sábado, 6 de noviembre de 2021

ABUELO, ¿POR QUE PANCHO?


Recientemente mi nieto Andrés, un joven muy curioso, me preguntó de donde venía la palabra o el nombre Pancho y fue cómico para mi, últimamente ese hipocorístico, me ha pasado por el frente varias veces. La pregunta de Andrés viene por la historia de Pancho Villa, algo estuvo leyendo sobre él y sintió curiosidad; salió a su tía Paula, a quien le encanta la historia y no se le escapa un museo.

Los que llevan por nombre Francisco, son aquellos a quienes normalmente llaman Pancho o Paco y hay tradiciones familiares, como es el caso de mi amigo Francisco “Pancho” Guedes, en cuya cadena de sucesión en cada generación hay un Francisco y cada dos al mayor se le llama Pancho. En su caso, a su padre lo llamaban Francisco, como a su hijo; a él y a su nieto mayor los llaman Pancho, son cosas agradables en cada familia, pero también necesarias para identificar a quienes llevan el mismo nombre. 


Según la real academia de nuestra lengua, Pancho viene del latín Pantex – Panza y denota alguien tranquilo e inalterado. Pancho Guedes es así, pocas veces lo he visto molesto, solo pelea cuando pierde jugando al golf o cuando una "chama" no le para bolas. En algunos países del sur de América Latina, un Pancho es un perro caliente o una especie de sándwich que normalmente lleva chorizo y viene de la unión del PAN con CHO-rizo, es de esos acrónimos que tan fácilmente inventamos en nuestras realidades. 


Hay un Pancho que está por allá por Roma, con el que yo tengo mis diferencias políticas, más no religiosas. Se ha hecho muy famoso por algunos de sus actos, que digamos son poco comunes o diferentes a los de Papas anteriores. Su nombre de pila es Jorge Mario, pero por ser una costumbre, este Cardenal que se convirtió en el primer Papa de origen americano y también el primer Jesuita, tomó el nombre de San Francisco de Asís, con quien él se identifica por ser el Santo de los Pobres. Según lo expresan varios portales especializados en este tema, “Cuando son electos los Papas, normalmente cambian de nombre (y así ha sido durante al menos 10 siglos), siguiendo la tradición que inició Juan II en el siglo VI, cuyo nombre original era Mercurio, como el del dios pagano del comercio. Este no lo consideró apropiado para una figura y puesto como el que iba a desempeñar, por lo que decidió cambiarlo por el ya citado de Juan II.” Aquí también podemos ver, que a veces los nombres que ponemos a nuestros hijos pueden enredarle tanto la vida, que hasta los Papas prefieren cambiárselo, para usar digamos, un nombre más “santo” que el recibido en el bautismo. Solo dos Papas que no se cambiaron el nombre, una vez instalada esta tradición, Adriano VI y Marcelo II. 


Un famoso venezolano, piloto de autos de carreras y comentarista deportivo, conocido como Pancho Pepe Cróquer, nacido en Turmero, estado Aragua y que faltándole mucho aún por dar en su profesión, falleció en un accidente automovilístico durante la carrera de la Cordialidad, la cual se realizaba entre Barranquilla y Cartagena. Francisco José, que era su nombre de pila, falleció en diciembre de 1955, cuando su Maserati 200S sufrió una falla mecánica en una curva rápida, provocando que su auto diese varios saltos, perdiendo la vida casi instantáneamente. A los José en algunos sitios se les llama Pepe o Cheo, por eso la doble sustitución en el nombre de este famoso corredor.


Pero Pancho también es un nombre muy usado para llamar a los loros o cotorros, esos que casi hablan nuestro idioma, repitiendo lo que escuchan y hasta cantando de manera muy melodiosa. Una tía de mi esposa, Tía Olimpia, tenía un loro en su casa que repetía lo que ella decía y a veces hasta la suplantaba. Resulta que Olimpia vendía algunas bebidas y víveres en su casa, pero la gente no entraba, sino que la llamaban desde el frente de su casa y ella salía para atenderlos o si estaba de mal humor u ocupada, les gritaba que vinieran después. En ocasiones ella estaba en su cuarto o en el baño y no podía atender algún llamado; allí era cuando Pancho aparecía en acción y mandaba pal carajo a quien estuviese buscando a Olimpia. Ni corto ni perezoso le decía “malta fría no hay” o “venga después, estoy ocupada” y la gente creía escuchar a la tía y se iba, ante tan ruda respuesta.


Hay otros Panchos cantantes, diferentes al loro de tía Olimpia, que a pesar de que ninguno se llamaba Francisco, formaron un trio de canto y guitarra el cual se hizo famosísimo desde mediados de los años 40 del siglo pasado y que estuvieron activos unos 60 años. No siempre fueron los mismos, sus fundadores fueron los mexicanos Chucho Navarro y Alfredo Gil y el puertorriqueño Hernando Avilés. Se considera uno de los mejores tríos de la historia en la música (hay otro tipo de tríos que han hecho más ruido) y entraron al circulo de los artistas latinoamericanos más influyentes de todos los tiempos. Sus conciertos rodaron por más de 50 años y sus apariciones en películas son innumerables. Su ritmo es y será uno de los máximos referentes de la balada y el bolero, en Latinoamérica y en todo el mundo. El Trío Los Panchos ha dejado un legado de unas 1200 canciones, más las grabaciones o transmisiones radiofónicas, presentaciones en TV. Grabaron, además del español, en inglés, japonés, árabe, tagalo, griego e italiano y también incursionaron en varios géneros musicales: tango, vals, pasillo, rumba, mambo, guaracha, merengue, en el blues y hasta en el pasaje venezolano. Centenares de famosos cantaron junto a ellos.


Muchos licores, especialmente tequila, cocteles y licores saborizados con café, llevan el nombre de Don Pancho, porque representa una figura recia, de respeto. Restaurantes y ventas de comidas mexicanas son los más proclives a usar este nombre. Yo les recomiendo un licor de café de origen mexicano, llamado Don Pancho, que está entre el Kahlua y el Baileys.


También Pancho es un nombre muy utilizado para “bautizar” a una gran mayoría de monos que llegan a los Zoológicos y que se convierten en la estrella del área de los simios en esas instalaciones. Pero no solo los loros y los monos lo usan, hay un perro muy famoso en el cine que fue el protagonista de una película infantil, Pancho el perro millonario. Cook, que es el nombre artístico de este perro actor de raza Jack Russell Terrier, se roba el show con su actuación, como suele ser con estos animales tan inteligentes. Este actor canino, o sus dueños, cobran unos 500 Euros por día en sus trabajos y ha participado en diferentes películas o programas, entre los que se encuentra su aparición como Valentín, el perrito de las tres viejas de la serie española Aquí No Hay Quien Viva. Si a usted no le gustan las películas infantiles, es porque tiene su niño interno muerto y probablemente otras cosas.


Y siempre hay un loco. Roberto Tapia, un cantante Chicano que interpreta música norteña, compuso una famosa canción donde habla de Pancho el Loco. Un personaje en todo Sinaloa, muy amigo de los amigos. En uno de sus versos dice:

Pa' mi familia Francisco
Pa' mis compas Pancho el Loco
De loco no tengo nada
Más bien soy escandaloso
Me gusta ser muy alegre
Así es como yo la gozo


Ya para ir terminando, está José Doroteo Arango Arámbula, mejor conocido por su seudónimo Francisco Villa y por su hipocorístico Pancho Villa. Este señor fue un militar mexicano que tuvo una gran relevancia en la revolución mexicana. José Doroteo asesinó a un hombre que intentaba abusar de una de sus hermanas y luego huyó a las montañas, siendo esta la razón principal por la que cambió su nombre, además, a quien carajo le va a gustar que lo llamen Doroteo.


Nació en Chihuahua en 1878 y junto con Emiliano Zapata, lucharon por el sector agrario o campesino de su pais. Era un campesino muy pobre, huérfano y con escasa formación, llevaba muchos años fugitivo en las montañas cuando se produjo la revolución, se había dedicado al bandolerismo, pero gozaba de admiración y popularidad entre los campesinos por sus acciones contra los hacendados ricos, un Robin Hood charro. Pancho Villa contribuyó con su ejército al rápido triunfo de la revolución, puesto que en apenas seis meses logró expulsar del poder y del país a Porfirio Díaz, dictador mexicano de principios del siglo XX.


Pancho Villa aprendió mucho en su correr por la vida, en 1913 liberó el estado de Chihuahua. Allí Pancho creó más de cincuenta escuelas y estableció las colonias militares. Consideraba que "los ejércitos son los más grandes apoyos de la tiranía" y que los soldados debían trabajar en colonias agrícolas o industriales tres días a la semana. Decía que "sólo el trabajo duro produce buenos ciudadanos"; el resto del tiempo lo dedicarían a la instrucción militar propia y a instruir a su vez a los ciudadanos. Pancho dominó cierto tiempo el estado de Chihuahua, donde el comercio había decaído por falta de dinero en circulación, pero él arregló eso de forma rápida emitiendo su propia moneda, cuya única garantía era su firma. La gente no confió en esa moneda, hasta que Pancho promulgó un decreto que castigaba con dos meses de cárcel a todo aquel que no la aceptara. ¿Qué tal?


Pancho Villa fue asesinado en 1923 y lo mismo había ocurrido con Emiliano Zapata pocos años antes. Era el "amigo de los pobres" y como recoge John Reed en su libro México Insurgente; sus hazañas se difundían oralmente con rapidez y se convertían en letras de los corridos que se cantaban en las haciendas, las plazas y las cantinas.


Los hipocorísticos son la forma diminutiva, corta, cariñosa o infantil del nombre habitual, y que se usa como apelativo afectivo, familiar o eufemístico. Por ejemplo, según lo expresa la Academia Mexicana de la Lengua, el hipocorístico Pepe, corresponde al nombre José, y proviene de la forma en que se denominaba en latín a San José: Pater Putativus (padre supuesto), esto solía abreviarse como P.P. y de ahí proviene Pepe. Algo similar ocurre con Paco, que proviene de Francisco, pues a San Francisco se le denominaba Pater Comunitatis (padre de la comunidad), cuya abreviatura era Pa.Co. Pancho es un hipocorístico derivado directamente del nombre Francisco, pero con transformaciones fonéticas. Los diminutivos y apócopes son formas mediante las cuales también es posible crear hipocorísticos. Por tanto, denominaciones como Vero para Verónica, o Anita para Ana, son una apócope y un diminutivo, respectivamente, que a la vez son también hipocorísticos.


Recientemente y con esto termino, se hizo viral una entrevista que hicieron a Alba Roversi, una de las mejores y más carismáticas actrices venezolanas, quien hoy, producto de la migración está repartiendo paquetes para una conocida cadena de ventas, asunto que ella misma había hecho visible hace unos dos o tres años por su cuenta de Instagram. Alba es una mujer muy bella, pero además siempre está alegre, ella sonríe y emana, literalmente, la luz de una estrella; lástima que no estoy en Las Vegas para hacer un pedido y con suerte sea ella quien lo entregue, así lograr pedirle un autógrafo y por supuesto una foto juntos. Ligia Elena, la novela que la lanzó al estrellato, junto al no muy conocido en esa época, “El musiquito” Guillermo Dávila, quien luego se convirtió en “El ídolo de todas las generaciones” y Rubén Blades inmortalizó, con la canción que lleva el mismo nombre. En esta novela, también había un Pancho o mejor un Pancholón, personaje que interpretaba Ramón Hinojosa haciendo del papá del Musiquito. En los tiempos de esa novela, yo no tenía idea del porque se le llamaba Pancho a los Franciscos y pensaba que Pancholón y yo podíamos ser familia por ser de apellido León.


Esto lo escribí por mi nieto Andrés, por su permanente curiosidad que me inspira, y para mi amigo Pancho, hijo de una bella gallega y de un falconiano medio loco, que siempre me hacen reír. Cuando ellos tres vean este escrito, seguro se sentirán muy identificados. Ellos le dicen Pancho a su hijo, sin llamarse Francisco y aún a esta fecha, no han descubierto el porqué. 


Saludos


Eduardo J. León Hernández

Barranquilla
Noviembre 06, 2021

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