domingo, 17 de septiembre de 2017

ALCOHOL - DROGAS: DOBLE MORAL.


A mi en lo personal, me encanta un Johnny Walker Etiqueta Negra con puro hielo o un buen vino tinto; merlot o carmenere, preferiblemente del año. También disfruto mucho una buena Margarita o un anís con hielo granizado y limón.

Lo anterior es un poco para destacar que puedo tomar alcohol cuando me provoque y tenga dinero para pagarlo. No tengo ningún problema para expresarlo, son mis gustos y punto. Pero, como manejo yo a ese familiar alcohólico o a mi nieto cuando me dice que él espera tener 18 años para poder tomar cerveza como su abuelo?. Allí la cosa cambia y es donde empieza la doble moral.

Recientemente escuché en Blu Radio, mi emisora de todos los días (valga la cuña), una entrevista sobre una propuesta legislativa para incrementar a 21 años la edad legal para poder comprar y consumir alcohol en Colombia. Como es normal en estos casos, la propuesta trajo variadas opiniones unas muy acertadas y otras no tanto, pero respetables todas.

El problema de la ingesta excesiva del alcohol, creo que no se resuelve con una ley subiendo la edad, pero sí esto trae a la palestra la discusión sobre el uso abusivo del mismo, bienvenida sea. Para mí esto, más que un problema legal, es un asunto cultural, social y sobre todo moral.

Hay países donde el consumo de bebidas alcohólicas en algo muy natural, culturas donde se toma vino o cerveza casi como sustituto del agua en las comidas, allá eso ocurre y no pasa nada. Es gastronómicamente recomendado y su consumo considerado como saludable. Estudios de universidades e instituciones científicas reconocidas, en sus conclusiones revelan que el consumo moderado de vino, cerveza o whisky es beneficioso para el corazón y otros padecimientos.

Pero que pasa en nuestros países, que pasa en nuestra sociedad, que es la que nos interesa?. Por un lado le hemos enseñado a nuestra juventud, que ingerir licor es bueno, pero con ciertas distinciones. Ser un buen tomador, capaz de beberse una botella de whisky y luego poder pararse de la silla, es un héroe, ese es un verdadero macho. Ahora, si lo hace una mujer, probablemente, diríamos que esa es una borracha sin limitaciones. Esa es una primera apreciación donde destaca la posición machista de nuestros tiempos. Hombre que aguanta es héroe, mujer que toma muchos tragos, busca otra cosa.

Para los jóvenes, especialmente los varones, el tomar es una demostración de hombría, de valor, de tener la edad para hacerlo, “mi edad”, es ser un rebelde. Como padres hacemos esas distinciones, somos nosotros quienes con nuestro ejemplo enseñamos esto. Las hijas hembras, no lo tienen permitido, no importa la edad y tristemente ellas consumen probablemente lo mismo, pero a escondidas, aun siendo mayores de 18 años.

Lo otro que hemos logrado unificar, es que la diversión sin licor no existe. Es mentira que se puede pasar un rato si no hay una buena cerveza fría o cualquier otra bebida espirituosa que nos ayude a relajarnos. Para muchos la felicidad lleva implícito el alcohol y probablemente (para ellos) sea así. El licor, como buen estimulante, tiene la propiedad de “convertirnos en quienes realmente somos”. En esos momentos en los que estamos invadidos por los espíritus de las bebidas, es cuando nuestra mente abandona por un rato nuestras miserias o por el contrario las expone, justo para mostrar en esos instantes quienes somos verdaderamente, o sea, nos quitamos las caretas. Por algo la sabiduría popular expresa que ni los niños ni los borrachos pueden mentir.

Nuestras cargas diarias, los problemas acumulados, todas esas situaciones que padecemos y sufrimos por nuestra propia condición humana, nos lleva a buscar medios que nos permitan sentir bien, que nos den la oportunidad de estar más tranquilos o contentos, al menos por un buen rato.

Ahora, si me permiten, vamos a la otra parte del tema, las drogas. Para eso déjenme hacer unas preguntas inocentes: Hay alguna diferencia entre el consumo del licor y el de las drogas? Cuantos de nuestros familiares, amigos o conocidos son consumidores de drogas y no lo sabemos, o nos hacemos los pendejos? Cuantos de los que están leyendo esto consumen o han consumido drogas en algún momento de sus vidas? Las respuestas son para cada persona que honestamente las quiera escuchar.

Hay drogas legales y otras no autorizadas para consumo libre. Las primeras las compras en una farmacia, con un récipe médico. Las segundas se consiguen con un proveedor en la calle o las pedimos a domicilio, o es que creen que ese servicio no existe?

El consumo de drogas, depende mucho del nivel social del consumidor. El que poco tiene, compra la más barata, el que tiene un poco más de recursos adquiere algo “mejor” y el que tiene buena plata, compra whisky, rivotril y cocaína. Bueno no todos, solo aquellos que se explayan en complacer sus deseos o sus necesidades.

Personalmente conozco personas que han sido y son gerentes exitosos, médicos brillantes o abogados de muy alto nivel, que no son alcohólicos, ni drogadictos, pero que de vez en cuando le dan una ayudadita a su rendimiento profesional, metiéndose un pase de coca o un traguito de whisky acompañado de un ansiolítico. Aquí cabe la pregunta, lo primero es ilegal, lo segundo está permitido, pero cuál es la diferencia? En ambos casos se altera la conducta y se causa dependencia.

Aclaro que no defiendo el uso de las drogas ilegales, ese no es mi punto, mucho menos mi intención. Sencillamente quiero resaltar que nuestra sociedad pretende controlar lo que le conviene, utilizando una doble moral.

El consumo de alcohol, considerando mis propias estadísticas, ustedes pueden hace lo mismo, no es muy complicado, me ha permitido ver varias familias destruidas por miembros alcohólicos, hogares infelices durante toda su existencia y un sinfín de situaciones muy desagradables. También son incontables los accidentes de tránsito, acompañados de las tristes e irreparables pérdidas de vidas, producto de la irresponsabilidad de conductores ebrios. El número de pacientes con daños hepáticos y en el tracto digestivo es cada vez mayor, así como los estados de demencia y de daños cerebrales que se detectan a diario.

Además el alcohol tiene otro detallito, es el primer iniciador en el consumo de drogas no autorizadas. Aquí no voy a dar estadísticas, me baso en los testimonios de los afectados por este mal y que pude constatar mediante su propia narrativa, en una visita que hicimos recientemente mi esposa y yo al centro de rehabilitación La Esperanza. Este centro es llevado por los Misioneros del Sagrado Corazón en San Salvador, a quienes hago un especial reconocimiento por esa gran obra y en él pudimos ver la miseria que viven muchos seres humanos que caen y reinciden ante este mal a diario.

En sus comentarios de iniciación, donde explicaban las razones por las que estaban allí en ese centro tratando de rehabilitarse, pudimos ver como en su gran mayoría, expresaron que empezaron consumiendo alcohol desde muy temprana edad y el mismo medio o su necesidad de sentir algo más fuerte, los llevó a consumir adicionalmente, drogas no alcohólicas. Eso estoy seguro lo contaría cualquier consumidor habitual.

El estado de postración y deterioro que causa este mal, este dúo alcohol-drogas, lo dañino de sus efectos, no lo vamos a corregir con una ley que modifique la edad legal para prohibir la compra e ingesta de bebidas alcohólicas, tampoco con la permisividad en el consumo de marihuana o cocaína de manera controlada, esa tampoco creo que sea una buena idea. 

Creo que como muchos males de nuestro tiempo, tienen su solución en la educación de la gente, en la concientización de lo que hacemos, en explorar de verdad que es lo queremos ser, a donde deseamos llegar como sociedad, cual es el mundo que queremos dejar a nuestros hijos y nietos. Creo que necesitamos voltear nuestra mirada a Dios, pero de verdad.

No hay una varita mágica para esto, es un tema espinoso y complicado, pero tampoco necesitamos ser mas sabios que Salomón para estar conscientes de que realmente lo tenemos que atacar, que es algo que urge enfrentar; pero eso sí, sin una doble moral. No podemos decir a nuestros hijos y nietos que el alcohol es malo, cuando nosotros tomamos en frente de ellos. Traigo de nuevo palabras de mi nieto: Es malo para los niños, pero no para los adultos?

Para finalizar, en una oportunidad hablaba con mi propio padre, quien ha tenido problemas serios con la bebida desde hace muchos años. A él le he comentado de las diferentes maneras comprobadas que existen para salir de ese mal, de cómo afrontarlo, le he ofrecido varios métodos de ayuda, pero él nunca ha reconocido estar inmerso en ese globo destructivo, que es el primer paso que tiene que dar un alcohólico para iniciar su proceso de sanación. En esa conversación de ya hace mas de 10 años, le hablé usando la palabra de Dios, la cual siempre trato de poner en práctica, y él, que es un hombre leído e inteligente, que también la conoce me contestó, con una pregunta y una referencia, ambas provenientes de los Evangelios: Eduardo, cuál fue el primer milagro de Jesús? El vino no es tan malo entones. Luego, mirándome a los ojos me dijo: El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.

Hasta allí, mi doble moral.



Eduardo J. León Hernández

Barranquilla
Septiembre 17, 2.017




miércoles, 13 de septiembre de 2017

EL EGOÍSMO Y LA INDIFERENCIA


Cuántas veces hemos escuchado o le hemos dicho a alguien que es egoísta o que se muestra indiferente? Realmente sabemos el alcance de esas dos palabras y que son dos de los peores males que nos aquejan? 

El egoísmo, no es otra cosa que “querer todo para mí” o un “yo primero que los demás”. Ser egoísta es ser mentiroso, es también practicar la envidia, es sencillamente no querer compartir. Un egoísta, no es un humano con ser, es solo alguien que tiene o pretende tener.

El egoísta vive en una burbuja, donde cree que tiene un aire puro que solo el respira, donde pretende que los demás solo lo vean a él, ser el centro de la vida, queriendo así, a su manera, ser una especie de dios. El egoísta es mal agradecido, ya que si pretende lo mejor siempre para él, por creer que solo él se lo merece, nunca agradecerá por lo que recibe. 

El egoísta es un mentiroso, empieza por mentirse a sí mismo y de allí, que queda para los demás si él esclavo de su propia mitomanía. Desconfía de todo el mundo, no presta, ni cede nada sin interés alguno. Carece de bondad y algo muy grave, por lo menos para mí, no sonríe limpiamente, ósea no es feliz.

El egoísta no ama, y si comparte algo de lo que tiene con sus más cercanos, es por miedo a que lo dejen o por el simple afán de tener a alguien cerca. De alguna forma semiconsciente, piensa que solo “dando algo” pueden quererlo; bueno, eso es lo que él cree.

No hay esperanza en el egoísta, ya que quiere tenerlo todo controlado, de inmediato y allí cerquita, donde pueda verlo. El egoísta no le da cabida a la fe, es solo él y nadie más.

Es también una manera de ser indiferente, por eso la indiferencia es la otra cara que complementa al egoísta.

Yo creo, que en lo único que uno puede ser egoísta es en el amor, en querer que solo lo amen a uno, porque estoy seguro que si eso ocurre y nos llenamos de amor, inmediatamente lo compartimos y ya dejamos de ser egoístas. Además de que el amor, es infinito, no se acaba y basta y sobra para todos. Dios es el amor y Él es para todo el mundo.

Ser indiferente es no importarle lo que ocurra con el otro. Es estar vacío, no tener nada en el alma. La potencia del latir de un corazón indiferente, solo se puede escuchar con un sonómetro muy sensible, ya que ese corazón no provoca casi ruidos, no se siente. El indiferente, es un inconsciente, un ser que a quien solo le importa él, y a veces ni eso, ya que muchas veces no es capaz de velar por el propio ambiente en el que vive. 

Al indiferente no le importa ni el mundo, ni quienes lo rodean, pero normalmente, al igual que el egoísta, se queja constantemente de lo que hacen los otros, pero también se queja de lo que dejan de hacer y que él cree necesario que se haga, ya que lo beneficia, pero es incapaz de mover un dedo o de actuar, no le interesa aportar al bien colectivo.

El indiferente es miope cuando a los demás respecta, pero utiliza fuertes luces cuando a él sus intereses le tocan. Es un ser totalmente mudo ante las injusticias, pero tiene un megáfono en su garganta para defender sus eventos. No escucha ni siquiera una explosión en la casa de su vecino, excepto que la onda expansiva dañe su pared. No cede ni un milímetro de tierra, pero si alguien se descuida, le tima todo su terreno.

Este tipo de personas jamás asumen compromiso alguno, donde el beneficiario sea otro, se hace el loco ante cualquier acto de unión y solo es capaz de aceptarla cuando hay un beneficio claro, y sobre todo, seguro para él. 

En fin, indiferencia, indolencia, des-humanidad, insensibilidad, inacción, falta de voluntad, todas estas palabras o frases son símiles que definen a quien sencillamente no siente aprecio por los demás.

El egoísmo y la indiferencia son los principales males que afectan a nuestro mundo. Estas palabras no son mías, provienen del Padre Julio Chevalier, fundador de la congregación de los Misioneros del Sagrado Corazón, quien estaba muy claro de la condición de la humanidad. Fueron escritas por él hace mucho más de un siglo y su vigencia en nuestros días es innegable.

El egoísmo y la indiferencia, son sin duda la base de la destrucción de la humanidad. No hay que ir muy lejos para comprobarlo. Con solo escribir las palabras: conflicto, guerra, dictadura, opresión, mal trato, etc., en cualquier buscador de internet o mirar cualquier periódico o revista que tengamos a mano, podremos ver que la esencia de todas estas desgracias, están delineadas por el egoísmo de quienes quieren tener o mantener el poder y la riqueza, pero también por la indiferencia de quienes pudiendo hacer algo, no mueven un dedo para hacer de este mundo algo mejor.

Todos tenemos de egoístas e indiferentes. Desde niños aprendimos a tener apegos por muchas cosas y a querer ser los primeros, muchas veces pasando por encima de los demás. Pareciera que es parte de esa esencia oscura que compartimos con la pureza que hay dentro de nuestra mente y de nuestro corazón. 

Todos tenemos mucho de egoístas e indiferentes, repito, pero si utilizamos nuestro escáner, eso que llamamos conciencia, si colamos las impurezas que hallemos, utilizando el filtro de nuestra bondad y del dulce corazón de niño que Dios nos regaló, estoy seguro que con la sustancia o energía que salga de nosotros, transformada en actos o palabras, cada día habrá más compromiso, más verdad y mucho más entrega por el prójimo. 

Eso, les aseguro, nos hará a nosotros mismos más felices y como la felicidad y el amor no son egoístas, ni indiferentes, llegarán sin duda alguna, a todos los demás. 


Eduardo J. León Hernández

Ciudad de Guatemala
Septiembre 05, 2017

LA CULPA MATA MÁS GENTE QUE LA GUERRA

Tomado de www.seamosfelices.com Hace unos días escuché la sentencia que titula este escrito y me llevó a recapacitar en cuanta culpa hay en ...