domingo, 12 de julio de 2020

¿QUE PASA CUANDO MUERE UN CHAVISTA?

Imagen tomada de Google

El chavismo no es un ideario, ni una ideología o una doctrina, es una perversa y egocéntrica línea de desgobierno y destrucción, encubierta originalmente en un supuesto cambio de sistema, que ha utilizado métodos económicos y sociales totalmente equivocados, aplicados de manera sistemática para la destrucción del país, en la sola búsqueda de enriquecer a un grupo y darle fuerza a la maldad, mediante la sumisión progresiva del pueblo y la asociación con la delincuencia internacional, el narcotráfico y el terrorismo. Un chavista es alguien que sigue esa escabrosa y terrible corriente.


Esa es la más clara definición que puedo hacer, usando mis palabras, las cuales no hay maneras de desvirtuar y quien no viva en mi país, lo invito a viajar hasta allá y corroborarlo en no más de tres días. Si no puede, solo explíquese, como el país con las mayores reservas petroleras del mundo, de unos 300.000.000.000 barriles, que produciendo 4 millones de barriles por día, tardaría más de DOS (2) SIGLOS para agotarlas, hoy solo produce 200.000 b/d y necesita importar gasolina, porque el régimen ha destruido las refinerías. Esos genocidas, criminales, son capaces de secar los océanos, si se lo permiten.


Hay tres tipos básicos de chavistas: 1.- Los astutos. Son quienes dirigen el aparato de destrucción del régimen; los que se llenan los bolsillos a costa de ruina y muerte. 2.- Los fanáticos. Esos a quienes no les importa lo que haga el régimen, así los afecte negativamente directamente a ellos. Los que, aun cuando puedan evidenciar en un rincón de su lúgubre y derruido cuarto, que están equivocados, nunca lo reconocerán. Son la mejor definición humana del resentimiento y la envidia y 3.- Los que creyeron y cayeron. Venezolanos que pensaron desde un primer momento, que un militar le iba a devolver la seguridad al país. Alguien que acabaría con la corrupción de aquella época, que es un bebe de pecho comparada con la actual y llenaría el país de felicidad. Estos fueron los que pusieron a este régimen en el poder. No son extraterrestres, es gente que tenía sus “esperanzas” en el diablo y su corte, disfrazados de redentores. 


Luego de esta descripción, volvamos a la pregunta: ¿Qué pasa cuando muere un chavista? Todos los venezolanos tenemos, al menos, un familiar, un amigo o algún conocido cercano que todavía es chavista y unos cuantos arrepentidos de haberlo sido. También hay figuras públicas, cantantes, artistas, etc., que se han mostrado al lado del régimen, algunos por necesidad, unos por conveniencia y otros sencillamente, por coños de madre. Por eso cuando un chavista medianamente relevante muere, empiezan los comentarios en las redes y a veces envían mensajes confusos.


El pasado martes 07 de Julio, murió infestado por el virus, un ex-sacerdote católico, que en mi ciudad natal defendió de manera vehemente el actuar del narco-régimen durante 20 años. Algunos no dijeron nada, probablemente por creer que aún era sacerdote, pero no recuerdan que profanó el altar de la iglesia donde era párroco, colocando un afiche de chavez (siempre en minúscula) al lado del Santísimo, además de sus constantes y públicos actos y declaraciones donde solo destilaba odio. Esto llevó al Arzobispo a reclamarle reiteradamente y finalmente lo expulsaron, de allí se fue junto al régimen. Al día siguiente, murió un coterráneo, excelente actor, cantante, un artista completo, muy querido por todos, pero tristemente, también era chavista. Llegué a leer que este paisano dijo, "los chavistas son muy buena gente”. Si lo hubiese dicho refiriéndose a la gente humilde, a los que creyeron y cayeron, no tuviese para mi mayor repercusión, pero ¿cómo puede alguien con su calidad humana decir, que una gente que ha acabado con el país y asesinado a millares, es muy buena gente? No se si soy yo, pero mi cabeza y mi estómago no dan para eso. La gente puede estar equivocada o ser fanáticos seguidores, pero alguien inteligente, sencillamente no puede actuar así. Y no me vengan a decir que quien aplaude malas acciones, porque simpatiza políticamente con el régimen, lo hace porque tiene derecho a pensar diferente. Quien apoya a un comprobado asesino de miles de personas, es su cómplice.


Hay una diferencia entre astuto e inteligente. Una persona astuta, es la que muestra habilidad para aprender y comprender muy bien las cosas y sabe obtener provecho, ganancias o beneficios personales, mediante el engaño o manejo hábil de las situaciones. Inteligente es aquel, cuya mente le permite aprender, entender, razonar, tomar decisiones y formarse una idea determinada de la realidad, que le permite realizar cambios y mejoras, para generar su beneficio propio y el de quienes lo rodean, para la sociedad. ¿En cuál de las dos definiciones ponemos a los líderes chavistas, castristas, terroristas, comunistas?   


En mi familia hay unos pocos, qué para mí, aun apoyan a la satrapía. Algunos han tenido que dejar el país y a veces los leo en las redes escribiendo mal de maduro y su corte, pero por otro lado, le “dan like” a los trinos del miserable gobernador usurpador del Zulia; sin duda, aún tienen mierda en la cabeza. Otros han hecho mutis, no hablan ni a favor, ni en contra, pero les aseguro que aún tienen una foto de chavez en la cartera. Hay un caso especial, alguien que en su momento fue como mi segundo padre. Él es chavista a morir y en los conteos de una elección, en su carácter de coordinador o de jalabolas, dio instrucciones a sus malandros de que acabaran con los “opositores que nos pusiéramos cómicos”, yo estaba allí y a él no le importó; al final, llegó protección y el asunto no pasó a mayores. Mi madre y mi esposa, se que han estado esperando el momento para reclamarle esa, a mí solo me da tristeza. Y algo es muy cierto, familia es familia, porque así lo quiso Dios. Probablemente yo lloraría y me sentiría triste, si alguno de ellos muriera.  


No es fácil manejar la frustración, el dolor y la arrechera (rabia) que me da cuando se que mis padres, solo recibieron electricidad unas horas en la noche y tuvieron que soportar el terrible calor de Maracaibo, por no poder encender el acondicionador de aire. O cuando ella me dice que ya se le está acabando el agua del tanque y no sabe cuándo llegará. Mi madre y mi padre, con casi 79 y 82 años que cumplen este mes, no tienen como salir a comerse un helado, pues ya no existe transporte público, ni tampoco quedan heladerías, pero hay algo más duro. Ellos no pueden ver a sus hijos y nietos, a los que hemos tenido que emigrar. Tampoco a los que están allá, en la misma ciudad o en otro estado cercano, no pueden visitarlos; si tienen carro, no consiguen gasolina. Eso nadie lo entiende, hay que vivirlo.


Esta semana, algunos jefes de la tribu narcoterrorista, declararon que habían sido afectados por el virus y es increíble la cantidad de gente que empezó a rezarle al Covid19 para que se los lleve. Los memes con los negritos bailadores del entierro, no se hicieron esperar, eso le levanta el animo y la esperanza (justicia o venganza) a la gente. Es muy triste decir esto, es doloroso que la gente le desee la muerte a otro, o peor, que celebre por ello; pero, repito, hay que vivir en Venezuela para entenderlo. 


Ante esto, he reflexionado mucho, no ahora, ya tengo tiempo pensando en el trabajo que tendremos muchos, para poder sacar el odio y el “nuevo resentimiento” que el régimen ha sembrado en mi pueblo. Haber vivido ya por seis años en Colombia y conocer, palpar lo que padecieron y aun padecen en este país, por los desmanes de los capos de la droga, la guerrilla y los factores terroristas, vivir la separación que se palpa en esta sociedad, me ha hecho reflexionar mucho. Aunque eso en parte ya lo conocía, a través de tanta gente que emigró a Venezuela el siglo pasado. También, el haber tenido la oportunidad de conocer las historias del sufrimiento, que padecieron los hermanos de Guatemala en los años ochenta. Mi visita a los sitios de martirios, asesinatos y violaciones y recrear en mi imaginación, esos hechos contados por quienes lo vivieron, han sacado muchas lágrimas de mis ojos, como salen ahora que escribo este texto. Yo no quiero esto para mi país, ni para ninguno, es una vaina terrible. Me he estado preparando para ayudar a levantar mi terruño cuando caiga el narco-régimen, en todos los sectores donde tenga alcance, pero creo uno de mis mayores retos, será combatir el odio y lograr el perdón. Para quienes me conocen como un luchador, no me estoy ablandando, debemos sencillamente buscar la forma de vivir en paz, después de hacer justicia. 


El viernes 22 de noviembre de 1975, en mi cuarto año de bachillerato, un alumno le preguntó al profesor de Psicología (antes era obligatorio escribirlo así, la Sicología es el estudio de los Higos, la fruta) por qué no había asistido a la clase del día anterior, otro profesor dijo, que era la primera vez que no asistía a su trabajo, en seis años como docente. Era un español, que a finales de los sesenta, había viajado a Venezuela escapando de la dictadura existente en su país, desde 1.936. Nos explicó que dos días antes había muerto el dictador francisco franco (en minúscula) y que él, brindó con varias botellas de champagne que tenía reservadas para ese momento. Alguien le preguntó, como podía celebrar una muerte. Siendo un buen Psicólogo y usando su admirable léxico, nos hizo un breve resumen de lo sufrido por él y su familia y nos remató diciendo: Yo no brindé por la muerte de franco, yo brindé y lo seguiré haciendo, por los españoles que ahora van a poder vivir. 


 ¿Como reaccionaré yo cuándo esos centenares de malvivientes que dirigen el narco-régimen huyan o desparezcan, producto de alguna enfermedad o de un balazo en la cabeza? Hoy realmente no lo sé, pero me encanta el champagne. ¿Cómo actuaré cuando mueran chavistas, de esos familiares, amigos o conocidos? Tampoco lo sé. Probablemente me entristezca la noticia y seguro rezaré por su alma.


Cuando Dios le permitió al diablo crear a los chavistas, le puso tres condicionantes. 

  1. Si es chavista e inteligente, no será buena gente. 
  2. Si es chavista y buena gente, no será inteligente. 
  3. Si es buena gente e inteligente, nunca será chavista.


Esto último no solo lo escribo, para esos venezolanos que quieran arrepentirse y volver a ser buena gente e inteligente. También es para que mis hermanos colombianos, para que evalúen lo que viven y a pesar de lo difícil que pueda ser, no se atrevan a equivocarse en el futuro. La izquierda nunca ha servido, los movimientos comunistoides solo han dejado mayor pobreza, opresión y muerte donde han operado. La democracia no es perfecta, pero es el único sistema perfectible.


Leí en instagram: Cuando la izquierda pierde una elección, intenta destruir al País. Cuando gana, lo consigue.   


Eduardo J. León Hernández


Barranquilla 

Julio 12, 2020 


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