sábado, 22 de abril de 2017

ARSENIO, ALBERTINA Y OTROS


Este escrito de hoy es algo muy, pero muy personal, trataré de hacer un pequeño resumen, para que quienes no conozcan a los personajes lo entiendan.

El primer nombrado, es alguien que me conoce, creo que desde que nací, ya hace un poquito más cincuenta años, fue un gran referente para mí. En momentos familiares difíciles, conté con su apoyo incondicional y eso se lo agradeceré, hoy y siempre. En mi casa siempre vimos a Arsenio como un tío, hay cosas mucho más íntimas que lo unen con mi familia, pero este no es el terreno, ni el tema. Él siempre leyó mucho, es muy instruido, no se le puede negar, pero era fanático de josé vicente rangel (los nombres de estos gérmenes siempre se escriben en minúscula) y creo que se quedó pegado allí.

La segunda, una entrañable amiga de la casa, otra hermana para mi mamá. Mujer muy simpática y agradable, buena madre, tan buena que algunos de sus hijos se aprovechaban (algunos aun lo hacen) de su bondad, excepto Gerardo, él siempre ha sido diferente, de muy buen corazón.

Pero a estas dos personas respetadas y muy queridas por todos nosotros, les ocurrió una desgracia, como a muchos venezolanos, votaron por chavez. Lo grave es que además se enfermaron, fueron poseídos por ese engendro, yo no encuentro otra explicación; les aplicaron una vaina, como una bacteria y los queremos salvar, aun no hemos conseguido la cura, pero estamos en eso. 

Arsenio empezó tímidamente acercándose a esta gente, reconozco que no lo hizo por reales, nunca ha sido un hombre rico, ni tampoco ostentoso, aunque le encantaban los dólares, les cuento. A pesar de su bajo sueldo, buscaba ahorrar en moneda gringa (hombre sabio), guardaba al menos un poquito, porque como le gustaba un buen zapato, sobre todo un Florsheim. Él no tenía como, pero se los compraba. Tete, como le decimos sus cercanos, odia al imperio, pero como le gustan las vainas de allá.

Recientemente me enteré de un detalle, ya conocía muchos otros, como el de andar con los atorrantes círculos bolivarianos y malandros, que no dudo esté comandando, yo mismo lo vi y escuché dar indicaciones para joder a los opositores en las elecciones del 2.013, incluyéndome; gracias a Dios nunca lo intentaron, él no es pendejo, sabe con quién se mete. Tete en estos días se equivocó de nuevo y de manera garrafal. Se metió con una sobrina asimilada en la familia, alguien a quien queremos mucho y trató de evitar que ella recibiera la comida que el desgobierno controla. 

Este evento ya me obliga a deslindarme de él y por escrito, ahora si terminé de perderle el respeto; quien carajo te crees Arsenio, para atacar de esa forma a una jovencita, solo por el solo hecho de no ser chavista, era como la pajita que faltaba. No puedo más que llamarte cobarde, eso es despreciable, Vanessa tiene una niña pequeña que necesita comer. Impedir que ella reciba esa “bolsita” es inhumano, ya el hecho de tener que vivir de una miseria es denigrante. Tú, ya pasaste la raya, no eres más que un escupío, como dice alguien de mi pueblo. 

Albertina, ay Albertina, es el caso opuesto. La pobre ya no sabe a dónde va, ni quien realmente es. Pelando bolas hace las colas, habidas y por haber (me salió en verso), para comprar las migajas que “su” gobierno le ofrece y hacer eso en Maracaibo, bajo ese inclemente sol, no es cualquier pendejada. No tiene argumentos para defender su actitud, aparte de que su difunto marido era chavista, no hay una verdadera y real razón para mantener esa posición política; pero allí está, siguiendo como un zombi a esa ralea. 

Hace poco mi madre, quien tiene a un hijo (yo), tres nietas y tres bisnietos fuera de Venezuela, al último que nació apenas lo conoce por fotos, le dijo a Albertina, de manera muy decente pero firme lo siguiente: 

“Hasta cuando tú sigues a esa gente, hasta cuando te calas esta vaina? Por gente como tú es que se mantienen mandando, destruyendo al país, obligando a muchos a irse” (realmente mi madre le debió haber dicho algunas groserías, pero yo no la voy a rayar). 

Ella le contestó: “Pero Iris, nosotras no podemos pelear, somos como familia”. Y allí vino el carajazo.

“Precisamente eso es, lo que por culpa de gente como tú, ya no tengo aquí, a mi familia”. Con esas palabras Iris le replicó. Me cuentan que mi madre realmente terminó esa frase con una palabra muy extraña para su boca, no la escribo, porque nadie que la conoce creería que ella la dijo.

Así como Arsenio y Albertina, hay varios, hay más, gente muy, pero muy cercana, primitos del alma, que aun habiendo estado a punto de morir, por no conseguir medicinas, ni servicios médicos, ni un carajo y sabiendo que sus familiares “opositores” fueron quienes les salvaron, aún siguen con su corazón entreverao, metido en el closet rojo, medio escondido, pero votando suficiente sangre como para identificarlos. Aún siguen apoyando a esta dictadura.

Todos ellos son venezolanos, que también necesitan vivir, como se vivía antes, en paz y con comida, con problemas si, pero con libertad, con oportunidades. Necesitan vivir mucho mejor que antes y lo van a hacer, el tiempo que Dios decida; espero que pronto rectifiquen su actitud. 

No soy quien para juzgarlos, solo muestro los hechos, esas verdades que son mías, esas razones cercanas y que me duelen mucho. Esas bofetadas, como elegantemente cubren en las novelas a los coñazos que a uno le dan en la cara, que me han pegado con su comportamiento, esos seres a quienes yo tanto quiero.

El cambio está próximo, Dios con nosotros, nadie puede vencernos. Seguiré orando por ustedes, algún día aparecerá la cura a ese mal del que padecen, esa bacteria que los carcome, estamos en eso. 


Eduardo J. León Hernández
Abril 21, 2.017



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