jueves, 30 de noviembre de 2017

HUIR, ESCAPAR O BUSCAR UNA SALIDA


Estas frases parecen lo mismo, pero no lo son.

Huir: Alejarse precipitadamente de un lugar o de una persona, por miedo o para evitar un daño o un peligro. 
Escapar: Salir de un lugar en que se está privado de la libertad o en peligro. 
Buscar una salida: Pasar del interior de un lugar al exterior.

En los últimos tiempos se ha hablado de la condición y razones de los muchos venezolanos que hemos salido del país. Algunos dicen que huimos, otros que escapamos, yo digo que buscamos una salida.

Para definir un poco mejor lo que yo entiendo como huir y cuando ocurre esto, traigo un ejemplo. En una oportunidad un sacerdote muy amigo, hablando en la celebración eucarística sobre la tentación, dijo a los feligreses lo siguiente: "Le pregunto a los hombres que están presentes, mujeres, ustedes no se preocupen, solo ellos pueden caer en tentación (la cara de ironía que puso era genial). Si en algún momento, ustedes se encuentran en la calle con Norkys Batista y ella los invita a montarse en su Mercedes descapotable, para fugarse los dos solitos a un hotelito escondido en las montañas de los andes y pasar allá un fin de semana, que harían? "

En ese momento un pendejo cayó en el juego del padre y le dijo: "Yo le pediría fuerzas al Espíritu Santo para alejar esa tentación. Otro mencionó: Nunca le he sido infiel a mi mujer y no sería esa tipeja la que me haría pecar. Antes de que siguieran las sandeces y con el ánimo de no volver aquello en una gallera, el padre les dijo: Saben cómo es la vaina, les voy a dar un consejo. Ustedes no son Jesucristo que venció a las tentaciones del diablo. Si eso les pasa, cosa que dudo, pero bueno, es solo una suposición, un ejemplo; lo mejor es que huyan como unos cobardes. Primero porque esa es una tentación terrible de vencer y segundo, porque si caen, en especial vos viejito, le dijo señalando al mayor de los que habló, lo que vais es a pasar pena". Se reventó una carcajada brutal de entre los más de 400 presentes. Ese es un ejemplo de cuando es el momento en el que se debe huir sin pensarlo, de cuando verdaderamente es mejor actuar como un cobarde.

Escapar, es lo que hizo Antonio Ledezma en estos días, que se le piró a la narco-dictadura. Es lo que hace un secuestrado que ha sido privado de su libertad, cuando tiene la primera oportunidad y puede aprovechar el descuido de sus raptores. Es la acción riesgosa que emprende alguien para evadirse de una prisión y de un posible daño.

Buscar una salida, es otra cosa. Es analizar y pensar que hacer, evaluar a donde ir, de qué forma actuar para irse a otro lado. Con temor, pero sin miedo. El temor te pone alerta, agudiza tus sentidos, el miedo, a veces te paraliza; aunque la línea entre ambos es muy delgada y no sabes en qué momento se pasa de uno al otro. Se buscan opiniones de quienes ya lo han hecho, se evalúan costos y requisitos. En fin, es parte de un plan, que lamentablemente no siempre es exitoso, pero siempre muy doloroso.

Dejar su país y especial el nuestro, es una vaina bien complicada. Duele en el alma, así tengas el mejor trabajo y excelentes ingresos estando afuera. Muchos de los que hemos salido, dejamos allá a nuestros padres. Quienes normalmente es gente ya mayor, que hoy día sufre buscando, sin poder conseguir muchas veces, comida y medicamentos; algo básico para cualquier ser humano de la edad adulta prolongada (mi mamá se molesta cuando le dicen que es de la tercera edad). 

Saben que es duro, que me duele cada día, cuando pongo comida en mi boca o me tomo cualquier bebida, que pude comprar donde me dio la gana. Siento mucha tristeza pensando que quienes me dieron el ser, a lo mejor esa noche no hayan podido probar bocado y que no te lo van decir, cuando puedas hablar con ellos por teléfono. Se aguantan el comentario y su hambre, solo para no preocuparte. Ese es un solo ejemplo de lo que padecemos quienes tomamos esta salida. 

Muchos que viven fuera, son muy criticados porque se toman fotos a cada rato y las publican en las redes, ellos tienen todo el derecho de hacer eso. En especial si tienen niños; si los sacaron de ese infierno, no deben obligarlos a vivir en otro, pero ciertamente hay que tener mesura. Nuestro país vive de luto, muchos mueren cada día por la terrible condición del país, a muchos de nosotros, gracias a Dios, no nos ha tocado eso, aun. También esas fotos, en ocasiones, han servido para extorsionar a los que quedaron en Venezuela, los malandros saben, por esas mismas fotos, que en muchos casos reciben ayuda desde afuera. Eso ocurre con más frecuencia de lo que se piensa.

En meses pasados, cuando tuvimos las fuertes protestas protagonizadas por los valientes jóvenes guerreros, donde muchos perdieron la vida, resultaron heridos o fueron tirados a una cárcel, alguien me invitó a un sitio, a un festejo y le dije que no iba, que no me sentía con ganas de ir; que para mí no era fácil divertirme de esa manera cuando había luto en mi país. Esa persona me dijo, que me dejara de esa falsa moral, que tenía que aprender a vivir con eso. En ese momento no supe si meterle un coñazo o darle un abrazo por su franqueza; aún hoy no lo sé. No pude aclararlo a tiempo, sencillamente me fui.

Viendo la vaina desde otro lado, se estima que somos unos dos millones las personas que estamos fuera del país, pregunto: si todos estuviéramos allá, no sería más crítica la hambruna? Además, si como mencioné antes, le restamos la gran cantidad comida y dinero que han estado enviando los venezolanos desde el exterior, no sería mayor el caos?. En los estados Unidos y otros países donde está concentrada la diáspora venezolana, se han creado nuevas empresas solo para cubrir ese nicho de servicios, al igual que lo han hecho algunas empresas del área farmacéutica.

También son invaluables las informaciones, hechos y eventos que ocurren en nuestro país, que se han dado a conocer en el resto del mundo, gracias a lo que expresamos quienes estamos fuera, quienes queremos a nuestro país libre de nuevo. 

Yo no sé si será el hambre o el miedo, si serán las ganas de huir (aunque hay muchos que huyen de esa realidad metiendo la cabeza en un hueco como el avestruz) o el querer escaparse de esa tiranía, lo que hará despertar al pueblo. Yo pido a Dios cada día que nos ayude a todos, a los que están adentro sufriendo y a quienes también sufrimos desde afuera; siempre le pido la claridad para buscar y conseguir, una salida de esta real y cruel pesadilla.


Eduardo J. León Hernández

Barranquilla
Noviembre 30, 2.017

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