jueves, 29 de agosto de 2019

ORACIÓN, EDUCACIÓN Y FÚTBOL

Hace varias semanas me reuní con un gran amigo, nos encontramos en la escuela barranquillera de fútbol a la cual asiste a su hijo y presencié una escena, justo antes del entrenamiento, que llamó mucho mi atención, me agradó. Un muy joven entrenador, el profesor Luis Enrique Morales, justo antes de empezar la práctica, les pidió a los jugadores, en su mayoría niños, que hicieran un circulo y llamó a todos los padres allí presentes, para que acompañaran a cada uno de los suyos. Luego dijo unas breves palabras de ánimo y pidió orar a Dios para que los acompañara en esa actividad y en sus vidas. Este es un acto hermoso, que muchas veces no apreciamos y a muchos, hasta nos da pena hacerlo. Si supiéramos y concientizáramos lo importante que es la oración, nuestro mundo sería otro.

El hecho de llamar a la gente a unirse, a tomarse de las manos, a colocarse uno al lado el otro, no por encima ni debajo, al mismo nivel, es un acto de mucha significación, esa acción nos muestra iguales, porque lo somos, aunque todos y cada uno de nosotros es único. Pero además de eso, si ponemos a nuestros padres detrás, como respaldo, como esa fuerza humana que nos protege y guía en la tierra y de culmen pedimos a Dios que nos siga acompañando en cada acción, es una vaina especial.

Los deportes en general, junto a la escuela, son el mejor trampolín para completar la formación del ser humano. Y digo que son el complemento, porque la escuela básica está en el hogar, con nuestros padres o con esa persona que le correspondió nuestra crianza. A muchos les ha tocado ser educados por sus abuelos, hermanos, tíos, padrinos y hasta por personas que no son su sangre, pero que se han comprometido con esa proeza que es levantar a un niño y ayudarle a convertirse en una buena persona. Alguna gente dice que todos nacemos inocentes (aunque ciertos estudios confirman que la bondad y la maldad, también se heredan), que es la vida, lo que vemos, lo que aprendemos, esos eventos diarios son lo que producen nuestros giros para un lado o para el otro y nos convierten en buena o en mala gente. Yo creo que todos tenemos traemos algo de ambos, con las inclinaciones graduales de cada caso. Esa es una discusión muy amplia, muy compleja, porque es difícil de clasificar o medir al otro, con mis propios instrumentos, esos que están calibrados con mis principios y mi propio ser.

Los padres o a quien les tocó criarnos, son fundamentales desde nuestros inicios, desde esos primeros pasos donde hay caídas y paradas continuas, es con ellos con quienes iniciamos nuestro caminar, tomados de sus manos. Aquí es donde Emilio Lovera dice, que los feos empiezan a caminar solos, porque nadie los quiere ni cargar. Ese apoyo, que lamentablemente a muchos niños en el mundo les hace falta, es la base de la formación de la sociedad.

La escuela, esa otra pata que estabiliza la mesa, un buen maestro que enseñe o complemente los valores de la casa, alguien que motive a los niños a aprender, a leer, a escribir, a crear buenos hábitos de conducta y respeto, a apreciar y aceptar lo nuevo, a respetar la historia. Esa persona que entusiasma al niño a buscar, a investigar, a fabricar simples y complejos “porqués”, a abrir su mente y su creatividad, a valorar lo que tiene y desear lo que le conviene, esa es una parte esencial de nuestra vida. La escuela es donde conocemos a nuestros primeros amigos, a nuestro primer amor, que a veces resulta platónico, como ese que las chicas sienten por un profesor o los chicos por esa maestra muy, pero muy cariñosa o que está muy buena (ya desde esos días empieza nuestra “malicia” y ahora mismo puedo imaginarme la pícara sonrisa que saltó en muchos de ustedes, porque de verdad estaba muy buena), esas primeras relaciones humanas, de juego, de vida, los empujones en la fila para entrar al salón o para comprar algo en el quiosco, cantina o como quiera que llamemos al sitio donde, normalmente una señora nos vendía jugos, sándwiches o cualquier vaina, muchas veces frita, para matar el hambre. Allí también aprende a desenvolverse el niño, además son sus inicios en el comercio, en el arte de comprar y también de vender (aquí me imagino a Cesar Revilla con una bolsa de cosas, de las que ahora vende por internet). Ese submundo, es sumamente importante y quienes allí acompañan a los niños, más las cosas que ocurren, son vitales para su futuro.

El deporte, la competencia, las carreras, los gritos y el sudor, son otro muy importante complemento, yo diría que muy necesario, porque nuestras vidas, se convierten precisamente en eso, en una carrera y con obstáculos. Para bien o para mal, vivimos corriendo, peleando con alguien en la via, siempre andamos “esmollejaos” (los que no saben Maracucho, busquen en Google o deduzcan) para no llegar tarde al trabajo, a la escuela o para no perder el vuelo. En esas carreras siempre hay gritos, unos que se escuchan, como los que le lanzamos a ese que se atravesó o esos que nos tragamos, gritos silenciosos que nos ensordecen y se clavan en nuestra garganta. Por supuesto, todo eso nos hace sudar, bien sea por los movimientos corporales o por la tensión mental que altera nuestro pulso y activa nuestros poros. 


La vida es un deporte muy exigente, a veces extremo, que muchos deciden practicar en solitario. Algunos los juegan solos, como si fuera tiro al blanco con flecha, otros muchos más tranquilos, parecieran que estuvieran haciendo un crucigrama. Otro gran grupo, quisiera decir que la gran mayoría, pero el individualismo nos está llevando a mantenernos cada uno en nuestro metro cuadrado, vivimos la vida en compañía, compartiendo y compitiendo en equipo, dando lo que tenemos y recibiendo con gusto y agradecimiento lo que nos dan los demás. Respetando a nuestros guías y en especial a los que nosotros mismos guiamos. La vida es un deporte para el cual debemos entrenar muy duro, pero con el descanso apropiado. Concentrándonos cada uno en nuestra especialidad, buscando lo que nos gusta, lo que nos llena, aquello que nos hace feliz, lo que podemos compartir con otros y disfrutar de ello, con respeto y sin dañar a nadie, sin interés de mostrar nuestra superioridad, aunque la tengamos, porqué también tenemos debilidades y esas, precisamente esas, no nos gusta mostrarlas, nos pegan.

El profe Luis les da a sus muchachos, a esos pelaos como dicen por estos lares, mucho de lo mencionado anteriormente. Es ejemplo, se comporta como un padre en su tiempo, protegiendo y dando apoyo en su espacio, en esa oportunidad diaria que la vida le regala. Pero también es maestro, enseña lo sabe, entrega lo que tiene y lo que no también, les adiestra en respeto y orden, trabajo en equipo e igualmente, en como desarrollar sus capacidades individuales. El profe Luis, ese maestro, como muchos en el mundo, debe ganar muy poco para todo lo que hace, pero seguramente hace su trabajo con amor y pasión. Unir a los hijos con sus padres en esos pocos minutos es un acto de sabiduría, una acción que despierta el buen actuar de una familia, de una sociedad, de un país, algo que a muchos de nosotros nos falta, lamentablemente no hemos entendido.

Pero también el profe Luis hace algo que a muchos nos apena: Orar, más si es en público. Él ha aprendido la profundidad y la utilidad de ese acto, de ese momento unitario y grupal que nos acerca a todos y que nos une a Dios. Orar pidiendo misericordia, ayuda, guía y sabiduría es esencial para nuestra vida. Aproximarnos a ese que nunca nos deja por fuera, a Él que siempre está, pero que nosotros no le creemos (o no le confiamos), es lo más importante de todo lo que hacemos cada día. Orar, esa reverencia de gran respeto, lo hacen los grandes jugadores y no los llamo grandes por el tamaño de su cuerpo (aunque así son los de la foto, mollejuos, otra Maracuchada), sino por su actitud. 

Es de grandes agradecer a la vida, al universo, a la naturaleza, a la madre tierra, como dice mi yerno Juan, hay que ser agradecido con todo lo que nos pasa, por lo que tenemos y por lo que no también. Agradecer, en si mismo, es una acto de nobleza, de amor, es una de las cosas que más agrada a Dios, que es el verdadero amor. Si tu no crees en Él, igual agradece, porque créelo o no, Él está allí, así tu no le pares e igual te cuida, eres uno de sus hijos; además orarle y recibir sus gracias, es gratis, aprovecha esa oferta que no caduca. 

Orar es un acto de unión, demuestra que tenemos sentimientos, buena educación, que sentimos respeto por quienes nos rodean y por nosotros mismos y que de paso, si nos ayuda a ganar en el fútbol, nos cuadra el día, nos completa la misión.

Saludos Profe Luis, mis respetos.


Eduardo J. León Hernández


Barranquilla
Agosto 29, 2019

martes, 27 de agosto de 2019

MONÓMEROS, DONDE EMPEZÓ LA NUEVA VENEZUELA.


Un 11 de abril de 1905, Albert Einstein publica su Teoría de la Relatividad. Ese mismo día, pero en 1945, en el marco de la Segunda Guerra Mundial, soldados estadounidenses liberan el campo de concentración de Buchenwald. En 1954 (un domingo), según un estudio de la empresa True Knowledge, basado en 300 millones de datos acumulados desde el año 1900 al 2010, para calcular diferentes estadísticas históricas, se concluyó que este día fue objetivamente el «día más aburrido» desde el año 1900; nada importante aconteció. En 1961, en Israel comienza el juicio al genocida nazi Adolf Eichmann y dos años después, el papa Juan XXIII firma la encíclica Paz en la Tierra. En 1979, en Uganda cae el dictador Idi Amin y en el año 2001, en un histórico partido, la selección de fútbol de Australia golea 31 a 0 al equipo de Samoa Americana, un área insular ubicada en el pacifico, que está bajo el dominio y control de USA, pero que sus ciudadanos no son estadounidenses.

El 11 de abril, como todos los días (según Wikipedia) ocurrieron algunas cosas importantes, otras algo triviales, aunque 31 a 0 en un partido de fútbol es un evento muy poco usual y también un 11 de abril, fue el día más aburrido de la historia contemporánea. Para Venezuela, esa misma fecha, tiene dos años en los cuales fue un día muy representativo. En el año 2002, en la ciudad de Caracas, se realizó una gran marcha de la oposición que terminó en un enfrentamiento entre civiles y la guardia naZional y es removido el dictador hugo chávez, quien posteriormente renunció. Lamentablemente esa situación (porqué algunos de los involucrados eran buena gente, patriótica, decente o pendeja, sin malicia) no fue bien manejada. A nadie se le ocurrió dejar medio abierta la puerta del helicóptero que lo llevaba a la Orchila, así como tampoco a ninguna persona le dio de comer un bocachico con muchas espinas, y por una sucesión de errores y traiciones, días después volvió el dictador al poder.

También el 11 de abril de este año 2019, se publica la primera fotografía de un agujero negro por parte de un grupo de investigadores de la NASA (por allí debieron lanzar a chavez en el 2.002; es solo una idea repetitiva, ya que por uno de esos se fue, pero algunos años después) y ese mismo día, la Junta Directiva de Monómeros, empresa venezolana radicada en Barranquilla, Colombia, que había sido nombrada días antes por el Presidente Juan Gerardo Guaidó y la Asamblea Nacional, tomó posesión de ese importante activo de la nación. Ese día se salvó a esa empresa de su inevitable destrucción.

Monómeros Colombo Venezolanos, SA, fue fundada hace más de 50 años. En el mes de diciembre de 1.967, Ecopetrol y el Instituto Venezolano de Petroquímica (IVP) iniciaron la formación de la empresa dedicada a la producción de Caprolactama (materia prima básica para producción de nylon) y de Fertilizantes. La planta fue completada y puesta en operación en el año 1972 y al año siguiente inició sus operaciones comerciales. Algunas otras empresas se integraron posteriormente como accionistas y finalmente, en el año 2.006, Pequiven (antigua IVP) compró a sus socios las acciones que poseían, teniendo desde esa fecha el 100% del control accionario. Su sede principal está en Barranquilla, en el departamento del Atlántico y posee otro centro de producción y distribución en Buenaventura, al sur del país. En la actualidad, Monómeros fabrica unas 60 Mil Toneladas Métricas mensuales de productos y atiende un poco más del 40% del mercado de fertilizantes de Colombia; entiendo que esas cifras pronto van a subir. En el año 2018, fue ubicada por la superintendencia de sociedades como la empresa N° 128 de Colombia, dado su nivel de ingresos, durante muchos años ha estado entre las 10 empresas más importantes del caribe colombiano y es la primera del país en el sector de fertilizantes y productos para el agro. Genera cerca de 600 empleos directos, unos 2.400 indirectos y más de 15.000 familias son beneficiadas por su cadena de negocios en todo el país.

Quienes me conocen saben que llevo la cultura petrolera de Venezuela en las venas, que es parte de mi ADN, así como también llevo el agro, la carne y la producción de leche de mi pueblo de origen, de todo mi Sur del Lago de Maracaibo. Mi experiencia de vivir comiendo el mejor queso blanco del mundo, solo se compara al respeto y admiración por el sector petrolero y petroquímico de mi país y por la gente que allí ha trabajado e invertido. A esa gente “echá pa´lante”, criollos y extranjeros, que sin miedo, han dedicado su vida entera a desarrollar esa industria en Venezuela y ahora, en años más recientes, en decenas de otros países del mundo; la mayoría de ellos de manera obligada.  La vida me dio la oportunidad de formarme en una empresa que, durante la época de la Venezuela conducida por gente decente, auditó y asesoró a PDVSA y a sus filiales desde su creación. Price Waterhouse fue mi casa durante 11 años, en los cuales estuve siempre involucrado con esta industria.

Además de destacar el hecho acaecido el pasado 11 de abril de 2019, de la puntería del día escogido, hay un evento especifico que me llevó a este escrito. El haber conversado recientemente con un grupo de jóvenes, venezolanos, con edades en los alrededores de los 30 años, quienes durante una visita que hicieron a las instalaciones de Monómeros, se quedaron sorprendidos por el tamaño y el dinamismo que vieron en sus instalaciones. A ellos los conocí en el restaurant de un hotel de la ciudad y me decían que también les había agradado mucho el compromiso de la gente que allí labora con quienes habían conversado, del respeto por su compañía, de su interés de hacer carrera en una de las empresas, que según dicen ellos mismos, “es la que mejor trata a su personal”, un sitio donde “todo el mundo quiere trabajar”; esas mismas frases las he escuchado de Monómeros, desde que llegué a Barranquilla hace más de 5 años. Eso me llegó, porque me sonó a lo que siempre escuchaba en Pdvsa, Maraven, Pequiven, Lagoven, Plastilago, en todas esas empresas de la industria petrolera y petroquímica que tuve el honor de conocer por dentro y desde afuera. Pero los comentarios de esos jóvenes, también me preocuparon. Esa otra novedad con la que estos jóvenes se encontraron, esa empatía que percibieron de la gente con quienes conversaron, me lleno de tristeza, de sentimientos encontrados, porque creo que el único ambiente que queda en mi país, donde la gente va a trabajar sintiéndose más o menos alegre y orgullosa, es en el Grupo Polar, institución que el régimen cocainómano no ha podido destruir; puede haber otros, pero ninguno con la misma envergadura.

A esos jóvenes, las instalaciones de Monómeros le parecieron inmensas, maravillosas (y lo son), casi como de última generación. Ese complejo en Barranquilla, tiene unas 42 hectáreas de terreno frente al río Magdalena y cuenta con más de 50 años de antigüedad. Sin desmeritar a Monómeros, cada actividad tiene su tamaño y dimensión especifica, esos comentarios me llevaron a darme cuenta que nuestra juventud, probablemente no conoció el Complejo Refinador de Paraguaná, el segundo mayor del mundo, ubicado en el estado Falcón, ni las plantas del Complejo Petroquímico del Tablazo, en el estado Zulia, como tampoco el Criogenico de Jose, en el oriente del país. Probablemente no tienen idea de lo que se hace (o se hacía) en Puerto Miranda, ese importante patio de tanques de almacenamiento de crudo para exportar, hoy prácticamente destruido. No creo que hayan tenido la oportunidad de contemplar las instalaciones petroleras (o lo que queda de ellas) que se pueden visualizar desde el muro de la Costa Oriental del Lago de Maracaibo, una muralla de contención que evita las inundaciones en esa zona. Es otra obra de ingeniería espectacular, tiene casi 50 kilómetros de largo entre las ciudades de Cabimas y Bachaquero, una obra única en el mundo, que fue necesario construir para contrarrestar el fenómeno de la subsidencia, el cual ha llevado a todas las poblaciones ubicadas en esa área a ubicarse por debajo del nivel del mar, producto del proceso de explotación petrolera. Tampoco deben conocer el enorme complejo industrial que tiene la CVG en el estado Bolivar, que incluye varias empresas como Sidor, cuya sola área alcanza unas 2.800 hectáreas y hoy parece un pueblo fantasma. En esa empresa en especial, hasta hace ya varios años se producía todo el acero que el país necesitaba y excedentes para exportar, generando empleos, riqueza, dividendos e impuestos para engrosar las arcas de la nación. A esos jóvenes y a muchos otros, la dictadura les cortó la posibilidad de conocer los patios de tanque de Ulé, HH8, las enormes plantas de compresión de gas ubicadas en el Lago de Maracaibo, en Anaco y en otras áreas de los estados Anzoátegui y Monagas; ni hablar de la Central Hidroeléctrica del Guri, que con más de 40 años de construida, es la segunda más grande de américa. Son tantas las cosas maravillosas que este régimen miserable ha destruido, que me da pena ajena por la juventud de mi país, esa que no ha podido apreciar lo grande que éramos, lo que grande que hemos sido y solo he mencionado algunas de las instalaciones petroleras, la siderúrgica más icónica y el Guri. Me faltan decenas de complejos industriales, alimenticios, metalúrgicos y de otras áreas productivas, que mencionarlos haría muy tediosa esta lectura. Creo que escasamente, quienes viven en el centro del país, si han tenido la oportunidad de ir por la vía a las playas de Falcón, han pasado por el frente de la Refinería el Palito o del Complejo Petroquímico de Morón, que entiendo, ambos están en el suelo.

El hecho de que no hayan conocido esas grandezas industriales construidas en democracia (y destruidas por la narco-dictadura), todas esas que junto a la fortaleza de la economía, la preparación de nuestra gente y la amplia infraestructura vial y de comunicaciones que teníamos, nos llevaron a ser considerados la Suiza de América, me generó mucha tristeza. 

Los representantes de la Asamblea Nacional, única entidad gubernamental legal existente y realmente electa por el pueblo, nombró a un grupo de venezolanos valientes y bien formados, para dirigir los destinos de Monómeros. La mayoría vienen de la Industria Petroquímica, contratistas de la industria y también jóvenes experimentados en diferentes lides, todos comprometidos y con mucho deseo de sacar adelante la empresa y con ello al país.

El haber tomado el control de Monómeros en Colombia y de Citgo en los Estados Unidos de Norteamérica (en otra oportunidad les cuento mi visión de esa otra historia), ha sido un gran golpe al narco-régimen, ya que se les quitaron dos fuentes de recursos, que tenían disponibles para engordar sus sucias finanzas. Monómeros y Citgo  son el inicio de la reconquista del país, pero desde afuera. El controlar estos importantes activos, le dan una esperanza a nuestro país, a nuestra gente, aunque muchos, por su sufrir, su padecer, por el terrible e irrecuperable tiempo que pierden, buscando a diario como sobrevivir en ese campo de concentración en el que los sátrapas han convertido a mi país, no se han dado cuenta, mucho menos pueden interpretar el efecto positivo que esto causa.

Monómeros es un primer paso para recomponer al país y el 11 de abril, ese día en el cual se recuperó para ser parte de la verdadera nación, debe ser recordado como el día en el que se derrumbó a la dictadura en tierras de la Arenosa, como también se le llama a Barranquilla. Ese es el día que no se cometieron errores y que a los chavistas, se les quitaron las llaves de los aviones (esto último, que disfruto mucho, se los explico otro día, ahora no puedo). 

Esta historia le parecerá romántica a algunos, justa en sus dimensiones a otros y probablemente muchos no entenderán el propósito o su importancia. Yo no soy un iluso, yo sé que los secuestros, cuando están liderados por malandros, que por sus acciones, ya se saben culpables de actos de terrorismo y crímenes de lesa humanidad, además de haber destruido todo un país, no se resuelven con conversaciones, los secuestradores normalmente no se entregan. Soy respetuoso de la vida y creo que nadie tiene el derecho de quitársela a otro, pero, como vemos en las películas, muchas veces para terminar con un secuestro, con una grave situación de rehenes, casi siempre hace falta un francotirador. 

Presiento que la cúpula de la narco-dictadura que le puso un muro de miseria a Venezuela, así como sus desalmados (pero muy bien armados) mercenarios, saldrán en cajones de madera, bolsas de plástico negro o simplemente desaparecerán. Si queremos un país en paz, lo cual no es nada fácil, debemos estar claros de que lo peor está por venir, que debemos estar alerta, actuar y luchar, desde donde quiera que nos encontremos y con los recursos que tengamos disponibles. 

Pero en esta historia, donde lo central es que se haya salvado a Monómeros y que estos jóvenes la conocieran y constataran que ya no esté en manos de la satrapía, eso para mi es muy importante, eso me refrescó el alma.

     
Eduardo J. León Hernández

Barranquilla
Agosto 27 de 2.019          

viernes, 23 de agosto de 2019

CELULARES: ASESINOS DE LA PASIÓN Y DE LA CREATIVIDAD.

Imagen tomada de Google
Los avances tecnológicos le han dado un giro enorme a toda la humanidad. Prácticamente en los últimos 25 años, han aparecido más novedades, artefactos y nuevos recursos técnicos que en toda la historia del ser humano. Han hecho mucho más rápida nuestra vida, pero creo que eso no es muy bueno.

Uno de esos inventos ha sido el teléfono celular. Según The Mobile Economy 2.019 de la GSMA, un informe que recoge los avances y noticias de mayor importancia de todo el mundo de la telefonía celular, señala que a finales de 2018, unas 5.100 millones de personas alrededor el mundo estaban suscritas a servicios móviles, lo que representa el 67% de la población mundial. Destaca que un total de mil millones de nuevos suscriptores se sumaron solo en cuatro años desde 2013, lo que representó una tasa de crecimiento anual promedio del 5%. Aun cuando la velocidad de crecimiento se está desacelerando y se estima que la tasa anual promedio estará en un 1.9% entre 2018 y 2025, el número total de suscriptores móviles se elevará a 5.800 millones (71% de la población). Esas cifras incluyen el número de abonados, pero la cantidad de tarjetas SIM, o sea de números telefónicos celulares, ya exceden los 7.600 millones, más que la población mundial. Nada de lo anterior nos debe sorprender, por ser cifras promediadas, también nos deja interpretar que hay gente que puede tener tres, cuatro y hasta cinco teléfonos celulares activos; al mismo tiempo que muchos otros, ni siquiera ha tenido uno en sus manos, son cosas de la vida.  

Para darnos cuenta de algunos efectos que lo relatado anteriormente produce, no hace falta que un instituto publique esas cifras, de pronto es bueno para conocer las cifras por países y estratificadas en esos otros detalles técnicos necesarios para dárnosla de cultos y entendidos de la materia, ya que con solo ver a la gente que nos rodea, a quienes caminan a nuestro alrededor o a nosotros mismos, podemos confirmar la dependencia que tenemos del celular y a eso sumemos la tablet y el computador. Eso está matando la pasión y la creatividad.

La pasión, porque en esos momentos íntimos, cualquiera que sea, una cena, una película, estando en el motel con su amante (de ustedes) o con la pareja oficial en la cama, el teléfono ya forma parte integral de esos eventos, ha pasado a ser parte integral de esos instantes donde deberíamos estar concentrados en lo que estamos haciendo. Esto igual aplica para cuando conversamos con alguien, comemos o simplemente vemos un juego de fútbol o béisbol; el teléfono es lo primero, está allí y nosotros pendientes de él, de que no se vaya, que no se pierda, que nunca se quede sin batería y por supuesto, preguntando la clave del wifi.

La tecnología está superando todo lo íntimo. Ya desde hace algún tiempo se han creado software y hardware para tener sexo virtual y hasta en sexta dimensión. Te da placer visual, físico, sensorial, auditivo y hasta olores y sabores están integrados. Mi amigo Luis Dautant me contó detalladamente sobre esto, yo no lo he probado, solo he leído sobre el tema.

Igualmente, los teléfonos celulares, las velocidades con las que trabajan y la nitidez que alcanzan las imágenes y los videos en esos aparatos, han contribuido en mucho al uso de la pornografía. Y no me vengan a decir que no. Quien esté leyendo esto y asegure que nunca ha usado el teléfono para ver un video porno o al menos una foto que le hayan enviado por el whatsapp, si hay alguien que me diga que nunca ha visto al menos un pedacito de alguna película triple xxx, que agarre la piedra, esa misma que tiene en la mano lista para lanzármela, se la pegue en un ojo y después en la boca, por embustero.

Hay quien justifica el sexo virtual (también es manual), porque evita el riesgo de las enfermedades de transmisión sexual y los embarazos no deseados, eso es entendible, pareciera tener alguna lógica, pero la severidad de los cayos que salen en las manos, el recalentamiento de la mente y la debilidad que causa el uso de ese tipo de sexo en exceso (si es que así se puede llamar) le destruye la vida a cualquiera. No me imagino como será este mundo, cuando empecemos a tener la señal 5G, que aumentará las capacidades, velocidades y mejoras en las comunicaciones, pero también hará nuestra vida más rápida. La expansión de nuestro espectro virtual, seguirá en su empeño de volver al ser humano en un individuo cada vez más comunicado, pero también, con una soledad impresionantemente creciente. Nos terminará volviendo, en eso precisamente, en un espectro.

Lo otro que nos ha quitado el teléfono, es la capacidad de crear, de hacer dibujos, mapas, de pintar corazones y hasta de escribir, aunque en esto último hago la corrección o aclaratoria, de que la gente ahora escribe, millones de caracteres por whatsapp (con la misma cantidad de errores ortográficos), teniendo minutos libres para hablar con el otro; esto es de locos. El tema es que en días pasados, visitando un aposento público en un centro comercial, ante la urgente necesidad de hacer un deposito orgánico, luego de la consabida limpieza con papel del área donde iba a sentarme, me acordé del chiste del sempiterno humorista orientar (con r), el Conde del Guácharo, donde él pregunta a su publico: ¿porque uno en la calle caga con pena?. En dicho chascarrillo, él relata ese momento cuando la puerta del baño público tiene dañado el pasador o cerrojo (el que me tocó a mi estaba en malas condiciones) y es necesario sostener la puerta con una de las manos. Cuando eso ocurre, siempre alguien intenta entrar y el que está adentro contesta cambiando la voz; será para que no lo reconozcan o es que se las da del cagador enmascarado?.

Imagen tomada de Google
Pero hay algo más que noté ese día. Ya no hay chistes en las paredes y puertas de los baños públicos. Ya nadie escribe: “aquí estuvo Pancho, deponiendo más que un chancho”. La cantidad de frases, creativas, cómicas, espontáneas, frases que solo salen en ese momento íntimo y de soledad obligada, ya no están allí; desaparecieron. Cuántas de esas paredes rayadas fueron inspiración posterior para algún chiste, una canción o sencillamente para tratar de reírse mientras uno hace ese trabajo, duro. Tampoco en nuestras casas están las revistas o los periódicos de papel, que tan útiles eran para recrear la mente o informarse de lo acontecido en el país y en el mundo, para actualizarse en cuanto a la farandula. Para ser usado como abanico cuando la faena se pone dura y genera gotas de sudor que corren por la cara y el cuerpo, o sencillamente para ser usado como articulo de limpieza corporal, en esas condiciones extremas que a veces tiene la economía familiar.

El celular acabó con todo eso. Liquidó a los poetas de las pocetas, a los biógrafos del inodoro, a los ensayistas de las letrinas. Se extinguieron los escritores atorados o estreñidos, ya no hay un desahogo compartido con un bolígrafo o un marcador, haciendo interacción con la pared o la puerta. Esos pensamientos que permitían dejar una huella, "un aquí estuve yo", de manera conjunta con el aromático aporte corporal. Hasta la culpa de las hemorroides ahora son, en muy buena parte, por el uso del teléfono. El uso excesivo de ese aparato en dichas faenas, han incrementado el tiempo allí sentado y por ende una subida importante de ese horrible padecimiento. Si no me creen, pregúntenle al Dr. Tablante.

Una cosa más para ir cerrando, piensen en este otro detalle. Además de ese daño terrible contra la pasión y la creatividad, el celular también es responsable de muchas enfermedades, que son transmitidas por él mismo. ¿Son ustedes de los que lavan el celular junto con sus manos cuando lo usan en el baño, o acaso se ponen guantes desechables, como lo que nos dan en los restaurantes de costillas o pollo frito?, creo que no. Les invito a revisar esa conducta, no tenemos conciencia del sucio y la cantidad (y calidad) de bacterias que dejamos en la cubierta del celular, que luego se escurren a los forros protectores. Verifiquemos cuánto daño nos está haciendo ese odioso equipo que no nos deja vida, pero que nosotros tampoco queremos dejar, no podemos vivir sin él; parece una de esas relaciones de amor y odio, en la cual, uno de la pareja golpea al otro y el golpeado no quiero dejarlo ir. Lo ama de manera ciega, loca, estúpida e imposible, no puede sacárselo de la cabeza (en este caso de las manos) y tampoco quiere hacerse consciente del perjuicio que esa relación le genera.

El celular ya pasó a ser parte de nuestra vida, hasta de nuestro cuerpo, muy difícilmente logremos quitarnos de encima este increíble aparato que acorta distancias y separa a la gente, aunque si no existiera, probablemente muchos de ustedes no estuvieran leyendo este escrito y se perderían de algo tan bueno. Pero por salud, estemos pendientes de hacer algo para reducir nuestro vicio, de controlar esta horrible dependencia. 

Un detalle final, cuando saluden a alguien con un beso en la mejilla, traten de imaginarse cuando sería la última vez que esa persona fue al baño con el teléfono y luego habló a través de él. Después hagan también este otro ejercicio: pidan prestado un teléfono celular, recuerden este escrito y luego mírele las manos al dueño, pero en especial las uñas.

Imagen tomada de Google
Un baño con sus paredes rayadas puede ser muy desagradable, horroroso, pero creo que no más sucio que un bendito celular.



Eduardo J. León Hernández

Barranquilla
23 de agosto de 2019

LA CULPA MATA MÁS GENTE QUE LA GUERRA

Tomado de www.seamosfelices.com Hace unos días escuché la sentencia que titula este escrito y me llevó a recapacitar en cuanta culpa hay en ...