Estos últimos días han sido una verdadera pesadilla para los Venezolanos de bien, realmente ha sido una sola pesadilla de 18 años, que no nos ha dejado dormir y descansar. Se que muchos no dejamos de pensar en lo que ocurre en mi país.
Hoy, producto de algunas frases que aparecieron en una permanente conversación que tenemos un grupo de amigos, el cual cuenta con más de cincuenta integrantes y de los cuales una muy buena parte estamos fuera del país, ese permanente conversatorio, en el que a veces parece que hacemos guardias, pero es que hay gente en diferentes usos horarios y otros noctámbulos, nos permite estar en contacto, discutir, opinar y transmitir información relevante, de lo que pasa en el país y de lo que ocurre con cada uno de nosotros. Hoy me di real cuenta de lo preocupados que estamos todos por lo que acontece, del sano interés de estar en contacto, de cómo queremos aportar para salvar al país, pero también de la forma como, a veces, nos vamos de bruces con algunos comentarios. Eso es de humanos y aunque parezca contradictorio, muchas veces nos ayuda, nos permite reflexionar sobre lo dicho y sus repercusiones.
Nos equivocamos, indistintamente de que todos los integrantes de ese grupo, cosa que digo sin temor de pecar de creído y “echón”, formamos una especie de élite. Somos un pequeño grupo que representa a una casta mucho más numerosa, de cientos de profesionales inteligentes, con profundas raíces éticas y gran capacidad de trabajo, pero sobre todo, buenas personas y excelentes Venezolanos. Esto no es fácil de decir y es mucho más difícil probarlo, pero yo sé de quienes hablo, aun sin conocer a algunos de ellos personalmente o de haber estar alejado por tantos años de otros. Este párrafo es un tributo a esa institución donde nos formamos y un agradecimiento a todos quienes por ella transitamos en los últimos treinta o cuarenta años, los más antiguos, y que hoy día están conmigo en ese grupo. Gracias, por ese amor al país, desde donde quiera que estén. Gracias, por ese amor a su país, indistintamente de donde hayan nacido. Gracias.
Pero también quiero agradecer a Lilian Tintori. Si, a esa muchacha. A Lilian, a quien en lo particular veía, como de manera medio infantil e ingenua, invitaba a ir a las marchas o protestas contra la dictadura, con una clase de bailo-terapia y batiendo unos pañuelitos blancos, que vaina tan ridícula. Eso era lo que yo pensaba, hablo por mí. Esa joven, a la que solo conocíamos por ser una surfista destacadísima y que una vez cruzó, en una de esas tablas, el mar entre Venezuela y Aruba, y que lo hizo en homenaje a su padre (honestamente esto último yo lo acabo de ver en Google). Que se hizo más famosa después por haberse casado con Leopoldo López. Hoy, esta noche, realmente quiero pedirte una gran disculpa y darte miles de gracias Lilian. Tu interés por sacar a tu marido de la cárcel, te ha llevado a las todas las instancias internacionales a las que has podido llegar.
Te estoy agradecido porque has visitado todos los países a los que te han permitido entrar y has hablado con sus presidentes y congresistas; porque has logrado, junto con tu equipo, ser entrevistada en cuanto programa de televisión y radio que ha estado disponible. En fin, has llegado a donde nadie ha llegado y logrado que hoy día Venezuela esté, en la mente y en la boca de todos aquellos que defienden la libertad y la democracia. No hay ningún defensor serio de los derechos humanos, que no sepa de la triste realidad Venezolana y eso se debe principalmente a ti: la ingenua, medio infantil, pero muy valiente representante mujer Venezolana. Gracias Lilian, gracias. Por todo lo que haces por tu esposo, por tu familia y por ende, por Venezuela.
También quiero agradecerle a Marco, sé que varios del grupo han ido también a las marchas y quiero que se sientan incluidos en este mensaje, aunque no diga sus nombres. Con MR me une una gran amistad, una hermandad y lo admiro por ser una gran persona. La semana pasada, cuando escuchaba su mensaje de voz por el chat, sentí que hacia presencia en estas protestas, sentí que Marco me representaba a mí, a nosotros. Sentí que nuestro pana estaba exponiendo sus pulmones a los gases, pero también su vida a una bala y que lo estaba haciendo por su hijo, por su familia, por su país y también por mi. Gracias hermano, me siento orgulloso de ser tu amigo, tu hermano. Gracias Marco, gracias.
Por último, quiero agradecerle a Jairo Ortiz, el joven de 19 años que murió el pasado 07 de abril en Caracas, a manos de los criminales que reprimen las protestas del pueblo. A ese muchacho, a quien probablemente ninguno de los que le este leyendo este escrito llegó a conocer, pero que ahora sabemos que tenía lo que se me ha dado por llamar, una irresponsable valentía, que contrasta con la muy racional cobardía de otros a quienes no les duele el país y tratan de destruirlo o simplemente no hacen nada por defenderlo. Gracias Jairo, no estás aquí para poder decírtelo, a ti y a todos los otros, que han muerto en estos días de protesta y en todas las protestas anteriores, que este régimen miserable ha provocado. También a los heridos y a los presos políticos quiero darle las gracias. Es enorme la cantidad de heridos que hay y que a veces ni siquiera son nombrados; gente que ha perdido buena parte o toda su movilidad corporal, la vista, la audición o que han quedado seriamente perjudicados, física y mentalmente, por los tratos infames de los esbirros del régimen.
Ninguna madre, padre, hijo o hermano va a revivir o a aliviar a su ser querido con estas gracias que les doy, pero al menos espero que sientan que su sacrificio no haya sido en vano y que Dios les premie con el cielo a los que han muerto, y con la paz y la libertad a los heridos, a los presos y a sus familias. Para ustedes gracias, en especial a Jairo, quien representa a nuestra irresponsablemente valiente juventud. Muchas gracias por tu coraje. Gracias por tu amor a Venezuela.
Justo en el momento en el que termino de escribir estas líneas, comienza el día miércoles 19 de abril, fecha en la cual están convocadas diferentes protestas en todo mi país. No sé lo que va a pasar, no soy, ni pretendo ser adivino, pero mi alma y mi corazón quieren que sea el paso decisivo para la libertad de Venezuela. Estoy muy consciente de que la tiranía va a tratar de acabar con mi Bravo Pueblo, y este último no se va a dejar joder. En la refriega probablemente algunos caerán muertos y otros tantos, tal vez muchos, serán heridos, esa es la intención del régimen, matar o herir para crear mas terror. Por todos ellos no puedo hacer más que orar y darles mi eterna gratitud por su valor, agradecerles por su decidido sacrificio.
Pido a Dios y a Jesús mi Señor, que envíen al Santo Espíritu para que acompañe al pueblo de Venezuela, en esta triste y muy lamentable, pero a la vez necesaria, lucha que hoy enfrenta. Chinita amada, ruega e intercede por todos tus hijos.
Gracias a todas las Lilian, a todos los Marco y a todos los Jairo. Gracias a todos los de mi grupo, que seguro estoy, estén donde estén, también oran y rezan por mi Venezuela.
Eduardo J. León Hernández
Abril 19, 2.017
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