domingo, 4 de agosto de 2013

Hay muchos llorones, pero quien carga con el muerto?


Hay muchos llorones, pero quien carga con el muerto? Esta es una frase del Papa Francisco, pronunciada en su reciente visita a Río de Janeiro.  Es una excelente frase para describir a nuestro país y a quienes estamos en él.

Cuando hay un velorio, normalmente vamos a dar el pésame a los familiares, acompañado de algunas lágrimas (unas reales y otras fingidas), tomamos café, un cigarrillo afuera, de pronto un traguito y la clásica conversa de lo buena gente que era el muerto, sus bondades y lo incansable que era como trabajador.  Pero a la hora del entierro, nadie quiere cargar al muerto, de hecho, no vamos al cementerio, no nos gusta esa parte dura del evento o tenemos otras cosas que hacer.

Así está este país. Muerto! Tras una agonía de estos últimos 15 años, periodo durante el cual, se le han ido cercenando, parte por parte, sus áreas vitales.

Primero los cambios básicos de los nombres de cuanta vaina se les antojó, luego y de forma simultánea, la destrucción de lo que le es la vida a un país: la economía, las instituciones del estado, la historia, la educación, los estratos militares y policiales, los medios de comunicación, la salud y lo más importante, el respeto a la vida, la justicia y la libertad. Con un veneno especial, esparcido como las esporas del ántrax, fueron matando la alegría y sembrando el odio. Todo esto fue lenta y malévolamente ejecutado, frente a nosotros, con nuestros propios ojos vimos morir a Venezuela y ahora nadie quiere cargarla.

Tenemos miedo de recoger nuestras propias miserias y de reconocer nuestra cobardía. No somos capaces de al menos aceptar que nos jodieron y que lo siguen haciendo. Nos conformamos con criticar en privado, lloriquear y con hacer colas para comprar un paquete de harina pan.

Déjenlo allí, dicen algunos. Que vamos a hacer, ya no hay solución, dicen otros. Que los muertos entierren a sus muertos, dicen esos que se creen expertos, sin tener idea de lo que esa frase significa. En resumen, nadie quiere cargar con el muerto. Tenemos miedo de tocarlo y más aun de enfrentar y enjuiciar a quienes lo mataron.

Pero saben, los países son como Lázaro. Pueden morir, pero solo Dios decide cuando desaparecen.

Cuando Marta vio a Jesús al llegar este a la tumba de su hermano, que ya hedía por la descomposición, le dijo, "yo sé que Lázaro no está muerto, ya ha ganado la vida eterna". Marta y su familia enterraron a su muerto, lo pusieron en su tumba, pero no perdieron la fe, su Corazón le decía a Marta que el viviría. Enfrentó la situación y gracias a esa actitud, a esa gran fe, Lázaro resucitó.

Hay que dejar la lloradera, enterrar el miedo y luchar para recuperar nuestra vida, resucitando como Lázaro, pero para eso hace falta verdadera fe en Dios, en nosotros mismos y valor, mucho valor.           


E.J. León
Agosto 04, 2013

No hay comentarios:

Publicar un comentario

LA CULPA MATA MÁS GENTE QUE LA GUERRA

Tomado de www.seamosfelices.com Hace unos días escuché la sentencia que titula este escrito y me llevó a recapacitar en cuanta culpa hay en ...