino por la decisión de una corte judicial. ¿Tienen esos “magistrados” tanto poder para amparar un homicidio?

Es bien triste que la mencionada ley haya sido impulsada por el propio presidente de Argentina, puesto que era una promesa de su campaña (¿?) y detrás estaba un grupo de defensa de la “decisión de la mujer sobre su cuerpo”, liderado principalmente por lesbianas y por transexuales (no critico sus gustos, cada quien hace con su rabo una fiesta), pero pregunto: ¿Cómo carajo van a salir preñadas? ¿Cuál es el interés de buscar una ley que permita suprimir un estado, en el que ellas muy probablemente no van a estar?

Es muy cierto que los abortos practicados de “manera ilegal” o en condiciones insalubres generan una gran cantidad de fallecimientos, pero ¿realmente la solución es legalizarlo, hacerlo de manera gratuita y obligatoria? Se legaliza y protege el homicidio de una criatura, pero el resto de los padecimientos que llevan a la muerte a muchos que quieren vivir, no tienen la misma urgencia.

La vida es un milagro, es un regalo de Dios, del Universo, de la Madre Tierra, como sea que cada uno quiera verlo de acuerdo con sus creencias. Sin duda es algo fabuloso, aun con las penurias que podamos padecer. El aborto es una monstruosidad, al acabar con la vida de un ser indefenso y peor aún es dar facilidades, hacerlo gratuito y aplaudirlo como un avance de la sociedad. Este horrible crimen, normalmente causa efectos inmedibles en la siquis de la mujer que se lo practica, quienes posteriormente sufren de estrés postraumático, angustia y depresión, llevándolas a vivir de manera terriblemente infeliz durante toda su vida, estado que no pocas veces desemboca en un suicidio.

Creo que como sociedad estamos involucionando, contrastando con los increíbles desarrollos científicos y tecnológicos alcanzados en los últimos veinte años, que seguro serán doblados en la próxima década. La infelicidad, la decadencia humana, la lejanía que produce la tecnología telefónica celular y el odio o la frivolidad de las redes sociales, que nos han llenado de información falsa, contradictoria o mal intencionada, están haciendo mucho daño. Y la razón central, cada día nos alejamos más de Dios.

Tenemos que frenar esta locura, este afán de querer destruir las cosas agradables, las buenas costumbres, el respeto por el otro, insistiendo en que debemos tener una apertura de aceptación a las minorías, cosa que siempre he entendido y defendido, pero no con la imposición de prácticas que deshumanizan, a la fuerza y de manera obligada, en lugar de buscar el amor y la unión. Las minorías mal llamadas libertarias, están destruyendo todo lo que habíamos adelantado como humanidad, a pesar de ser un pequeño grupo y los demás, pareciera que somos solo eso, los demás; no hacemos nada.

Este escrito debió salir hace más de tres semanas, pero al final de una eucaristía en la Iglesia Espíritu Santo, la Dra. Norella Ortega habló a los asistentes de este tema, convocando a la participación en un evento de 40 Días por la Vida, una excelente propuesta de oración para combatir este terrible flagelo, promovida en todo el mundo por esta organización, un ente Provida. Luego de escuchar sus palabras, me acerqué a preguntarle sobre el tema y me ofreció un tríptico con la información de la campaña, así como un libro que compré y donde se cuenta la historia de la institución, además de 40 experiencias únicas, que me ayudaron a reforzar lo aquí expresado. Me llevó a entender que no solo la mujer sufre por este acto y que muchas veces nosotros como sociedad las empujamos a eso, también que el padre de la criatura padece y puede tener remordimientos e infelicidad durante toda su vida. 

40 Días por la Vida, a quienes pueden ubicar en las redes sociales con ese nombre, presta ayuda de muy variadas formas, a esas personas que están pensando tener un aborto. También lo hacen con quienes lamentablemente ya lo han consumado, proveyéndoles de consejos, ayuda espiritual y sobre todo, con la Misericordia que solo Dios puede dar a través de ellos. El encuentro con la Dra. Norella, no fue una casualidad, fue un regalo del cielo. 

Para quienes no lo saben, en Barranquilla, en la calle 59 con carrera 50, frente a la Clínica El Prado, se encuentra Profamilia, una afiliada de Planned Parenthood, empresa internacional que se esconde detrás de una supuesta planificación familiar, pero que su principal objetivo es la práctica de abortos; con seguridad muchos de quienes leen esto han pasado por allí y no tienen ni idea de lo que ocurre en su interior. No estoy levantando calumnias, solo vayan al internet, es público, ellos mismos ofrecen el aborto en su menú de servicios. Oremos por las mujeres que allí asisten y por quienes trabajan en ese lugar, para que sean sanados. Oremos inclusive, por el cierre de ese centro, cosa que ya ha ocurrido en muchas partes del mundo.

Un punto final. Busquen a un nieto, hijo o sobrino pequeño, con menos de 2 años, tómenlo en sus brazos y miren sus hermosos ojos. Ahora piensen que hubiese ocurrido con ese angelito si sus padres hubiesen escogido abortarlo; si estás solo, seguro llorarás y lo abrazarás muy fuerte. Yo escribí sobre este tema tan espinoso, esperando evitar al menos un aborto o todos los que sean posibles, si es que llega a alguien que está pensando en hacerlo, además de ayudar a crear conciencia sobre un tema que a muchos no les gusta tratar y seguiré buscando otras formas de ayudar a quien lo necesita.

¿Tú que leíste esto completo, que vas a hacer al respecto?


Eduardo J. León Hernández

Barranquilla
Marzo 22, 2021




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