lunes, 5 de octubre de 2020

YA ME DUELE COLOMBIA



Un amigo barranquillero me pedía detalles de lo que realmente ocurría en Venezuela, ya que trabajar juntos unos meses y su contacto con otros venezolanos que han emigrado a Colombia, le ha cambiado su perspectiva de la política. JV me pidió información de cómo empezó esa debacle, para él era imposible entender como se puede destruir a un país tan rico y es que también siente una gran preocupación por lo que pueda pasar en Colombia. Le comenté algunas cosas y de lo bien estructurada que ha sido esa estrategia de destrucción, pero a pesar del buen rato que hablamos es demasiado el desastre para explicarlo completo, como tampoco podré hacerlo en este escrito, sin embargo, trataré de ir al corazón del asunto para que JV conozca un poco más del tema y así, quienes lean esto, entiendan porqué a mi ya me duele Colombia. 

 A finales de la década de los 90, había un fuerte sentimiento anticorrupción en Venezuela, se sentía en el ambiente que la clase política y sus permanentes aliados robaban el dinero y había mucha impunidad; aquí les acoto, que la corrupción de esa época era una minucia para lo que ha pasado en los últimos 20 años. En 1992 un grupo de militares resentidos dieron dos golpes de estado fallidos, asesinando a mucha gente, fueron apresados, pero algunos años después obtuvieron un perdón presidencial, terriblemente mal otorgado. Luego, aprovechando el malestar que había en el pueblo, ganaron, en democracia, las elecciones en 1998, o sea, pasaron de asesinos a héroes: ¿consigue alguien algún símil? Una parte de la población creyó que esos falsos gestos de patriotismo y desarrollo que se vivió en la dictadura de Pérez Jiménez se repetirían, ya que ponían de nuevo a un militar en el poder; craso error, ni Pérez Jiménez ayudó a la democracia y este nuevo mesías, además de ser un ególatra, un asesino, estaba infestado por los tumores de la izquierda. 

Luego, poco a poco, pero con mucho énfasis, fue repitiendo que todo aquel que tenía dinero era enemigo del pueblo, que ser rico era malo, también inició un progresivo cambio de la historia, de los símbolos patrios, de las instituciones del estado y, por supuesto, tomó el control de ellas; hablo de los poderes judicial, electoral y legislativo, este último lo perdieron en 2015, pero de inmediato el régimen le creo una institución paralela. Nunca han descansado en el ataque a los representantes de los partidos políticos, asociaciones de industriales, con especial énfasis en las universidades y los gremios profesionales, han realizado todas las maniobras políticas y de represión existentes, además de comprar o cerrar medios de comunicación, encarcelar políticos, periodistas, estudiantes, militares y a cualquier persona que levante su voz contra el régimen. Modificaron la constitución, se alargó el mandato presidencial y acabaron con el proceso de descentralización que se había probado que funcionaba. Esto es lo más básico, escribir todo sería libros con varias entregas. 

Lo anterior fueron los perjuicios institucionales, pero el verdadero daño estuvo en los cambios emocionales, afectando desde el inicio a los más pobres y lo que voy a exponer, tal vez parezca lo contrario, fue precisamente la estocada central. Empezó creando las llamadas misiones que incluían bonos (dinero), cursos, escuelas, universidades, ofrecimiento de casas y una larga lista de “regalos”. Los supuestos estudios, solo eran para enseñar el nuevo modelo político. Las dadivas en dinero, artefactos para la vivienda y hasta vehículos, rápidamente se fueron convirtiendo en un medio de agradecimiento y de dominación, a la gente le fue gustando recibir “cosas que le pertenecían”, porque eran pagadas con los recursos del estado y ese fue el pensar que se sembró, ya que según los sátrapas, era la manera más justa de distribuir los recursos de todos los venezolanos. 

Ese coctel fue acompañado con continuos y masivos procesos de expropiaciones y nacionalizaciones de industrias completas o sea “el gran ataque a los ricos”, con la excusa de que los medios de producción debían pertenecer al pueblo. De esto solo les doy un ejemplo: Sidor. Una empresa siderúrgica privatizada en 1997, que solo cinco años más tarde en el 2002 aportaba todo el hierro y el acero que requería el país, generando excedentes para exportar, logró romper el récord de producción desde su fundación en 1964 y siguió rompiéndolos de manera constante hasta el año 2007. Además, pagaba importantes cantidades en impuestos nacionales y locales y muy buenos dividendos a los propios trabajadores que pudieron comprar acciones de esa empresa. Como el régimen vio que era una empresa rentable y que realmente producía, en el año 2008 decidieron expropiarla y ya no hubo más récords de producción y desde hace muchos años, Sidor no produce una lámina, ni una varilla de acero. El 95% de las empresas, fincas, edificios, terrenos y demás bienes que han sido expropiados por el narco-régimen, nunca fueron pagados a sus dueños y los del 5% que recibieron dinero, tuvieron que repartirlo con quienes les consiguieron esos pagos. 

También están los casos de destrucción y el más emblemático es la industria petrolera, PDVSA y sus filiales. Esta empresa, entre los años 1975 y 1999, estuvo entre las cinco empresas más grandes del mundo y también operaba el complejo refinador más importante de la tierra. El país del globo terráqueo con la mayor cantidad de reservas de petróleo en el subsuelo, llegó a producir en 1998 unos 3,5 millones de barriles por día y los planes era llegar a los 6 millones en una década, hoy no se alcanzan los 400.000 barriles, no hay ni un solo taladro de perforación operativo y su población sufre a diario, al no poder conseguir gasolina; en estos momentos se importa a retazos desde Irán o es contrabandeada de Colombia. De tener una de las más modernas flotas de tanqueros y lo más importante, una plantilla maravillosa de ingenieros, gerentes, técnicos y especialistas en todas las áreas, que han estado ayudando a crecer la industria petrolera alrededor del mundo, hoy día todas las naves y equipos marinos están destruidos y por supuesto, el personal que maneja la industria no tiene las capacidades mínimas para hacerlo. 

La estrategia para llevar a Venezuela al estado de postración que hoy presenta fue y es muy básica: destruirla. En muchos de los casos a propósito, para gobernar sobre el caos y en otros por incapacidad, desconocimiento y para fomentar la corrupción.  

La terrible y famosa de técnica de quebrarte las piernas para luego regalarte una muleta y que te sientas agradecido, la de desplumar a la gallina y que esta persiga a su amo para que le dé el alimento o el de echarle la culpa a los gobiernos anteriores y al imperio norteamericano, es lo que poco a poco han usado los sátrapas que mantienen secuestrada a Venezuela. Durante los primeros años mantuvieron a la gente viviendo de los regalos, luego de la esperanza y posteriormente controlada por el miedo. Todo esto como en el chiste del elefante que le cobró el favor a la hormiguita, con mucha calma y salivita. 

Lo de los regalos es muy fácil de entender. El boom petrolero que favoreció al narco-régimen en sus inicios, le permitió dar a la gente muchas cosas, con tal de tener su preferencia y asegurar su voto, eso sumado a la siembra de odio y la polarización de la población, fueron la característica de su política de gobierno; los regalos también fueron hacia el exterior, para ganarse el apoyo de los otros miserables que empezaron a comandar regímenes similares en otros países y para financiarlos. 

El uso de la esperanza se los explico con un pequeño ejemplo. En un lapso de 4 años construían 10 casas en un área donde vivían 500 familias de escasos recursos y hacían un censo, para ir teniendo los datos de los próximos nuevos propietarios. Las primeras casas se las asignaban a sus más cercanos colaboradores y a una que otra viejita que vivía sola con sus nietos. En los próximos 5 años, construían otras 10 casas adicionales y así sucesivamente. En resumen, en ese sector solo hicieron 40 casas, de mala calidad, por supuesto, pero las demás 460 familias tenían la esperanza de que algún día el régimen les regalaría la suya, cosa que nunca ocurrió. 

Cuando ya fue imposible regalar cosas, servicios y alimentos al pueblo, cuando en una muy buena parte de la población se fue extinguiendo la esperanza y porque el hambre no tiene conciencia y ataca sin piedad, ya estaban preparadas y operativas las turbas criminales, los grupos de choque o mal llamados colectivos, que no son otra cosa que delincuentes que trabajan para el narco-régimen, muy bien armados, que actúan junto a la policía y a las fuerzas militares, compradas por los réditos que genera la droga, la corrupción, los secuestros y el contrabando. El pueblo sencillamente ya no puede protestar, porque es acribillado en las calles o llevado a las más terribles cárceles, donde se utilizan terribles medios de tortura. Hoy el miedo es el medio, además de ser un país donde los medios de comunicación están en manos del régimen. 

Una población disminuida por el hambre, por las enfermedades, en un país donde ya no es posible ni siquiera moverse en su propio carro, porque no hay gasolina, ni cauchos (llantas), ni repuestos. Donde enfermarse es un gran lujo, que puede costarle a cualquiera la venta de su casa para pagar los gastos médicos. Venezuela es una nación donde estudiar está prohibido en la práctica, ya que un profesor universitario gana menos de 3 dólares al mes que no alcanzan para vivir y sin internet en medio de una pandemia, imaginen como pueden atender sus clases, si es que tienen una computadora. Hablando de la pandemia, mi país tiene el mayor porcentaje de profesionales de la salud fallecidos del mundo. Dentro los fallecidos reportados, al menos un 30% son médicos, enfermeras y demás personal sanitario, sencillamente porque no cuentan con los implementos de protección. Como dije antes, aquí podría estar escribiendo hojas y hojas de terribles cosas, que algunos conocen y otros jamás se lo podrán imaginar. 

Aurelio, un amigo de origen cubano que residía desde hacía muchos años en Maracaibo, me dijo apenas a unos meses de ganar chavez, que ya estaba pensando en salir de Venezuela, porque veía el mismo caldo de cultivo y el inicio del uso de las mismas técnicas que había utilizado el régimen cubano en su isla. Me fue dando muchos detalles que empecé a comparar, a verlos con mis propios ojos y a juntarlos con las premonitorias declaraciones del expresidente Carlos Andrés Pérez y del famoso periodista Oscar Yánez, quienes desde antes de ganar llegar los sátrapas, ya avizoraban la instauración de una dictadura y la entrada del comunismo al país. 

Ese mismo caldo de cultivo es el que yo hoy puedo percibir en Colombia, es algo que he visto crecer en los seis años que he vivido en este país, con el cual estamos muy agradecidos por recibirnos y habernos dado la oportunidad de vivir decentemente. La polarización alrededor del amor y el odio por un solo hombre ha sido la constante desde hace más de 15 años y es algo que sigue incrementándose. No sé qué harán los políticos y periodistas que atacan a Uribe, así como todas aquellas personas que destilan odio contra él, cuando el expresidente ya no esté en la vida pública, no tendrán otro tema del cual hablar. Igual pienso en quienes lo siguen, ya que no se vislumbra alguien con carisma y riñones para contrarrestar la llegada del comunismo, que ya está actuando en las calles de Colombia. Además, el aceptar que asesinos probadamente sanguinarios e irrecuperables, estén sentados en centros de poder, es una señal tan terrible como el indulto a chavez. 

Los hechos acaecidos en Bogotá, donde un par de policías asesinaron a un hombre luego de un prolongado mal trato en su detención, despertó las protestas de habitantes de esa ciudad, como ya había ocurrido meses atrás por otro error policial. Creo que todos tenemos la potestad reclamar por los actos violatorios de los derechos humanos y para exigir el encarcelamiento de un asesino, pero ¿se justifica la destrucción de bienes públicos (y privados), que son de todos los colombianos? ¿le da el derecho a un pequeño grupo para atentar contra la vida de otros efectivos policiales y también de ciudadanos de bien que estaban en las calles? ¿es que acaso el resto de la sociedad no ve, no entiende, que estas son estrategias de intereses oscuros que buscan el caos? ¿de verdad nadie ha pensado que esta es parte de la campaña de la siembra de odio que ya tiene tiempo escalando la sociedad colombiana? ¿será que los medios de comunicación van a cometer el mismo error que los medios en Venezuela cuando apoyaron a chavez? Así es como empiezan a actuar los seudo líderes de izquierda, asesinos que pretenden cubrirse con mantas de santidad, gente que aprovecha la indignación de los débiles y de los más jóvenes para hacer estos desmanes, crear el caos y sembrar más odio, para luego ganar elecciones. Si alguno de los que lee este escrito está de acuerdo con esos destrozos, si justifica que la terrible actuación de dos policías que deben ser enjuiciados y puestos en la cárcel, da una verdadera razón para hacer estos estragos, mírese bien en el espejo, usted también está siendo parte de la destrucción de Colombia. 

Mi nieto Ángel me comentaba en días pasados, “que había descubierto que hay una generación de niños y jóvenes llamada la generación de cristal”, que no soportan ni un regaño, que se quiebran y se quejan por todo. Él tiene solo 10 años, pero está muy claro en lo que significa el respeto, la educación y los valores morales y éticos. Esa generación de cristal que señala Ángel, la que grita pidiendo que le respeten sus derechos, pero que no hace nada para cumplir con sus obligaciones, será la desgracia de este país y la de todos los demás donde se están levantando, sin embargo, los verdaderos culpables son sus padres, que no tienen el valor de ver que hacen sus hijos en la calle, saber si de verdad están estudiando, trabajando o buscando formarse en algún oficio honesto; algunos probablemente saben que pasos están dando, pero les tienen miedo. Esos padres a quienes no les importa Colombia, ni Chile y permiten que sus hijos estúpidamente destruyan lo que es de ellos mismos y de todos los ciudadanos de su país, son ellos los verdaderos culpables. He allí el verdadero problema. ¿Por qué no salen a protestar (no a destruir) por el pésimo servicio de salud, por la gran cantidad de gente enferma que muere por los malos manejos en las EPS? ¿Dónde está la unión verdadera que debe haber ante la corrupción que tanto se critica, pero a la que todos pareciera queremos pertenecer? 

No quiero que vean este escrito como una queja o un ataque contra la población de este hermoso país donde hay muchísima gente buena y que son la mayoría, pero que a veces siento que no actúa. Si hay palabras duras me perdonan, no tengo medias tintas y también es porque, como bien me dijo JV, hace falta que las lean, las escuchen y las repitan, que se vean en el espejo y entiendan que solo actuando juntos como sociedad, se puede cambiar lo que no nos gusta, lo que no es conveniente, pero para eso primero tenemos que mirar hacia dentro y cambiar nosotros. 

Colombia, despierta coño. El castro comunismo ya ha entrado, ya se siente en la calle, está infiltrado en muchos estamentos y de eso hay suficientes pruebas. Por favor, no repitan lo que muchos me dicen: “Lo que pasó en Venezuela, nunca ocurrirá en Colombia”, así decían muchos venezolanos cuando se les hablaba de Cuba y miren como está mí país, así decían muchos mexicanos y miren como ya los lleva lópez obrador. Hay que actuar para no permitir que conviertan a Colombia en otro erial.
 
El día que la salud y la educación sean más importantes que el futbol, cuando los fanáticos del desarrollo y la civilidad sean al menos los mismos que siguen a la selección Colombia, cuando se reconozca de verdad que, la labor de los maestros, los profesores y los médicos está por encima de la fama de un nativo que juega en el Barcelona o en el Bayer, ese día, solo a partir de ese día, Colombia será el gran país que todos queremos. 

La educación primaria, la secundaria y la salud no solo deben ser de calidad y gratuitas en cualquier país, deberían ser obligatorias y estar consagradas de esa manera en la constitución, al igual que la universitaria, aunque esta última se debe ganar con constancia, con buenas notas, con el premio a la excelencia y al estudio, estas son cosas por la que si se debe protestar y exigir a diario. Sin embargo, la principal, la verdadera educación, la real y comprometida salud corporal y mental, es la que recibimos y damos en la casa, la cual jamás puede ser manejada por el estado, esa es nuestra responsabilidad y es gratis, es nuestro ejemplo ciudadano, no nos cuesta nada. 

El himno de Colombia en una de sus primeras estrofas dice: "La humanidad entera, que entre cadenas gime, comprende las palabras, del que murió en la cruz". Jesús nos dejó un claro mensaje para convivir como hermanos o al menos como ciudadanos, pero ¿de verdad creemos y comprendemos esas palabras?. 

Dios bendiga a Colombia y la Virgen del Rosario de Chiquinquirá la proteja con su manto.



Eduardo J. León Hernández 

Barranquilla 
Octubre 04, 2020

1 comentario:

  1. Estimado Eduardo, muchas gracias por este mensaje de corazón para que los Colombianos tengamos claro que el plan macabro ya esta en marcha y que no podemos quedarnos como simples espectadores dejando que suceda lo mismo que Venezuela. Es necesario reaccionar YA y seguir insistiendo para que los incautos, incrédulos, inocentes y hasta cómplices se den cuenta que si no frenamos esto pronto iremos al abismo, al caos, a la oscuridad, a la destrucción, a la miseria, al desastre, a la emigración forzada.... y después no servirá de nada arrepentirse.

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