Según la historia escrita o en
jeroglíficos, el hombre ha utilizado armas. En principio para cazar,
básicamente con piedras y palos (ven que viejo es el Rock and Roll), luego
modificando esas mismas piedras y palos, dándole filos y longitudes, creando
lanzas, arcos, flechas, lanza-piedras, etc.
Con el descubrimiento de los metales y
su modificación utilizando el fuego, aparecieron cuchillos, espadas, dagas y
otras armas metálicas. Y finalmente, no porque sean el último modelo, sino
porque son las que nos ocupan, aparecen las armas de fuego, con el
“descubrimiento” de la pólvora. Mosquetes, rifles, revólveres, pistolas,
escopetas, fusiles, cañones, granadas y pare usted de contar la cantidad de
modelos, variedades y calibres de armas de este tipo que hoy día tenemos.
Pero, para que este recuento histórico?
Sencillamente para ver como un instrumento que en principio le sirvió al hombre
para cazar y vivir, hoy día se usa, principalmente para amedrentar y matar.
Usar un arma es algo muy complicado, aunque
parece fácil, solo apuntar, apretar un gatillo y ya, a una velocidad descomunal,
sale un pedazo de metal capaz de cegar una vida en fracciones de segundos. En
eso ultimo está la complicación, que ser humano tiene el derecho de quitarle la
vida a otro?. Según las Santas Escrituras y los Mandamientos Divinos, nadie.
Según las leyes del hombre, que podríamos describir como: Aquel que defiende la
vida de los “buenos” y sus propiedades, de manera de evitar que los “malos”
atenten contra ella. Ahora, quien es bueno y quien es malo, difícil de
contestar no? Esa la dejo para ustedes, yo voy a ocuparme de quien, por su
criterio, experiencia y capacidad, puede portar un arma y utilizarla según las
leyes del hombre.
No soy policía, ni militar, no tengo
estudios especializados en el uso de las armas. Mi experiencia es en su uso
deportivo y lo aprendido en galerías de tiro. Si tengo en mi haber algunos cursos
especiales para civiles, recibidos de personas entrenadas para tal fin, donde intentaron
enseñarme, además de las técnicas necesarias para usar un arma con seguridad,
como pensar y actuar a la hora que toca sacarla; esto último es lo más difícil
de aprender. Además de muchas historias, anécdotas y vivencias propias que han
compartido conmigo, algunos familiares y amigos, que son o han sido parte de
los cuerpos policiales y militares, lo que me permite conocer algo del tema.
Recuerdo que cuando yo me case por el
civil, tenía solo 20 años. Si, era un muchacho y mis padres firmaron para autorizarme.
Nuestras leyes consideran que una persona a esa edad no puede dar ese paso, sin
un tutor que lo apruebe, ya que el legislador piensa que un hombre, a esa edad
es un muchacho, es alguien que aun está, como diría mi mamá, como un plátano sorocho,
ni verde ni maduro, no está preparado para dar ese paso, ni para muchos otros.
Hoy me pregunto, está preparado para
portar un arma un muchacho de 19, 21 o 22 años? Que capacidad de decisión y que
adiestramiento tiene una persona de esa edad para saber cómo, cuando, donde y
sobre todo contra quien usar un arma?. Pero no cualquier arma, sino armas de
alta potencia, no son palos y piedras que aturden, usan balas especiales, que
irreductiblemente hacen muchísimo daño, completamente irreversible y que no
identifican ni a buenos ni a malos, cuando llegan a sus cuerpos.
Que experiencia tienen unos muchachos
que apenas han entrado a las fuerzas armadas, con una instrucción básica, que
no están adiestrados para actuar en áreas pobladas, ni en el manejo de
situaciones tan delicadas como la del control ciudadano. Sencillamente, son más
peligrosos afuera, que dentro del cuartel. Ya tenemos bastante con que nos
maten los malandros y los policías, para que ahora nos maten los militares.
Ojo
con el Plan Patria Segura, miren las caras de niños de quienes están hoy en la
calle.
Lo que acaba de ocurrir en el estado
Falcón, es que unos muchachos utilizando armas de alto calibre, mal dirigidos
por alguien que es demasiado incapaz y tal vez mas inmaduro que ellos, o simplemente
demasiado sangriento en su pensar y actuar, que dio la orden de disparar sin
preguntar, o no pudo evitar que lo hicieran, con un horrible resultado: Dos de
las buenas muertas y otras dos más heridas.Una mujer joven, con toda una vida por
delante y una niña que empezaba a ver los colores de la vida.
Quedan detrás
otra jovencita, que si un milagro salva su vida, como mínimo perderá un ojo;
otra con heridas físicas menores, pero con el terror para siempre en su mente,
luego de haber vivido esa masacre y por ultimo un padre con una familia
destruida, perdida, destrozada, sin dos seres queridos y con otros dos, que al
igual que él, tal vez nunca se recuperen. Pido al señor por los que están vivos
y por el resto de su familia, para que tengan fortaleza y pueden tener consuelo
en Él y por las dos que se fueron, colócalas Señor en tu regazo, ahora que
están junto a ti en el cielo.
Ya no son solo los malandros, los
ladrones y los asesinos, los malos pues, ahora también son los que defienden a
los buenos, pero que se “equivocaron”. Dice el gobierno, les aplicaremos todo
el peso de la Ley !
No politicen este evento, ya que es un
caso aislado, un accidente! Les parece una respuesta correcta, no deberíamos
hacer algo? No me pregunten que, yo tampoco lo sé, solo intento con esto que despertemos
y que desde nuestro lugar, actuemos. Aquí como siempre, pagaran los pendejos,
los muchachos sin experiencia, quienes también quedarán marcados y nosotros
seguiremos en riesgo.
No es la primera vez que esto ocurre,
dirán algunos, seguro que no será la última. Lo difícil es saber a quién le
tocará en la próxima. Cuídense, nadie está a salvo en esta locura de país, esta
triste historia se puede repetir con alguno de nosotros, sencillamente, te
puede tocar a ti. Que Dios nos proteja a todos de los malos y de los que
defienden a los buenos también, sobre todo de los sorochos.
Eduardo J. León Hernández
Julio 08, 2013
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