sábado, 18 de noviembre de 2023

TÚ, TUS DOS VERSIONES Y TU VULNERABILIDAD


Tomado de Internet a través de Google 
Un famoso humorista y dibujante argentino, conocido como Willy, fallecido hace más de 50 años, fue un gran creador de contenidos y una de sus más notables creaciones fue, sin duda, “El otro yo del doctor Merengue”. El Dr. Merengue mostraba un individuo convencional, educado, que se comportaba de una manera correcta, un ser humano ejemplar, siempre vestido de punta en blanco, mientras que su "otro yo", dejaba ver sus pensamientos reales, sus verdaderas intenciones y esos deseos retorcidos que destacan en un ser humano, no tan bueno o probablemente sincero; aclaro que ser sincero, no necesariamente está directamente vinculado con ser buena o mala persona, hay muchos criminales que dicen y hacen lo que realmente piensan. Willy, en su época por allá en los años de 1960, representó un retrato psicológico de la sociedad argentina, que mucha gente aceptaba y disfrutaba, probablemente porque se veían reflejados en ese segundo personaje.

En ocasiones decimos que tenemos en cada hombro un enanito. El malo en la izquierda y otro, el bueno, en la derecha y que ellos nos hablan, aconsejan o incitan a actuar de una forma u otra y dependiendo de lo que nuestra conciencia o nuestros instintos determinen, los tomamos en consideración o no. Pienso que la cosa funciona de otra manera, creo que tenemos a más de uno dentro de nuestros centros de poder, en esos sitos donde se toman las decisiones. Muchos, por no decir todos y ofender a quienes no lo son, somos como el Dr. Merengue. Mentimos y ponemos caras o caretas dependiendo de las circunstancias, condiciones y necesidades, pero a veces ese actuar se va convirtiendo en algo normal, de cada día y es de allí donde salen los mitómanos, esa personas que se convierten en una mentira andante y que no pueden comunicarse sin esconder algo o exagerar todo.

Pero hay un “Merengueo” mínimo, digamos que consideramos necesario y que hemos normalizado, que puede ayudar en un momento, pero que sin duda hace daño, porque genera desconfianza y con frecuencia podemos estar pensando que las intenciones del otro no son sinceras, que siempre hay un interés oculto buscando sacar algún provecho a nuestras expensas. Si actuamos así, pensamos que el otro hace lo mismo, conformando un terrible circulo vicioso; solo miren nuestra sociedad y verán. 

Existe un término tan antiguo como volátil que Brené Brown, una excelente investigadora de la Universidad de Houston puso en la palestra publica en la década pasada, cuando en una charla Ted habló de la Vulnerabilidad. En lenguaje coloquial, ser vulnerable es tener y mostrar nuestras debilidades, ser presa fácil de algún ataque. Es estar en condiciones desfavorables ante cualquier evento catastrófico o inusual. Esa vulnerabilidad también es inducida por la propia sociedad o el régimen económico en el que se vive.

Poniendo un ejemplo vivo de Colombia, casi por definición pública, legal y hasta constitucional, quienes viven en los estratos 1 y 2 son más vulnerables que quienes están en el 5 o el 6, por el solo hecho de vivir en casas de menor valor o en zonas determinadas como más pobres. Haciendo un aparte, esto fue hecho para tratar de garantizar ciertos subsidios a las personas de menos recursos económicos, pero no hizo otra cosa que zanjar aún más las diferencias sociales existentes. La condición social o económica, no define a la persona, ni lo que tiene dentro, pero si puede ir forjando diferencias muy dañinas para la sociedad y en especial, para los niños que ven creciendo con esa visión estratificada.

Para Brené, ser vulnerable o dejar ver la vulnerabilidad, es un acto de coraje, de compasión y un medio de conexión. Es no tener miedo a mostrar quienes realmente somos, es no sentir vergüenza por lo que no tengo y hasta por lo que poseo. Es ser digno, ser autentico. Sentirse merecedor de amor y tener sentido propio de pertenencia. A veces en nuestra cotidianidad, dar a conocer nuestros sentimientos es señal de debilidad, según Brené es un acto de demostración de nuestra vulnerabilidad que nos hace más cercanos con nuestro prójimo. No ser o no reconocernos vulnerables, es como si tratáramos de adormecerla, porque ella está allí y contrasta con nuestros verdaderos sentimientos, acciones y pensamientos. El solo hecho de reconocer o ser conscientes de nuestra vulnerabilidad, aun sin mostrarla, ya es un avance para nuestro propio desarrollo.

Ahora ¿Qué tienen en común el Dr. Merengue y la Vulnerabilidad? ¿En qué punto se cruzan la visión de un humorista de mediados de los años 1900 con la de una catedrática de nuestra época? Creo que representan el interés de no mostrarnos como realmente somos, por temor a no ser aceptados, por seguir escondiéndonos hasta de nosotros mismos o simplemente para protegernos de los demás, de esa constante lucha que incluye la competencia, el egoísmo y el siempre querer ser el ganador.

En una de las charlas de Brené Brown que pueden encontrar en YouTube, entendí que ser vulnerable te hace hermoso, quita de tu mente el querer controlar todo de manera individual y así lograr que todo funcione, cuando decidimos actuar de manera grupal, es allí donde la palabra equipo funciona. 

En un momento de su proceso de investigación sobre este tema, cuya etapa inicial duró más de seis años y contaba con miles de historias, centenares de entrevistas y una enorme recaudación de datos socioeconómicos, Brené entró en una encrucijada que fue para ella una verdadera dicotomía. Resulta que su forma de pensar en ese momento no le permitía entender, como abrirse a los demás nos hacía más fuerte y era eso precisamente lo que su investigación le estaba diciendo. Inteligentemente, busco asesoría psicológica, no para ver si tenía algún problema mental o de comportamiento, sino para usar esa parte de la ciencia y poder desenredar la telaraña en la que había caído. Un año después entendió que esa crisis que había vivido era realmente el Despertar Espiritual que su terapeuta le había diagnosticado, así fue como asumió y aceptó las bondades de la Vulnerabilidad. Ser vulnerables es necesario. Es dejar de pensar en cómo creemos que debemos ser y ser lo que realmente somos.

Estar conectados es nuestra razón de ser en la familia, la universidad, el trabajo, en cualquier organización a la que pertenecemos, pero mucha veces la vergüenza, el miedo a que sepan quienes realmente somos y hasta a descubrir nuestra propia verdad, nos lleva a comportarnos como el desdoble del Dr. Merengue, luciéndonos pulcros, impolutos y educados ante los demás y ante nosotros mismos, pero nuestras mentes y deseos son otros y nos seguirán dominando internamente, hasta que no mostremos o al menos encontremos nuestra vulnerabilidad.

Piensa un poco sobre esto. ¿No te sientes bien cuando muestras tus miserias y errores a ese “gran amigo” que te escucha y te aconseja? Eso es ser vulnerable. Si pudiéramos lograrlo con una mayor cantidad de personas, si lo hiciéramos al menos con nuestros compañeros de trabajo, no buscando culpables, sino soluciones. Cuando el esfuerzo sea común, en esa sola dirección que nos conviene a todos. Cuando no importa quien sea el líder (detesto la palabra jefe), quien coordine o dirija, si esas instrucciones son para solucionar, mejorar y avanzar.

La vulnerabilidad funciona cuando hay humildad, sinceridad y respeto. Si tú tienes esa cualidades, no tienes que ser como el Dr. Merengue.


Eduardo J. León Hernández

Barranquilla
Noviembre 18 de 2023

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