lunes, 13 de marzo de 2017

LA TRANSFIGURACIÓN y ESCUCHAR


Según la real academia de la lengua española, transfigurar es cambiar la forma o el aspecto de alguien o algo, es modificar como se ve ese algo o alguien ante los ojos de los demás. Eso es lo que nos cuenta la palabra que Jesús hizo frente a tres de sus más cercanos apóstoles en el monte Tabor. Pero me preguntaba yo releyendo esa palabra, es el aspecto externo lo que Jesús quiso mostrar? Creo que no, creo que la intención de ese evento fue otra.

Lucas, Marcos y Mateo, cuentan que Jesús se volvió resplandeciente, se iluminó, por decirlo de otra forma, pero su rostro siguió siendo el mismo, ese acto hizo énfasis en mostrar su pureza. Además, es en ese momento, donde se produce la segunda Teofanía que nos relata la biblia, Dios dice, al final de su corto mensaje, “escúchenlo”.

Se perciben entonces dos cosas, un cambio de aspecto, donde se presenta la pureza, la transparencia, el resplandor, la luz, que es a lo que estamos llamados a ser. Quien es puro y transparente no miente, no tiene nada que esconder. La mentira es el más grande defecto del hombre, si no existiera la mentira, el mundo sería otra cosa. Aquí Dios también nos llama a escuchar a Jesús, a pararle a su palabra, lo reúne nada más y nada menos que con Moisés y Elías, los grandes representantes del antiguo testamento, dándole la continuidad, justo en ese momento, a la historia bíblica, siendo Jesús el conector y quien continúa llevando la palabra de Dios. Por eso el mismo Dios se hace presente y nos invita, de viva voz a escucharlo.

Juntando estos dos aspectos de la transfiguración y escuchar, nos debe llevar a tomar esa decisión de cambiar nuestro aspecto, no nuestro rostro, es cambiar por dentro, esa modificación, que es en buena parte una decisión personal, instantáneamente nos hace lucir alegres y luminosos por fuera. Quien es verdaderamente libre, luce feliz y alegre, refleja paz y tranquilidad y ese es el rostro que  Dios quiere que tengamos. Y para lograr esa transfiguración, ese cambio, esa modificación del ser y del parecer, debemos escuchar la palabra de Dios, leerla, entenderla, saborearla, estudiarla, cerrar los ojos y tratar de escuchar a Dios, quien de verdad nos habla por medio de todas esas líneas que nos entregó el propio Jesús, por medio de los apóstoles, pero también a través de todos los profetas anteriores, que nos legaron los escritos que complementan el plan de Dios.    

Transfigurar, cambiar, mejorar, ser transparentes, no mentir, escuchando, entendiendo, imitando y obedeciendo la palabra, es el único camino para cambiar para bien, a cada uno de nosotros, es la única forma de transformar este mundo.

Eduardo J. León Hernández

Marzo 13, 2.017

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