lunes, 25 de noviembre de 2019

URIBE, EL MARUTO DE COLOMBIA.


Escribir, hablar, expresarse sobre religión o política, es una de las más controversiales prácticas y ambas están en mi menú de temas favoritos. Escribir o hablar de Álvaro Uribe Vélez, en Colombia, puede ser una excelente razón para recibir muchos elogios o una parranda de coñazos; así es de polémico este Señor (si, con mayúscula). El pasado mes de octubre se desarrolló uno de los más fuerte ataques que ha recibido Uribe, entre los continuos y variados intentos de ponerlo preso o desprestigiarlo, cuando lo llevaron a ofrecer indagatoria en la Corte Suprema de Justicia. También son muchos los actos promovidos por muchos que no tienen buenos deseos para el senador y tratan de generar escándalos a su alrededor, con la intención de ganar réditos políticos y mantenerse en la palestra electoral. Es obvio mi respeto por este Señor, que reconozco también muy polémico por lo que frecuentemente publica y declara en las redes, muchas veces los encontronazos, los provoca él y ¿cuál es el problema?, diría mi pana Ascanio. Pero antes de seguir diciendo lo que quiero, veamos quien es él. 

“Álvaro Uribe Vélez, nació en Medellín el 4 de julio de 1952, es abogado de profesión y su pasión la política y su amor los caballos. Uribe obtuvo su título en leyes de la Universidad de Antioquia y cursó estudios en administración, gerencia y negociación de conflictos en la Escuela de Extensión de la Universidad de Harvard, además es miembro senior asociado del St. Antony's College de la Universidad de Oxford. ​

Desempeñó diferentes cargos en las Empresas Públicas de Medellín (EPM), el Ministerio de Trabajo y la Aeronáutica Civil. Fue Alcalde de Medellín (1982), Senador de la República (1986-1994) y Gobernador de Antioquia (1995-1997), siendo elegido presidente de la República de Colombia en 2002 y reelegido en 2006. Actualmente sigue su vida política como Senador, siendo hoy día el congresista más votado en la historia de este país y es el presidente de su partido, el Centro Democrático. ​

De tendencia liberal, pero disidente de este partido, Uribe se presentó a las elecciones presidenciales de 2.002, apoyado por el movimiento Primero Colombia, logrando imponerse a sus contendores con el 54 % de los votos a su favor. Su mandato se caracterizó por la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico bajo la política de seguridad democrática, un programa de gobierno que fue financiado en parte por el Plan Colombia, el cual recibió duras críticas de sectores de la oposición y disidentes. ​ Promovió su reelección y fue reelecto en 2006 tras haber logrado la aprobación de la reforma constitucional de 2005, la cual dio vía libre a la reelección. ​

Durante su presidencia, el secuestro se redujo de 2.282 a 213 casos por año y los homicidios disminuyeron de 29.000 a 16.000. La inflación era de 7 % en 2002 y pasó a un 2% al final de su mandato. La tasa de desempleo pasó de casi 16 % a 11 % y la inversión extranjera de US$2 mil millones anuales alcanzó los US$7 mil millones para igual periodo de tiempo. El Producto interno bruto creció un promedio de 4.47 % al año y Colombia fue uno de solo 3 países que tuvieron crecimiento económico positivo durante la crisis mundial del 2008. ​ Al mismo tiempo, el gobierno de Uribe adelantó acercamientos de paz con distintas facciones del conflicto armado en Colombia como el ELN, las FARC y las AUC, tras los procesos anteriores a su gobierno adelantados por parte de la Iglesia católica y otros sectores de la Sociedad. De éstos acercamientos se generó la desmovilización de grupos paramilitares que incluyó la Ley de Justicia y Paz. ​ Entre 2002 y 2010 se desmovilizaron cerca de 53.810 miembros de grupos guerrilleros y paramilitares de manera colectiva o individual. ​

Sin embargo, su gobierno fue y sigue siendo criticado por diversas organizaciones debido a presuntas violaciones a los derechos humanos. Tanto que Human Rights Watch, una de las más reconocidas ONG, conminó en su momento al gobierno de Estados Unidos a expresar su preocupación por ese mismo tema.​ Además, varias personas cercanas a Uribe han sido encarceladas y otras tienen procesos judiciales, por casos como la Yidispolitica, donde se compraron votos en el congreso para aprobar la reelección; Agro Ingreso Seguro, donde propietarios de tierras fraccionaron sus predios para acceder a múltiples subsidios y el de las "chuzadas" del DAS, en donde se interceptaron comunicaciones telefónicas y se realizaron seguimientos a opositores y diferentes miembros de los poderes públicos.​ En 2018, el Tribunal Superior de Antioquia pidió iniciar una investigación contra Álvaro Uribe por su posible relación con las masacres paramilitares y sus posibles nexos con el paramilitarismo​. La prensa ha publicado, que hay más de 28 procesos judiciales en su contra en la Corte Suprema de Justicia que no avanzan y más de 186 de diferente índole en otras instancias legales. Esto ha generado varias críticas a nivel nacional en torno a la crisis judicial de Colombia.

En política internacional apoyó la guerra contra el terrorismo, tal como la impulsó George W. Bush y a pesar de la oposición interna, su gobierno apoyó diplomáticamente la Invasión de Iraq de 2003. Fue un acérrimo crítico del dictador hugo chavez y ha impulsado, por todos los medios posibles que ha tenido disponible, la condenatoria internacional del narcorégimen venezolano. Tras terminar su mandato presidencial, en 2014 fue elegido senador en lista cerrada por Centro Democrático, partido fundado y liderado por él. ​ En el 2016 fue el principal líder de la campaña por el No en el Plebiscito sobre los acuerdos de paz, donde la campaña del No ganó por un estrecho margen.”

Buena parte de lo escrito anteriormente, fue tomado de Wikipedia, comparado y complementado con información de algunos otros medios y portales. Traté de respetar buena parte de los textos tomados, solo modifiqué el orden de presentación al principio para una más clara comprensión de la cronología, pero los calificativos están intactos.

Como podemos ver, el Señor Uribe no es “un pata en el suelo”, como diría Nellita. Además de sus estudios formales, los cuales también cursó en reconocidas instituciones, ha tenido un desempeño político y posiciones de gobierno muy destacadas.

Ganó las elecciones presidenciales en ambos casos (2002 y 2006) en la primera vuelta. Santos también lo logró en 2010, pero él era el candidato de Uribe. En la segunda elección de Santos le ganó al candidato del Centro Democrático, pero su reelección estuvo marcada por un halo de triquiñuelas. También la mancha de Odebrecht estuvo presente en este último mandato.

El gran ataque que recibe Uribe y mucha gente así lo cree, es por haber “creado” las fuerzas paramilitares y como consecuencia de ello, ser responsable de las muertes de muchos inocentes. En este sentido es necesario hacer algunas precisiones, ya que no es así. Desde el siglo 19 existen en Colombia los ejércitos privados, no es nada nuevo. Durante muchos años, los dirigentes de los partidos liberales y conservadores, en sus luchas de poder, utilizaron ejércitos privados para atacar a sus oponentes. También los terratenientes, comerciantes e industriales de la época, veían la necesidad de protección propia ante la imposibilidad de ser defendidos por la fuerza pública. Los gobiernos de Guillermo León Valencia (Decreto 3398 de 1965) y de Carlos Lleras Restrepo (Ley 48 de 1968) permitieron a los militares entregar armas a los civiles y constituir grupos armados de autodefensa coordinados por el ejército. Desde 1969 el ejército colombiano emitió una serie de Manuales y Reglamentos Contraguerrillas. Las cooperativas de vigilancia (Convivir) fueron creadas durante el gobierno de César Gaviria en 1994, pero fue durante la presidencia de Ernesto Samper, quien gobernó hasta 1998, que esta figura se extendió a todo el país. Durante la vigencia de estas cooperativas, se crearon más de 500 entidades rurales de seguridad donde trabajaron 15 mil personas aproximadamente.

En abril de 1997, ​ las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá, las del Magdalena Medio y las de los Llanos Orientales, se unieron creando las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), que en la práctica se trató de una federación de grupos regionales, cuya presencia en el territorio del país experimentó un crecimiento sin precedentes, durante los diálogos de paz entre el gobierno de Andrés Pastrana y las FARC (1998-2002).

En todo lo escrito en los párrafos anteriores, se mencionan a varios presidentes de la república de Colombia, vinculados con la creación y desarrollo de los grupos paramilitares, ninguno de ellos tiene el apellido Uribe, siendo la muestra más clara, de que nada tuvo que ver con la creación de estos grupos.

Los ejércitos militares privados, las autodefensas que dan a poyo a los ejércitos y a las policías, en momentos y situaciones puntuales o en áreas de difícil acceso y permanencia, han existido en muchas partes del mundo, aún existen, no son un fenómeno propio de Colombia y no necesariamente son malos. ¿Creen ustedes qué si yo tuviera los recursos económicos y los contactos necesarios para crear un grupo paramilitar poderoso, que permita derrocar, desmembrar y acabar con la narco-dictadura que ha destruido a Venezuela, ya no lo hubiera hecho? ¿Estaría haciendo algo malo al liberar a mi país de esa basura que desgobierna y que permite el transito impune, a placer, de la cocaína y todos los demás  estupefacientes que controlan y comercian, así como del oro de mi país, transportados por los caminos y cielos de toda Venezuela? Mi nación tiene unas fuerzas militares, con una cúpula mayoritariamente corrompida y son el apoyo del narco-régimen. Creen ustedes qué si yo pudiera acabar con esos insulsos y traidores, junto con los cubanos, iraníes, chinos y rusos que los respaldan, ¿no estaría haciendo labor de patria? Con seguridad sería reconocido como un héroe.

Uribe también es atacado por su participación o por dar apoyo a los paramilitares durante su período como gobernador en Antioquia, pero sabían ustedes que el padre de Uribe fue asesinado por la guerrilla? Aquí les dejo un relato de la muerte de Alberto Uribe Sierra, narrado por el capitán Bernardo Riberos, donde revela detalles del asesinato del padre del ex-presidente.

“Yo nunca me voy a dejar coger de esos bandidos. A mí no me van a llevar pal monte”, solía decir Alberto Uribe Sierra, padre de Uribe Vélez, en referencia a los guerrilleros de las FARC. Por eso, aquel martes 14 de junio de 1983, cuando un grupo de tres hombres armados llegó hasta su hacienda Guacharacas, en el municipio de San Roque (Antioquia), tomó su pistola para repeler el ataque. El dramático relato lo hizo en la mañana de un jueves (les debo la fecha) en Blu Radio el mencionado capitán, quien era el piloto del helicóptero del papá, del hombre que después sería elegido dos veces presidente de la República.

Aquel día estaban con Don Uribe Sierra, en esa hacienda con sus hijos Santiago y María Isabel y con el piloto Riberos. María Isabel se fue a la cocina para preparar café. Pasaron unos minutos cuando llegaron los intrusos, “¡Las FARC!, ¡Las FARC!”, gritó. Riberos le dijo que guardara el arma porque eso no les iba a servir. Y que más bien buscaran refugio en algún cuarto. El piloto fue a esconderse, pero Uribe Sierra se quedó a enfrentarlos. “Hubo un cruce de disparos”, recuerda. “Creo que primero disparó él, porque tenía claro que no se iba a dejar de ellos. Lo mataron”.

Recibió dos tiros: uno en el pecho y otro en la cabeza. Su cuerpo, recuerda el piloto, quedó tirado en el suelo que pronto se volvió un gran charco de sangre. Cuando María Isabel llegó, el piloto se le atravesó y le dijo que no le iba a permitir verlo porque la imagen era muy impactante. Posteriormente, a los momentos de la muerte del padre del ex-presidente, vinieron las dificultades para sacarlo de esa área rural. Dijo que lo llevaron en una hamaca, atravesando el monte y con el riesgo de perder el cuerpo por la crecida del río. Lo sacaron en carro de Cisneros a Medellín, ya como a la medianoche. El helicóptero que utilizaban para trasladarse hasta la finca, fue destruido con disparos por los guerrilleros.

¿A cuántos de los que están leyendo este artículo les ha matado la guerrilla un familiar, o más puntualmente, a uno de sus padres, o a un hijo? ¿Habría alguno de ustedes apoyado la creación de un grupo paramilitar, en ausencia de cuerpos policiales? o ustedes mismos, (teniendo los recursos y las chácaras bien puestas, por supuesto) ¿habrían perseguido o no a esos miserables? No estoy diciendo aquí que la venganza es el mejor actuar del ser humano; no, no es ese mi objetivo, pero solo creo que debemos entender que, en muchos casos, estos irrecuperables no tienen otro destino. ¿O es que ustedes son gente tan cándida, que puede pensar que se debe jugar limpio, con el que tiene las manos llenas de sangre y se divierte con ello? Como dirá el Comisario Natalio Vega, ese extraordinario personaje de la famosa novela de RCTV: Son unos irrecuperables y lamentablemente, deben terminar con una etiqueta el dedo gordo del pie.

Si Uribe apoyó o no a las autodefensas o cuerpos paramilitares, yo no lo puedo asegurar, pero creo que estaba más que justificado. Que sea moralmente bien o mal catalogado, tampoco voy yo a hacer esa calificación; ya que creo, qué bajo esas mismas circunstancias, probablemente yo hubiese hecho lo mismo. Todas las fuerzas paramilitares cometen excesos, ¿pero fue eso culpa de Álvaro Uribe Vélez?, además, ¿no fue él quien posteriormente las acabó?

El otro pecado mortal que le endilgan, son los famosos “falsos positivos”. Asesinatos de civiles inocentes que no formaban parte de la guerrilla, supuestamente porque había la necesidad de mostrar resultados, de sumar guerrilleros caídos, de tener estadísticas de bandidos muertos. ¿Puede caber en la cabeza de alguien sensato, la idea de que a un presidente, le interese ordenar asesinatos para mostrar resultados? ¿A quién le iba a mostrar esa estadística, o es que la quería para montarla en un cuadro? No dudo que, a algún sargento, teniente, capitán o cualquier otro militar de más alto rango, se le ocurrió (o le salió del forro) asesinar a aquellos que pensaron eran parte de los grupos guerrilleros o que colaboraban con ellos y se equivocaron, eso sin duda, hasta por estadística puede ser muy posible que ocurriera, ¿pero que haya sido una orden de Álvaro Uribe Vélez? Eso no tiene sentido.

A Uribe también se le ha acusado de chuzadas (grabaciones telefónicas ilegales), han encarcelado a personas que fueron miembros de su gabinete, pero no hay una sola prueba de que él mismo haya dado la orden. Pero ahondemos un poco aquí (de manera atrevida, lo reconozco), ¿pero fueron necesarias esas chuzadas? Ilegales, si, muy probablemente, ¿pero sirvieron para romper con círculos de corrupción? Recientemente se conoció que el propio Álvaro Uribe Vélez fue objeto de grabaciones ilegales. Miles de horas de grabaciones y de mensajes de texto fueron interceptados, repito, de manera ilegal y nada ocurrió, nadie ha ido preso, es más, pretenden utilizar esas grabaciones, alterándolas por supuesto, como pruebas en contra del propio Uribe. Quién sabe cuántas chuzadas han pasado por los teléfonos de AUV y no se han descubierto. Por otro lado, ¿creen ustedes que ese señor va a ser tan estúpido de decir algo comprometedor por esa vía? Ni siquiera un condón ordenaría comprar usando ese medio, al otro día dirían que es parte de un grupo de violadores seriales. Las chuzadas de la gente de Uribe son un delito, las chuzadas que se le hacen a Uribe son necesarias; que vaina no. La doble moral, otra vez.

Este caballero tiene enemigos que no pueden vivir sin él. Muchos de los “políticos” que lo adversan y decenas de los periodistas que lo atacan, jamás tendrían la fama que ostentan, de no existir este Señor y haber hecho todo lo bueno que lo respalda. No hay vaina mala que ocurra en el país, que no sea culpa de Uribe. Si se cae un puente o algún edificio, enseguida empiezan a buscar si se construyó en su mandato para culparlo a él. Lo más asombroso, es que cada vez que alguno de sus detractores anuncia que Uribe propuso esto o lo otro, en el congreso o en cualquier palestra pública, inmediatamente, de forma casi espontánea y automática, se le señala como dañino, inconveniente y perjuicioso para el país. Muchas veces se publica en la prensa o se vocifera en la radio, “proyectos de leyes malignos” propuestos por Uribe, resultando que ni siquiera han consignado algo parecido a ese tema en las mesas legislativas. 

En Colombia, como en muchos de nuestros países, la mayoría de sus ciudadanos cree ciegamente en lo que algunas personas (o varias al mismo tiempo) publican o declaran en contra de otros, muchas veces no son más que calumnias y mentiras. Para quienes odian a Uribe y han tenido la deferencia de seguir leyendo esto, les pregunto: ¿Cuantas veces han buscado en la página del Congreso de la República los ante-proyectos de ley de los que se habla, los han estudiado? ¿Con que frecuencia tratan de obtener información para corroborar todo lo que escuchan y leen? ¿Cuantas veces se dignan a ver o presenciar una sesión del congreso, o al menos, del concejo distrital de su ciudad? ¿El estudio del plan de gobierno de algún candidato, está entre sus acciones en épocas electorales? Por último, ¿Han leído (completa) ustedes alguna vez la Constitución de la República de Colombia? Creemos todo lo que nos dicen y si es en contra de alguien a quien no queremos, lo tomamos como una verdad absoluta. Uribe ha sido el pedestal que ha sostenido a muchos políticos, quienes sin tener nada que ofrecer o con miserables e incumplibles ofertas, han llegado a surgir, gracias a la siembra del odio, del desprestigio y la calumnia.

Marchas y contramarchas. Recientemente se realizó una marcha a favor de Uribe, gente a favor del Senador, que salió a las calles tratando de darle soporte con ese gesto. De allí solo destacaron a la supuesta religiosa que salió en apoyo al senador. ¿Cuantos senadores o políticos han recibido ese tipo de respuestas, ante lo que algunos ciudadanos consideran una injusticia contra esa persona, que hay poner preso a como dé lugar? Creo que hay muy pocos casos para presentar. Más recientemente y hasta el día de hoy que publico este artículo, hay gente reclamando sus derechos en las calles de Colombia, en algunas partes haciendo destrozos, de los cuales ninguno de los organizadores de estas protestas se ha hecho responsable; en otros lados estas actividades de calle han sido más civilizadas y en varios casos, como en Cali, orgullosos y juiciosos estudiantes, amantes de su ciudad, salieron a reparar los destrozos hechos por los inadaptados. Varios de los motivos de las protestas son justificados, el tema de la salud, es para mí, uno de las principales deficiencias del sistema de vida de este país, que por razones personales conozco muy bien y me consta lo perverso que es. Pero las verdaderas razones de este paro, ya las había anunciado desde Venezuela el miserable de diosdado cabello. Esto no es otra cosa, que canalizar las molestias, incomodidades y necesidades del pueblo colombiano y de otros países de la región, para generar caos, causar problemas, desviar la atención de sus gobiernos y habitantes, amigos del pueblo de Venezuela, con la finalidad de evitar o al menos reducir la presión que Ecuador, Chile y Colombia, entre otros, cuyos gobiernos no son amigos de la narco-dictadura, hacen cada día sobre esta banda de miserables. En Colombia, les puedo garantizar, que todas estas actividades, para nada fortuitas, puesto que han sido muy bien planificadas y a pesar de estar siendo más o menos controladas, con tristes daños colaterales que siempre se presentan al tener que usar la fuerza para reprimir actos vandálicos, su fin último es derrocar al gobierno; o al menos, empezar a exigir medidas o propuestas populistas, con implementación de subsidios y siempre, siempre, introducir una constituyente. Ese fue el primer paso de la destrucción de Venezuela. Me imagino que, de llegar a progresar ese proyecto, en el primer punto de esa declaratoria, solicitado por Claudia López, Daniel Prado Albarracín, Gustavo Petro, Iván Velásquez, el jesuita Javier Giraldo, Fernando Pérez Esquivel, Iván Cepeda y muchos otros innombrables enemigos Álvaro Uribe Vélez, será que se escriba allí, en el primer párrafo, que todo lo malo que ha ocurrido en Colombia, desde la conquista española hasta nuestros días, ha sido culpa del ex-presidente.

Muchos son los que han cometido crímenes horribles en Colombia. La guerrilla, el narcotráfico y todas las demás bandas de criminales extorsionadoras, los paramilitares, son los que destacan en este sucio y terrible actuar, así como algunos desadaptados que matan y violan a mujeres y niños, de la forma más cobarde, y que merecen el más grande de los castigos en esta tierra, antes de que Dios decida como pagaran fuera de aquí esos crímenes. Pero para muchos de ellos, una parte de esta sociedad (léase bien que digo una parte, usted ve de qué lado de esa línea se coloca), con una doble moral, pide beneficios y consideración para estos criminales, que de manera alguna (entiéndase nunca) van a cambiar, además de que apoyaron el otorgamiento de beneficios a muchos de ellos, incluyendo curules en el Congreso de la República. Todo eso sin pagar un día de cárcel, sin ni siquiera haber pedido perdón de manera sincera y sentida (aunque yo dudo que estos individuos tengan esa clase de sentimientos). Todos estos seres, según muchos ciudadanos de este país y apoyados en los consejos de algunas mal llamadas organizaciones defensoras de los derechos humanos, tienen derechos y hay que darles una oportunidad, mediante la aplicación de una justicia transicional. Les digo algo, Álvaro Uribe Vélez, seguro estoy que no es ningún santo, ni cerquita de allí está, pero no ha cometido los delitos que todos los grupos irregulares antes mencionados si han hecho. Sin embargo, con mucha seguridad, sus enemigos, jamás permitirían para él un beneficio procesal, en el supuesto caso de ser encontrado culpable de alguno de los casos que le han abierto. Para ellos, la razón fundamental de su existir, su objetivo de vida, es poner al antioqueño tras las rejas, hasta que se muera, solo viven para eso.

Álvaro Uribe Vélez, dijo en una oportunidad a las Farc: Yo no cultivo odios, pero si mantengo diferencias muy profundas. Como creador de la política de seguridad democrática, ese agresivo plan con el que Uribe buscó derrotar a los movimientos armados, principalmente a los frentes guerrilleros, asesinos y narcotraficante, no puede más que ser sincero. No es fácil tragarse ese sapo de aceptar en libertad a quienes han asesinado a tanta gente, incluyendo, en el caso de Uribe, a su propio padre.

En criterio del periodista Gonzalo Guillén, la popularidad de Uribe está totalmente relacionada con la existencia del conflicto armado. "Considero que el uribismo es una enfermedad social causada por el miedo y el odio de Colombia a las Farc", explica el investigador. En conversación con BBC Mundo de hace unos años, indicaba que "los crímenes y monstruosidades de las Farc llevaron a que Uribe se convierta en lo que se convirtió". "El país estaba tan maltratado con la guerra que vio en Uribe la posibilidad de salir de esa situación y él se aprovechó de eso". Yo no diría que se aprovechó, prefiero decir que era la necesidad de ese momento y él supo leerla, buscó una salida y sin duda la encontró. Lamentablemente el traidor de Santos, en búsqueda de su novel, le dio la vuelta a esa ventaja y además de desmejorar la economía del país (saquen la cuenta, solo con el iva y la devaluación del dólar), dejó un país con una de las mayores cantidades de hectáreas de coca sembradas que se conocen en su historia y a unos miserables asesinos sentados en el Congreso de la República; algunos de ellos aun traficando estupefacientes y para colmo (véanlos ustedes mismos en el canal televisivo del congreso) dándose golpes de pecho, exigiendo como suyos, los principios de honradez, equidad y de respeto a los derechos humanos.

Durante el tiempo que me llevó a escribir este artículo, conversé, encuesté a varias personas sobre lo qué piensan de Álvaro Uribe Vélez, quien es este señor para ellos. Lo hice con gente de diferentes edades, profesiones, con situaciones económicas disimiles y por supuesto que recibí, como es lógico, respuestas y sentimientos diametralmente opuestos; solo quiero mencionar algunas de las que más me marcaron.
  • Mujer, universitaria, menor de 30 años: Entiendo que Uribe hizo bien las cosas que eran necesarias durante su gobierno, pero no estoy de acuerdo con lo que hizo antes de eso y lo que hace ahora. Ante la pregunta de cuál era el origen de la información que usó para responder de esa forma: Noticias, redes y medios de comunicación. Reconoció que nunca ha profundizado en el tema. Tampoco su familia vivió, ni siquiera de cerca el conflicto armado.
  • Hombre, taxista, más de 60 años: Uribe acabó con las lacras más grandes que ha tenido este país, pero quien le siguió, les dio la vida de nuevo. La guerrilla mató uno de mis hijos en el ejército.
  • Hombre, universitario, cercano a los 30 años: Es difícil tomar una posición. La gente lo ataca y lo defiende, pareciera que por pasión más que por razón. Nunca viví cerca del conflicto, no tengo material real para hacerme un juicio. Pero si entiendo que su gobierno fue muy bueno.
Como pueden ver, en esas tres respuestas están los pensares de este país, de esta sociedad, no hay una historia real, completa y justa (normalmente no lo es) solo hay pedazos armados a conveniencia o por cada vivencia. Por eso, para mí, Álvaro Uribe Vélez siempre será el Maruto, el Ombligo, de Colombia. Está ubicado en el medio del cuerpo de esta nación. Todo lo que sube o baja en ese terreno de 1.142 millones de Km2, donde residen más de 50 millones de personas, pasa por él o al menos cerca. Bueno o malo, a propósito, o por la necesidad de algunos de que sea así, para echarle la culpa por lo que no sirve. Uribe fue, al menos, la parte más importante de esa transición que vivió Colombia entre los años 2002 y 2010, ese octenio que le devolvió la vida y la seguridad a este país. Así lo veo yo. 

Gracias anticipadas por los buenos comentarios a quienes les haya agradado este escrito. A los demás, seguro estoy de que Dios me protege de sus malos deseos y de las mentadas de madre, que seguro también vendrán.



Eduardo J. León Hernández
Barranquilla
Noviembre 24 2019

PD: Una paisana venezolana me preguntó en la mañana de este domingo: Si Uribe representa el Maruto, el Ombligo de Colombia, ¿qué parte del cuerpo serían chavez y maduro? La respuesta fue muy simple: Ambos se ubicarían al final de los intestinos y seguro transmutarían, convirtiéndose en una fistula perianal. El resto de la banda, son pólipos cancerígenos que transitan por las heces.

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