lunes, 8 de septiembre de 2025

DE LAS ADICCIONES AL MARASMO


Nuestro vivir está afectado por diferentes y extraños comportamientos, muchos de ellos desconocemos de donde provienen, no sabemos porque somos así, si son conductas aprendidas, copiadas o parcialmente heredadas.

Lo que para algunos de nosotros esos comportamientos pueden ser algo normal, para otros llega a ser algo insoportable, afectando seriamente a la persona y a su familia. También esto puede estar determinado por nuestro entorno social y las costumbres de cada pueblo, convirtiéndolo en algo rutinario o algo extraordinario. Algunos de esos comportamientos pueden llegar a ser adicciones que podemos no estar conscientes de que las tenemos y tal vez la vida termina sin darnos cuenta de ello.

Hay adicciones muy comunes como el alcoholismo, la drogadicción y la ludopatía, que perjudican la salud corporal y mental, pero también arruinan a quien la padece y a su familia, produciendo terribles efectos en la sociedad.

¿Cuándo alguien es alcohólico? ¿Qué cantidad de alcohol se debe tomar y con que frecuencia, para considerarlo una adicción o un vicio? La cantidad de alcohol que consumen los habitantes de Bielorrusia, uno de los cinco países con mayor consumo per cápita promedio, prácticamente duplica el consumo que se presenta en muchos países de América y muchos expertos explican que son necesidades propias de cada latitud, en algunos casos para poder combatir el frio de zonas gélidas y en otros por costumbres históricas y hasta culinarias. Igual caso se presenta en el altiplano boliviano, donde se consume la hoja de coca para soportar la altura, pero que un poco más hoja puede llevar a crear alucinaciones. 

Una aclaratoria lingüística. La adicción es aquella acción que no se puede detener por considerarse una enfermedad, una patología que la propia persona no controla, mientras que el vicio si es manejable y el individuo posiblemente es capaz de reducir o dejar en cualquier momento, por decisión propia. Ninguna de las dos está definida por la cantidad o la intensidad de la dependencia; me explico.

Alguien puede tomarse dos cervezas al día y dependiendo de su clima o ubicación geográfica, por ejemplo, en un país costero con altas temperaturas no se calificaría como adicto, ni siquiera como vicioso, es algo normal, aceptado por la sociedad y sus efectos a nivel de la salud y de su comportamiento personal parecieran no ser graves. 

En algunos países almuerzan o cenan consumiendo varias copas de vino y no pasa nada, el problema viene cuando la resistencia al alcohol de algunas personas es mínima y con una o dos copas ya empiezan a ser personas molestas, fastidiosas, groseras, pierden el control de su comportamiento y si además sus niveles de dopamina se elevan, porque disfruta de lo que hace, este vicio puede convertirse en una adicción. 

Hablar mal del alcohol en nuestra sociedad es hablar paja, puesto que lo hemos aceptado como algo normal y hasta somos complacientes, reconociendo que aquel que más tome, quien más aguante, es una especie de héroe; es una hazaña socialmente reconocida y normal, hasta que un borracho nos choca, destroza el carro y se produce una fatalidad. 

Por otro lado, somos muy hipócritas, el que toma alcohol no es tan vicioso como el que consume marihuana, alcaloides u opioides, aclarando que ya algunas sociedades “han aumentado su nivel de aceptación”, permitiendo la legal distribución y el consumo en público de estas sustancias; el negocio le llegó al precio.

Hay muchas otras adicciones que son tan terribles como las mencionadas anteriormente y muchos las padecen sin saberlo, evitando por ello poderse sanar. La pornografía, el sexo desenfrenado, la gula, los juegos de azar, el café, el tabaco, los juegos de azar y la más moderna de todas, el internet y la extensión cibernética de nuestros brazos, el teléfono móvil.

El caso de la pornografía y el sexo, van íntimamente ligadas, no por lo íntimo, sino por la supuesta recompensa de su práctica. Pasar horas mirando películas “de adultos” lleva a la mente a condicionarse, al individuo a pretender hacer todo lo allí ve, si es que esta acción termina en un acto sexual; en la mayoría de los casos tristemente acaba en una masturbación, de allí no pasa, de en un pico de Dopamina que llena de placer y que luego deja un gran vacío. 

El consumo de pornografía se ha incrementado exponencialmente desde la revolución del internet, por la facilidad de acceder a su contenido en cualquier dispositivo con conexión a él y además, en muchísimos casos es supuestamente “gratis”, hasta que te enganchan en la compra de videos de mayor calidad y constantemente renovados. 

De la adicción al sexo, no hay mucho que agregar, solo que en la mayoría de los casos lleva a una vida vacía y frustrante, que puede terminar en el contagio de una enfermedad terminal. Esta última adicción está directamente vinculada, además del porno, con el consumo de alcohol y drogas, lo que produce un coctel de última generación. 

El café y el tabaco también van de la mano. Fui fumador hasta hace 40 años y era increíble las ganas de fumar que me generaba el solo tomar una taza de café, les puedo decir que ocasionalmente aún las siento. Tengo unos grandes amigos cuya familia era muy larga, 12 personas en total. En sus buenos tiempos, ya hace unas décadas, nadie salía de la casa sin tomarse una taza grande de café negro, porque no podrían soportar el fuerte dolor de cabeza que padecían por la falta de ese negro líquido. Prácticamente quedaban inútiles y tenían que salir de madrugada a buscar un kilo de café para poder enmendar esa falla logística, cuando el apreciado polvo marrón no estaba disponible en esa mañana.

Los juegos de azar tal vez son los más discretos, pero no por eso los menos agresivos. Esta patología es muy fuerte y lleva a un cambio conductual muy amplio. Las personas se vuelven más misteriosas, ocultan sus movimientos y su cerebro se dedica a disfrutar el momento de euforia cuando hace la apuesta o está en ejecución la jugada, el lanzamiento o cualquiera que haya sido el motivo de apuesta; el placer no está en el resultado, sino en la emoción que siente en la actividad misma. 

Si gana, magnifica sus super poderes personales, si pierde, es culpa del azar, del crupier, de la ruleta o de cualquiera que sea de la máquina que este usando. Esta adicción arruina económica y anímicamente a la persona y muchas veces lo lleva a endeudarse, hipotecando su casa para poder pagar esas deudas y finalmente destruye a la familia. 

Según una publicación de Camilo Sánchez en el diario El País de febrero de 2023, un estudio sobre ludopatía de la Universidad Nacional de Colombia, reveló que tras encuestar a 5.858 estudiantes, más del 19% tendría graves problemas de adicción a los juegos de azar. En ese mismo estudio, el economista Juan P. Posada cuenta que el negocio de los juegos en línea sigue su galopante evolución como uno de los dínamos de la economía en los últimos años, generando alrededor de 1,7 de cada 100 pesos del Producto Interno Bruto, más que la fabricación de textiles, ropa y calzado todo junto.

Por último y para no cansarlos, está la peor adicción de la humanidad. El internet, los juegos en línea y el uso del teléfono celular. Yo soy un asiduo usuario de las redes, de hecho este escrito les está llegando por esa vía y ustedes lo están leyendo con algún dispositivo conectado al internet y eso es algo inevitable. 

El problema no es el internet, son los efectos que está causando principalmente en los niños y jóvenes, quienes están forjado una adicción a estos aparatos, en una abrumadora mayoría de los casos auspiciados por sus propios padres, quienes no han medido el impacto que esto genera. 

En mis tiempos mi mama salía buscarme en la calle, hoy día a mis nietos hay que obligarlos a que salgan a una cancha deportiva y si dejan olvidado el celular, se quedan sin datos o no consiguen una conexión de wifi, les aseguro que se frustran, entristecen y hasta se les bajan las defensas.

Los impactos adversos causados por esta adicción son muy variados, además de la adicción en si al no poderse despegar de la pantalla del smartphone, sumado a los daños cerebrales y cognitivos, están los impactos en la espalda, piernas, manos y ojos. 

La posición (sentados o acostados) que se adopta no es la más saludable para la espalda y el tiempo sin movimiento afecta la circulación sanguínea. Los daños en la manos, por la forma como se agarra el teléfono y el tiempo que las mantienen en esas posición, están siendo reportados por los traumatólogos y fisiatras como las más comunes en sus consultas y ni hablar de los daños en el órgano de la visión, cuyas facultades se ven cada día más disminuidas por el daño que causa la luz de la pantalla en los usuarios.

Sé que esto "suena" a llover sobre mojado, pero no podía dejarlo de escribir. Tomemos conciencia, por favor.  

Estamos o no llegando al Marasmo?


Eduardo J. León Hernández

Barranquilla
Septiembre 08, 2025

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