lunes, 24 de diciembre de 2018

JESÚS TAMBIÉN EMIGRÓ.



Tomada del Facebook de mi amigo 

Absalón Alvarado MSC
La Virgen María no solo viajó estando embarazada de Jesús a visitar y ayudar a su prima Isabel, también le tocó emigrar junto a San José, ya con el niño en brazos, para evitar la muerte, la segura muerte que necesitaba Herodes para poder seguir creyéndose el Rey. Son muchas las discusiones que podemos encontrar en diferentes textos y autores sobre el tiempo de vida de Herodes o de cuantos años transcurrieron para que Jesús volviera del exilio, lo cual, según las santas escrituras, estuvo marcado por la muerte de Herodes.

El tiempo que vivió Jesús en Egipto y cuáles fueron las condiciones de vida que llevó junto a sus padres, no tiene fechas exactas, se menciona que va desde 4 meses hasta 8 años, esto según los análisis de diversos historiadores y expertos en esta materia, por medio de la evaluación de escritos de esas fechas, donde se llevaban registros de los eclipses y otros eventos, así como de los cambios sociales y políticos ocurridos en diferentes sitios durante esa época. Pero el hecho cierto es que Jesús, María y José fueron emigrantes, se vieron en la necesidad de huir ante la posibilidad de perder la vida y guiados por el Ángel de Dios, tuvieron que abandonar su tierra.

Hay historiadores que señalan que Jesús, a pesar de su corta edad en ese exilio, hizo algunas señales de quien era, algunos eventos ocurrieron ante su sola presencia, era inevitable que se sintiera la presencia de Dios, pero seguro también, junto a su familia, pasó por ciertas calamidades. Los próximos cinco párrafos fueron tomados por quien les escribe, de un artículo publicado en ACI Prensa ya hace un tiempo. En el primero de ellos, se menciona al buen ladrón, el que fuera crucificado a la derecha de Jesús y explica un vínculo previo con Jesús, que debo reconocer nunca antes había leído.

“Pedro de Natabilus relata que la Sagrada Familia fue asaltada por un bandido (camino a Egipto), pero a la vista de los rasgos celestes del Niño y de la Santísima Virgen, su crueldad se cambió en ternura, su ferocidad en compasión, y que, en lugar de despojarlos, los condujo a su gruta, donde les dio los subsidios necesarios para proseguir su ruta. Ahí María lavó los pañales de su Hijo, y la mujer del bandido se sirvió del agua, así santificada, para hacer lociones a su propio hijo enfermo de lepra, quien se vio curado de inmediato. Llegado a la edad adulta, vivió como su padre del robo, hasta que prendido por los romanos, fue crucificado al costado derecho de Cristo, bajo el nombre de Dimas, o buen ladrón”.

“Otro hecho maravilloso es relatado como producido en el momento en que la Sagrada Familia llegaba a Heliópolis. A la entrada de la ciudad había un gran árbol, llamado Perseo, que por instigación del demonio estaba reservado como morada a una divinidad. Ahora bien, cuando la Santísima Virgen, con su Hijo en los brazos se aproximó al árbol, de donde huyó el demonio, inclinó sus ramas hasta la tierra en signo de homenaje a su Creador. Pero un acontecimiento de un alcance más general señaló la entrada del verdadero Dios hecho hombre en la tierra de los Faraones. Isaías había predicho que el Señor iría a Egipto y que los ídolos serían arrancados delante de él”.

“Numerosos autores, tanto los sagrados como los historiadores profanos, afirman que ese prodigio tuvo lugar con la llegada de la Sagrada Familia, como signo de la ruina de la idolatría, que debía conducir la predicación del Evangelio. San Atanasio dice a este propósito ¿Quién entre los justos o los reyes ha derribado los ídolos de Egipto? Abrahán vino, pero la idolatría subsistió. Moisés nació, sin embargo, los Egipcios perseveraron en sus supersticiones. Fue necesario que Dios descendiese corporalmente para destruir en Egipto el culto a los ídolos.”

“Se cuenta a este propósito que la Virgen, el Niño Jesús y san José, atravesando la ciudad de Hermópolis, penetraron en su famoso templo, que desde Abulema, contenía tantos ídolos que en ciertos días del año se derrumbaban cuando uno se acercaba a ellos. La presencia del verbo hecho carne bastó para arrojar los demonios a tierra y ponerlos en fuga. Paladio hace, igualmente, mención de este templo, quien lo visitó personalmente con sus compañeros, por causa de este hecho maravilloso, cuyo recuerdo había guardado una tradición constante.”

“La permanencia de la Sagrada Familia en Egipto, relata el Evangelista, duró hasta la muerte de Herodes, pero no dice en que ciudad vivió ni a qué ocupaciones se dedicó, ni cuánto tiempo permaneció en el exilio. Algunos autores piensan que José fijó su morada en una aldea que se encuentra a cuatro leguas de Heliópolis y a tres leguas del Cairo. El hombre de Dios, considerando que Cristo no había querido nacer en la gran ciudad de Jerusalén, sino en la modesta villa de Belén, pensó sin duda, que el Rey de los humildes preferiría fijar su domicilio en un centro de población de importancia secundaria, más que en el Cairo tumultuoso o en la opulenta Heliópolis, la “ciudad del sol”. El verdadero sol de justicia no había venido a este mundo para buscar sus esplendores. Según la opinión más probable, el Niño Jesús vivió siete años en Egipto, nutriéndose pobremente de lo que ganaba José por sus trabajos de carpintero, ayudado por la Santísima Virgen. Lo que más le hizo sufrir no fueron ni las privaciones ni las incomodidades del exilio. Fue ver a Dios diariamente ofendido por ese pueblo bárbaro, entregado totalmente a la idolatría. La Santísima Virgen y san José rezaban al Niño Jesús por esos desventurados, y Él, como hombre, presentaba sus oraciones a su Padre.”

Hoy 24 de Diciembre, no nace Jesús, hoy no viene al mundo el Niño Dios. Él está aquí desde hace más de dos siglos, cuando vino a ayudarnos, a instruirnos, a enseñarnos todo lo bueno que tiene la vida, a ser bondadosos, a tener amor en el corazón. Lo que hacemos cada año es recordarlo, simulando su nacimiento, pero nos olvidamos de que donde realmente debe renacer es en nuestro propio corazón.

Jesús, desde muy pequeño, siendo solo un bebe, tuvo que vivir como un emigrante, fuera de la tierra que lo vio nacer y donde sus padres querían que creciera, junto a sus afectos y amistades, pero la vida a veces (o muchas veces) tiene caminos distintos. He visto en los últimos días paisanos míos sentados frente a un supermercado, en una esquina o debajo de un semáforo, vendiendo golosinas o cualquier cosa que les permita subsistir. Les confieso que es duro, no puedo ayudarlos a todos, tampoco cuento con la manera de darle un trabajo a cada uno de ellos, pero al menos los saludo, les sonrío, hago una oración por ellos y pido a Dios para que puedan salir adelante, para que este exilio sirva para algo, que su estadía obligada los haga crecer, apreciar lo bueno y abrigar siempre en el alma lo más preciado para el hombre, su libertad. También oro para que en algún momento, más pronto que tarde, las condiciones de mi país cambien y puedan volver a sus pueblos o ciudades, con su gente, su familia y sus afectos. Esto mismo se repite en muchas partes del mundo, la miseria humana, los enfermos de poder, el fanatismo religioso y la ambición de algunos queriendo dominar tierras que no les pertenecen y robando lo que tampoco es suyo, son los causantes de estos efectos migratorios. El hambre, la inseguridad, la falta de salud, la posibilidad de perder la vida, por orden directa o indirecta de algún Herodes o por la maldad y la negligencia en su comportamiento político, en su despreciable manera de manejar (digamos más bien robar) los recursos y de conducir el destino de sus países, dan como resultado estos desplazamientos migratorios indeseados y tan dolorosos.

Tal vez algunos no han vivido esto, otros son muy jóvenes para entenderlo y unos pocos (tal vez) son insensibles ante estas realidades. Por suerte vengo de una familia y de un país donde aprendimos a vivir con los inmigrantes, donde los acogimos y los hicimos nuestros, eso me permite entender y hasta vivir, lo que es ser un migrante, bajo circunstancias y condiciones un poco menos dolorosas y deplorables, como las que viven esos que están en las esquinas o en los semáforos de Barranquilla, Santiago de Chile, Lima, Quito o en cualquier otra parte del mundo donde han tenido el valor y el arrojo de ir a parar.

Jesús y sus padres volvieron a su tierra cuando Herodes murió. No se sabe cuánto tiempo vivieron ese exilio, tampoco se conoce con certeza que tiempo después de la muerte del tirano regresaron a su país. Yo espero que este exilio, que esta estadía obligada que incomoda a propios y extraños termine pronto. No sé si sea por la necesaria muerte de los actuales tiranos o por la huida de ellos a otro tipo exilio, pero pido Dios que algo ocurra, pronto.

Que el Niño Jesús, en este su nuevo cumpleaños, llegue a cada uno de nuestros corazones, de creyentes y no creyentes, ya que sin duda todos somos hijos de Dios y necesitamos de Él.

Feliz Navidad


Eduardo J. León Hernández
Diciembre 24, 2.018              

sábado, 1 de diciembre de 2018

SOLO LA VERDAD NOS HARÁ LIBRES



Este título sin duda lo hemos escuchado muchas veces. Esta dicho de diferentes maneras en libros nuevos o muy antiguos y por supuesto en la Biblia, lo podemos encontrar en el evangelio de San Juan, específicamente en el versículo 32, donde se menciona esta importante verdad, que desde el punto de vista religioso y de cualquier otra manera que se analice, es una expresión única, cierta e irrebatible. 

Siempre he escuchado que las mentiras blancas no hacen daño, e inclusive se habla de mentiras necesarias. Mentir es engañar, faltar a la verdad, es un acto indebido, como lo es el hecho de robar. Cuando mentimos, engañamos, le robamos la verdad a alguien (muchas veces a nosotros mismos) y esa falta de verdad ha sido la base de la dañina y permanente erosión que padece nuestra sociedad; la mentira y el robo son hermanos, gemelos univitelinos, que en esencia derivan en la corrupción generalizada.

Recién veía una interesante charla Ted dictada por Pamela Meyer, titulada How to spot a liar (Como descubrir a un mentiroso). Pamela es una autora estadounidense, especialista en detección de fraudes y una destacada empresaria. Ha sido descrita por el Reader's Digest como "el mejor experto en mentiras de la nación". En 2010 publicó el libro Liespotting: Técnicas probadas para detectar el engaño. La charla antes mencionada, ha superado los 16 millones de visitas y es una de las 20 charlas Ted más populares de todos los tiempos; o sea que no es una arrimada en este asunto de descubrir la mentira. Dentro de los datos señalados por ella en esa intervención, menciona estudios que revelan que el ser humano miente, entre 10 a 200 veces por día. Por supuesto aclara que ese abanico está compuesto por mentiras de diferentes grados, siendo unas más “mentirosas” que otras, pero mentiras al fin.

Lo verdaderamente grave de mentir, es que ese es el ejemplo que damos a nuestros hijos, nietos y a quienes nos rodean. Si cada día mentimos con tanta frecuencia, en muchas de esas ocasiones los niños están presentes y ese será el ejemplo que ellos seguramente van a copiar. Pero mucho peor aún, con más frecuencia de lo que piensan, inducimos y hasta solicitamos a nuestros pequeños a que mientan, como cuando le pedimos que nieguen nuestra presencia al ser requeridos por alguien, eso es algo muy común y no lo notamos.


Yo no me conformo con las estadísticas que leo o escucho de otros, muchas veces no sabemos, ni tenemos forma de comprobar si son producto de estudios serios. En este caso en especial, la estadística anteriormente mencionada la escuché de alguien especialista en la mentira y yo, como buen mentiroso, obviamente dude de ella, pero no me quedé allí y traté de probar ese estudio, para lo cual empecé a revisarme durante varios días. Pude observar que hubo momentos en los cuales me pidieron comprar o hacer algo y como lo olvidé, al ser cuestionado por el asunto, de inmediato lo arreglé con una mentira, les expongo algunos ejemplos para que entiendan a donde quiero llegar. 

Una tarde me pidieron que comprará pan dulce en la panadería El Pan (en esa tienda en especifico, ya que es la mejor), pero como me pase de largo y lo recordé ya casi llegando a la casa, me dio flojera devolverme y lo compré en otro establecimiento, al llegar dije que en El Pan no había pan dulce del bueno. Debía llegar a las 8.30 am a una reunión, pero como me demoré por estar revisando los mensajes en el teléfono, llegué 30 minutos después de la hora, obviamente mi escusa fue el tráfico. Llamé para pedir una cita con el odontólogo y le inventé varias historias a la secretaria del consultorio para que me consiguiera la cita antes de la fecha ofrecida por ella, solo por mi comodidad. Durante una conversación en la calle con alguien con quien compartía una fila para el cajero, pero por esa extraña razón de que mis historias tienen que ser mejores que las de los demás, inventé varías circunstancias especiales que me mostraron casi como un héroe y por supuesto que recibí respuestas muy similares. Al final del día, pude enumerar una gran cantidad de mentiras o exageraciones (no llegue a 200, pero si fueron más de 10) que al final son lo mismo, comprobando que las cifras suministradas por la Sra Meyer son creíbles. Les invito a que hagan la prueba, pero de forma honesta, no se mientan. Por cierto, los ejemplos que les acabo de señalar, son mentiras, no fue lo que real y exactamente lo que hice, pero me sirven para explicar el asunto.

Los ejemplos anteriores pudiéramos decir que son “mentiras blancas”, porque supuestamente no hacen daño a nadie; pero si al menos la mitad de ellas las escuchan nuestros niños, ¿no les estamos dando una iniciación en la larga carrera del mentir?

Entre mentir y robar hay una gran similitud, ambos, “normalmente” van juntos, son actos deshonestos que cohabitan. Esto no es una clase de moral, porque sencillamente es imposible negar que la gran mayoría de nosotros, en algún momento de nuestra vida, hemos tomado cosas que no nos pertenecen, unos con más frecuencia que otros. El quedarnos callados cuando nos cobran menos en el restaurant o cuando nos dan de más en el cambio en una compra, el tomar dinero de una cartera que conseguimos tirada en el piso (y de paso botamos los documentos para no responder por el dinero); eso es robar, pero también es mentirnos a nosotros mismos, ya que siempre tratamos de demostrar a los demás que somos impolutos; no me vayan a decir que eso es parte de nuestra viveza criolla, por favor.

Si aplicamos una policromía a este asunto, las mentiras inofensivas empezarían en el área blanca y las más terribles se moverían al área negra u oscura, con un amplio degradé de colores y tonalidades en el medio, pero ¿quién tiene el medidor para saber cuándo empiezan a ser dañinas? He allí un buen detalle. Cuando la mentira se convierte en algo cotidiano y necesario, hasta aprendemos (y enseñamos) a mentir de forma profesional, hay cursos para enseñar cómo posicionarse ante otros diciendo NO verdades, medias verdades u ocultando la verdad; de allí a corromperse, solo hay un paso.

Nuestro mundo está lleno de engaños porque no somos ser capaces de decir la verdad, lo que realmente pensamos, por cobardes. La infidelidad que cometemos en el matrimonio, por no conversar y aclarar las cosas que nos alejan de nuestra pareja en casa, por el miedo a ser sinceros. El creernos superiores y con derecho sobre los otros, por considerar que nuestra posición económica o social nos da el derecho a mentir, engañar o hacer creer cosas falsas, para nuestro propio beneficio, eso es igual que robarle a los demás.

Robar, engañar, mentir y finalmente decepcionar a quienes nos rodean y a nosotros mismos, más los dañinos efectos de esas negativas acciones, es algo que podemos y debemos evitar, si queremos una sociedad más justa y honesta; eso se logra sencillamente dejando de mentir y engañar, no importando el tamaño o color de la mentira. Es como detener una enfermedad con un buen medicamento y además erradicar el virus que la genera. Cuando dejemos de mentir, cuando veamos que ese comportamiento enfermizo no hace otra cosa que disminuirnos cada vez más como humanos, ese día empezaremos a ver la vida de forma diferente. Pero para eso debemos tomar conciencia del daño que produce; hasta que no hagamos eso, estaremos como el adicto que no reconoce su problema.

Dejar la mentira, es un acto de sanidad mental y corporal, es quitarse un gran peso de encima, el enorme esfuerzo que hay que hacer y la capacidad de memoria necesaria para mantener una mentira en el tiempo, es inmensamente grande, es una cosa agobiante, agotadora y lo peor, es un acto sin sentido, ya que tarde o temprano se descubre; se los digo yo, por experiencia propia.
   
Se dice que los niños y los borrachos no mienten, esa es una gran verdad (con las excepciones propias de toda regla), pero no tenemos que mantenernos borrachos para ser honestos y no mentir, es preferible buscar ser como niños, vivir con alegría, sin guardar rencores, siendo transparentes y sinceros en nuestro hablar y sobre todo en nuestro actuar.

Si queremos que nuestros países avancen, que nuestra sociedad sea más justa y feliz, si queremos ser libres de verdad, empecemos por dejar de mentir, enseñemos a los hombres y mujeres del futuro a ser honestos y eso solo se logra con nuestro ejemplo de sinceridad y una buena educación de hogar.

Por último, les recomiendo leer el libro mencionado al principio, hay una versión gratuita en PDF en internet. De verdad es muy interesante y hasta divertido, aprender a ver y a descubrir como te mienten, mientras les crece la nariz como a Pinocho.


Eduardo J. León Hernández
Diciembre 01, 2.018          
       

lunes, 29 de octubre de 2018

EL CHISME Y SU RELACIÓN CON LO INCONSCIENTE


Recién terminé de releer un libro escrito por Sigmund Freud, titulado el Chiste y su relación con lo Inconsciente, publicado en 1.905. Este libro por razones que no recuerdo, pasó de la pequeña biblioteca que tenía mi padre a mis manos y lo leí ya hace un tiempo, sin comprender muchas cosas en ese momento, por su profundidad y la manera de escribir de su autor. En él hay finalmente una comparación entre chiste, comicidad y humor, muy interesante, que bien leído, nos lleva a pensar de nuevo en nuestra infancia, en nuestra inocencia, en esa forma tranquila y feliz de vivir. 

Freud hace una minuciosa explicación del porque los chistes provienen de nuestro inconsciente, que no es el objeto de este escrito, pero me dio una muy buena base para orientar la explicación del chisme, el cual, dependiendo del momento y el ambiente cultural de cada quien, puede conocerse también como brollo, murmuración, rumor, comidilla, enredo, etc., son muchas las formas de llamar a esta actividad, harto ejecutada en nuestra sociedad y que podemos definirla como: Una noticia verdadera o falsa, o un comentario, con el que generalmente se pretende indisponer a unas personas con otras, o simplemente lograr murmurar sobre ella.

Muchas veces para la ejecución del chisme, precisamente el chiste es parte integral de él. Quien inicia el chisme, trata de echar a rodar una noticia para calumniar, perjudicar o hacer reír a otras personas con algo ocurrido a un tercero, quien es el objeto de esa agresión; en este caso es la burla la base del chisme.

El chisme tiene varias características u orígenes: La venganza o la traición, el simple placer de ver sufrir a otro, el producido por la mitomanía, el del “periodista” del grupo o de la cuadra, el que no puede quedarse callado; también está el chisme político, el corporativo o de gerencia, el chisme policíaco y el del sofisticado espionaje.  Hay un elemento común en todos y es la necesidad de sobresalir, pero sobretodo, el de hacer daño, casi siempre consciente, aunque más adelante explicaremos su relación con lo inconsciente.

El chisme de venganza, es aquel que simplemente se lanza para hacer daño a alguien por algo que nos hizo algo o creemos que nos pudo haberlo hecho y como no somos capaces de defendernos de frente, de afrontar esa situación, ponemos a “correr alguna bola” que lo pueda perjudicar. También está el chisme de la traición, esas penosas ganas de repetir algo que conocemos de algún amigo o relacionado, que no necesariamente tiene que ser falso, pero que el solo hecho de darlo a conocer, afecta a esa otra persona que nos confió su secreto o esa condición difícil en la que se encuentra.

Hay otros que disfrutan el chisme con sadismo, ya que es una diversión ver sufrir al otro. El tener el poder de hacer creíble algo sobre alguien, es maravilloso para algunos y aprovechan esa condición para ver y percibir que otros son capaces de destrozar al sujeto del chisme; de estos hay muchos más de lo que creemos.

El caso del mitómano es muy particular, ya que los chismes que se originan en su mente tal vez no provienen de su deseo de hacer daño (pero lo hacen). Dada su condición de embustero, en ocasiones inventa algo sobre alguien, con minuciosos detalles en cuanto a tiempo, dimensión y lugar de ocurrencia. El mitómano no puede evitar ese comportamiento y da rienda suelta a su fantasía si consigue a alguien que le preste atención. Mientras más lejos llegue su creación, más satisfecho se sentirá.
    
En nuestra época actual, el chismoso periodista abunda, se ha multiplicado por la existencia de las redes sociales. Anteriormente, ese papel lo jugaban principalmente “las viejitas” (algunas no tanto) del vecindario, quienes muy atentas recibían la información de todo lo que ocurría y por medio de sus redes personales, o sea, la comadre, la cuñada, el tendero, el chofer del autobús, el vendedor de periódicos, etc., daba a conocer a diario lo que llegaba a sus oídos, no sin ponerle un “picantico”, ese agregado personal, con marca única, que hacía más satisfactorio hacer correr la información. Hoy día en las redes sociales, la cosa es más complicada. Cualquiera toma una información de vieja data o mal intencionada y la publica para causar un efecto malévolo y hacer sentir mal a quienes lo leen. En algunos casos, la gente que lee esa noticia puede sentir alegría, pero su desilusión es terrible cuando días después descubre que la han engañado. Las redes sociales requerirían de un estudio avanzado, que no es el objeto de este escrito, pero todos las que las usamos, sabemos el daño que hacen las mentiras, que repetidas, a veces se hacen verdades.

Hay un cuento sobre un joven (llamémoslo Luis) que entra a un motel de carretera, de esos bien alejados y discretos y se encuentra con una vecina, que también iba al mismo sitio obviamente que con el mismo propósito, pero con alguien que no era su esposo. La señora (Candy) al verse descubierta, espera un rato va y toca la puerta de la habitación donde se encuentra el joven y le entrega 500 dólares, con la condición de comprar su silencio. Raúl, quien difícilmente recibía esa cantidad de dinero en varios meses y con esa facilidad, toma el dinero y asiente mudo el acuerdo. Días después, está el joven reunido con sus amigos en la esquina de su cuadra y ven llegar a la mencionada señora, quien desciende de un vehículo que se estaciona algo retirado de su casa. En ese momento empiezan los comentarios propios de este tipo de situaciones, cada quien daba opinión, que si era esto, que estaba con no sé quién, que era el jefe de la señora, en fin, eras variadas las especulaciones, pero solo Raúl sabía realmente lo que ocurría, era el mismo carro del motel y no podía decirlo, habían comprado su silencio y no se sentía bien rompiendo su acuerdo. En virtud de lo que está aconteciendo, un temblor corre por su cuerpo y sale casi volando a su casa, toma los 500 dólares y va a la casa de Candy. Le toca repetidamente la puerta, al ella abrir, le devuelve su dinero y sin dejarla hablar le dice: Lo siento, esto que llevo por dentro es más fuerte que su dinero. Inmediatamente da la vuelta y corre de nuevo con sus amigos. Ese es un ejemplo (real o ficticio, juzgue usted) de como un chisme, un buen brollo, no tiene precio. El prestigio del chismoso, de ese que no puede quedarse callado, estaba en juego.

El chisme político, no hay que explicarlo mucho, es el que sale para dañar la imagen del contendor, es lo que conocemos como guerra sucia, donde salen a la luz pública aspectos oscuros o grises del objeto del chisme o sencillamente se inventan situaciones con la finalidad de dañar su imagen y credibilidad ante los votantes. También está el chisme o los rumores que los propios políticos crean para evaluar algún aspecto de la ejecución de su gestión o descubrir algún traidor cercano en su administración.

Está también el chisme corporativo, el que funciona dentro de todas las organizaciones. Gente tratando de hacer daño a otro. Aunque aquí aplican varios de los mencionados anteriormente, está el dirigido a “mal poner” a alguien para tomar su puesto o sus beneficios. La envidia en su sentido amplio y la corrupción, son los principales factores que aquí prevalecen. Es aquí donde radio pasillo hace su mejor trabajo. Este mecanismo de (des) información, normalmente usado por gerentes y supervisores funciona en varias vías. Sirve para para probar reacciones por acciones que se realizarán. Simplemente se comenta “el secreto” a algún trabajador que saben es chismoso, de manera de que este sirva de transmisor de la información y se espera el resultado a los pocos días u horas, cuando otros han escuchado el asunto y alguno le comenta de vuelta al mismo generador de la información, su parecer sobre ese secreto que escuchó por allí. También está el chisme que se lanza, siendo mentira para sacar verdades; simplemente es una afirmación falsa que se hace sobre alguien o algo para que él o los afectados, lo escuchen y dependiendo de su respuesta o actuación, se deduce la verdad que envuelve el hecho. El chisme corporativo u organizacional, no es algo exclusivo de la empresas, aplica en la universidad, en la iglesia, etc., en cualquier ámbito en el cual el ser humano interactúa y donde existen jerarquías o grupos de poder.  

El chisme como el chiste, necesitan al menos tres personajes, el que lo genera, el que lo escucha y el afectado por el cuento o la calumnia. En muchas ocasiones el chisme causa risa o burla, porque está diseñado para eso, o puede causar lo opuesto, desprecio, molestia o descrédito. En la antigüedad algunos filósofos encontraban a la risa como algo inmoral y arrogante, porque «al descubrir un vicio o una desgracia en el otro y reírnos por ello con menosprecio burlón, sólo provocaremos una reacción violenta». Aristóteles afirmaba que esa burla es la manifestación de un sujeto que arroga superioridad: «El que ríe de otro afirma más o menos orgullosamente su yo». Para Henry Bergson «en la risa observamos siempre una intención no declarada de humillar». Esas citas tomadas del libro de Freud mencionado en el primer párrafo y hacen un símil perfecto entre el chiste y el chisme que no es necesario explicar.
                  
Hay otro concepto que es necesario desarrollar para completar el tema. Entendemos por Inconsciente a aquel “Que ha perdido el conocimiento y generalmente también la capacidad de percibir y darse cuenta de lo que le rodea” y podemos agregarle que es un estado donde la mente parece estar dormida, pero sabemos que realmente está activa todo el tiempo. Una segunda acepción es el adjetivo que describe a una persona “Que obra de forma irreflexiva e imprudente o que no mide las consecuencias de sus actos ni el riesgo que comportan”. Este último, es el aquí nos interesa.

Estas descripciones antes señaladas le caben como anillo al dedo a las personas que detentan el poder y el fanatismo hacia el chisme y la mentira, lo hacen porque desean hacerlo y de forma irreflexiva hacen daño sin importarles sus efectos y consecuencias, pero lo realizan estando en sus cabales, o sea lo hacen conscientes de su daño. Solo en el caso del mitómano, pudiese haber una “excusa amoral”, ya que su acción es más bien compulsiva, parte de una enfermedad que le es difícil controlar.

El chisme y el chiste no existen en la niñez, los niños no tienen consciencia de lo que es “malo o bueno” a su corta edad y en eso se diferencian enormemente de los adultos adictos a estos actos, aunque debo reconocer que los niños de hoy día cada vez son más precoces y sorprenden con algunas declaraciones y acciones, pero no tienen la capacidad para formular un chisme. Los términos como parodia, ironía, sarcasmo, sátira o ridículo le son ajenos al humano en la temprana edad.

Hay chistes que pueden ser «inocentes», ya que están desprovistos de toda tendenciosidad, puede poseer un rico contenido y exponer algo muy valioso. En el caso del chisme, difícilmente podrá ser inocente el interés de dañar a alguien y sus consecuencias. Tomando símiles, el chisme tendencioso está destinado a la agresión, la sátira o a una posible cobarde defensa. 

Otra fuente de chisme muy común, es ese secreto que alguien cuenta a su mejor amigo, pero esa persona también tiene otro mejor amigo y así sucesivamente la información se esparce, todos los mejores amigos se enteran y lo más grave, normalmente en el camino se modifica. En este caso, a veces somos nosotros mismos quienes hacemos volar el chisme.  

La invectiva, ese discurso acre y violento que secretamente lanzamos sobre algunas personas, con un mal sano interés, eso que llamamos chisme, hace un daño enorme, que no medimos, que no consideramos realmente ni en nuestro círculo social, ni en la iglesia, ni en nuestras empresas o instituciones de estudio. Es un cáncer que carcome el tejido de la amistad y el buen desenvolvimiento de las relaciones humanas.

Todo esto nos lleva a preguntarnos por qué alguien siente la necesidad de inventar una noticia que involucra a otra persona, especialmente cuando las presenta de formas perjudiciales para su imagen. Puede deberse al resentimiento por no haber alcanzado los propios sueños, que deriva en la envidia y la necesidad de destruir a quienes sí lo han hecho. Pero, aunque parezca difícil de creer, incluso los chismes más peligrosos pueden surgir de forma inconsciente, hasta por aburrimiento. El ocio mal ejecutado (el ocio no necesariamente es malo), puede llevar al ser humano a convertirse en generador de malas acciones y perturbar la vida de muchos.

Como se dijo antes, para que un chisme funcione, se necesitan tres, si no somos chismosos originadores, con no convertirnos en receptores estaríamos rompiendo la mal sana cadena y el chisme desparecería, por lo que con dar un paso a un lado e indicarle al chismoso que no nos interesa escuchar, evitaríamos hacer un daño.

Andar por la vida con la verdad, es lo mejor, aunque puede ser peligroso, hay muchos que la detestan, porque “La verdad es como una antorcha que no se puede llevar a través de una multitud sin chamuscar a alguien las barbas”, leí por allí. Quien no quiere que sus barbas se quemen, que se aparte del camino o que las ponga en remojo.



Eduardo J. León Hernández
Octubre 29, 2.018

jueves, 18 de octubre de 2018

TU ERES UNA PERLA Y YO UN PATÁN









Cuando yo te conocí
Tú estabas sentadita
Como una rosa bonita
Con un vestido e´colibrí

Había música y comida
Estabas en una fiesta
A la que por casualidad
Sin estar invitado, asistí y te canté
Y como Blanca Nieves en su siesta
Tú te quedaste en mi vida

Linda mujer, preciosa merideña
Esa, la misma de la rondalla
Fue en la que me inspiré
Y se quedó entre nosotros
Como una hermosa medalla
Con sabor a dulce hecho en leña

Conoce a esta niña linda
Así te presentó Nellita
Es la hermana de Antonita
Bailen, gocen, que Riquilda brinda

El gran combo Santa Rita
Tocaba allí esa noche
De las damas era el bonche
Fue una noche alegre, bien bonita

Yo venía de un embarque
Buscando otra diversión
Pero Dios me dirigió
Como a muchacho en un parque
Y te puso a ti en el frente
Mi más bella bendición

Allí empezó está función
Que tiene ya tantas mañanas
Tan linda como flor de sabana
Con toda una vida de duración

Tu siempre serás mi Perla
Mi muro de contención
Y yo solo soy tu Patán
Agradecido siempre a Dios
Por tu amor y tu atención



Eduardo J. León Hernández
Octubre 18 de 2.018

jueves, 11 de octubre de 2018

TÍO SIMÓN Y EL AMOR



Hoy me tocó quedarme con los nietos en la mañana y hacerles el desayuno, cosa que disfruto un mundo, normalmente cuando cocino pongo algo de música y hoy el turno fue para Simón Díaz, el gran Tío Simón. No Leda, no es mi compadre, él debe andar haciendo sus vueltas, si es que consiguió gasolina.

El Tío Simón, tiene un enorme repertorio, el más fructífero y variado de la música venezolana. Él le cantó a todo, a los viejos cuando están tratando de quemar esos últimos tiros, en esos momentos que sienten que ya se les está acabando la vida y consiguen una potranca que les para. No sabemos cómo se desenvuelve ese amorío, sabiamente el Tío lo deja a la imaginación de cada quien.

También le canta a un amigo, al esposo de Mercedes, cuya amistad aparece después de que ella es deliciosamente engullida por un caimán. Ella era una mujer que se bañaba en el río, que parecía una esmeralda con flores de chupa-chupa, a quien él amigo no puede dejar de mirar, un amor y una amistad bien rara, donde valió más la lujuria que la vida.

La canción a Mariposa, la vaca que protege a su becerrito porque sabe cuál es su futuro y junto a todos los animales de la sabana le llevan flores y frutas para hacer más agradables sus días. El Alcaraván, ese picudo volador que hace su extraño ruido cuando hay peligro o quiere comunicarse, al que ningún otro quiere enfrentarse, igualmente tiene un cupo.  

La luna, como para todo buen compositor, es una gran inspiración para este poeta llanero. En una canción la luna lo mira y él no sabe por qué, ya que él tiene su ropa limpia, ayer tarde la lavó. También el Loco Juan Carabina aprovecha para caminar bajo su luz y al ella desaparecer, el Loco se pierde en la llanura y cuando la luna vuelve aparecer se pone a llorar; la llama a la plaza para conversar y hasta lo han visto pasar con la luna de la mano. Y ni hablar de la Luna de Margarita, que es la voz, la luz y el amor; esa perla ubicada frente al mar de las Antillas, para vivir, para gozar, para soñar.

Cantarle a Barinas, ese grito llanero que lo inspiró, que le nació del te quiero, donde destacan sus paisajes frente a las cumbres andinas, con caminos de palma y sol, pintados con pinceles de un arrebol, el llano de sus amores. Cantarle a Caracas, su otro amor, una canción que no es de su autoría, la compuso el maestro Billo Frómeta, pero Tío Simón, como muchos de nosotros, la hizo suya, siempre la incluía en su repertorio, era junto a Mi Querencia su segunda Alma Llanera, como la Grey Zuliana para los zulianos.

Simón compuso y cantó muchas canciones al amor, a la mujer, como la que compuso a Cristal Montañez electa Miss Venezuela en 1.977. Le cantó al llano, a los ríos, al campo y a sus habitantes, al despecho, a la infidelidad, a la madre, a los hijos, a lo más sublime, siempre el amor estaba y está presente en los cientos de canciones que compuso, publicadas e inéditas, esa era su marca.

Escuchando a Simón está mañana, recordaba a mi gente, a mi nación, a mis buenas cosas y causas, a mis amigos y amores, a mi tierra y mis árboles, a mis animalitos. Por un momento me detuve a pensar, a recordar bonito cada etapa que he vivido, todos esos momentos que me marcaron, los no tan buenos, pero en especial los buenos, los excelentes, los que son irrepetibles, los muchos que he vivido y no pude evitar llorar. 

Esa mezcla de cosas y memorias buenas con las tristes, las bodas y cumpleaños junto a las caras de quienes ya no están, los éxitos y los fracasos, el caerme y levantarme de inmediato o el quedarme en el suelo por un momento para reflexionar y ver como quitar esa piedra del camino. Las comidas, los encuentros con los amigos, las discusiones en el condominio, las cenas de navidad, comerme un pastelito de papá y queso, una hallaca de plátano, tantas cosas pasaron por mi mente en tan solo momento, realmente entendí la capacidad de procesamiento que el cerebro tiene.

Hoy no quiero escribir sobre otra cosa que no sea sobre música, paz y amor, hoy que es jueves de recuerdos, solo quiero tener presentes los momentos gratos, ver las fotos de mis hijos y mis nietos cuando chiquitos, los recuerdos de mis perros, las siembras de mi granja, el chinchorro y el tanque de agua. 

Quiero escuchar de nuevo al Tío Simón y a los Beatles, a Sting y a Montaner, volverme a las fiestas de los años setenta con esa música que no desaparecerá nunca, porque no podrá ser reemplazada, esa generación es irrepetible. Quiero volver por un día al pasado, a mi pasado, a ese que me enriqueció el alma y el espíritu, que me enseñó a pedir la bendición a mis padres, abuelos, tíos, padrinos y a cualquier persona mayor que merecía ese respeto; a decir buenos días, buenas tardes, buenas noches.

Hoy quiero seguir escuchando al Tío Simón cantando: “Que vale más”. Esa hermosa canción donde se pregunta qué vale que una mirada de tus ojos? Y que nada es comparable contigo y tus caricias. También repetir a mis oídos los temas que interpreta el Rafael “Pollo” Brito, con su incomparable arte, haciendo un maravilloso homenaje a Simón. Son muchos los que cantaron con él en vivo y grabaron sus temas, que interpretan y lo harán por siempre, porque son canciones únicas, salieron de un corazón, un alma y una mente que se apagaron para nosotros, pero que en el cielo siguen componiendo, declamando, cantando para el Creador. Tocando el cuatro en el cielo a la Virgen del Rosario de Chiquinquirá, a quien el Tío también le cantó en la tierra.

Hoy me voy a imaginar que estoy en Barbacoas, la tierra que vio venir al mundo al Tío Simón, que me muevo por San Juan de los Morros lugar donde creció y se hizo hombre a destiempo para sustituir a su padre desaparecido. Voy a tomarme un café en su nombre, para recordar el Fama de América o el café Imperial. Voy a buscar un Clavelito Colorado para regalárselo a mi esposa, ya que es difícil conseguir ahorita una Flor de Apamate.

Para todo Venezolano que me lee, añorando tiempos mejores, aquí adelante les regalo la letra de Así es mi Tierra, no es la más famosa de las canciones del Tío Simón, pero es la que mi hoy me llega al alma.  

Tierra mía quiero cantarte, me lo pide el corazón,
porque la naturaleza hizo un cuadro de tus campos 
con el toque de una flor.

En la palmera coqueta, sopla el viento de mi llano  
se mece y revolotea y la brisa se marea con un olor de mastranto.
Sube la tierra mojada, se motiva el sentimiento 
y se baña en la laguna, un pedacito de luna 
que salió de los esteros. 

El potrero y la tonada son un mismo amanecer,
y es el alma del llanero, con sus nuevas esperanzas, 
de alegría y de fe.



Eduardo J. León Hernández
Octubre 11, 2.018

miércoles, 3 de octubre de 2018

CUANDO UN HIJO SE VA AL CIELO


Cuando un hijo muere antes que sus padres, es una situación terrible, dolorosa, muy triste. Es para mí, algo contra natura, va contra la “ley de la vida” que conocemos. Pero la vida, realmente no tiene leyes, es Dios quien maneja sus hilos y decide que, cuando, donde, como y a quien ocurren las cosas. Quienes no creen en Dios se lo endosan a alguna fuerza divina, al universo, a las energías, en fin; cuando se refiere a la muerte, alguien maneja esos hilos, no nosotros.

En no pocas oportunidades he escuchado, que cuando alguien pierde un hijo, todos los padres sufrimos ese dolor; eso no es cierto del todo. Muchos padres sentimos y compartimos ese pesar, nos imaginamos lo que debe sentir un padre, una madre, cuando un hijo se va antes que ellos; pero sentir ese dolor punzo penetrante en el alma, en el corazón, en la mente, en todo el cuerpo, solo ellos saben cómo es.

La semana pasada terminó para mí y para muchos con una noticia muy triste, la hija de un gran amigo, de uno de mis más queridos profesores de la universidad, con quien he compartido muy buenos momentos, partió al cielo. Pero es que además, ella era muy querida para mí, una bella amiga. Nahir Contreras y yo trabajamos juntos en Espiñeira Sheldon & Asociados (Price Waterhouse) por varios años y compartimos momentos excepcionales. La familia de Nahir, en especial su padre, Ramón Contreras, son personas sencillas, educadas, trabajadoras, decentes, colaboradoras, pero sobre todo humanos, humildes y cariñosos, en su trato hacia los demás.

Nahir ya hace algunos años buscó nuevos rumbos, formó su familia y se forjó un futuro, basado en una trayectoria laboral y en su dedicación. Hizo lo que aprendió a hacer, trabajar y trabajar bien, dando lo mejor, no solo como profesional, sino como persona. Eso fue lo que vio en su hogar. No conocí en detalle cómo era su casa, pero no me hace falta para reconocer quien era. 

Una hija con la educación de unos padres de la calidad como los que tiene, porque allí están, no puede haber caído en tierra árida. La educación que mi amigo le brindó, junto a su familia, no puede ser diferente a lo que él refleja: sabiduría, paz, carácter, personalidad y sobre todo don de gente. Así he visto siempre yo a Ramón, a quien por razones de distancia no puedo acompañar en esta hora tan triste, a quien no he querido ni siquiera intentar llamar por teléfono, por lo que preferí escribirle esto, si es que puede verlo; él está bastante enfermo, según he sabido de amigos comunes de mi Maracaibo. En algún momento espero que la vida me permita darle un abrazo.

Pero como dije antes, Nahir y yo trabajamos juntos, en una institución que es la mejor escuela que un Contador Público puede tener. La gran cantidad de amigos que Nahir tiene, porque están allí, sé que comparten mis sentimientos y el pesar de su partida, lo doloroso que ha sido, por lo repentino, por lo inesperado, ya saben, por ser algo que nunca se espera que ocurra a una persona joven y llena de vida como ella. Sé que en estas palabras reúno el sentir de todos sus amigos y colegas de Espiñeira Sheldon & Asociados, de todos aquellos que compartimos con ella tantos momentos, alegres muchos, difíciles unos cuantos. De todos los que recordamos su bella sonrisa, sus sonoras carcajadas y la expresión de esos hermosos, grandes y brillantes ojos que Dios le regaló.

Nahir, no sé si desde donde estás puedes leer estas letras, pero quiero que sepas que cualquiera sea la razón por la que Dios decidió llevarte, espero que tu vida en la tierra haya sido muy buena y fructífera, que te hayas divertido mucho, que Dios y la Virgen residan en tu corazón y que a pesar de lo inesperado, abandonaste este mundo en paz. Deseo también que en el núcleo en el que viviste y te desarrollaste, muy a pesar de los errores que seguro cometiste como todos los humanos, aprecien quien fuiste, que seas un gran ejemplo para los tuyos y para todos nosotros, tus amigos, y que como un ángel, que ahora se estrena en el cielo, cuides de tu gente con ese espíritu, con ese amor de hija, madre, esposa y amiga, que siempre te acompañó. 


Que Dios nos regale el consuelo a quienes te queremos.

Tu amigo


Eduardo J. León Hernández
Octubre 03, 2.018
     

sábado, 22 de septiembre de 2018

¿QUE TIENEN LOS POBRES EN LA CABEZA?



Hace poco me llegó un vídeo de una charla TED, organización que se dedica a difundir por el mundo ideas sobre Tecnología, Entretenimiento y Diseño, todo aquello que sea digno de dar a conocer, beneficioso para nuestra sociedad. La charla en cuestión tiene el mismo nombre de este articulo y fue desarrollada por Mayra Arena, estudiante de ciencias políticas, originaria de Bahía Blanca, Argentina. Ella ha realizado trabajos sobre la pobreza y dado los buenos comentarios recibidos sobre su labor, fue invitada a intervenir en esta plataforma tan prestigiosa.

En esa presentación, que pueden ubicar fácilmente en YouTube, dura algo más de 13 minutos, esta joven se pasea por su propia realidad y a través de experiencias muy particulares, nos brinda una forma diferente de mirar la pobreza. Sus reflexiones me llevaron a escribir estas letras, tratando de complementar su trabajo, sin repetir lo que ella dice. Vale la pena verla.

Primero acordemos qué pobres, son aquellas personas quienes no cuentan con los recursos económicos para cubrir sus necesidades mínimas; es la definición más básica. Lo contrario sería ser rico. Aunque como todo, la riqueza y la pobreza, tienen su gradualidad; unos son más, otros menos. También depende de cuantas o cuales son las necesidades de cada quien, me explico: dos personas que perciben la misma cantidad de dinero, una puede ser pobre y la otra rica, de acuerdo con su nivel de satisfacción particular. Existe por otro lado, la pobreza o la riqueza espiritual, privando sobre lo material.

Como vemos puede ser muy variada la gama de conceptos o matices de donde podemos partir para definir cuando se es pobre o rico y que va a depender de cada uno de nosotros. Pero por otro lado, que origina ser pobre? Algunos dicen que se nace pobre y que cada quien tiene la oportunidad de salir de esa condición, eso lo comparto en un alto porcentaje, pero hay condicionantes.

Yo quiero partir de la premisa de que la pobreza deriva de la falta de educación. Puede parecer algo trillado, pero habría que entender también que tipo de educación y creo que es allí donde está el detalle. Hay personas muy estudiadas que no tienen educación y por el contrario, hay personas que nunca han ido al colegio, pero tienen mucha educación, con un comportamiento marcado por la decencia y el respeto, con formación de hogar, como diría mi amiga Nelly.

Una pequeña historia para redondear el asunto. Hace ya algunos años, mi esposa y yo fuimos a buscar a alguien que nos ayudara con las niñas en la casa, ambos trabajábamos y no queríamos que mi madre siguiera haciendo ese trabajo, no era justo. Fuimos a un pequeño pueblo, donde mi esposa tenía familiares lejanos y los fuimos a visitar, para ver si alguien de allí se iba a trabajar con nosotros. La casa estaba ubicada en el centro de un terreno bien arreglado, que de lejos parecía un pesebre de esos bien bonitos. Fue muy agradable ver animales y arboles, casi colocados con la mano en un dibujo, pero lo sorprendente fue cuando entramos a la vivienda. El piso era de tierra y parecía que estuviera pulido, no sé qué le ponían, no pregunté, pero no pude levantar arena, a pesar de que traté de hacerlo varias veces con mi zapato. Tenía una pequeña sala, dos habitaciones, cuyas puertas eran cortinas blancas sujetadas con un pedazo de madera de cují, la cocina estaba en la parte de afuera. Habían pocos muebles, pero los que estaban relucían de limpios y destacaba una mesita con una imagen de Jesús y la Virgen. La comida la preparaban en leña, imaginen el sabor del café que nos brindaron en unos pocillos de vidrio marrón claro (todos los tuvimos); podía verse que no permitían que el humo y las cenizas arruinaran el área. En el día descansaban en chinchorros dispuestos debajo de frondosos árboles con mucha sombra y los niños tenían todo el espacio del mundo para correr y jugar. Una cosa más, siempre te sonreían.

Me pregunto, ¿esa gente era pobre o rica? Tenían cubiertas sus necesidades básicas, era gente decente. Los niños, aunque les tocaba caminar un buen trecho, todos los días iban al colegio y tenían educación y ejemplo de hogar. No tenían lujos, tampoco televisión, al menos había una biblia y probablemente otros libros. Conozco mucha gente con dinero, cuyos hijos son expertos chocando los carros de la casa y llegando borrachos al amanecer, además de una horrible ortografía. ¿Quién es más pobre o más rico?

Pero igual ocurre a la inversa. Alguien que trabajó por muchos años en casa de mi madre, la señora Ángela, planchaba ropa, ese era su oficio el cual heredó de su mamá y no lo estoy calificando, fue lo que mejor aprendió a hacer y realmente ponerse una camisa blanca planchada por Ángela, era un lujo. Pero ella no hacía otra cosa que producir el poco dinero que mal cobraba por ese excelente servicio. En casa de mis padres, además de un buen pago, tenía trato de gente, almorzaba con nosotros, en nuestra mesa, como debe ser, comía lo mismo que nosotros. A ella había cosas que no le gustaban y mi madre le cocinaba algo diferente, para que siempre se alimentara. Mis hermanos, mi esposa, mis hijas, todos la tratábamos como de la familia, ella se sentía feliz allí, porque en su casa las cosas eran diferentes. Su esposo no era muy trabajador que se diga y al igual que el resto de la familia, vivía de lo que ella producía. La casa de Ángela era lúgubre, oscura hasta en el día, muebles sucios y medio rotos, no estoy seguro de que los integrantes de esa familia hubiesen ido al colegio, tampoco tenían educación de hogar, a pesar de tener una buena madre; eso parecía no ser una familia. Aunque siendo un gran ejemplo por su capacidad de trabajo, a Ángela la veían como la pendeja que estaba obligada a trabajar para llevar el dinero. El trato entre ellos no era educado, no había respeto ni cariño, menos calor de hogar. Destaco que ellos vivían en una ciudad grande, donde tenían la posibilidad de ir a un colegio cerca y de llegar hasta la universidad, todo gratuito por cierto. Ángela y su marido, nacieron, vivieron y murieron muy pobres. 

Familias con dinero también conozco muchas, con excelentes padres, muy buenos ejemplos de trabajo, honrados, dignos, educados. Algunos heredaron bienes y negocios y los siguen conduciendo de manera ejemplar. Otros los crearon con sus propias manos, a pesar de carecer de recursos económicos iniciales, lucharon e hicieron de sus vidas un ejemplo. Tuvieron educación formal y, sobre todo, educación de hogar. No siempre hubo oportunidades, no fue fácil, las buscaron; pero con seguridad alguien, en algún momento, les tendió la mano.

Esto lo conocemos todos, yo solo estoy poniendo ejemplos de mi vida, mi interés especifico es destacar que podemos hacer nosotros para ayudar en nuestra sociedad, como podemos participar para mitigar, reducir o acabar con la pobreza de recursos y con la pobreza de espíritu. ¿Podemos o no mejorar la educación de nuestra gente?, ¿Qué podemos hacer para cambiar el mundo? Quien crea que no es posible, que no siga leyendo, pierde su tiempo aquí.

Creo que todos debemos y podemos darnos la vuelta y extender la mano, mirar hacia abajo para ayudar a los demás a levantarse. Hay problemas estructurales y mentales a nivel de nuestras sociedades que podemos cambiar. Cito varios ejemplos. En algunos países, los pobres están decretados por el mismo estado. Sus habitantes son estratificados, dependiendo de la zona donde residen, bien sea para el fijar el precio de los servicios públicos, por las prioridades de ayuda estatal o para cobrar los impuestos. Esos estratos delimitan quien es pobre y quien es rico, de manera diametral; eso se queda en el subconsciente de la gente, con eso se crece. En otros países, los ricos viven en urbanizaciones y los pobres en  barrios. Si están en zonas altas, los primeros viven en cumbres o colinas y los segundos en cerros; son la misma vaina, pero el nombre ubica, demarca. En muchas ciudades los ricos viven al norte o al este y los pobres al oeste o al sur, siempre hay barreras, fronteras, muros decretados por la misma sociedad. En casi todas las grandes urbes, los ricos viven a favor del viento, del lado opuesto de las fábricas o de las chimeneas, para que no les afecte el humo, ya saben de qué lado van los otros. Y no he mencionado el tema del color de la piel, el racismo agrava mucho más el tema.

Lo triste, el gran problema, es que eso se va “genetizando”, se va gravando en la memoria y pasando de padres a hijos. Recuerdo que alguien muy cercano a mí, estaba enamorado de una joven que vivía en una zona mejor que donde él residía, además ella estudiaba y él no. Ese amigo nunca había tenido interés en el estudio, había heredado el oficio de su padre (así como Ángela) y en su casa no veían importante la escuela, se necesitaba que trabajara. Esta joven, esa enamorada, lo empezó a entusiasmar para que se preparara, podía seguir con su oficio, pero ella le decía que estudiara, que al menos lo tecnificara y él estaba muy interesado en hacerlo, hasta que su propia madre le dijo: “pero que estás buscando tu allá en esa urbanización, tú tienes que buscarte alguien de aquí, de tu barrio”, y tanta fue la presión, que así ocurrió. No tuvo apoyo, perdió la novia, nunca estudió. Su madre es una buena mujer, pero tiene la pobreza en la cabeza, ella también la heredó.
   
A veces la cosa es al revés, hay padres que quieren que sus hijos salgan adelante, pero "incentivandolos" a casarse con gente pudiente. Eso es muy común en muchos escritos y novelas románticas y parece hasta bonito, cuando el chofer se casa con la niña de papa, por amor. El asunto grave es cuando esto ocurre solo por el interés. Empujan a quien sea a tener ese “amor de altos recursos”, pero a cuesta de la felicidad. Hay un triste chiste bastante conocido: Una joven que sale embarazada y su padre, sumamente molesto, le pide que lleve a su casa al responsable. A los días, un hombre que se notaba tenía recursos económicos, de unos 50 años, ya algo canoso, toca la puerta y al invitarle a pasar, explica a la familia que él es el padre de la criatura, pero que por estar casado no puede hacerse cargo directamente del niño, sin embargo se compromete a mantenerlo. Les dice que va a pagar todos los gastos de vida y los estudios hasta que su hijo tenga un título universitario, le dará una casa nueva y una pensión mensual de unos miles de dólares, pero que la chica debe cuidarse muy bien, porque si la criatura no nacía, sencillamente el desaparecía, pues ya no tendría obligación. El padre de la chica frotaba mentalmente sus manos como las moscas, cuando el hombre contaba las riquezas que su hija y su nieto recibirían, pero cuando escucho lo que ocurriría si perdía al bebe, de inmediato le dijo: Tranquilo amigo, si eso pasa, aunque ruego a Dios que la criatura nazca sana, usted puede acostarse con mi hija otra vez, sin problemas. Sin comentarios.  

Para algunas (o muchas) familias pudientes, es una tragedia cuando uno de sus vástagos decide juntarse con algún “limpio”, no importando los sentimientos existentes, ni el interés o el potencial de buen ciudadano que tenga el pretendiente. Si no tiene dinero en la cuenta, posición, apellido o una posible herencia cuantificable, queda descalificado, no es digno de entrar a la familia. De pronto pierden a alguien muy valioso por esos "criterios de selección". 

Como ven son temas delicados, asuntos muy arraigados en nuestras culturas, que hay que romper. Hay que identificar si la pobreza o la riqueza es monetaria, mental o espiritual, si tiene más que ver con lo que tenemos o con lo que somos, con eso que está dentro de nosotros. Si es un asunto de juicios serios sobre una situación o son prejuicios sociales o raciales.

Un genio pensante, filósofo de calle, de quien dicen que no decía nada cuando hablaba, pero enseñaba mucho, el gran humorista Cantinflas, en una parte de su película El Profe, comenta: “Los niños tienen solo dos fuentes de aprendizaje, el hogar y la escuela, si falla una, la otra no funciona. Es sencillamente como el boxeo, si usted tiene una buena izquierda, pero no sabe rematar con la derecha, entonces está perdido, así es en la vida”.

La solución de la pobreza está en la educación, en la que se recibe en la escuela, pero también la del hogar. Como lo señala Mayra en el vídeo mencionado al principio, ¿nos hemos preguntado realmente que podemos hacer para ayudar a los pobres a que no lo sean más? En ocasiones creo que nos conformamos con los regalos y ayuda que les damos, a veces de manera muy sentida y por demás generosa, ¿pero estamos yendo al problema de base?, ¿estamos buscando la solución (si, la solución) que puede estar en nuestras manos, para ayudar al prójimo? Regalamos los peces, pero no los ayudamos para que aprendan a pescar; que trillado suena esto, pero es la verdad.

Es lo anterior una utopía?, yo creo que no. Hay países que ya han demostrado que se puede lograr, que es posible vencer a la pobreza, pero se necesita un cambio cultural, que debe empezar por nosotros. Por los que hemos estudiado y tenemos educación de hogar, los que somos capaces de dar algo más que un poco de dinero y comida de vez en cuando. Nosotros, que nos servimos de ellos y no les pagamos lo correcto, nosotros los que los empleamos, los que nos llamamos humanos civilizados, pero que nos cuesta detenernos para ayudar o volteamos muy rápido para evitar prestar al pobre nuestro baño. Los que sufrimos de Aporofobia (vayan al diccionario) e invisibilizamos al que no tiene, a ese que nos parece feo, al que por su apariencia, siempre tiene cara de delincuente; algún día entenderemos que es parte de nuestra responsabilidad hacer algo. Les aseguro que es mucho más conveniente para nuestra sociedad y hasta para la economía en general (en otro escrito veremos eso), eliminar la pobreza.  
             
¿Que tienen los pobres en la cabeza?  
¿Pero cuales pobres, ellos o nosotros?


Eduardo J. León Hernández
Septiembre 21, 2018    

sábado, 8 de septiembre de 2018

LA BARCA DE PEDRO Y DE ALBERTO JOSÉ




Los primeros contactos que hizo Jesús con la gran mayoría de sus discípulos fue a orillas del mar, junto a sus barcas. Eran pescadores, sus barcas, las redes y sus manos, sus medios de producción. Lucas el evangelista, mi favorito, es quien escribe de la manera más fresca, más didáctica diría yo, su evangelio es conocido como el “Evangelio de la Misericordia” y nos decía el Padre Pedro Nel, que también se le llama el “Evangelio de la Mujer”. Los escritos de Lucas son sencillos, sin censura o sesgo de razas, tal vez por el origen del propio evangelista. Digo los escritos, porque el libro de los Hechos de los Apóstoles también es de su autoría.

Lucas y los demás evangelistas, mencionan con frecuencia a Jesús, a sus seguidores y en especial a Pedro, junto o dentro de una barca y es algo propio de la historia. La gran mayoría de los pueblos de esa época, al igual que ahora, están a las orillas de los océanos, mares, lagos y ríos, por las ventajas que ofrece la navegación para el transporte de personas y el comercio. En una ocasión Jesús invita a los discípulos a lanzar la red en lugares donde ya habían intentado pescar, no habían sacado nada y resultó en una pesca milagrosa (Lucas 5:1-11). También está el pasaje donde Jesús prueba la fe de Pedro permitiéndole caminar sobre el agua; el apóstol da unos pasos, pero de pronto siente miedo y empieza a hundirse (Mateo 14:24-33) y otro evento significativo ocurrido en el mar, es cuando los discípulos se aterran durante una tormenta y estando Jesús con ellos en la barca (Lucas 8:22) corren a despertarlo para que los salve.

Todos tenemos nuestra barca, o al menos vamos en una, solos durante un tiempo y acompañados en otro. Durante ciertos días somos capitanes, en otros marineros o simples pasajeros, dependiendo del rol que hemos decidido tomar o el que Dios y la vida nos han asignado. En ese navegar, ha habido días de tormenta y otros de calma, unos con frío o con mucho sol, con una suave brisa, como la de Elías al salir de la cueva o hemos enfrentado vientos huracanados. Nuestras barcas a veces están en movimiento o se quedan estáticas, pueden chocar con rocas, encallar en la arena, voltearse y naufragar, pero también nos permiten dar paseos preciosos, muchas cosas pueden pasar. Nuestra fuerza, nuestra decisión, el rumbo escogido y la fe que tenemos en Dios, hacen la diferencia.

Todo esto lo digo, ya que luego de ver cierta analogía entre la vida de Pedro y de los Albertos, los Padres Alberto José Linero y Alberto Cutié, quise escribir sobre ellos, sobre sus decisiones, su fe y el respeto que merecen. Ambos (los Albertos), son y serán hombres públicos, ya que sus personalidades así los definen y a ellos les gusta actuar de esa manera. Son contemporáneos, ambos rondan los 50 años y dedicaron muchos de ellos, al servicio de Dios y de la gente, a través de  la Iglesia Cristiana Católica, haciendo el bien y lo siguen haciendo cada uno desde su nueva posición. En al caso del Padre Cutié, decidió continuar el servicio sacerdotal desde la Iglesia Episcopal, que permite hombres casados como sacerdotes (Ojo, en la católica también) y el Padre Linero, asumo seguirá en el ejercicio de ayudar a Dios con su obra en el mundo y de guiarnos a nosotros los mortales, desde los medios de comunicación. Al menos es donde yo lo veo y donde quisiera seguirlo viendo, luego de su destacada labor en las mañanas de Bluradio en los últimos meses y todo lo que ha hecho por tantos años en el Minuto de Dios. Seguro seguirá escribiendo y tendrá muchas opciones en los medios y creo que no solo en Colombia, dado que su proyección pastoral, llega a diario a muchos países de habla hispana.

Pero cada vez que un sacerdote “famoso” o carismático hace algo normal, se convierte en la comidilla, es parte de las habladurías durante mucho tiempo y gana un increíble centimetraje en todos los medios y en las redes sociales. Digo algo normal (está bien escrito, normal), porque muchos sacerdotes en el mundo cuelgan sus hábitos a diario, pero no todos son famosos y por eso no se siente el ruido. Yo he conocido varios, en diferentes países, que lo han hecho y ahora viven de una manera normal y siguen aportando mucho a la sociedad, siguen siendo unos buenos hombres, que es lo que Dios quiere. Algunos se han casado, como el Padre Alberto Cutié, otros no lo han hecho. Si el Padre Linero lo hace después, que es lo a que a la gente le encanta decir, eso precisamente es lo que los brolleros quieren escuchar, están esperando, como “caimán en boca e caño”, que algún osado paparazzi, en los próximos días saque un vídeo o unas fotos, como ocurrió en el caso del Padre Cutié. Quieren tener más volumen para esa canción, algo bueno para complementar el chisme, gasolina del más alto octanaje para aumentar el fuego; qué triste que sea así.  En lugar de agradecer el trabajo que ha hecho durante tantos años, el esfuerzo está en la crítica destructiva y lamentablemente, buena parte dentro de nuestra propia iglesia.

Cuando un hombre o una mujer, decide entrar al mundo del servicio religioso, se limitan de muchas cosas que nosotros los seglares tenemos, la gran mayoría desmejoran su nivel de vida, tienen altos riesgos por las áreas que tienen que visitar, los kilómetros que deben recorrer, el posible contagio de enfermedades por la visita a los hospitales, el riesgo de muerte cuando les toca hacer misión en zonas de guerra o de alta conflictividad. A no todos les toca, pero son muchos quienes lo hacen. Pero también está la soledad, la lejanía de la familia, el llegar a morir de viejos lejos de los suyos, eso no es fácil y menos en nuestra cultura. Aun y cuando los parroquianos nos hacemos parte de la familia del cura, hay lazos de sangre difíciles de romper.

La soledad ha sido mencionada por el Padre Linero, personalmente lo escuche de él en su intervención la mañana del miércoles pasado en el programa de Bluradio. La soledad es terrible y uno puede padecerla aun teniendo miles de personas alrededor. La soledad es de cada quien y es cada quien el que decide cómo vivirla o apartarla. El Padre Linero y el Padre Cutié fueron solitos al seminario, nadie les pagó para hacerlo, no fueron obligados, tomaron esa opción de manera personalísima, como también lo fue su decisión de retirarse. El problema es que somos egoístas y solo pensamos en lo que nos conviene a nosotros. Le escuche decir a una católica, que seguramente no sabe qué hacer con su vida, “es que no vamos a poder vivir sin los escritos del Padre Linero y las tareas del día que nos pone”, ese fue el más barato de los comentarios; he allí el problema de seguir a hombres en lugar de seguir a Cristo. También escuché y leí a gente diciendo (al menos uno de los que escribe dice ser sacerdote) que se retiraba porque no tenía a Dios en su corazón, háganme el favor, alguien debería de darles con una cotiza de guajiro por la boca, por no decir otra cosa. Como han aflorado los envidiosos, los resentidos y , en especial, los enemigos de la Iglesia Católica. Aquí nadie está libre de pecados para estar lanzando piedras, además de que no hay un pecado en esto.

Una querida amiga me decía que pareciera que la Iglesia Católica está en crisis, sé que de buena manera ella piensa el impacto de los escándalos que han resurgido y de la salida del Padre Linero, cosas que no tienen ninguna vinculación, por cierto, y yo le decía que hoy se retira uno, pero que gracias a Dios están entrando bastantes jóvenes al seminario. "La Iglesia Cristiana Católica la creó Dios y no será el hombre quien la destruya", era una frase que decía un colombiano que Venezuela adoptó hace más de cincuenta años, el Padre Jorge Bohórquez, un gran amigo ya fallecido que conocí en tiempos de discernimiento y soledad, cuando viví en El Tigre, estado Anzoátegui.

La Iglesia Católica, como todas las instituciones, cambia, se debe adaptar a los tiempos sin perder su esencia. El tema del matrimonio es uno de ellos y en su momento deberá ser considerado. Ya hay sacerdotes practicantes casados dentro de la Iglesia Católica, algunos de órdenes que se unieron al catolicismo hace varios siglos y otros que han sido aceptados bajo algunas condiciones. Varios amigos sacerdotes, algunos jóvenes y otros no tanto, me han dicho que el no tener una mujer al lado que jorobe es muy bueno, el hecho de no tener que preocuparse por una familia propia, libera de responsabilidades y cargas al sacerdote. Otros piensan que una buena mujer al lado ayudaría a llevar con más facilidad la soledad. Es muy complicado ese tema.

Coincidencialmente, ahora volviendo a Pedro, el hombre a quien Jesús le confió la Iglesia, la verdadera, la original, sin interés de ofender a ningún otro credo religioso, ese testarudo pescador, brioso, que acompañó en tantas aventuras a Jesús. Ese hombre que lo amó y lo negó también, pero que sin dudas lo acompañó y se considera el primer Papa de la Iglesia, Pedro, es nombrado en la lectura correspondió el pasado miércoles 05 de septiembre, el mismo día que se conoce la noticia del retiro del Padre Alberto Linero. La lectura a la que hago mención es Lucas 4:38-39, donde se señala que la suegra de Simón (Pedro) estaba enferma, Jesús le cura la fiebre y esta se incorpora de inmediato, presta a servirles. La suegra de Pedro, o sea que el primer Papa de la historia era un hombre casado. Si Pedro era casado, ¿cuál es el problema que hoy los sacerdotes lo sean? Ojo, cuidado con lo que se interpreta. Mi referencia a esta lectura y al hecho de que la noticia de la colgada de los hábitos del Padre Linero, no quiere decir que yo piense que él se retira para casarse, en la entrevista él mismo dijo que no y yo le creo, pero esta casualidad, puede ser una manera de decirle qué si lo hace, está bien, no pasa nada; así lo interpreto yo.  

El Padre Alberto (los dos) se mamaron, como dice un costeño, de llevar una vida que ya no querían y cambiaron lo que creyeron conveniente, seguramente hubo mucho discernimiento, tristeza y compasión propia. Debieron haber hablado de este tema con algún amigo o familiar, buscando ese auxilio que ellos siempre ofrecen a los demás. Seguro fueron muchas horas ante el Santísimo, buscando entender lo que sentían y qué hacer ante una situación tan complicada, para nada los envidio. Pero lo que si es un gran rasgo digno de copiar de ellos, es ese valor para decidir, esa fuerza para actuar, ese poder haber hecho algo que consideraron necesario para seguir adelante. 

Pedro dejó su barca en la orilla y se embarcó en la de Jesús. El Padre Alberto José (al igual que Cutié), va en la suya, tiene el mismo destino, su viaje sigue teniendo el mismo objetivo, servir a Dios y al prójimo, pero decidió darle un vuelco al timón y ha tomado una ruta diferente, no mejor ni peor, enfrentará otros vientos, otras tormentas, verá otros horizontes y palmeras, pero su destino es el mismo puerto. Yo no tengo duda, al igual que Cristo, este Man está Vivo.

Dios los bendiga y junto la Virgen, iluminen sus caminos.


Eduardo J. León Hernández
Septiembre 07, 2.018              

LA CULPA MATA MÁS GENTE QUE LA GUERRA

Tomado de www.seamosfelices.com Hace unos días escuché la sentencia que titula este escrito y me llevó a recapacitar en cuanta culpa hay en ...