sábado, 11 de noviembre de 2017

EL PROBLEMA SON LOS PRIVILEGIOS


Para tener claro el concepto, la real academia de la lengua española define la palabra Privilegio como la “Exención de una obligación o ventaja exclusiva o especial que goza alguien por concesión de un superior o por determinada circunstancia propia”. Eso significa, que algunas personas dejan de hacer algo que los demás tienen cumplir por obligación o que gozan de algunas ventajas o beneficios, debido a razones muy puntuales.

La RAE, da algunas otras frases para entenderlo mejor. Por ejemplo: A.- Privilegio de invención, que es el derecho de aprovechar exclusivamente, por tiempo determinado, una producción o un procedimiento industrial hasta entonces no conocido o no usado. B.- Privilegio remuneratorio, que se concede en premio de una acción meritoria y C.- Privilegio gracioso, que se da o concede sin atención a los méritos del privilegiado, sino solo por gracia, beneficencia o parcialidad del superior.

El primero de los mencionados tiene mucho sentido, es lo que también se conoce como patente de invención, que le da al inventor el privilegio de ser el único en utilizar ese producto o sistema de producción de manera legal, en reconocimiento a su esfuerzo económico y/o intelectual. El segundo, el privilegio remuneratorio, va en línea con el desempeño de la actividad laboral o de ejecución de alguna acción realizada por algún individuo que le produjo un mérito o premio, bien sea por el beneficio generado a la entidad para la cual labora, la comunidad, etc. o por alguna actividad sobresaliente que merezca ser reconocida de manera monetaria o por medio de cualquier otro beneficio no necesariamente dinerario.

El lío está en el tercero. Conceder un privilegio gracioso, ósea por no hacer nada, porqué a alguien (más bien algunos pocos) le da la gana, sin ninguna razón ni beneficio para la comunidad, entidad, estado o país que sufraga con sus recursos esos privilegios. Les suena conocido? Pues ese es el problema de nuestros países.

Quien les escribe ha sido ejecutivo de varias empresas privadas, estas como parte de mi contrato laboral o de prestación de servicios, me otorgaban algunos privilegios, como por ejemplo: asignación de vehículos y choferes, teléfonos celulares, pago de vivienda, colegios para mis hijos, personal de protección, traslados aéreos y pago de otros gastos, que no le reconocen sino a un muy reducido número de gerentes o directivos. Pero estos privilegios van atados a un desempeño, al cumplimiento de una labor, no son privilegios graciosos, además de que son otorgados por empresas privadas, que tienen unos dueños que avalan o autorizan directamente la asignación o pago de estos beneficios. En otras palabras, los paga el bolsillo del dueño del dinero.

Pero que ocurre en nuestros países, quienes tienen los privilegios? Es muy común ver a los funcionarios públicos de rango medio hacia arriba, disfrutar de beneficios que no deberían tener y de abusar de sus posiciones. Usufructúan el erario público a su antojo, como si fuera su hacienda personal. Lo escrito en las líneas anteriores es tan normal, que quien lo lee en este momento no se extraña para nada, o si?. Es una realidad muy triste que se ha convertido en algo tan natural, que pareciera que todos deseamos uno de esos puestos, o no es así? Y es allí donde está nuestro problema, los privilegios y nuestra pasividad.

Cualquier empleado o funcionario público, indistintamente del nivel en el que trabaje, sin importar el tipo de institución, cuyos ingresos provengan de los recursos de la nación, es un servidor público. En otras palabras está para servir, para ofrecer, brindar o prestar un servicio a los ciudadanos que lo requieran, en los diferentes ámbitos y regiones. Quien no quiera servir, que busque donde ganarse la plata. Esto suena inocente, hasta cándido, pero es posible hacerlo. O es que nosotros somos tan re-pendejos que no podemos exigirlo? 

Primero hay que exigir que los funcionarios públicos cumplan verdaderamente con los requerimientos para ejercer sus funciones, en cuanto a conocimiento, estudios y experiencia. El comité que gobierna el Partido Comunista de China, está compuesto por profesionales universitarios con diferentes estudios de postgrado, especializaciones y doctorados. Por esa razón ese país, que muchos consideran comunista, es realmente la segunda potencia Capitalista del mundo. Si Capitalista, lo de comunista está solo en sus libros de historia. China decidió sacar a su gente de la pobreza, y es público y notorio que su clase media ha crecido significativamente; algunos estudios dicen que más de un 30%, en los últimos veinte años. Esto también lo han hecho Vietnam, Corea del Sur y otros países que decidieron mejorar su calidad de vida, ni hablar de Singapur. 

El poder ejecutivo en Canadá, está formado por especialistas de cada área en las que se desempeñan. Una excelente Médico de amplia carrera en el área de la salud, un destacado Deportista en esa área, el ministro de agricultura es un exitoso Empresario Agricultor, el área de inmigración está a cargo de un Inmigrante y así sucesivamente. Todos, absolutamente todos, en sus puestos, son especialistas en las labores que desempeñan. He visto con mucha pena y tristeza, países con periodistas como Ministros de Defensa o publicistas manejando un hospital. Ningún país puede darse el lujo de tener gente improvisada para manejar sus procesos de desarrollo y convivencia. Esa ha sido y sigue siendo una de las razones de nuestro subdesarrollo.

En segundo lugar, nadie debe recibir beneficios o privilegios que no necesite, me explico. Por qué razón todos los ministros, vice-ministros, diputados, senadores, directores de instituciones y empresas del estado, gobernadores, alcaldes, concejales, fiscales, jueces, directores sectoriales y de corporaciones públicas y pare usted de contar puestos y cargos oficiales, tienen que recibir vehículos, choferes y guardaespaldas; y no solo ellos, también sus familias, asociados y amantes. Esto tiene sentido y se justifica en los casos de un juez penal e inclusive agrario, un fiscal que maneje asuntos muy delicados y peligrosos, un director de una agencia de inteligencia o antidrogas, en fin, cualquier funcionario público que por ejercer una gestión de importancia, donde peligre su vida, pueda necesitar protección, pero todos? Y aparte de eso, también todos los miembros de su familia? 

Por otro lado, es posible que un jefe de estado, un primer ministro, por razones de protocolo, deba ser acompañado en sus viajes por su conyugue, más uno que otro familiar, ya que tienen algunas visitas y compromisos que deben atender. Pero porque tenemos que aceptar que sean normales “los clanes de turismo”, ni hablar de los beneficios en esos viajes y el uso de pasaportes diplomáticos; en Venezuela cuando los miserables se van de viaje, cosa muy frecuente, se llevan hasta al perro, con todos los gastos pagos y en varios aviones fletados. Hubo un ministro que estando en Brasil, mandó a buscar en un vuelo especial a una empleada de servicio, para que le llevara un maletín que había olvidado. Se descubrió la vaina porque la tipa llevaba un revolver dentro de la valija y las autoridades brasileras lo detectaron. En otros países también ocurre, no se rían mucho los de esos otros lares.

Por qué razón no le dan protección al médico que tiene que entrar diariamente a un barrio peligroso para atender a los ciudadanos enfermos, o un buen salario y adiestramiento al policía mal pagado para que no tenga que “matraquear” para sobrevivir, o al maestro que tiene que sortear su vida atravesando áreas peligrosas y poder dedicarse a educar a lo más importante de una nación, los niños y los jóvenes, y que de paso puedan recibir un ingreso digno. El presidente de Suiza, todos los días, toma un tren para ir desde la ciudad donde vive hasta su oficina en Berna y va sin guardaespaldas. El primer ministro francés usa su propio vehículo en sus días libres y lo conduce el mismo. Cosas similares ocurren en países como Noruega, Finlandia o Suecia. Si allá es posible hacer esto, por qué no lo hacemos en este lado del charco? Si nuestros funcionarios no quieren correr riesgos andando en la calle como lo que son, unos simples mortales, que hagan su trabajo y transformen nuestras sociedades en ambientes seguros. 

En tercer lugar, todos los funcionarios públicos deben tener sus finanzas personales y las de su familias y relacionados, como un libro abierto. Todos sus bienes y propiedades deben ser declarados, sin excepción, con acceso para ser revisados de manera pública. No les conviene? Que trabajen en otra área y dejen esos puestos a quienes no les importa demostrar que todo lo que tienen lo han ganado de manera honesta y con su esfuerzo. Por cierto, esto último lo hacen los verdaderamente ricos del mundo, busquen la revista Fortune y verán. No solo no les importa revelar sus riquezas, se molestan cuando caen en el ranking.

En cuarto lugar, si algo debe ser privilegiado es la educación y la salud. Una sana economía se genera desde la educación, la inventiva, el desarrollo individual y el trabajo en equipo. Una nación educada y con principios tiene buenos empleos, lo que deriva a su vez en una excelente alimentación, deportes, calidad de vida y la salud, prácticamente viene sola. Reduce los malos hábitos de excesos de alcohol y droga, la criminalidad y las injusticias, llevando las cárceles casi a convertirse en museos.

Pareciera que todo lo anterior es una película cómica o una obra de teatro de unos inocentes niños de la escuela primaria, pues no, eso existe y es posible hacerlo, si todos nos lo proponemos. Como? Exigiéndolo, cambiando nuestro comportamiento y dejando de ser jalabolas.

Cada vez que un político pida tu voto, ponle tus condiciones, explica claramente tus necesidades y que se comprometa por escrito; si no hace su trabajo, debe ser destituido y devolver todo lo que ha devengado, ya que no cumplió con el contrato. Tenemos que cambiar nuestra manera de ver a los servidores públicos, a los políticos que se eligen vía elecciones y a los que son designados por otros medios, todos ellos son empleados de la nación y tú eres parte de ella, tú eres accionista de esa empresa llamada país y tienes derecho a vetarle sus privilegios. Ellos están allí para servirte y tienes todo el derecho a exigirles que cumplan, punto. 

No me mal interpretes cuando te digo que debes dejar de ser un jala-bolas, me refiero a que no hay que rendirles pleitesía. En la campaña electoral van hasta tu barrio, se toman un café en una tasa sucia y comen en cualquier casa, pasan besando viejitos y levantando niños cagados; pero cuando ganan, no te dejan llegar a sus oficinas, no te paran bolas y tú de pendejo los aplaudes cuando llega al estadio o tratas como loco de darle la mano, si lo ves en algún espacio público, como si fuera un artista famoso, y te repito, no te para bolas y hasta te desprecia; y ese, es TU empleado.

No pretendo con esto que acabemos con la política, muy por el contrario, lo que propongo es acabar con la pésima calidad de la nuestra, exigiendo a los muchos políticos honestos que si hay (inclusive tu puedes ser uno de ellos), que propongan estos cambios, que se incluyan en nuestras leyes las limitaciones y compromisos que debe asumir quien administra el estado, que se reconozca que hay una responsabilidad que obliga a resarcir a la nación a aquellos que fracasen en sus actividades, que deben dar un paso al lado para que otros hombres y mujeres, preparados y de buena voluntad, se ocupen de esos asuntos. 

Hay países donde no se nota el gobierno, porque trabaja y no necesita hacer publicidad de lo que hace, porque el pueblo lo percibe. No les hace falta andar declarándolo a la prensa, sobre todo vainas básicas como educación, vialidad y salud; coño, esa es su obligación y la publicidad cuesta plata.

Personalmente, a mí no me importa qué sentido tenga la flecha que identifique al partido político o al gobernante. Izquierda, centro o derecha, esa vaina no existe. Simplemente hay comunistas y/o bandidos (que siempre han sido rancios) y demócratas. Gente que quiere echar adelante a su país y al mundo y otros que solo desean el poder para beneficios personales.

El famoso escritor Andrés Oppenheimer, en una entrevista que recién pude ver dice, “Mientras los latinoamericanos estamos obsesionados por el pasado y guiados por la ideología, los asiáticos están obsesionados por el futuro, guiados por el pragmatismo”. Esas son palabras muy ciertas, mientras en China solo hay imágenes de Mao en una plaza y en los museos, a nosotros nos lo tienen clavado con las imágenes de Bolívar, Santander y hasta del che (minúscula a propósito), ni hablar las de mi país. En otras palabras, nosotros vivimos pegados al retrovisor, por eso no salimos de un accidente.

Si quieres que tu país progrese, mira hacia adelante, organízate, exige y elimina los privilegios a quienes no los merecen. Mientras no lo hagas, en lugar de un ciudadano que merece ser servido por el estado, seguirás siendo un simple vasallo y para colmo, un jala-bolas. 


Eduardo J. León Hernández

Barranquilla
Noviembre 11, 2.017

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