lunes, 1 de agosto de 2016

MARÍA Y JOSÉ, Los Super.

Dos simples nombres, que ya no son famosos y muchos usamos como complementos de nombres más modernos, más a la moda. Pero quienes realmente eran esta parejita?

María es, nada más y nada menos, que la Madre de Jesús, hija predilecta de Dios y esposa del Espíritu Santo. Hasta aquí, nada nuevo, casi todos sabemos eso. Pero María es hoy día un gran misterio para muchos, un misterio que nos toca descubrir para conocer verdaderamente a Dios, recibir a Jesús y permitir que el Espíritu Santo more en nosotros. Veamos el por qué.

Recién terminé de leer el Tratado de la Devoción a María y aprendí muchas cosas que no sabía, otras que si conocía, pero que nunca había mirado de la forma correcta. María fue la escogida por Dios, pero que de especial tenía ella, cual fue el motivo de su escogencia entre las tantas mujeres del mundo de hace 2.000 años. Sencillamente Dios la moldeó así, la hizo así y la mantuvo protegida hasta el momento de concebir a Jesús. Pero que más tuvo María como humana? Pues FE y obediencia al Padre.

Muy poco hay escrito de la vida de María antes de recibir al Ángel con su anuncio, no sabemos de su comportamiento religioso, ni de muchas cosas, solo conocemos lo mencionado en los evangelios en los eventos principales de la vida de Jesús, concepción, nacimiento, crecimiento (o mejor la perdida que se dio en el templo), pasión, muerte y resurrección, luego su propia subida al cielo y por supuesto el viajecito a casa de Isabel.

María creyó en Dios y aceptó sus designios, punto. Eso es FE. Pero María no hizo ningún milagro (al menos eso no lo dicen las escrituras); pero por qué no los hizo?

En muchos, muchísimos pasajes de la Biblia dice claramente que quien tenga FE se puede sanar a sí mismo, a los demás y puede hacer muchos prodigios, podría mover hasta las montañas. Muchos enfermos se sanaron en esa época y en la gran mayoría de los pasajes, donde se cuentan estos hechos, mencionan a Jesús, que estando presente les dijo: Tú FE te ha sanado. Hay otro pasaje, donde se menciona que algunos de los discípulos estaban de misión, que hicieron muchos milagros y el propio Jesús les dice que él mismo vio al demonio enfurecido estrellarse contra la tierra. El mismo Dios los revistió de la fuerza necesaria, sencillamente porque creyeron en ÉL. Tenían algo más que un grano de mostaza.   
Pero alguien con más FE que María? Creo que no. De pronto José podía estar por allí cerca, pero de él hablamos más adelante. Creo, es mi forma de verlo, que María tuvo todo el poder del mundo, con ese Hijo, ese Padre y ese Esposo, difícilmente alguien tendría más poder que ella. María no tenía unos granos de mostaza, creo que ella era la mata, el árbol completo.

Allí estriba la calidad de ser de María, en su humildad, en conocer cuál era su papel, el papel que Dios quería que ella desempeñara. En su obediencia se confirma su calidad de Madre y su discreción, su no show. Imaginen a una madre, que ve como sacrifican a su hijo y no hace nada. Con todo el poder que María ostentaba pudo detener ese evento, pero ella sabía que ocurriría desde que Simeón le advirtió que una lanza le traspasaría su corazón. Ese lugar precioso donde guardaba todo lo que acontecía con su hijo.

Vio sufrir a su hijo, lo vio morir y no hizo nada, excepto llorar, sabiendo que eso tenía que ocurrir, seguro pedía a Dios que Jesús no sufriera, debió ser el momento más horrible de su vida, pero también el más importante, porque entendía que su hijo completaba su misión en la tierra. Por eso hoy comprendo mejor porque María tenía y tiene una misión especial en este mundo, nuestro mundo. Ella era la predestinada a traernos al Redentor y de acompañarlo, siempre. No olviden esto: Siempre!!

Ahora voy con José, mi pobre José. Cada vez que llegó a una iglesia, si hay una imagen de José, está por un ladito y a veces sucia y medio rota, excepto que el templo lleve su nombre. Normalmente lo tenemos en un segundo plano, como de relleno. Pero existió alguien con más FE que José? Tampoco lo creo. Él y María comparten el podio.

María recibió al Ángel y acepto salir embarazada, con las consecuencias que eso le podía traer, pero confiada de que el mismo Dios la protegería. Ella vio al Ángel, lo escucho, un poco nerviosa me imagino, pero de manera consciente le dio el sí. José no, el pobre no vio a nadie, solo escuchó al Ángel, en sueños, las veces que este le habló. Como saber que eso no fue realmente un sueño o peor, una pesadilla.

Me pongo hoy en su lugar, supongo que mi esposa sale embarazada, alguien me sopla en el oído que eso está ocurriendo y de pronto me despierto, no veo a nadie, tengo muchos días que no la he tocado siquiera, pero voy, agarro el celular y la llamo, le pregunto a ella y sencillamente me lo confirma, así de una me dice que sí, que ella está embarazada del Espíritu Santo ¡! En esa época (y en esta también) no puedo ni imaginar que haría. Probablemente le diría: Mi segundo nombre es José, pero no soy pendejo.

Sin embargo, José no actuó así, él creyó en Dios, siempre tuvo FE y cumplió con su objetivo en la vida. Para mí, José también fue un predestinado. El pobre José no hizo sino dar carreras, buscando un sitio para el parto, escondiéndose de los soldados, caminando para censarse, siempre de un lado al otro y calladito. La biblia no menciona a José sino en parte de los momentos cruciales de su hijo: concepción, nacimiento, presentación en el templo y después de conseguirlo, en la perdida que se dio Jesús cuando se devolvió al templo, no supimos más de él. Ningún evangelista, apóstol o discípulo lo menciona luego de ese momento. No sabemos cómo murió, ni de que, ni donde, ni cuándo. Así como apareció, así mismo se fue.

Pero al igual que María, cuantas cosas pudo haber hecho José. El nivel de su FE podía haberlo convertirlo en Super José, pero no fue así, no hay milagros hechos por José, tampoco hay eventos especiales, no existe ningún tipo de show, solo la mención de un gran hombre que aceptó la voluntad de Dios, crió a Jesús, lo educó, le enseño un oficio y sirvió de puente para que un hijo, que no era de él, tuviera su linaje y se cumplieran las escrituras. Y todo calladito. 
  
María y José, no son unos simples nombres. Son la base del inicio de la nueva era de la humanidad, quienes recibieron y acompañaron a Jesús, son el mejor ejemplo de FE que podremos encontrar. Tampoco son cualquier pareja, son sin duda el mejor ejemplo de familia, que podemos imitar. Individualmente, María y José son lo más grandes seres de la humanidad, como pareja, se elevan exponencialmente sus valores.

Si quieres llegar a Jesús, si realmente quieres tener a Dios en tu corazón y que el Espíritu Santo te acompañe siempre, apóyate en este par, con seguridad no te van a defraudar.

Dios los bendiga

Eduardo José León Hernández

Agosto 01, 2.016 

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