sábado, 12 de enero de 2019

TAMBIÉN EN LAS GUERRAS SE CELEBRAN BODAS



A veces es algo controversial el uso de las redes sociales en ciertos aspectos, pero hay uno en especial que quisiera destacar. 

Con frecuencia gente que vive fuera de mi país me pregunta, que si realmente la situación es tan terrible como la prensa lo destaca, muchos piensan que es una exageración. Yo les contesto así: Si yo que tengo una muy buena casa, propiedades, negocios y un nombre hecho en mi país, que me considero una persona bastante apreciada y respetada (aunque también hay quienes me odian, no soy monedita de oro), ¿por qué creen que salí de mi país?. Teniendo que pagar alquileres, endeudándome y pasando calamidades como nadie tiene idea. Normalmente lo entienden de inmediato, pero ellos me explican, que una de las razones que genera la pregunta, son las fotos en las redes sociales.

Si el daño es tan generalizado, que la carestía, la hambruna y la pobreza de verdad alcanza a un 92% de la población, según lo señalan algunos organismos internacionales, las cifras de la propia Asamblea Nacional y uno mismo lo puede constatar en la calle, como es posible que en Venezuela haya fiestas? La respuesta es muy sencilla: También en las guerras se celebran bodas.

Las celebraciones, los festejos y la alegría son parte del ser humano. Más aún de nosotros que somos caribeños y que el sonido de cualquier instrumento musical nos hace mover y bailar. Muy a pesar de la situación que cualquiera esté viviendo, la sonrisa de un bebe, un buen chiste o alguna comicidad de alguien cercano nos hace sonreír y eso no es malo; es más, es necesario. Al mal tiempo, buena cara, reza un dicho muy conocido.

En el caso de Venezuela, de la gente que está viviendo esa pesadilla, muchos necesitan distracción y quienes tienen como cubrirla, porque sus ingresos se lo permiten, claro que pueden hacerlo, recuerden que todavía hay cerca de un 8% que no está en pobreza; eso representa cerca de unos 3 millones de personas, que no es cualquier cosa. 


Ese grupo yo lo divido en dos: A.- Los que trabajan honradamente y mantienen sus negocios o profesiones, sobreviviendo en ese mar de calamidades y B.- Los que forman parte de la madeja de miserables que forman parte del gobierno, más los enchufados (otro día explico ese término). Tristemente quienes más publican en redes sus fotografías son parte de este último grupo, generalmente gente joven, algunos no tanto, cuyos padres son parte de esa casta miserable y que se hacen los pendejos, al cerrar los ojos y querer ignorar de dónde viene esa plata.

Pero la gente buena celebra sus cumpleaños, sus fiestas de navidad, bautizos, primeras comuniones, reuniones de amigos, etc. y publica sus fotos, tienen todo el derecho a hacerlo, yo no los critico, es la moda, aunque no me guste mucho. Particularmente yo no hago publicaciones de esos eventos, me parecen que son momentos míos y trato de guardarlos para el recuerdo, como se hacía antes, cuando teníamos solo fotos en papel. Claro, estas son muchísimo mas baratas y no se acaba el rollo.

Lo que si frecuentemente publico es una fotografía de un café, una taza que me tomo al menos una vez a la semana en Juan Valdez, como recuerdo y esperanza de que todos lo podremos hacer pronto, como lo hacíamos antes de este desmadre, pero trato de no colocar fotos de fiestas. En ocasiones no me siento bien cuando puedo comer lo que me plazca (o hasta donde me alcance el bolsillo), a sabiendas de que mi propia gente, mi familia y amigos, mis padres, hermanos, sobrinos y cuñados, están pasando calamidades y qué aun teniendo dinero, en muchas ocasiones no consiguen que comprar para comer.

Hace un tiempo publiqué un vídeo, en la época de la masacre de jóvenes durante las fuertes protestas en todo el país. En ese vídeo, s
olo decía que estábamos de luto, que esos jóvenes merecían al menos un poco de respeto. Les comento esto, porque mucha gente me dijo que le gustaba lo que había dicho y otros pensaban que era una especie de imposición, cosa muy lejana a mi intención, cada quien es responsable de sus actos, yo solo expongo lo que pienso.  Con frecuencia viene a mi mente el cuestionamiento de Andrés, mi nieto mayor, que me pregunta: ¿Abuelo, donde están los hombres valientes de Venezuela, donde están los adultos guerreros? Nunca tengo una respuesta para ello, ya que me siento responsable y hasta cobarde por no estar allá en el lugar de esos jóvenes, como deberíamos estar todos los hombres de mi país, pero esa es mi conciencia.

Hay registros históricos de gente en zonas de guerra, donde ciudadanos de los países involucrados tenían amores separados por el conflicto, pero ni las balas, ni los bombardeos frenaron sus intenciones de estar unidos; eso hasta el día de hoy es así. Existe inclusive una historia, de que un buen grupo de soldados, que estaban ubicados a cada lado de la línea de pelea durante la segunda guerra mundial, hicieron un alto para al menos durante un rato, celebrar la navidad; lamentablemente las guerras las luchan los pendejos, mientras quienes las ordenan están viéndolas de lejos.

Quienes sí me causan repulsión, son los que de una u otra forman o formaron parte del narco gobierno, del grupo de los enchufados o sencillamente gente que apoya o apoyó a la dictadura (algunos dicen que ya no, pero yo sé que aun si), que se explayan colocando fotografías en las redes. Me recuerda aquello de que “la vaina no son los cachos (la infidelidad), si no la mamadera de gallo”, esos son los verdaderamente descarados. Hay incluso algunos que dicen llamarse cristianos católicos: como carajo puede auto-calificarse un miserable enchufado chavista en esa categoría?. Quien apoya a ratas como las que desgobiernan en mi país, no tienen alma ni corazón, los tienen bien sucios o su nivel de estupidez está a un nivel insuperable. Cualquier forma de gobierno que permita y/o utilice la tortura, el hambre, la marginación y que sea eso la catapulta para el enriquecimiento de la gentuza que lo dirige, no es cristiana, es simplemente una miseria, una basura, al igual que cualquiera que los apoya.

Son varios con quienes compartí una banca, retiros y cursos en la iglesia, incluso algunos son familiares y allegados, que finalmente resultaron “apoyadores” a escondidas o simples enchufados del régimen. Hoy vemos a sus hijos posteando fotos de sus fiestas y de sus viajes, esos son los que cagan la jaula, son ellos los que reflejan erróneamente las condiciones de mi país.

Cada quien que publique lo que quiera, cada uno es dueño de sus actos, pero quienes desde afuera los vean, no confundan eso con una alegría permanente, ni midan la situación del país por esas fotos. Los miserables, los inconscientes que lo hacen, aquellos que disfrutan mostrando lo que se han robado o recibido sin esfuerzo, recuerden que muchas de esas mismas fotos han servido y servirán como pruebas, para cuando llegue la justicia.

Quienes lo hacen porque se sienten alegres, aquellos que desean comunicárselo al mundo y los recursos que utilizan para ello no provienen del delito, que han sido ganados con su trabajo y esfuerzo, sigan haciéndolo, este mundo es un pañuelo y todos sabemos quien es quien.


Eduardo J. León Hernández
Enero 12, 2.019

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