martes, 1 de septiembre de 2015

CARTA ABIERTA A LOS PAISES DE LA OEA

Me dirijo a ustedes en mi condición de Venezolano que vivo con algunos miembros de mi familia en Colombia y de otros que están en los Estados Unidos, producto de la segregación y asedio del gobierno venezolano. Nosotros, una familia de ocho (8) personas, compuesta por una gran Mujer que es mi esposa, mis dos (2) Nietos menores de edad y cinco (5) Profesionales, tuvimos que salir a buscar otra vida, empezando de la nada, porque era ya imposible seguir viviendo en un país, donde ni siquiera la leche de los niños podíamos conseguir y donde nuestra vida estuvo expuesta en varias oportunidades; nosotros decidimos no seguir viviendo esa tortura. En nombre de esta familia y de muchas otras que están en la misma condición, me dirijo a ustedes. 

Primero a Colombia y Estados Unidos, países que tuvieron a bien recibirnos y donde estamos luchando para salir adelante, con la ayuda de esta gente, receptiva y trabajadora, que no nos ha despreciado, como si ha ocurrido en nuestro propio país, gracias, muchas gracias.

Segundo a los países que votaron en contra de la reunión de Cancilleres, solicitada por Colombia para discutir sobre la situación de maltrato de los derechos humanos que está ocurriendo en la frontera Colombo – Venezolana. Les doy las gracias, porque al menos mantienen su posición, aunque miserable, de apoyar a un gobierno que solo ha hecho daño y cometido los más terribles crímenes contra los propios ciudadanos de nuestro país y de los hermanos Colombianos que también son parte de nuestra sociedad. 

Y en tercer lugar, a los que se mantuvieron neutros, sin decidir, sin tomar partido, pero que al final hicieron un daño terrible. He aprendido en la vida que las peores decisiones son las que no se toman, eso es muy conocido en el ambiente gerencial, pero yo en mi propia vida lo he vivido, lo he sentido, me he dado cuenta de lo perjudicial que es no decidir. Primero, porque quien no lo hace, sobre todo en casos como este, solo muestra una gran hipocresía. Segundo porque no tienen el valor de enfrentar y defender (o apoyar), este tipo de temas tan sensibles, por temor a represalias económicas o por esperar ser apoyados con la misma actitud, cuando estén cometiendo actos similares.

Esa es la actitud más cobarde que se puede asumir ante situaciones como estas, donde un gobierno tirano, sencillamente decide botar a patadas a un pueblo que siempre ha estado allí, con los problemas y beneficios que se generan en todas las fronteras del mundo y que ellos parece que descubrieron apenas en días recientes. Hay formas de hacer eso, pero no a las patadas. 

Colombia estaba solicitando que todos los países de la Organización de Estados Americanos se reunieran como una gran familia para revisar y discutir lo que está ocurriendo entre dos hermanos y solo buscaba el concierto de “todos los hermanos”, de manera de que el conflicto se resolviera de la mejor forma, en familia y de acuerdo con los términos que regulan esta convivencia.

Pero saben, nosotros los Venezolanos, además de esperar la resolución del mencionado conflicto, queríamos y queremos que ustedes, los neutrales, al menos digan algo, que tomen alguna posición ante los desmanes del desgobierno que tenemos en nuestro país. Que finalmente se reconociera en ese “cónclave familiar” y por ende se apoyaran todas las informaciones que están en las redes informativas, sobre el desastre que los Venezolanos tenemos dentro. El hambre y la mortandad que hoy existe en nuestro pueblo. Eso no es ficción, y lo peor, ustedes lo saben, tienen embajadas y consulados en nuestro país, su gente vive en esos predios consulares, lo ve y lo vive, porque están en nuestro territorio y más de uno ha sido víctima de la brutal delincuencia que en Venezuela campea; pero parece que más valen los recursos que algunos reciben, recursos enfermos y bañados con sangre.

A pesar de que ustedes no apoyaron a Colombia y de forma indirecta, no apoyaron a Venezuela, igual ambos vamos a salir de esto y siéntanse invitados de honor a los terribles actos de horror que se siguen viviendo en la frontera y dentro de Venezuela, donde sigue muriendo gente, encarcelando inocentes y destruyendo un país que, esta irremediablemente destinado a ser bello y fuente de amor y de bondad y que solo atravesando un mal momento. 

Y recuerden, el mundo es un pañuelo.


Eduardo J. León Hernández
Septiembre 01, 2015

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